Los cañete –recordémoslo una vez más–, sucumbieron también ante la alianza tácita de sus ambiciosos vecinos de Chincha con el ejército imperial.
Cañete y Chimú: una gran lección de la historia Al comenzar el siglo XV, cuando en el sur cordillerano se inició la expansión imperial inka, en la costa norte el Imperio Chimú había logrado alcanzar la que llegó a ser su máxima expansión territorial. Sus predios, sobre 15 valles costeños, abarcaban desde Tumbes hasta parte del territorio norte del pueblo lima. Los 150 000 Km2 de sus dominios albergaban una población de probablemente 3 millones de personas 202, y una riqueza agrícola y metalúrgica inestimable. El padre Miguel Cabello Balboa, recogió en sus crónicas que la conquista inka del Imperio Chimú se habría concretado hacia 1462 dC –es decir, sólo 70 años antes de la conquista española 203–. Barraclough 204, a partir de otras fuentes, señala en cambio que habría ocurrido en 1476. De haber sido en la primera fecha, correspondió a la última década del gobierno de Pachacútec, pero durante la cual el principal estratega militar fue su hijo Túpac Yupanqui. Y de haberse dado en la segunda fecha, fue pues durante el primer lustro del gobierno de éste último. Pero en todo caso, 24 o 38 años, después de haberse iniciado la hegemonía inka en los Andes. Parece evidente entonces que, antes de lanzarse a la que a la postre fue su más grande e importante conquista, los estrategas inkas habrían reunido información suficiente
y confiable en relación con el Imperio Chimú. No sólo pues militar y política, sino entre otras, en referencia la riqueza de que estaba rodeada la élite chimú. Y parece evidente también, entonces, que prepararon adecuadamente los planes para capturar el “enorme botín llevado al Cuzco” 205 , que –según debieron ser muy concientes– habría de cambiar sus vidas. Al respecto Cabello Balboa indica 206: Del oro y plata que [el Inka] trajo de ese viaje, mandó hacer (...) la estatua del Sol y la de Ticciviracocha y la de Mama Ocllo (...) y también se hizo la cinta de oro que estaba en [el templo de] Koricancha, y quedó otra mucha hacienda en [el] erario (...) con que se hizo el Cuzco tan rico... Muchos historiadores comparten la idea de que la élite imperial inka cambió radicalmente algunos de sus usos y costumbres al entrar en contacto con la élite chimú. Aquélla habría abandonado su rusticidad y asumido el lujo y suntuosidad, y la magnificencia que vieron y aprendieron de ésta 207. No obstante, aceptando dicha propuesta, queda todavía pendiente de sólida respuesta una pregunta importante –que por lo general ha obviado de enfrentar la historiografía tradicional: a) ¿el que resultó el gigantesco botín chimú fue un hallazgo inesperado para los estrategas inkas? b) ¿O, por el contrario –y como postulamos–, a sabiendas de su existencia, y del uso que podrían darle, se prepararon paciente y convenientemente para conquistarlo? Tiempo hacía que la conquista de ese territorio estaba en los planes guerreros de los
TAHUANTINSUYO: El cóndor herido de muerte • Alfonso Klauer
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