Revista Vuelo Nº 17

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Í ndice

Monterrey, México / 2020 / Número 17

Telar de pedal con hilos de artisela de la cooperativa, La Piedad, Michoacán. 2019. Selene Velázquez

DIRECTORIO

Dirección: Carlos Ruiz Cabrera Coordinación editorial: Lourdes Ibarra Asistente editorial: Diana Xóchitl Gutiérrez Cañada Edición y corrección: Erasmo E. Torres Gómez Jorge Eduardo Jerezano Luna Diseño: Melody Flores Nava Literatura: Víctor Barrera Enderle Redes sociales: Adrián Cruz Martínez Victoria J. Zapata Mendoza Michelle Narváez Jara Portada e interiores: Selene Velázquez Ilustración de portada: El cielo del Teatro Juárez, Fotografía digital, 2019. Contacto: redaccion@vuelocultura.mx Facebook:

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Editorial

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Las mujeres en la política // Óscar Tamez Rodríguez

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Primer congreso feminista mexicano // Abel Moreno López

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Asociación Femenil de Estudiantes de Derecho

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Dejar de ser Amas de casa // Lylia Palacios

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Los derechos económicos de las mujeres: entre teorías y propuestas internacionales // Lídice Ramos Ruiz

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“Pensar la Independencia, pensar en Manuela Sáenz...” Mujer, historia y memoria // Eurídice González Navarrete

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Dolores Ibárruri // Adrián Cruz Martínez

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Un caso de violencia doméstica en 1634 // Francisco Javier Alvarado Segovia

45

Una mirada por la que nos reconocemos // Guillermo Zenizo Lindsey

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Tres precursoras, desconocidas y olvidadas // Nazario Sepúlveda

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Carmen Alardín: la poesía con y contra las palabras // Víctor Barrera Enderle

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Los cantos de Carmen fueron y son // Miguel Covarrubias

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“Mujer que sabe latín...” // Ludivina Cantú Ortiz

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Sultanas, otras maneras de contar el reino // Roberto Kaput González Santos

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De la literatura decimonónica al cine contemporáneo: ¿La influencia de La Dama de las Camelias en la película Moulin Rouge!? // Rebeca Sandoval Ruiz

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Una orilla del cielo // Gerson Gómez Salas

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Mujeres y la filosofía // Diana Mireya Macías Reyes

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De cuando Monterrey casi fue Las Vegas (que hoy es) // Guillermo Lozano Flores

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La prostitución en la legislación nuevoleonesa // Benjamín Galindo Cárdenas

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La obra que ilustra este número ha sido proporcionada por la artista.

VUELO. REVISTA UNIVERSITARIA DE CULTURA, año 4, Núm. 17, es

una publicación editada por Carlos Ruiz Cabrera. Calle Modesto Arreola 711, Col. Centro, Monterrey, Nuevo León, C.P. 64000, Tel. (81) 8358 9109, redacción@vuelocultura.mx. Editor responsable: Carlos Ruiz Cabrera. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo N° (en trámite), ISSN: (en trámite), ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX N° (en trámite). Impresa por Ala Imprenta, Porfirio Díaz 524 nte., Col. Centro, Monterrey, Nuevo León. Este número se terminó de imprimir el 10 de marzo de 2020 con un tiraje de 1 000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no reflejan necesariamente la postura del editor.


ED IT OR I A L

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CLARA ZETKIN Y ROSA LUXEMBURGO se les consi-

dera como las más grandes organizadoras de las mujeres obreras y socialistas. Ellas actuaron a principios del siglo XX, en Europa —sobre todo en Alemania—, dentro de una sociedad muy influida por las expectativas de la primera guerra mundial (1914-1918) y las propuestas de los partidos políticos existentes: socialistas, socialdemócratas y laboristas. Muy comprometidas con las batallas libradas en esa época en favor del socialismo, del comunismo, de la paz y del feminismo, las dos alzaron sus voces en actos públicos, conferencias y congresos internacionales para denunciar la ideología del capitalismo que, en esencia, justifica la explotación de los trabajadores, privilegia los derechos de propiedad sobre los derechos del hombre, favorece al imperialismo y al fascismo, antepone el concepto de patria al de clase social y niega la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Estos juicios contundentes fueron expuestos en 1907, durante la primera Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Stuttgart, Alemania, donde 50 delegadas acordaron fundar la hoy conocida como Internacional Socialista de Mujeres. Fue Clara Zetkin quien propuso el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer; lo hizo en una conferencia de mujeres socialistas llevada a cabo el año 1910, en Copenhague, Dinamarca, la cual aprobó dicha propuesta. Así fue cómo, a partir de 1911, comenzó la conmemoración de esta fecha. Ya en nuestro continente, el 8 de marzo de 1911 sucedió un hecho incalificable: 126 mujeres de entre 14 y 48 años, murieron trabajando, víctimas de un incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist situada en Nueva York. Fallecieron porque los dueños habían cerrado todas las puertas del edificio debido al movimiento de protesta llevado a cabo por las obreras exigiendo un trato digno. Sólo hasta 1972, la asamblea general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró al de 1975 como el Año Internacional de la Mujer, y en 1977 invitó a todos los Estados a declarar un Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. Al formalizar el Día Internacional de la Mujer en 1975, la ONU consideró a las mujeres como “artífices de la historia que luchan por participar en la sociedad y en su desarrollo íntegro como personas, en condiciones de igualdad con los hombres.” Nunca será tarde para recordar todo lo escrito antes y para impulsar y luchar por esta noble causa.

