Recuerda además que con su madre recogían moras, guayabas, higos. Eran canastadas llenas de higos las que se recogían. Todavía tienen de esa época una mata de higos, de la misma semilla que tenía la mama. Los higos al igual que hoy, se usaban para hacer dulces y para consumirlos frescos ya maduros. Su madre también hacia arepas, todo eso para llevar a vender al pueblo de Rionegro en el mercado. Comenta doña María del Rosario que casi todos los productos que cosechaban estaban destinados para ser utilizados como alimento. Con el aguacate maduro, hacen guacamole, con la guayaba jugos y dulces, con el maíz, las arepas y muchas cosas más, como tortas. Con el cilantro para los fritos. Todo lo que siembran y cosechan les es de utilidad. "Yo aquí siembro de todo lo que consigo. También lo hago en cualquier época del año, pero el maíz, si procuro sembrarlo en la menguante, porque el maíz crece más bajito, no se va a "machorriar", o sea que no crece como un varillon, además crece más rápido y da muy buena mazorca. En cambio, las otras plantas, si las siembro en cualquier tiempo". En la casa de Doña María del Rosario se puede observar una gran diversidad de especies vegetales que conforman su jardín. En cuanto al jardín doméstico, Doña María del rosario dice que lo retoca, esto es lo poda y fertiliza, en la menguante. Para lograr esta diversidad vegetal, ella nos comenta que hace semilleros permanentemente. Sus plantas son propagadas en su mayoría por ella misma, otras son compradas, otras se las regalan de otras muchas partes. Por doquier se pueden ver plantas ornamentales, mezcladas con aromáticas y medicinales. También se ven árboles frutales y alguna que otra especie nativa. Cuenta que "cuando se me acaba una mata, inmediatamente siembro la otra". Considera que para que estén bien bonitas y esbeltas "se les debe prodigar mucho amor". Por eso pone mucho amor a todo lo que hace. Es feliz trayendo plantas que no tiene en su parcela. Recuerda que "A veces me dicen, usted para que se va a llevar esa planta que es de clima caliente y no le va a pegar. Yo les contesto, a mí me pega y me la llevo". Precisamente por esa habilidad para aclimatar las plantas podemos ver en su pequeña finca especies que no son propiamente de clima frio. Entre las plantas que sobresalen por su porte y distinción están por ejemplo, la papaya, mango matasano el zapote y el coco muy propias de los climas calentanos. Doña María del Rosario cuenta que "cuando yo vine a esta finca solamente estaban este aguacate criollo y el árbol de limas, todos los demás arbolitos los he ido sembrando yo a través del tiempo. Hace más 8 años que vivo aquí y mire como los tengo. En el campo uno aprende a llevar una vida muy natural. Yo me levanto todos los días a las 4 de la mañana a despachar a mi hijo, luego sigo con mis labores de la huerta, hasta que es hora del desayuno a eso de las 8:30 a 9.00 de la mañana. Luego sigo con las labores de la casa. En la tarde continuo con las tareas del campo. En la nochecita comemos y a las 9:00 de la noche nos acostamos. Para mí es sagrado madrugar y acostarme temprano, no trasnochar. A todos nuestros hijos les hemos enseñado el amor por el campo. Desde los 4 años ellos nos acompañan, ellos trabajan siempre junto con nosotros. Pero sobre todo Carlitos. A todos ellos les gusta mucho el campo. Ellos ordeñan vacas, labor que aprendieron con el papá. Carlos desde niño le encanta los conejos. Por eso lo vemos ahí con su cría de conejos. También le gustan los pollitos, las frutas, todo". 78