CUCUTEÑOS EN EL EXTERIOR - 2021

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REVISTA CONTRALUZCUCUTA.CO

CUCUTEÑOS

EN EL EXTERIOR



PRESENTACIÓN

La idea de contactar a los cucuteños que viven lejos de casa, porque un día decidieron alzar vuelo para mejorar en lo profesional, personal, económico y familiar, es vieja. Surgió del interés por conocer cómo les ha ido a hombres y mujeres que cambiaron el confort del hogar por la aventura en tierras extrañas. Algunos partieron con la ilusión de estudiar, aprender y regresar con el título alcanzado en el exterior. Otros, marcharon convencidos de que al regresar traerán para la ciudad proyectos que la harán cambiar. Los demás, pusieron el objetivo en la meta de aprender otro idioma para defenderse en la vida.


La revista www.contraluzcucuta.co con el programa Cero Coronavirus, que nació a raíz de la pandemia y cumplió su ciclo en diciembre de 2020, presenta hoy a estos seres humanos que soñaron y dieron rienda suelta a lo planeado. Unos han regresado a Cúcuta y de nuevo viven felices acá. Otros, permanecen en ese país que eligieron o cambiaron de destino. En las entrevistas participaron Jorge Omar Pabón, Luis Jesús Botello, Omar Romero y Jaime Eliécer Calvache. La dirección estuvo a cargo de Rafael Antonio Pabón. Disfruten estas historias, porque son reales.


CONTENIDO ANGIE VERA - Rostov (Rusia) .......... 6

CÉSAR IBARRA - Leipzig (Alemania) .......... 13

FABIO ORTEGA - Santiago (Chile) .......... 18

GUILLERMO APONTE - Estocolmo (Suecia)...... 23

ISIDRO LIZARAZO - Surrey (Canadá) .......... 29

JESÚS LÁZARO Madrid (España) .......... 35

JOHANA BOLÍVAR - San Francisco (EE.UU.) ..... 42


GUSTAVO MORELLI - Luque (Paraguay .......... 47

JAIME YÁÑEZ - Miami (EE.UU.) .......... 52

JOHN VELASCO - Buenos Aires (Argentina) ...... 58

JOYCE ROMERO - Lugo (España) .......... 64

GASTÓN BERMÚDEZ - Caracas (Venezuela) ...... 69

JULIANA BONILLA - Adelaide (Australia) .......... 74

LILIANA RANGEL - Queens (EE.UU.) .......... 80

LORENIS MEJÍA - Londres (Inglaterra) .......... 85

JENNY CARRASCAL - Tomsk (Siberia - Rusia)... 91


ANGIE VERA Rostov (Rusia)

Al terminar bachillerato en el Instituto Técnico Mercedes Ábrego, Angie Natalia Vera Velásquez tenía 17 años y estaba segura de que viajaría al exterior para estudiar medicina. Eligió como destino a Rostov, al sur de Moscú. Allí, en la Universidad Central del Sur, encontró cupo para hacer realidad esos sueños de niña cucuteña.


Leonardo Vera y Nancy Velásquez saben de lo lejos que está su hija y procuran contactarla cada vez que pueden. Los separa ocho horas, lo que quiere decir que mientras acá en Cúcuta comienza a caer la noche, en esa localidad rusa despunta el amanecer. El 17 de marzo de 2020, cuando la pandemia se asomaba amenazante en el mundo, comenzó la aventura para esta joven, que desde siempre tuvo la idea de estudiar fuera del país. Había mirado opciones en Argentina, Estados Unidos, Alemania. Un día, Nancy, al ver la inquietud de la hija, le dijo ¿y por qué no en Rusia?’. La partida fue desde Bogotá y en Moscú aparecían los primeros casos de contagiados. Al llegar al aeropuerto fue sorprendida por voceros de la aerolínea que comunicaron la decisión de Rusia de cerrar el espacio aéreo. El vuelo contó con la fortuna de despegar, aunque en medio de la incomodidad que producen los retrasos. La escala en Panamá se eliminó y la nave siguió directo a Estambul (Turquía). De ahí continuó la ruta a Moscú. Al desembarcar se sometió a los chequeos de prevención y salió sin problemas de salud. Fueron los primeros dos días en tierra moscovita. En la maleta llevó chaquetas, bufandas y saquitos para protegerse del frío.


Rostov ‘es una de las ciudades más antiguas de Rusia e importante centro turístico del llamado anillo de oro. Está sobre las orillas del lago Nero, en el óblast de Yaroslavl’ (Wikipedia). Al poner los pies en esta localidad, Angie Natalia cumplió con la cuarentena establecida por las autoridades. Luego, vendría la adaptación al idioma, para lo que se inscribió en el curso de verano y lo cumplió. Y para completar, en septiembre empezó la preparatoria para el ingreso a la universidad. -Rostov es una ciudad pequeña, acogedora, chévere. Me parece muy bonita. Entre los primeros lugares que conoció, después de semanas de encierro, están los centros comerciales, visita infaltable; el río Don, los lagos, que es como ir a la playa acá en Colombia. Una extrañeza es la poca presencia de uniformados en las calles para imponer el orden. Las normas se aplican solas y con sobrada rigidez.


En el momento de mirar a los latinoamericanos, los rostovienses se dividen en dos bloques. Aquellos que hacen mala cara, no les tienen paciencia cuando quieren comunicarse en ese ruso recién aprendido y son mala clase. Para evitar estos choques la recomendación que le hicieron a Angie es hablar el idioma en los momentos que pueda para agarrar el ritmo al acento y corregir los fonemas que no maneja a la perfección.

Otros, en cambio, son comprensibles y les tienen paciencia. Especialmente, los jóvenes y más los que comparten el campus universitario. Esos, les explican y los hacen entender el idioma. Hasta se toman el tiempo necesario para que aprendan. También, está la opción de hablar en inglés para hacerse entender. La pandemia cambió mucho los planes con los que viajó Angie y le dio un viraje insospechado a la experiencia que viviría en tierras lejanas. Al principio no fue como lo tenía pensado.


Aunque entre lo positivo rescata que el complejo acuático lo tiene frente a la casa donde vive. Esto es bueno para continuar con la práctica de la natación, como lo hacía en la ahora distante Cúcuta. Medicina, la carrera escogida por Angie Natalia, exige seis años de estudio y la práctica va desde el segundo año, cuando se hace acompañamiento en el hospital para apreciar el trabajo y tomar nota. Una ventaja es que en los dos últimos años podrán escoger la especialidad de su gusto y tendrán énfasis en esa área. Al final del curso salen, incluso, con especialización. La atrae Medicina Interna, aun cuando esperará hacia donde la mueva el corazón luego de las rotaciones. -Lo de quedarme o devolverme para Colombia al terminar, no lo sé. Creo que eso se mide con los años. La verdad, me gustaría hacer uno que otro intercambio.


El conocer otras culturas la mueve a indagar sobre los convenios existentes con España, Alemania, o algún otro país. De lo que está segura es de que le gustaría mirar esas opciones y seguir el vuelo que emprendió a comienzos del 2020. Allá, en la lejanía, Angie extraña la comida cucuteña. La preparada en casa con amor materno o la que se consigue en la esquina del barrio en vitrinas. A la sopa le hace el quite y ha tenido que acostumbrarse al shawarma, ‘plato de la gastronomía de Medio Oriente que se prepara cortando finas rebanadas de carne, apiladas en forma de cono y asadas en un asador vertical. Originalmente se prepara con carne de cordero, pero hoy también se prepara con pollo, pavo, res o ternera’ (Wikipedia). A los amigos los piensa, mas no los echa tanto de menos por cuanto pueden comunicarse por las redes. En cuanto al clima, quizás, no le hace tanta falta el calorcito de la capital nortesantandereana, porque no es amante de esos sofocos.


En Rostov quedó sorprendida por la arquitectura anticuada, nada comparable con la de Moscú. Los edificios son antiguos y pequeños, en contraposición con el Rostov Arena, estadio construido para el Mundial de fútbol del 2018. En cambio, los centros comerciales son grandes y bonitos. La consentida de la casa voló, pero no hay mayores afanes en el hogar, porque desde pequeña los padres la enseñaron a ser independiente. Por eso no le ha pegado duro el separarse de la familia. La madurez ha sido una constante de vida desde los años de colegio, y sabe suplir las necesidades que aparezcan por el camino, así sean básicas. -No sé cuándo vaya a volver, si en un año, año y medio, dos años.


CÉSAR IBARRA Leipzig – Alemania

Los sueños, cuando se les pone empeño, se vuelven realidad tarde o temprano. Eso le ocurrió a César. Tenía a Alemania como el país donde podría cumplir esos anhelos de niño y de joven, y de pronto se vio instalado en Leipzip, en el noreste del estado de Sajonia.


