Cuentos contados a Tevye David Lehman, trad. de Pedro Flores
Agosto 6, 2020
comunista, y no sé hablar hebreo excepto lo que me enseñó mi abuelo: el Modeh Ani . Y aquí es Yom Kippur y debo ayunar. ¿Puedo orar contigo?
In memoriam Rabbi Aharon Eliezer Ceitlin, 1953-2015
Aquí hizo una pausa para beber un sorbo de vino rojo rubí Covenant Neshama Proprietary Red (OU Kosher), mientras que otros bebimos el Barkan Pinot Noir o el Chardonnay de la misma bodega.
1.
UN MILAGRO
Reb Lev contó la historia de Purim , cuando se supone que debes estar tan borracho que no puedes distinguir el héroe del villano en el Libro de Esther.
“¿Quieres saber cómo oró? Oró diciendo el Modeh Ani una vez y luego dos veces y una vez más en un murmullo constante.
“La oración”, dijo, “es la dulzura de la vida, y poder orar, aun cuando te hayan arrestado solo con la ropa que traes a la espalda y te pongan en un calabozo en la antigua Unión Soviética, cerca de Minsk, es un milagro.
“Y allí, entre los delincuentes, los matones y los gánsteres oré y comprendí por primera vez la oración de Musaf. Todos los hombres son verdaderos creyentes, las mujeres también, y son merecedores de las bendiciones del Señor.
“En la cárcel había matones, la peor escoria, judíos entre ellos que habían renunciado al estudio de la Torá y se habían apartado del camino de los justos. En una esquina me paré. Era Yom Kipur, el más sagrado de los días. De memoria recé el Kol Nidre por la noche y Sacharis por la mañana, pero tropecé en la oración de Musaf que dice que todos los hombres son verdaderos creyentes. Miré alrededor y pensé, seguramente estos matones y maleantes no son verdaderos creyentes. Desde allí nos enviaron al campo de concentración de Vorkutlag, a cien millas por encima del Círculo Polar Ártico en el este. Me paré con mi chal de oración, cerré mis ojos y me mecí con suavidad hacia adelante y para atrás, rezando, cuando un hombre extraño, un uzbeko gigante con un gran bigote y rostro arrugado, se me acercó y dijo: ‘Reb Lev, estás orando, ¿no es así?’ ¿Cómo supo que yo estaba orando? Pero lo sabía, y sabía que mi nombre era Lev. ¿Quién era él? “’Reb Leb’, dijo ‘yo también soy judío nombrado por nuestro patriarca Avraham, pero criado en un estado
“Y, por lo tanto, cada mañana, al despertar, pienso en ese bendito patán uzbeko cuando digo el Modeh Ani y doy gracias al Rey vivo y eterno, quien misericordiosamente ha restaurado mi alma dentro de mí”. 2.
LOS TRES RABINOS
Se pidió a los tres rabinos que resumieran el judaísmo en una sola frase o versículo bíblico. El rabino Baruch eligió la primera frase del Génesis: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra”. Y la gente pensó: sí, eso debe ser correcto. Dios es el creador de todas las cosas. Reconocer a Hashem es el primer mandamiento. El ilustre Ben Zoma eligió el Sh’ma—“Escucha, oh Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor es Uno—porque eso es lo que los mártires pronunciaron en el último momento. Fue lo que dijo el rabino Akiva cuando fue torturado. Fue lo que dijo Jacob al conocer a su hijo