CAOS ENERGÉTICO Y SU IMPACTO EN LAS MUJERES
Foto: Tendedero “Trapos Sucios de Luma” de Mujeres contra LUMA
L
a gente está hasta la coronilla y así lo demostraron en la Marcha contra LUMA el pasado viernes 15 de octubre. La incertidumbre y agobio diario con el servicio de energía eléctrica son las sensaciones que prevalecen en los hogares, en instituciones hospitalarias, educativas, en las empresas y comercios. De la crisis energética sufrida por años pasamos al caos general de hoy, caos que ha generado gran indignación. La crisis energética en Puerto Rico la vivimos hace mucho tiempo; podemos ubicar sus orígenes desde fines del siglo pasado, pero se hizo más evidente durante la administración de Pedro Rosselló, cuando iniciaron procesos de privatización usando carbón y gas natural para generar cerca de un 30% de la energía. Los factores principales de la crisis han sido la desatención y abandono deliberado del mantenimiento de la infraestructura del sistema eléctrico, la alta politización de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), los sueldos escandalosos de sus directores y miembros de la Junta de Gobierno con sus consiguientes pensiones al salir de esas posiciones. Se suman la corrupción, la dependencia en el uso de combustibles fósiles para la generación, sujetos a los vaivenes de los precios del mercado. Con este cuadro no es de extrañar el proceso de endeudamiento que llevó a la quiebra de esa agencia y a la receta privatizadora de las administraciones de los dos partidos mayoritarios que nos han gobernado.
El estado en que quedó el sistema después del Huracán María y el desastroso manejo de la entidad agudizaron la crisis. Quedó a la intemperie no sólo su fragilidad, sino también la madeja de corrupción y mal uso de fondos públicos con la contratación de la compañía fatula Whitefish y su pésimo desempeño. Esto último fue la tormenta perfecta que necesitaban los buitres internos de los dos partidos gobernantes y los de afuera para justificar ante el Pueblo la privatización de la AEE. En un proceso tras bastidores del País gestaron el Contrato con LUMA, sin vistas públicas y fue firmado el 22 de junio de 2020 durante la pandemia por la exgobernadora no electa, Wanda Vázquez Garced. Es un contrato de 15 años por $1,625 millones, más $309 en una cuota de incentivo, sin inversión por parte del privatizador, sin arriesgar nada y administrando $10,300 millones de fondos federales para reparar el sistema eléctrico. LUMA es una entidad creada recientemente por sus compañías matrices ATCO Ltd. (canadiense) y Quanta Services (de Texas), ambas de poca experiencia en la operación de sistemas eléctricos. Se denuncia que los más altos directivos de LUMA tienen salarios de más de $600 mil anuales, razón por la cual no han querido proveer la información que les han requerido la Legislatura de Puerto Rico y el Comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que investigan la crisis energética del país. La empresa extranjera asumió la operación de la transmisión y distribución del Mujeres en marcha edición especial OPMT 39 aniversario - 7
sistema eléctrico el 1ro de junio de este año. El caos que se anticipaba no se hizo esperar: apagones todas las semanas, explosión de una unidad en Monacillos, transformadores y casas incendiadas, fluctuaciones en el voltaje que afectan o causan la pérdida de los enseres domésticos y también de alimentos; personas enfermas o encamadas con la vida y salud amenazadas porque dependen de equipos eléctricos para su supervivencia. No solamente son impactadas las familias; también hospitales, escuelas y universidades que no pueden funcionar, comercios que no pueden operar con normalidad. Muchas comunidades han estado y están sin el servicio de agua por días y semanas porque el suplido del esencial líquido es por bombas que funcionan con electricidad. Encima de todo eso, hemos tenido cuatro aumentos en el costo de la luz en menos de un año, dos de ellos bajo LUMA, los cuales contribuyen a precarizar más nuestras vidas. En síntesis, vivimos el caos esperado en forma exponencial, que en poco tiempo ha puesto al descubierto la verdadera cara de la privatización. Nosotras, las mujeres, cargamos con el peso mayor de las consecuencias de la crisis. En Puerto Rico las mujeres son jefas de familia en el 42% de todos los hogares. De esta población, el 57% está bajo el índice de pobreza.1 La mayoría de las que no son jefas
1 Datos del US Census Bureau sigue en la página 8