No obstante, el que quizá podría considerarse el más extravagante gasto improductivo e “inútil” en el Cusco, fue relatado por Polo de Ondegardo 583. Refiere en efecto que a la plaza principal de la ciudad –o Amaruccancha 584–:
Mapa Nº 13
El Cusco, destino final de los excedentes
le sacaron la tierra propia y se llevó a todas partes por cosa de gran estima, y la llenaron de arena de la costa del mar como hasta dos palmos y medio [de altura]... Esa exquicitez –para llamarla de alguna manera–, requirió sin duda de un enorme despliegue de fuerzas, como en su tiempo señaló el propio cronista. Asumiendo que la plaza tenía una hectárea, debió pues transportarse tanto como 15 000 toneladas de arena. O, si se prefiere, debió movilizarse tanto como 430 mil llamas llevando arena desde la costa, y partiendo luego a repartir la “apreciada” tierra de la plaza a diversos confines del imperio. Debió ser pues, además, costosísima la extravagancia.
Centralismo por antonomasia
El Cusco se convirtió en el centro que absorbió todos los aportes económicos del imperio –dice categóricamente Emilio Choy 585–. Mas el cronista Pedro Cieza de León 586, como ninguno otro, expresó en breves líneas la que quizá es la mejor síntesis de la centralización de la riqueza que alcanzaron a observar los primeros conquistadores españoles: ...en ninguna parte de este reino del Perú se halló forma de ciudad con noble ornamento si no fue este Cuzco (...), las demás provincias de las Indias son poblaciones.
Cusco
Si hay algunos pueblos, no tienen traza ni orden ni cosa (...) que se haya de loar... En este contexto corresponde hacer la siguiente atingencia. Habíamos visto que, según parece razonable y consistente, de la producción agrícola y pecuaria, los hatunrunas pagaron durante el Imperio Inka una contribución que no era muy distinta de la que habrían aportado en sus naciones antes de caer bajo la hegemonía del pueblo inka. Sólo con las restantes formas de tributo su aporte al imperio habría resultado significativamente más alto. En términos de tributación, entonces, la diferencia más saltante no habría sido tanto cuantitativa como cualitativa: la “descentralización” de hecho, observada en los períodos históricos precedentes, dio paso durante el imperio a la más exacerbada y absoluta “centralización”. Porque en efecto, bajo el Imperio Inka, el uso de casi el íntegro de los tributos se decidió en el Cusco; y, también, casi el íntegro de los recursos capitalizados
TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte • Alfonso Klauer
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