LCA 81 AGO 2018 >>
Tejos Ramón Luis Álvarez Arbesú / Investigador del INDUROT de la Universidad de Oviedo
Un caso de envenenamiento con tejo ocurrió hace poco en Asturias. Revisando bibliografía, el hecho es que no es un caso único ya que hay descritas muertes de adultos que fallecieron tras tomar una infusión de hojas de tejo. Resulta que las toxinas se absorben rápidamente y la muerte se produce tan súbitamente que no se manifiesta ningún tipo de síntoma previo a la muerte.
El tejo, que en Inglaterra es conocido como árbol de la muerte (aunque es probable que tal nombre esté causado por su cercanía a los cementerios), contiene un coctel de alcaloides en las hojas, las semillas y la corteza. El árbol es tóxico en prácticamente su totalidad hasta el punto que las hojas o ramitas caídas al suelo son tan tóxicas –o más- como las que aún permanecen en el árbol. La dosis letal para un humano adulto medio se consigue con una infusión de 50-100 gr. de hojas. Como se puede observar, el margen de variación (un 100% de diferencia) es grande y el dato no es muy preciso. A mayor abundamiento en el margen de error, la toxicidad de la planta es superior en invierno e inferior en verano y; las hojas secas, como indicaba antes, se tienen por más activas que las frescas. Entre la bibliografía consultada, incluso se cita la presencia de taxina en la carne y en la leche de animales envenenados, siendo tóxico en ambos casos el consumo por parte humana. Entiéndase, parece obvio, que se tratará de animales sacrificados para consumo humano de carne y de vivos a los que se ordeña. Esta toxicidad tiene su importancia para aquellas ganaderías de leche que tienen pastos en los que hay tejo. En el caso de un niño, la ingesta de unas pocas hojas puede hacer que enferme severamente o incluso puede resultar mortal. En la revista Anales Españoles de Pediatría (1998;49:211), médicos de la sección de Pediatría del Hospital asturiano del Narcéa, presentaron dos casos de probable intoxicación con tejo en niños. La explicación dada fue que para retener la humedad estaban colocadas unas cortezas de pino (altamente absorbentes) alrededor del tronco del tejo. Los niños jugaron y manipularon dichas cortezas y luego comieron fruta sin lavarse las manos. 30