Acá, en Cúcuta, tuvo la oportunidad de terminar el proyecto académico propuesto, la tecnología en entrenamiento deportivo en el Sena. El preparador físico del extinto Cúcuta Deportivo, Mauricio Rodríguez, fue el tutor en esa época de estudiante. El profesor, en la presentación delante de los aprendices, comentó la experiencia vivida en Leipzig mientras cursaba la especialización. César se interesó por el asunto, le caló la idea de viajar y pidió más información acerca de la localidad y del estudio. En respuesta encontró el desafío para que la buscara por su cuenta y la consiguió en Internet luego de horas de indagación. A la tercera postulación fue la vencida. Después de dos intentos fallidos no desistió en la idea y volvió a presentar la solicitud. Eureka. Lo aceptaron y comenzó a adquirir más conocimientos de los que tenía como meta acerca del fútbol. -Alemania fue un sueño. Un regalo de Dios.


César ha estado vinculado al fútbol desde aquellos tiempos en los que comenzaba a almacenar datos en la memoria. Primero fue jugador; ahora, desde la línea como técnico. En las dos etapas le ha sacado gusto y ha disfrutado de este deporte. La estadía en medio de los lipsienses la aprovecha para adquirir conocimientos, formarse de manera integral y alcanzar las metas trazadas para la vida. Por ejemplo, soñaba con ganar una​copa internacional con la camiseta rojinegra o llevar a Venezuela al Mundial de Fútbol, darle la primera estrella al Atlético Bucaramanga. Está apuntándole a objetivos que no se han conseguido. -Esos son mis objetivos y para eso hay que prepararse y muy bien en esto de la dirección técnica. César, por fortuna, no ha estado solo. A su lado asisten al curso alumnos de Brasil, Argentina, Bolivia, Paraguay, El Salvador, Honduras, México, Costa Rica, entre otros. Ahí han conocido la organización que impera en un país europeo y cómo la cultura se mueve en el ambiente de la disciplina.


Los ciudadanos acogen las medidas oficiales y las cumplen sin el menor reparo. Considera que ha sido una ventaja haber escogido esta ciudad, porque se han beneficiado de las costumbres alemanas y por el sistema de salud, al que califica como ‘muy bueno’. El compromiso con las normas es total, al punto que tratan de ‘tonto’ a quien por vivo irrespeta los semáforos y las cebras, a quien pretende dañar el tranvía o el metro. Estas medidas han confrontado a César. El pasaje en el tranvía de paga con anticipación y a conciencia. El primer día cayó en la trampa del desconocimiento y no cumplió con el pago. A la semana aprendió cómo funciona este sistema de transporte interno. -Eso es agradable para mí. Trato de distinguirme por cumplir las normas. Creo que el cumplimiento de las normas trae prosperidad y crecimiento para la sociedad.


Este sardinatense para nada es egoísta. Desde allá, quiere que sus paisanos conozcan este programa, que lo aprovechen y lo disfruten. Los beneficiados solo tienen que aportar el pasaje de ida y vuelta. Lo demás lo cubre la beca al ciento por ciento. Alimentación, hospedaje, seguro médico, subsidio económico para los gastos, están por cuenta de la universidad. En materia del idioma, cuentan en clase con traductora permanente. Maneja el español a la perfección y la temática tratada en las clases. La distancia en kilómetros y en horas (siete) no ha dejado que las costumbres familiares decaigan. César aprovecha la tecnología y por las plataformas digitales mantiene constante comunicación con los padres y la esposa para contarse, en doble vía, cómo pasan los días. -De Cúcuta extraño el entorno, la fraternidad, la ciudad. Todo.


En Sardinata disfrutaba del pueblo, los amigos, el río, la cancha. Después, cuando vivía en Cúcuta visitaba a los padres se quedaba en casa. No salía. Permanecía en cuarentena. Prefiere disfrutar las charlas caseras, actitud que le han valido reproches de los amigos, hasta tildarlo de agradado y creído. Desde Leipzip reprocha la actitud asumida por las administraciones municipales, al despreocuparse por fomentar el deporte. Recordó que en su época de jugador alcanzaban a reunirse en la cancha hasta 40 deportistas para disputar uno o varios partidos. Esa tradición pasó al olvido, permitiendo que el talento se desperdicie. Leipzip está construida en total armonía con la naturaleza. Los senderos naturales abundan en la ciudad. Los lipsienses conviven con la naturaleza de manera especial. Tienen río, lago artificial, playa. Y les gusta la cultura, respetar y que los respeten. -De Leipzip me llevaría para Cúcuta la tranquilidad, la seguridad y la convivencia armónica con el medio ambiente.


FABIO ORTEGA Santiago (Chile) La historia del viaje no surgió de un momento a otro. Fabio Ortega la había manejado con anterioridad, hasta cuando se le concretó. La planeación comenzó años atrás y tenía como destino un país en donde se hable inglés. Ese era el objetivo.


El refrán dice que quien compra la enjalma piensa distinto al que la va a usar. Así ocurrió en este caso. Cuando intentaba salir para dar rienda suelta a lo pensado, los inconvenientes surgían al instante. Quería alejarse de casa para vivir la experiencia solo, sin las ataduras del hogar, tomar responsabilidades que la familia asume y mantenerse con su esfuerzo laboral. -Como no me pude ir a un país donde hablaran inglés, decidí venir a Chile. La convivencia con los santiaguinos ha sido difícil por la condición de migrante. Los avatares de la economía local y la presencia de gente de diversa nacionalidad en ocasiones agravan la estadía. Fabio ha tenido que aferrarse al trabajo, no soltarlo, porque la situación se torna difícil, hasta el punto de quedar en la calle. Nada fácil para un cucuteño fuera de su tierra.


Fabio llegó a Chile con el diploma de contador público debajo del brazo. Antes de subirse al avión averiguó si podía convalidar el título para ejercer. Se sometió al proceso, cumplió los términos y sin mayores problemas se acreditó profesionalmente. Trabaja como analista contable, lo que considera una bendición ante las dificultades que otros han tenido para hallar un puesto laboral. Esa ha sido una de las grandes ventajas y le ha ido bien. El acento cucuteño, así lo delate, no lo ha metido en problemas. En todos los aspectos está satisfecho por lo vivido. Para evitar esos inconvenientes utilizó las redes sociales y el contacto con una colombiana que lo guio, lo orientó, lo instruyó sobre cómo actuar. Esa hada madrina lo aconsejó en lo cultural y legal para acoplarse a la vida en Santiago. -Lo que ella me explicó y me enseñó fue la herramienta básica y fundamental para acomodarme a la sociedad chilena.


Aunque no faltan aquellos que muestran rechazo por los extranjeros y asumen posiciones de resentimiento. Fabio prefiere no llamarlo xenofobia, pero qué otro calificativo podría tener si les da envidia por el triunfo de los foráneos, por el éxito alcanzado por los recién llegados y por el ascenso laboral de quienes hasta ahora pisan tierra austral. No ocultan los celos y la rabia. Fabio agradece a Dios por no haber tenido problemas en ese sentido. Por el contrario, destaca el trato que le han dado los chilenos con quienes ha socializado. Por eso no tiene quejas para con ellos. De lo que extraña enumera los partidos dominicales de fútbol. Imperdibles. También, la comida. Los alimentos de mayor consumo allá son el pan y la carne. Hacen muchos asados. Los domingos no ve por ningún lado sancocho, mute, hallacas, pasteles de garbanzo, empanadas de yuca. Solo pueden conseguirse en restaurantes con menú colombiano. Además, es costoso alimentarse cada semana en esos negocios. -De Santiago me llevaría el Metro para que lo pongan en Bogotá. Colombia no tiene nada que envidiarle a Chile.


GUILLERMO APONTE Estocolmo (Suecia)

Un día la familia Aponte Santos decidió empacar maletas y salir del país. La persecución política los llevó a tomar esa determinación. Luego, agregaron el deseo de buscar un mejor estilo de vida. Al llegar a suelo sueco pidieron asilo y lo obtuvieron pasado buen tiempo. De esto hace más de dos décadas.


Guillermo abandonó el estudio en el colegio La Salle, en Cúcuta, para emprender ese viaje a lo desconocido. El primer año en Estocolmo lo vivió como si correspondiera a lo irreal, a lo soñado despierto. Lo tomó como un periodo de vacaciones, porque no sentía que se quedaría por allá. Transcurrieron los primeros 12 meses. Estaba adaptado al país, a la ciudad, al sistema, a las costumbres. Y comenzó a entender lo que ocurría. Ese primer año no fue tan duro como lo esperaba, aunque al principio chocó con el idioma y la cultura diferente a la colombiana. Fue acostumbrándose a ese estilo de vida, poco a poco. Cuando empezó a estudiar la lengua madre y a hablarlo, notó el cambio en la manera de vivir. -Llega uno aquí y depende como uno acepte el país.


