REMINISCENCIAS DEL CULTO SOLAR EN EUSKAL HERRIA Por María Martínez Pisón Eguzki (Egozki, Iguzki, Iruzki, Iduzki, Iuski, Ekheri o Ekhi, en otros dialectos) es la diosa sol en la mitología vasca. En algunas regiones utilizan este término para referirse exclusivamente a la luz solar, reservando “eguzkibegi” (ojo del sol) para el astro en sí mismo. Según las leyendas más antiguas, esta divinidad es la hija pequeña de Amalur (Madre Tierra) y hermana de Ilargi (Luna). En versiones más modernas, se dice que es hija de Mari, matriarca de los vascos y encarnación del poder creador-destructor de la naturaleza. De acuerdo con los mitos cosmogónicos vascos, en el principio de los tiempos la oscuridad, personificada en Gaueko, reinaba en el mundo. Los humanos imploraron a Amalur (en otras variantes, a Mari) que les ayudara a defenderse de las criaturas y espíritus de la noche, que amenazaban su integridad y comprometían su bienestar. La Dama escuchó sus ruegos y creó a Ilargi. No obstante, su delicada luz no fue suficiente para contener a las almas de los muertos y las entidades mágicas, que pronto se acostumbraron a ella. De nuevo, la humanidad suplicó a su gran madre y ésta engendró a Eguzki, dando lugar a su vez al día. Luego les entregó el “eguzkilore” (carlina acaulis) como amuleto de protección contra los malos espíritus, los genios de las enfermedades y los/as brujos/as. Así pues, el universo quedó divido en dos grandes reinos: el gobernado por Eguzki y habitado por los seres diurnos (entre ellos, los humanos); el regentado por Gaueko y los seres mágicos (difuntos, espíritus maléficos, genios, duendes y brujos/as). De ahí surge el famoso proverbio: “eguna egunezkoarentzat eta gaua gauezkoarentzat” (el día es para los del día; la noche, para los de la noche). En consecuencia, los seres humanos quedan bajo la salvaguarda de Eguzki durante el día, pero deben permanecer en sus casas durante la noche, protegidos por los muros del edificio, el poder del fuego del hogar y el amparo de los amuletos. Si salen tras ponerse el sol y realizan ciertas acciones que atraen negativamente la atención de los espíritus de la noche, pueden sufrir distintas calamidades y, en el peor de los casos, desaparecer para siempre o encontrar la muerte.
ANTROPOLOGÍA y TRADICIONES POPULARES
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