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javier traité
estuviera tirando un farol…, maldita sea, imagínate que ambos progenitores dicen que sí, que lo partan. ¿Qué haces? ¿Quedas como un fullero o sacas el hacha y te lías a hacer el psicópata? Inquietantes cuestiones, sin embargo, resueltas con alegría en este divertido texto que es la Biblia. Siguen una ristra de libros que casi nadie se ha leído, los delirios psicotrópicos de los Profetas, con cantidad de visiones desquiciadas de gente pasadísima y mucha más paja de relleno. Y así pasan las generaciones, y los siglos, y los reyes israelitas, que viven cientos de años (para que digan de las condiciones de vida de entonces…), hasta llegar a los días del Nuevo Testamento. La Buena Nueva El Nuevo Testamento —en adelante NT— es una segunda parte sorprendente. Me la tomo un poco como la película El protegido, de M. Night Shyamalan. Después de El sexto sentido se esperaba que su nueva película estuviera llena de muertos e inquietante misterio, y en cambio nos encontramos con algo radicalmente diferente. Y diferente no significa, ni muchísimo menos, malo, aunque al principio cueste de tragar. La clave está en que el NT es mucho más light que el Antiguo. Apenas queda nada de toda esa muerte, traición, infidelidad, incesto, masturbaciones y cólera divina que recorren el AT (como momentos dramáticos, solo encontramos la matanza de niños que perpetra el chiflado de Herodes, la crucifixión y el Apocalipsis). El protagonista del NT es Jesucristo, cuya vida se nos cuenta cuatro veces en los cuatro Evangelios, para que se nos quede bien la copla. Tres de ellos, los de Mateo, Marcos y Lucas, son esencialmente idénticos y se los conoce como evangelios sinópticos, que significa literalmente que se pueden «ver juntos», es decir, que, si los dispones en columnas, los puedes seguir a la vez, pues incluyen las mismas escenas. Parece ser que el primero fue Marcos y luego Mateo y Lucas se copiaron de él y, para que no se notase demasiado, copiaron también de otro texto que no nos ha llegado y que, muy misteriosamente, los eruditos denominan manuscrito Q, lo cual pone cachondísimos a los autores de thriller. En cuanto a Juan, también es posterior a Marcos, pero tuvo la decencia de no copiarlo.