Hace un par de años, la población colombiana en Suecia sumaba 26.000. El gobierno apoya la inmigración y acepta sin resquemores a los latinos. Las diferencias se plantean en el orden religioso. El sueco es diplomático, no se mete en espacios ajenos. El sistema de vida es alto, la seguridad es buena, puede salirse a cualquier parte sin inconvenientes. Las ayudas son repartidas entre todo tipo de gente, la salud, las medicinas y la educación son gratis. Al llegar a Suecia lo alojaron en un apartamento o en lugares que se comparten con otros que aguardan que les den el visto bueno como migrante para luego recibir el reconocimiento de residentes y quedarse. De acuerdo con la edad se proporciona la ayuda para trabajar o estudiar. De esa manera ingresan al sistema de vida. En materia de vivienda, es más fácil conseguirla en ciudades pequeñas. La mayor dificultad está en Estocolmo.


Guillermo es ingeniero de sistema, egresado de la Universidad de Estocolmo, y trabaja en ese campo. Su pasatiempo es el baile y ha alcanzado reconocimiento, al tiempo que pasa los días entretenidos. La salsa y la bachata se han popularizado por ser bailes alegres. El sueco busca diferentes tipos de diversión y el baile ha destacado por el espíritu deportista de jóvenes y adultos, a los que les gusta estar moviéndose. En lugares específicos bailan y beben agua, mientras que en las discotecas latinas sí hay cerveza, ron, champaña y vino de por medio. Desde 1998, cuando Guillermo partió junto a la familia, solo ha vuelto a Colombia en el 2009. Estuvo en Bogotá y no alcanzó a acercarse a Cúcuta. -Me divido en dos. En las mañanas estoy con mis colegas suecos, y en las tardes tengo mi identidad latina.


Hace tiempo está desconectado de la capital de Norte de Santander. Pero no por eso ha perdido los recuerdos de La Salle. A algunos amigos de aula los tiene presentes, otros están en la nebulosa. Guarda imágenes vagas en la mente acerca de la ciudad. Por ahí aparece entre nubarrones el barrio Juana Paula. Para hacer una comparación positiva, en verano, Estocolmo, con el sol radiante, aparece espectacular. Así imagina todavía a Cúcuta, con el calor de siempre y el astro rey que quema la piel. Para Guillermo, las suecas son bonitas, pero les falta el espíritu emprendedor de las latinas. Las suecas carecen de ese cariño que abunda en las latinas. Las suecas son un poco secas, mientras las latinas son calurosas. No le ha ido mal con las mujeres nacidas en ese país. Procura no generalizar para evitar los estereotipos y las malas interpretaciones. -Creo que todo se da por la cultura. Ellos no lo ven mal, y en realidad no es nada malo.


Una corona sueca es igual a $ 445,81. Y para completar los ingresos mensuales, Guillermo abrió una escuela de música. Trabaja de 5:00 de la tarde a 9:00 de la noche. Enseña salsa, bachata y kizomba, género musical y baile que comenzó a componerse entre finales de los años 70 y principios de los 80 en Angola. En los primeros meses rompió las expectativas personales. La idea nació por sugerencia de algunos suecos que lo conocieron en la etapa de instructor en otra escuela. Ha sentido el apoyo de los alumnos y ha recibido energía positiva para continuar con el emprendimiento. Es un oficio alterno al trabajo principal. Es la realización del sueño propuesto cinco años atrás. Los ritmos no los llevó de Colombia, porque acá no daba un paso, era un palo. De pronto, apareció el amigo que lo convenció para que le tomara el gusto. Acató la sugerencia y desde entonces le ha ido bien. -Le estoy dando para ver cómo salen las clases.


ISIDRO LIZARAZO Surrey (Canadá)

En el 2007, Isidro Lizarazo no soportó una amenaza más y buscó protección para salir del país. El técnico en recursos naturales, egresado del Sena, agarró a la esposa y a los hijos y se marchó al norte de América. La desesperación provocada por las advertencias lo llevó a buscar refugio.


Para sobrevivir se instaló en Surrey, Canadá. La ciudad es pequeña, la población no supera los 600.000 habitantes. Es la segunda localidad más poblada de esa provincia canadiense. La diferencia horaria es de dos horas menos, allá. En otra época del año, de acuerdo con la estación, aumenta 60 minutos. Nunca pensó que algún día tendría que abandonar a Colombia, mucho menos al corregimiento Las Mercedes (Sardinata), donde siempre vivió y donde la familia quedó a la espera del regreso. Circunstancias de la vida lo obligaron a decidirse por el viaje antes que ser sacrificado en el pueblo natal. Desavenencias con las Farc pusieron en riesgo la vida de este hombre que solicitó ayuda al gobierno de Canadá. Presentó la solicitud, salió aprobado y preparó el equipaje para emprender esa carrera en procura de protegerse y salvaguardar a la familia. - No fue algo planeado, no fue algo que quería para cambiar de vida. Tuve que hacerlo obligado en el 99 %.


El 23 de agosto del 2007, pusieron pies en tierra norteamericana. Llegaron por la provincia de Quebec. Al pasar cuatro años, obtuvo la nacionalidad. Como no llevaba planeado nada, la vida se complicó. La mayor dificultad encontrada en el camino fue la comunicación. No hablaba francés. Y no faltó el Ángel de la Guarda que lo ayudó por ser paisanos de Las Mercedes. Esa mano tendida a buen tiempo le permitió despejar inconvenientes que comenzaban a mortificarlo. Durante dos años vivió en Quebec. En el primer año tuvo la oportunidad de disfrutar las estaciones y los cambios de clima. Y hasta conoció y gozó con la nieve. Nunca había tenido esa sensación. Solo la había visto en las películas gringas. Llegaron en pleno verano, parecido al calor cucuteño, lo que facilitó la adaptación. Por estar a orillas del mar Pacífico, las temperaturas en invierno bajan a -7 o -10 grados. Esa es de las dificultades con la que se encuentra la inmigrante.


Otras barreras las tienden el idioma y la nostalgia que se vive por la soledad, sobre todo al principio cuando no se conoce a nadie. En medio de esas molestias resurge un remanso, impulsado por el orgullo de colombiano, es la voz interior que grita ‘soy capaz’, ‘yo puedo’. Y comienza la etapa de la estabilidad, aunque no al ciento por ciento. Los Lizarazo Luna tienen dos hijos, José Fernando (24) y María Teresa (22). Ambos colombianos. Al hogar no llegó un canadiense. Los pelados no tuvieron complicaciones para acostumbrarse a ese nuevo mundo. La relación con niños en el parque les permitió adquirir conocimientos básicos del francés y al ingresar a clases tuvieron menos contratiempos. En cambio, para Isidro el aprendizaje del inglés fue una obligación. Así tendría mejor desempeño laboral, sin descartar que en algunas empresas los trabajadores hablan español. Recibía las órdenes en inglés y las trasmitía en español.


José Fernando fue a la universidad y se preparó en una carrera afín con el comercio internacional. María Teresa será pedagoga. El gobierno canadiense, a la llegada de los migrantes, los estudia para mirarles las condiciones futuras de vida en el país. A Isidro le dijeron que la familia, de cuatro integrantes, requería de ciertas condiciones económicas. Necesitaban el mínimo de comida y para pagar el arriendo. Ante esa situación le ofreció un auxilio económico, que puede cobrarse hasta cuando los hijos cumplan 21 años. Al principio recibió entre 300 y 400 dólares. Y a los esposos les daban 800 dólares. En contraprestación por el beneficio, debían aprender a hablar francés. -El Gobierno nos apoyó en todo. Mi primer y único trabajo en Quebec fue en limpieza en almacenes de cadena Al desplazarse a Surrey entró a la escuela para aprender inglés, laboró en construcción durante tres años, todos los días, y ordeñó vacas los fines de semana. Allí la vida es costosa.


Al sincerarse con el Gobierno perdió los beneficios económicos y continuó produciendo el diario por cuenta propia. Al desplazarse a Surrey entró a la escuela para aprender inglés, laboró en construcción durante tres años, todos los días, y ordeñó vacas los fines de semana. Al sincerarse con el Gobierno perdió los beneficios económicos y continuó produciendo el diario por cuenta propia. Allí la vida es costosa La suerte lo golpeó por cuenta de la esposa, que trabajaba en una compañía productora de pimientos. Trascurrieron tres años y se retiró para vincular a una empresa relacionada con la marihuana medicinal, pero por razones desconocidas cerró las puertas. Isidro quedó cesante. Tres meses después encontró a otra firma productora de cannabis, en esa oportunidad con fines recreativos.


JESÚS LÁZARO Madrid (España) Jesús Lázaro tenía el proyecto de trabajar con una criptomoneda. En ese campo había conocido gente y se le presentó la oportunidad de viajar a España. No tomó la iniciativa a primera vista, aunque tenía la inquietud de conocer cómo era la madre patria. Hasta que por fin decidió embarcarse en el avión y partir a Madrid.


En tierra madrileña retomó los contactos y le dieron los pasos que debía seguir para cumplir con la labor proyectada. La capital española es rentable para el negocio y, simplemente, se quedó. El propósito inicial no era trabajar, pero le dieron la chance y no dudó en aceptarla. Luego de sonarle la flauta se radicó en Cuatro Caminos, que es el centro de la ciudad. Si se va a pie para Plaza del Sol gasta 20 minutos, si toma el autobús demora 8 minutos y si se sube al metro el recorrido lo hace en 6 minutos. Al principio no le importó la diferencia horaria (siete horas). Aunque pasó buen tiempo que se acostaba a las 6:00 de la mañana (11:00 de la noche en Colombia). No había inconveniente, por cuanto el movimiento en bancos y oficinas gubernamentales comienza a las 10:00 de la mañana. Para empatar el sueño permaneció un día sin dormir. Así ajustó el reloj biológico.


La presencia de restaurantes que ofrecen comida latina lo ha salvado en el momento de pensar en los alimentos. En los negocios españoles no encuentra la sopa, el seco y el complemento, como en Cúcuta. En esos lugares la porción es mínima y no alcanza a satisfacer el deseo. No la va con las aceitunas y las hace a un lado cuando las encuentra en el plato. Lo único que soporta es la tortilla española. Por lo demás, pasa y con buena hambre. También están las terrazas, establecimientos que combinan el servicio de restaurante con el bar. Ahí, destaca la presencia de las tapas. A Jesús no le ha ido bien, porque no tiene paladar para el pescado, ni para el jamón, que sirven en los bocadillos. -Trato de comer en sitios latinos. Hay algunos colombianos, en los que están la bandeja paisa, el ajiaco santandereano y las empanaditas.


Cuando prefiere la comida casera va al supermercado, compra lo necesario para la preparación y le pone la sazón acostumbrada. Como si estuviera en el ‘hotel mama’. En Cúcuta, Jesús estudiaba Comunicación social y desertó por problemas personales. La intención era darse un tiempo sabático y regresar a las aulas. Ese periodo se interrumpió cuando el padre lo llamó y le propuso que lo ayudara en la oficina de cambio de moneda extranjera. Le propuso una retribución económica y aceptó. En ese ambiente conoció a varios cambistas y se animó a continuar por ese camino. Después vino el contacto con las criptomonedas, quedó impresionado por las ganancias que generan y decidió meterse de lleno en el asunto. Antes de tomar rumbo al Viejo Continente trabajó en Cúcuta y se fue con la experiencia adquirida.


En ese ambiente conoció a varios cambistas y se animó a continuar por ese camino. Después vino el contacto con las criptomonedas, quedó impresionado por las ganancias que generan y decidió meterse de lleno en el asunto. Antes de tomar rumbo al Viejo Continente trabajó en Cúcuta y se fue con la experiencia adquirida. El plan inicial era vivir un mes en Madrid. Las circunstancias surgidas a raíz de la pandemia lo hicieron cambiar de pensamiento y por acción de unos amigos empezó a creer que lo mejor sería quedarse. También, desea regresar a las aulas y cursar un programa relacionado con las artes. Para lograrlo llamó a varias universidades y escuchó asesorías. Comunicación social quedó a un lado. La manera de hablar, cucuteño para más señas, le valió algunos inconvenientes con los españoles.


-También he conocido españoles que son buena onda, son buena gente. Pero la mayoría no son tratables. Jesús no es amante de visitar los sitios de atracciones mecánicas, pero se dejó tentar por la invitación de los amigos para visitar el Parque Warner Madrid. Este parque temático tiene 33 juegos, entre los que se encuentra la quinta torre de caída más alta del mundo. También se ha maravillado con la Plaza del Sol, el Palacio de Cristal, en el parque del Retiro, La Gran Vía, el jardín botánico y parque zoológico Faunia. El haberse liberado, hace buen rato, de la férula de los padres le ha valido para no sentir mamitis o papitis y disfrutar lo que la vida le ha puesto al alcance en esta etapa de la vida. El saber que están bien en el hogar y que en casa sepan que pasa por buen momento los tranquiliza mutuamente. Extraña de Cúcuta la comida, especialmente por la aversión a las aceitunas, y los trayectos cortos entre un punto y otro.


JOHANA BOLÍVAR San Francisco (EE.UU.) Como siempre le ha gustado la aventura y experimentar otras emociones, Johana tomó rumbo a Estados Unidos. Obtuvo el título de Comunicadora Social y partió al norte del continente en procura de encontrar ese sueño americano con el que muchos sueñan, y para averiguar que hay más allá de lo conocido.


El viaje se dio mediante uno de los programas de intercambio que ofrecen facilidades para aprender el idioma universal (inglés). Ese fue uno de los mayores deseos en la época de colegiala. Ahora, lo ha hecho realidad. Trabajó en el día y estudió en la noche. Al tiempo, se independizó, continuó con el aprendizaje y labora fuera del programa que la llevó a tierra gringa. Cuida niños para hacerse a los dólares necesarios para comenzar la especialización en la carrera que terminó en Cúcuta. Para tener el reconocimiento como profesional debe cumplir ciertos requisitos y buscar la validación universitaria. Al comienzo de la pandemia muchos de los proyectos con los que anhelaba salir adelante quedaron truncados. Entre esos planes está la creación de una microempresa en decoración, organización de eventos, publicidad y márquetin. A cambio, ha podido viajar para conocer el país y enriquecerse culturalmente.


El acoplamiento a la vida estadounidense le ha resultado fácil por la juventud, por la manera de ver pasar los días. Las dificultades están en el momento de acatar las normas, porque son estrictas y rígidas al cumplirlas. -Las familias americanas son exigentes y uno tiene que adaptarse. A pesar de que el racismo y la discriminación son notorios, Johana no ha sufrido estos comportamientos sociales por ser mujer o latina. Algunos de sus amigos, por hablar español, si han tenido inconvenientes con los estadounidenses que los miran de reojo y los hacen a un lado y les recriminan por qué están ahí o por qué no regresan al país de origen. En otros campos no se ven estas actitudes, como en el laboral. Al buscar trabajo se abren puertas con la llave del interés y de las ganas para cumplir el oficio. Las oportunidades son generosas, aunque se cierran cuando de profesionales se trata.


El trato para con los latinos obedece a que esta comunidad quiere comportarse en esta tierra ajena como lo hacía en su patria, sin cumplir las reglas ni acatar los protocolos que rigen para el orden social. -Ese choque cultural, en California, es permisivo frente a otros estados. Aquí se acepta y se tiene una comunidad más amena. En la exploración de lo desconocido ha llega a ríos, parques naturales, lagos, playas y sitios para ejercitarse. La rutina laboral diaria depende de los compromisos que deba cumplir. La jornada comprende ocho horas y el resto de tiempo para ir al colegio, estudiar y perfeccionar el idioma. Johana no es buena en la cocina. Prepara lo que quiere comer, se volvió vegetariana, no consume carnes rojas, pollo ni embutidos hace buen tiempo. El masato, el mute y los pasteles de garbanzo no los encuentra por allá y no sabe cómo prepararlos. Solo se alimenta con ensaladas, frutos del mar y arroz con vegetales.


-No soy malagradecida, pero siempre quiero ir un poquito más allá. Me gustaría aprender cuatro idiomas. El sueño aplazado para cumplir con la meta de ser políglota es el viajar a diversos países. En Estados Unidos ha recorrido varios estados y le falta buena cantidad para conocer. Desea ir hasta Europa, África, Oceanía y Asia. Así se enriquecería con las vivencias, las anécdotas, la cultura y el trato con gente que le aporte al desarrollo de su vida.


GUSTAVO MORELLI

Luque (Paraguay)

Llegó a Paraguay en el 2018, tiene buen concepto del país y lo califica como agradable, con una cultura especial y que pasa por un despunte económico interesante. En palabras cucuteñas, ‘es un buen vividero. Gustavo es administrador de empresas y ha oficiado como comisario deportivo, coordinador del programa Control al Dopaje y oficial de seguridad y logística de la Conmebol.


En el día a día extraña algunos aspectos de Colombia, pero en la proyección profesional y en las metas fijadas está contento y complacido de llevarlas a cabo allá. En 1989, estudió en Bogotá mecánica dental. En 1990, hubo un cambio en la reglamentación y la Dimayor lo propuso para desempeñarse como comisario de campo. Ese cargo tiene que ver con la administración del partido, las planillas del juego y los relevos de jugadores. En su época no era tan fuerte ejercer el oficio, como en estos días. En 1996, volvió a la capital del país para trabajar en la profesión. En ese momento la vida giró 180 grados y todo porque en la hoja de vida figuraba como asistente del programa de control al dopaje, en la Liga de Ciclismo de Norte de Santander. -Me gusta el fútbol, soy un apasionado, pero mi deporte predilecto y preferido fue el ciclismo.


Esa afición por el deporte de los pedales la heredó del padre, también vinculado a la Liga departamental, en la década de los 70, en el siglo 20. Al recibir el llamado para examinarlo y conocer qué sabía del dopaje respondió de la mejor manera, por cuanto tenía en la cabeza los conocimientos. Lo demostró y en 1997, se vinculó a la División Mayor del Fútbol colombiano para laborar en esa área. Un año después, recibe capacitación acerca de la seguridad en el fútbol y comenzó a incursionar en ese terreno. El tiempo le ha dado la oportunidad de prepararse en otras disciplinas. Estudió administración de empresas deportivas y asistió a diversos cursos sobre seguridad deportiva ofrecidos por la Fifa, la Uefa y otras entidades. -La parte de la seguridad sí es compleja, porque se deben manejar variables sociales y culturales de los aficionados.


Las dificultades también surgen por la posición incómoda en la que se mueve para poner orden en los estadios, llevar a los periodistas hasta el lugar del trabajo, al igual que a los directivos de los equipos. Por eso cree que es un trabajo que tiene un impacto fuerte, pero que ha valido la pena estar en medio de esta situación. En el 2009, llegó a la Federación Colombiana de Fútbol y participó en la redacción de las normas del balompié en el país, más lo hecho en la Conmebol. Ha participado en otros proyectos en la Confederación Sudamericana para ser implementados, algún día, para garantizar la seguridad del fútbol. En el 2018, se iniciaron los diálogos para la vinculación a la Conmebol. El 30 de mayo, estaba en el avión rumbo al Mundial de Rusia. Al término del campeonato aterrizó en Paraguay.


Ahí, en ese lugar al que lo llevó el trabajo, ha encontrado diferencias en las costumbres. En cuanto a comidas, especialmente en la típica, ve algunas similitudes. El boribori puede ser el sancocho. Para resaltar los asados y las clases de carnes, salta a la mesa la picaña. La cena es entrada la noche, no se puede comer antes de las 10:00, y la rumba comienza a las 11:00. Por la frontera con Brasil prevalece el rodizio. Lo más duro que le ha pegado es no encontrar un lugar como los que acostumbraba a visitar en Cúcuta. -La idea de salir del país es esa. Conocer otras maneras de comer, de vivir, de rumbear. Uno tiene que acoplarse a la situación y no la situación a uno.


JAIME YÁÑEZ Miami (Estados Unidos)

Jaime, por razones de seguridad se fue del país. Lleva más de dos décadas fuera, ahora es ciudadano americano. La vida le ha dado duro, pero igual lo ha retribuido. Piensa que no es su sueño americano, aunque reconoce que donde está es un gran país, donde hay oportunidades para todos.


-Todo comienzo es difícil. Las comodidades que tenía en Colombia, las relaciones y el ejercicio de la profesión quedan atrás. A medida que pasaron los años le tomó el pulso a la vida y se ha acoplado a las exigencias de la nueva cultura. La mayoría de habitantes en Miami son de origen latino y procura no aprender inglés, porque se entienden a la perfección en español. La ciudad es cosmopolita y alberga gente de diversos países de habla hispana. Los primeros años para Jaime resultaron complicados. Luego, se acomodó y empezó a ejercer como periodista en una cadena de radio, después en televisión. Para su fortuna, ha estado vinculado a los medios, que es su profesión. También, ha oficiado como consultor político. Su último oficio lo vinculó a la campaña del presidente Joe Biden. Ahora que está pensionado trabaja con la gente y ha ganado notoriedad en el partido demócrata.


Como analista político ha participado en programas radiales y televisivos para tomarle el pulso al país del norte. También, ha sentido y vivido los efectos del racismo, incluido el que propicia el latino blanco. La pandemia le hizo cambiar la rutina de jugar fútbol, cada ocho días, en el Club Los que vengan. Eso significaba que quien llegaba a la cita seguro participaba en el partido. Después, se dedicó a caminar cuatro veces a la semana, a hacer ejercicios y a fortalecer los músculos. En lo intelectual lee y escribe. Colabora con dos periódicos, uno político y otro comunitario. Ve televisión, hace mandados y de vez en cuando se toma un tequila para distenderse en el calor del hogar. -Tengo en salmuera una novela autobiográfica y un libro sobre comunicación. Estoy en eso.

El relato de la novela es costumbrista, recoge vivencias en Colombia y Estados Unidos, los personajes no son ficticios, son reales, son de Cúcuta.


El otro libro es sobre comunicación, para dejarles un legado a las nuevas generaciones de periodistas. Todo, a raíz de los cambios generados por la aparición y desarrollo de las redes sociales. En este tiempo tiene más credibilidad el mensaje transmitido por WhatsApp que a la noticia entregada por el periodista profesional. El título de ese último libro será Se acabaron las salas de redacción. Hace alusión a la pérdida del valor que tenían esos espacios en los que los periodistas laboraban y pasaban buena parte de los días y de la vida mientras escribían acerca de los hechos locales, regionales, nacionales y mundiales. En cuanto al deporte, no sigue los partidos de la Liga Norteamericana de Fútbol a pesar de haber jugado en su juventud como defensa central. En cambio, está pendiente de la NBA y es hincha del Miami Heat. Va con frecuencia al coliseo, acompañado por el hijo, basquetbolista retirado por una lesión. Incluso, Jaime llegó a pensar que podría asomarlo para que formara con la selección Colombia.


En la época navideña, para no desentonar con el arraigo cucuteño, en preparan mute, hallacas y pasteles de garbanzo. Aunque debió bajarle al pan, por cuestiones de azúcar. -Me siento bien, a mis años. En los primeros años de estadía en Estados Unidos no faltaron las dificultades, que comenzaron con el dejar el buen trabajo que desempeñaba en Cúcuta y que le proporcionaba comodidad, felicidad familiar y la compañía de los amigos. Al decidir el viaje se piensa que al llegar al nuevo destino encontrará todo el dinero del mundo y que los billetes están en los árboles, solo hay que bajarlos. El primer trabajo que efectuó fue en la limpieza de una tienda. Luego, con ayuda de un familiar tuvo contacto con un periódico local, después conoció al gerente de RCN Claridad y así se metió en los medios.


-Al año y medio trabajaba en lo que sé hacer, en mi pasión, en lo que me encanta. En la profesión que me enamoró. Las madrugadas y el sacrificio del principio dieron resultados positivos y ahora, con el tiempo trascurrido, han arrojado los frutos alcanzados por la disciplina profesional y personal. En este momento tiene la fortuna de estar retirado, pero si tuviera que volver al trabajo de los días iniciales en suelo gringo lo haría. La condición de independiente le permite ejercer actividades que le dan ingresos suficientes para vivir tranquilo, sin angustia y en buen ambiente.


JOHN VELASCO Buenos Aires (Argentina)

Los argentinos han sido buenos anfitriones con John, ilustrador en 2D y 3D, y diseñador gráfico. Prestó los servicios para la revista Muy Interesante y destacó por ese trabajo. Los gauchos le dieron una acogida positiva en lo laboral y en lo social. Recién llegó a este país encontró puesto y no le han faltado oportunidades para estar ocupado.


Ese trato especial lo hace sentir agradecido hasta el punto de considerar a la Argentina como su segundo hogar. Y llegó allí movido por el sueño de ser uno de los más grandes infografistas del mundo. Esa era su ambición. No lo alcanzó, pero pudo desarrollar otras ideas. Entre esas, clasificar entre los 100 mejores. El viaje lo emprendió en el 2014, acompañado de la esposa y el hijo. Atrás quedó Cúcuta, con sus amigos y familiares. En el nuevo destino para llevar a cabo el anhelo de su vida no conocía a nadie. Solo tenía la intención de estudiar por un corto tiempo. El destino le tenía preparado otro rumbo y a los pocos días se vinculó a la revista Muy Interesante. Los trabajos que elaboró para el periódico cucuteño La Opinión le sirvieron de plataforma de lanzamiento. Presentó el currículo y buscó contactos para conectarse con la revista. -Me hicieron una prueba de diseño para ingresar. Me presentaron una doble página y la portada acerca del estadio Maracaná (Brasil).


Aunque el tema propuesto era ajeno para John, cumplió con la tarea. El resultado final gustó, lo llamaron para entrevistarlo, le encomendaron otros diseños y logró la vinculación. Pasaron 18 meses y la revista cerró las puertas de la edición argentina. A partir de ese momento, sin quedarse cruzados de brazos, mantuvo la pelea por la subsistencia. En esa lucha elaboró un par de trabajos para la petrolera local IPF, el Instituto Nacional de Cine y de Artes Audiovisuales y otras firmas. En ese recorrido dio el salto de la infografía al diseño de la información, que tiene mayores complejidades para la elaboración. -Me enamoré de Buenos Aires y acá estoy. Al comenzar a conocer el ambiente bonaerense chocó con una sociedad y una cultura distintas a las que había dejado a la espalda. A pesar de que el sueño principal se había disipado, de pronto recibió una sorpresa. Una infografía publicada en el rotativo cucuteño le valió la aparición en el libro de los mejores del planeta.


De la editorial encargada de la publicación le pidieron cuatro trabajos, dos elaborados en Cúcuta y dos en Buenos Aires. Podía ganar con los cuatro, podía perder con todos o podía no pasar nada. Al final, quedó uno sobre el Cúcuta Deportivo. El triunfo lo agarró mientras afrontaba momentos difíciles, por lo que no pudo celebrar como debía ser. El logro es grande, lo mantiene en la hoja de vida, cuando puede lo disfruta y si le preguntan vuelve a contar la historia. En principio quería estudiar diseño de la información en la Universidad de Palermo. Al llegar a buscarla para matricularse, encontró que la carrera no existía. Entonces, se pasó a negocio de diseños y cursó una licenciatura en comunicación. Esta preparación académica lo hizo virar en el trayecto en el que luchaba para vivir. Para completar, hace diseño industrial y desarrollo de marca. -Eso me abrió el abanico. Me sumó muchísimo. Tuve la oportunidad de trabajar para muchas marcas.


El contar con ese amparo económico y con el reconocimiento alcanzado lo llevaron a tomar otra de esas decisiones que requieren empuje. Comenzó a caminar solo. Dejó de ser empleado y se convirtió en su jefe. Es independiente. En los días de universitario afrontó inconvenientes con los modismos argentinos y le costó adaptarse a esa manera de hablar para entender. También, encontró que hay un preconcepto errado acerca del argentino. Luego, al comprender lo que le decían hizo buenos amigos y se amañó. Vive en el barrio Palermo Sojo, de reconocimiento turístico y donde hay muchos lugares nocturnos. Lo eligió por la cercanía con la universidad. Es tradicional y pueden diferenciarse varios extremos. Uno, es la tranquilidad que inspiran las familias habitantes; dos, el bullicio que dejan los visitantes ocasionales. -Hay tiendas, centros comerciales, recorridos, pasajes, museos, zonas de arte, vinotecas...


La competencia que se insinúa en el campo laboral es suplida con la cantidad de oportunidades que se abren para desempeñar la profesión. El trabajo del diseñador es buscar los nichos de mercado o dividiendo el riesgo, que es otra manera de ver lo que sucede alrededor. En cambio, sí que le ha costado entender eso de los cortes de carne. Las fiestas en los boliches comienzan entre las 2:00 y las 3:00 de la mañana. Antes, se hace la previa. Entre los ambientes musicales que se consiguen para bailar destacan los especializados en electrónica o cumbia argentina. -En Buenos Aires se ve la influencia de la arquitectura europea. Dicen que al recorrerse la ciudad debe mirarse hacia arriba para apreciar las edificaciones.


JOYCE ROMERO Lugo (España)

Salió de Villa del Rosario en busca de otra oportunidad de vida para saldar las deudas económicas. Para empezar una nueva etapa dejó a los hijos en el municipio histórico. El cambio que experimentó en Lugo, provincia de Galicia (España), comparado con lo vivido en Colombia fue grande, del cielo a la tierra.


La recibió el frío intenso, que la hizo añorar el calor de estas tierras nortesantandereanas. Llegó en pleno invierno, estación que la traumatizó al principio. Sufrió ataques de asma y sufrió de neumonía. Permaneció cuatro días sin salir de casa. El viaje planeado tenía como meta a Londres (Gran Bretaña), pero una familiar residenciada en España la convenció para que se quedara unos días mientras la saludaba y la ponía al día de lo sucedido en Colombia. El pensado era pasar semanas, o quizás meses, no radicarse ahí. El destino le trazó otra ruta y Londres se quedó con sus ingleses en la distancia. -Conseguí trabajo a los seis días. Como no tenía papeles me tocó como a todos los colombianos que llegan indocumentados, de cuidadora de adultos. Aunque Joyce llevó los conocimientos adquiridos como terapeuta corporal y auxiliar de farmacia, comenzó atendiendo a unos abuelitos. Luego laboró en otros lugares. También, aprovechó el tiempo para estudiar enfermería.


Desde un comienzo de la estadía encontró marcadas diferencias entre Lugo y Villa del Rosario. Las estructuras, las comidas y las costumbres. Allá, añora el bocadillo, que acá encuentra en cada esquina. Allá, no hay ventas ambulantes de comidas rápidas; acá abundan. Allá, es hermoso, hay mucho orden, no se ven calles atiborradas de comerciantes informales. La soledad se pasea por los andenes, mientras los compradores van a los locales. El cuidado con la naturaleza hace parte del diario vivir de los habitantes, las zonas verdes aparecen vírgenes en el pueblo. En cambio, en el municipio nortesantandereano la deforestación surge para darles paso a urbanizaciones. Y para remediar este asunto lanza la propuesta de bonificar en el impuesto predial al rosariense que plante árboles. En medio de este ambiente en el que se mueve tiene un deseo y aguarda le cumplimiento de una promesa.


- (Deseo). Espero que cuando vengan mis hijos pueda ir a Francia, en coche. (Promesa). Me prometieron ir a Londres. En los momentos de ocio visitó a San Ciprián, pueblo hermoso y cercano a Lugo. Las playas están a 90 minutos por carretera Los hijos de Joyce están grandecitos. Trabajan en casas de cambio de moneda extranjera en Villa del Rosario. Un día ´se sorprendieron al ver a la madre con equipaje listo para partir. Les pidió que la levaran al aeropuerto. La razón, una: se iba en busca de lo desconocido. En esa tierra lejana ha extrañado todo lo relacionado con Villa del Rosario y a todos los que hacían parte de su círculo familiar y de amistades. Le hace falta ir a misa los domingos, visitar el cementerio los lunes, trotar en el parque histórico, sacar la mascota a pasear.


Al hablar con españoles sobre el municipio histórico les dice que cuando vengan se enamorarán y no querrán volver a España. Y si visitan a Cúcuta será peor. Les hace envidia con los pasteles de garbanzo y los ‘teresazos’; el cabrito guisado y el mute. Para no olvidar las delicias culinarias colombianas prepara bandeja paisa, arroz con pollo y bistec a caballo. Al comunicarse ha encontrado algunas palabras que en Norte de Santander tienen otro significado. Al trapero le dicen la fregona y los carros son coches. Las multas se pagan en euros, no en pesos. El teléfono celular es el móvil.


GASTÓN BERMÚDEZ Caracas (Venezuela)

Este ingeniero de petróleos, graduado en la Universidad del Zulia, y con más de dos décadas de experiencia en la industria petrolera venezolana, en la que ocupó cargos técnicos y gerenciales, no llegó a Venezuela por voluntad propia. Lo llevaron. Los padres decidieron irse para Maracaibo a buscar nuevos horizontes. Tenían cinco hijos y Gastón apenas había cumplido un año.


Luego de un periodo en la capital del estado Zulia, estudió en Pamplona y regresó a Cúcuta. Obtuvo el título de bachiller en el colegio Sagrado Corazón. En diciembre, volvía a Maracaibo para pasar las fiestas de fin de año junto a la madre. Ingresó a la universidad, estudió ingeniería de petróleos y se quedó para siembre. Caracas, en la dictadura de Marco Pérez Jiménez, alcanzó el desarrollo urbanístico. Pasados largos años, la capital venezolana exhibe las mismas estructuras impulsadas por el gobierno de facto. La salvedad que puede hacerse, es que ahora esos edificios, carreteras y monumentos están deteriorados. - Es una lástima lo que ha sucedido con esta capital. Claro, llegará el momento en el que habrá que reactivarla para hacerla de nuevo pujante. La incertidumbre acerca del futuro es grande. La industria petrolera, el sostén económico del país, está colapsada.


La escasez de gasolina marca el punto de partida de la crisis y no se avizora un remedio para ese déficit de combustible en el que está sumergido el pueblo. Un día llega, al otro no hay. Un día tiene un valor irrisorio y al otro es costosa. Hay un desorden total y lo que ocurre ha sido el acabose para Venezuela. No puede hablarse de que un servicio esté en funcionamiento. Por el contrario, todo se deteriora de manera acelerada. -No se sabe cuándo será, ni cómo será, ni quién va a tomar las riendas del país para que pueda surgir. Ante esta situación grisácea que vive Venezuela, Gastón no ha pensado en salir. Reflexiona en que si no lo hizo cuando tenía menos edad, ahora no sería posible. No lo detienen las propiedades que pueda tener, por cuanto han perdido el valor real, no hay compradores y no hay a quién ofrecérselas. Y se pregunta. ¿A qué voy a salir? ¿Hacia dónde voy a ir? Por eso es preferible, mientras pueda, mantenerse allá, con la esperanza puesta en que en algún momento cambiará la situación.


En el 2000, recibió la jubilación. Montó una empresa de vigilancia física, pero la incertidumbre laboral le provocó dolores de cabeza. Un día se dio cuenta de que no era factible continuar con ese esfuerzo. -Ahora estoy comiéndome los ahorros. Un varón y dos mujeres integran la familia de Gastón. Todos casados y le han dado cinco nietos. Los dos mayores viven en Atlanta (Estados Unidos). El hombre trabaja en negocios y la mujer es periodista. La última salió hace poco de Maracaibo con destino a Bogotá. La situación familiar para la mayoría es parecida a lo vivido en el hogar de Gastón. Los viejos se han quedado en casa, mientras los jóvenes han marchado al exterior. Para no extrañar las costumbres cucuteñas se hace a la idea que Colombia y Venezuela hacen parte de un solo patio, del mismo terreno. Acá come tamales y allá, hallacas.


Para no extrañar las costumbres cucuteñas se hace a la idea que Colombia y Venezuela hacen parte de un solo patio, del mismo terreno. Acá come tamales y allá, hallacas. El dialecto de Gastón o se identifica ni como colombiano ni como venezolano, porque pasó la vida entre los dos países. Así perdió de vista los modismos y los regionalismos.


JULIANA BONILLA Adelaida (Australia)

La diferencia horaria con esta ciudad en la lejana Oceanía es de 14 horas y media. Cuando en Colombia anochece, allá comienza el nuevo día. A pesar de saber que debía adelantar el reloj todo ese tiempo, Juliana tomó la decisión de irse a pasar vacaciones. Programó tres meses de estadía y la pandemia le alargó el descanso por unos cuantos meses más.


El cambio no la afectó, pues la recibieron con los brazos abiertos el hermano Arnold y el primo Yasser que se le habían adelantado en el viaje. El cambio no la afectó, pues la recibieron con los brazos abiertos el hermano y el primo que se le habían adelantado en el viaje. No llegó con la intención de quedarse, solo cumplirá el periodo de visitante, porque es difícil hacer medicina fuera de Colombia o en un país no hispanohablante. El país es maravilloso y no se siente el estrés que ocasiona el diario vivir en Cúcuta. Allá, los atascos vehiculares y los motociclistas anárquicos no hacen parte de la cotidianidad. Tampoco se ven los desórdenes en los semáforos, cometidos por conductores y peatones irrespetuosos de las normas. -Es otro tipo de cultura. Una vida más tranquila. Así estas maravillas sean palpables en Adelaida, Juliana volverá a su natal capital de Norte de Santander por una sencilla razón.


Quiere ejercer la medicina en el país y especializarse para cumplir el sueño con el que despertó un día, ser deportóloga. Quiere ejercer la medicina en el país y especializarse para cumplir el sueño con el que despertó un día, ser deportóloga. Esto lo desea a pesar de las circunstancias con las que se levanta Colombia cada mañana. Aunque dejó abierta la posibilidad de radicarse en Australia. Eso ocurrirá cuando decida dejar de ser médica. Entonces, viajará con todas las ganas para disfrutar y gozar. Al volver para terminar la carrera las expectativas apuntan a crear empresa. Así, tendrá ganancia económica, que no es lo más la mueve, y ampliar el gremio, generar empleo y expandir el conocimiento para llegar a más deportistas con patologías. -La idea es la promoción del deporte y del ejercicio. Hacer empresa, hacer conexión con hospitales y entidades gubernamentales para que se fomente la actividad física.


Si pudiera traerse algo de Adelaida para ajustarlo a la vida cucuteña, no dudaría en importar el respeto que los adelaidanos tienen por los ciclistas. Plan que caería bien en la capital nortesantandereana por la cantidad de aficionados que circulan por las calles en calidad de recreación, para ir al trabajo, para llegar al estudio o por simple diversión. En la ciudad australiana se caracteriza por el buen número de ciclorrutas y el espacio en las vías para transitar con tranquilidad y sin temor a ser atropellado por los vehículos. El ciclista es prioridad en la carretera. Contrario a lo vivido acá, porque los choferes de buses, busetas, taxis, automóviles particulares y cualquier tipo de carro estacionan donde les parece adecuado. La experiencia vivida ha sido de ensueño. Es consciente de que está lejos en el calendario otra oportunidad como esta, que aprovechó para volver a disgustarse con el hermano mayor, como no lo hacía desde cuando la universidad los separó.


- A pesar de estar lejos de casa, los cambios en los vuelos y el estrés del estudio, la felicidad es mayor y no tiene comparación. En la cena de despedida que le ofrecieron las compañeras del equipo de ultimate (disco volador) le recalcaron que sufriría por la dieta, basada en vegetales. Le vaticinaban que moriría por no consumir carne. Pero la realidad no resultó como la predijeron las colegas de deporte. A cambio de padecer, ha sacado provecho, porque le regula el estómago y no sufre de estreñimiento. Se apoyó en la internet para buscar qué hacer mientras los días corrían. Por tener visa de turismo no podía emplearse; entonces, encontró respaldo en la elaboración de encuestas, se distrajo, recibió tarjetas de regalo acompañadas de 30 o 40 dólares. En una ocasión se ganó una canasta y el mercado alcanzó para una semana.


En otro momento posó como modelo para los estudiantes de métodos de belleza y los practicantes le pusieron pestañas gratis. Ese procedimiento cuesta entre 150 y 200 dólares. También consiguió un curso de inglés, se ahorró 300 dólares, hizo amigos y adquirió conocimientos. Los voluntariados no escaparon a su hiperactividad y ayudó en la plantación de árboles. Recién llegó a Adelaida, Juliana no tuvo tiempo para desempacar y entregar los presentes que llevaba para los familiares. De una vez tomó camino al campamento programado a la costa sur. El calor de verano le permitió gozar el espectáculo circense y luego se fue para Sídney a presenciar el torneo nacional de ultimate. Aprovechó las tres bibliotecas que tiene la ciudad y asistió a los ambientes que tienen. El sentir cucuteño, en cualquier circunstancia, lo transmite con sonrisas, amabilidad, señas, abrazos, apretón de manos.


LILIANA RANGEL Queens (Estados Unidos)

‘Brillar con luz propia’ es el lema de esta diseñadora, cosmetóloga, esteticista y accidentalmente reportera. Está orgullosa de representar a Colombia en esta ciudad mágica, el condado de Queens, y sobre todo a Cúcuta. El distrito metropolitano es el más grande de los cinco que desde 1898 componen a Nueva York -Los cucuteños tenemos una imagen fuerte, arrolladora, de ser recursivos y trabajadores.


Hace más de dos décadas partió en busca de tranquilidad. Circunstancias ajenas, a las que tilda de fuertes, la obligaron a dejar Cúcuta. Al tomar la decisión pensó en Bogotá, donde un amigo la animó a salir del país y se decantó por Estados Unidos. Encontró apoyo en los padres, alistó maletas y marchó feliz, a pesar del temor que le producía el abandonar el hogar. Otro amigo la recibió en suelo gringo y comenzó a trabajar con lencería. Fabricaba trajes sexis para bailarinas profesionales que ofrecen espectáculo y bailarinas exóticas. Esa experiencia la llevó a montar la boutique, con respaldo paterno. Vendía ropa brasileña, italiana y americana. El negocio tuvo vida hasta el 2010 a raíz de la crisis provocada por la muerte de los padres. Comenzó de cero y para despegar estudió cosmetología y estética. También, incursionó en el mundo de las ventas de seguros.


El aprendizaje le permitió ganar esos créditos que redundan en el aumento de salario. El siguiente paso fue entrar al ambiente del turismo y las fragancias. La atención a los visitantes al país del Norte es lo que más ingresos le genera. Es guía turística y vende paquetes acerca de los encantos que ofrece Nueva York. Espectáculos musicales, cruceros alrededor de los condados, paseos nocturnos, excursiones y circuitos. Unos turistas llegados de Argentina tuvieron la gentil idea de invitarla a hacer parte del noticiero que emitían desde la Ciudad que Nunca Duerme. Poco a poco fue encontrándoles el gustico a las presentaciones y notas. Aunque entre los planes está regresar al negocio del diseño de prendas, que le valió que un periódico local destacara su trabajo. El tiempo lo tenía medido, pero debió extenderlo motivada por la pandemia.


Al llegar a la Gran Manzana creyó que lo difícil que debía afrontar sería el idioma. Hablar, escribir, pensar y entender en inglés. Luego de tantos años, reflexiona y cree que es conseguir quién pueda tenderle la mano que se requiere para sobreaguar, primero, y flotar con tranquilidad, después. Por eso, ahora, se ha convertido en mujer incondicional para con quienes llegan como turistas o con el deseo de quedarse por siempre. Lo visitantes chocan contra el sistema, las reglas, y por desconocimiento pueden cometer errores. -Doy todo de mí cuando llegan de Colombia, sean de dónde sean, así no los conozca, pero me los recomiendan para que les colabore. Soy feliz dándoles la mano. En la Ciudad de los Rascacielos, Liliana trabaja para una compañía productora de perfumes. Tiene buen salario, ganado con respaldo de los créditos obtenidos por haber estudiado. Le pagan por horas y recibe la remuneración cada semana.


En la Ciudad de los Rascacielos, Liliana trabaja para una compañía productora de perfumes. Tiene buen salario, ganado con respaldo de los créditos obtenidos por haber estudiado. Le pagan por horas y recibe la remuneración cada semana. Lejos del país los colombianos se vuelven patriotas a morir, se enamoran de esa tierra que quedó atrás y de la cultura. Al recibir ofertas para excursiones, responden sin nervios: ‘gracias, podemos hacerlo por nuestra cuenta. Lo podemos hacer solos’. Y dejan a la guía con la información en la boca. Esa actitud innata no sorprende a Liliana cuando los posibles clientes son sus paisanos. Volver a Cúcuta no está en los planes cercanos, de pronto echa una visita y regresa a la Capital del Mundo. Ha madurado la idea de montar en Colombia una compañía de turismo y tiene en la mira a Cartagena y Medellín como sedes. Por ahora es una ilusión.


LORENIS MEJÍA Londres (Inglaterra)


Vive feliz. La primera salida de casa fue para Cúcuta a estudiar comunicación social y periodismo. Después, llegó a Bogotá para cumplir con el requisito de prácticas profesionales en la radio. Y de ahí a Londres, para explorar y crecer como persona. En la cabeza rondó por años la idea de aprender inglés y optó por una ciudad pequeña al sur de Inglaterra.

-Decidí quedarme y aquí estoy. Cuando repasa los días en la capital de Norte de Santander le da nostalgia por no ver a los compañeros universitarios y recuerda esos momentos vividos en las aulas y al terminar las clases. También, aparecen las imágenes de la gente con la que creció y que sigue siendo parte de la vida. En estos años de permanencia entre los ingleses ha aprendido el idioma, del que no tenía mayores conocimientos, a pesar de los cursos a los que asistió en Colombia.


Lo básico no era suficiente para hablar y estaba lejos de comunicarse en esa lengua. Pasó tres meses dedicada a aprender. Fueron 90 días juiciosa sin hablar nada en español, sin contactos con hispanohablantes para no perder el hilo. Dedicó el tiempo a hablar con alemanes, asiáticos y de otras nacionalidades, porque el inglés les permitía el diálogo y la obligaba a esforzarse para adquirir la habilidad para entender y hacerse entender. -Creo que la tarea se cumplió bien. Puedo decir que hablo inglés. Lorenis le tomó el pulso a Londres y mediante un emprendimiento quiere cambiarles la costumbre a los londinenses de tomar té y que se sumen a los consumidores de café. En una cabina telefónica ofrece el producto colombiano y le ha sacado provecho económico. Uno de los periódicos locales dedicó una página para destacar esa labor.


La cobertura de los medios ha sido increíble. La agencia de noticias Reuters hizo una nota que publicaron varios diarios alrededor del mundo. Fue un momento especial del que se siente orgullosa. El negocio comenzó como empresa familiar. Tienen dos tiendas y ofrecen cafés especiales. Compran el grano verde y fresco en Colombia y lo tuestan allá. Los flemáticos ingleses lo han recibido de manera agradable, están encantados, lo disfrutan y lo consumen. El producto es apetecido. -Esa idea podría implementarla cuando regrese a Cúcuta. Es novedosa, tendría aceptación y ganaría clientela con facilidad. El café es especial, porque los caficultores con los que trabaja lo hacen especial. Emplean métodos de producción únicos y cumplen ciertos requisitos para clasificar en las categorías que les impone una firma estadounidense que revisa cultivos, procesos, lavado y la sombra que reciben.


También lo hace especial el proceso en el que están directamente ligados los cultivadores, los tostadores y los preparadores. El aprendizaje alcanzado la maravilla, y la emociona saber cómo contarles a los ingleses que no conocen del café, pero que les gusta y disfrutan al tomarlo. Los precios, convertidos a pesos, no resultan del todo asequibles para los cucuteños. En promedio, una taza de expreso o capuchino cuesta tres libras esterlinas. En cualquier calle colombiana serían $ 12.000. Un tintico, de esos que ofrecen aquí en termos por $ 500, allá saldría en $ 10.000. -La diferencia es que de verdad lo va a disfrutar. Si se cumple el sueño de venir a montar el negocio en esta tierra tendrá que ajustar los costos. Una ganancia es que no tendrán que importar el grano. Solo sería ir a los municipios productores y escoger el mejor de los productos.


En este andar por tierras inglesas todo ha sido de color de rosas para Lorenis. No ha tenido momentos difíciles, como para desistir de permanecer lejos de casa. Aunque a esa felicidad le surge el lunar que produce el proceso de legalización. Sin embargo, en lo último que pensó fue en quedarse de manera ilegal. El comienzo de la pandemia (2020) también le dio un golpe fuerte, especialmente en los económico. Recién comenzaban el negocio cuando el gobierno decretó el encierro. En las cabinas estaban puestas las ilusiones económicas y los ahorros de años de trabajo. Al final, superó la prueba. En Colombia, a pesar de tener el café a la vuelta de la esquina, Lorenis nunca se interesó por el grano. En Inglaterra descubrió el aprecio que se le tenía y se le despertó el pensamiento y comenzó a idear un negocio. Y aparecieron las viejas cabinas telefónicas en escena. Las recuperó y echó a andar el proyecto.


JENNY CARRASCAL Tomsk - Siberia (Rusia)

Tomsk es una ciudad situada en el este de Siberia Occidental en la orilla del río Tom. Es la capital de la región de Tomsk. Hasta allá viajó Jenny Katherine Carrascal Barrientos para estudiar medicina. Terminó bachillerato en el colegio Padre Luis Variara.


Le gusta el baloncesto y en Cúcuta integró varios equipos en clubes Cazadores, Bravos y Academia. Deporte que tiene campos para la práctica e la ciudad que escogió para el desarrollo profesional. Comenzó a estudiar medicina en la capital de Norte de Norte de Santander y permaneció en la universidad hasta cuando le contaron acerca de la posibilidad de viajar a Rusia para continuar la carrera. Tomó la decisión de viajar por consideraciones personales y por el deseo de ser libre. No le gustan los límites, por eso aceptó irse lejos para experimentar con un idioma nuevo, un país nuevo y una cultura nueva. - Para mí fue una maravilla. No me importaron los problemas. Siempre digo que el que quiere puede. Los estudiantes representan la quinta parte de la población de Tomsk, más de 117.000 del resto del mundo. Entre ellos está Jenny Kaherine.


Al principio le dio duro la adaptación al clima. Soportó temperaturas de menos 40 grados, nada agradable para una cucuteña acostumbrada los 30 de calor. Ese cambio abrupto la impactó, pero no la amilanó. Por fortuna hacía parte de un grupo de colombianos que tomaron rumbo a lo desconocido y se ayudaron. Lo primero fue comprar chaqueta, guantes, medias, gorro y bufanda para aguantar el invierno. En ese suplicio provocado por el frío encontró algo agradable, la nieve. Por primera vez tuvo contacto con este elemento de la naturaleza y lo disfrutó. - La nieve no es como la pintan. A menos 40 grados no se puede quitar el guante para jugar (como en las películas). El proceso de adaptación fue dándose con el tiempo y la barrera que quiso imponer el clima fue derrumbada con el deseo de progresar.


El idioma es otro de los obstáculos que aparecieron en el largo camino por la superación. Antes de viajar estudió ruso, pero al llegar comprobó que no servía de mucho para defenderse en ese mundo extraño de palabras inentendibles al escucharlas y leerlas. Al llegar se matriculó en un curso intensivo y así comenzó a darles la cara a los tomienses para entender qué decían. - A penas llegué preguntaba cómo se decía esto y aquello, descargué aplicaciones, intenté hablar solo ruso, veía películas y escuchaba música en ruso. Como ha subido el nivel del lenguaje puede hablarles a amigos y conocidos acerca de Cúcuta. Constantemente, le preguntan sobre la ciudad de procedencia, el clima, el invierno, la gente, la cultura, la comida, el acento. Allá, tiene facilidad para visitar otros países y ha estado en China, Hong Kong y algunos de Europa. A Colombia ha venido de visita y regresa para continuar con lo que un día empezó.


En el diario vivir nota la diferencia entre los nacidos en este lado del planeta y quienes ahora tiene cerca. Los rusos, al principio, son cerrados, no se abren a la amistad. Luego, cambian de parecer. En materia de cultura el cambio es ciento por ciento. No se ven robos, ni gente malintencionada. Hay tranquilidad en cualquier lugar y en todo momento del día o de la noche. Comen demasiadas verduras y ensaladas, las frutas son costosas. Lejos del país se ha dado cuenta de lo rico que es Colombia comparado con otros. - Extraño un almuerzo con jugo natural, porque como no es clima tropical, como el de nosotros, es difícil conseguir frutas. Para calmar la depresión que ocasiona la soledad se apoya en la amistad de los colombianos con los que llegó a Rusia. Es tal el apego que los considera la segunda familia. La primera quedó en Cúcuta.



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