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Óscar Tamez Rodríguez


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N LA HISTORIA

de México la política ha sido un oficio de hombres, donde las mujeres son excluidas, lo cual no significa que no participen ni dejen de ser factores determinantes en diversos momentos del acontecer político. Es a partir de 1943 que inicia la visibilidad jurídica de las mujeres en política y con ello en otros ámbitos de la vida productiva fuera del hogar. La historia de México está llena de casos aislados con mujeres actoras en la política nacional. Podemos remontarnos a 1519 donde Marina, mal apodada la Malinche, fue protagonista principal en la conquista de México. Ya en la etapa independentista tenemos a Josefa Ortiz de Domínguez, a Leona Vicario y a la Güera Rodríguez, entre otras mujeres quienes influyeron determinantemente en el rumbo que tomó la política de su época. Durante la revolución carrancista, Hermila Galindo, secretaria del jefe del ejército constitucionalista, envió una iniciativa al constituyente de 1916-1917 para que en las reformas político-electorales se incluyeran los derechos de las mujeres, pero su voz fue enmudecida. En 1918 participó en la elección para diputados por el 5° distrito federal en la ciudad de México y aunque ganó en votos, no se le reconoció su participación. Sin embargo, siembra la semilla y años más tarde, en 1952, logró ser la primera mujer electa como diputada federal. Así, junto a Elvia Carrillo Puerto, Elvia González Caballero y otras mujeres de su época, contribuyó para lograr la universalidad del voto en el país. En la reforma constitucional del 12 de febrero de 1947, se otorgó a las mujeres el derecho a votar y ser votadas en elecciones municipales; pero fue hasta la reforma del 17 de octubre de 1953 cuando se les otorgó la ciudadanía, así como su derecho a participar pasiva y activamente en los comicios electorales locales y federales.

Malinche, conocida también como Malinalli, Malintzin o doña Marina.

Doña María Josefa Ortíz de Domínguez, Centro Patriótico Nacional Mexicano.

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La elección del 3 de julio de 1955, hace 65 años, se convirtió en la emblemática elección donde las mujeres acudieron a sufragar, además de poder participar como candidatas. Las primeras cinco décadas fueron de poca o nula inclusión de las mujeres en los cargos de elección popular, sin embargo, los avances en materia de derechos humanos, así como las transformaciones sobre la equidad e igualdad entre hombres y mujeres, permitieron la inclusión plena y por ley de las mujeres en la política. A partir de los años 50 del siglo XX, la sociedad mexicana evolucionó, la migración a las ciudades facilitó el cambio de paradigma respecto al rol de la mujer en la familia y la sociedad. La industrialización, resultado de la Segunda Guerra Mundial, trajo desarrollo económico en las ciudades y, con ello, las familias urbanas crecieron. De este modo, en 1950 se alcanzaron 10 millones 983 mil personas habitando en zonas urbanas, contra 14 millones 807 en las regiones rurales. El crecimiento poblacional urbano fue desbordante; para los años 60 eran 17 millones de habitantes en las urbes como en el campo; en los 70 se invirtió la pirámide, 28 millones 300 mil habitantes en las urbes, contra 19 millones 900 mil en el campo. Así siguió a tal grado que para 2010, el 79 % de los mexicanos habitaban en espacios urbanos. En México, la migración ha sido un factor preponderante en el desarrollo de la mujer dentro de la política. Gracias a ella, accede a la planta laboral en fábricas y oficinas, tiene mayores espacios de acceso a la educación y la cultura, cuenta con mayores recursos para informarse de los problemas nacionales y puede tener mayores espacios de desarrollo personal, incluyendo el acceso a la política. Para fines del siglo XX la profesionalización era una realidad, lo que implicó escalar en el mundo laboral y exigir los espacios correspondientes en la política.

Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria.

Los partidos políticos, quienes desde la reforma constitucional de 1946 tienen la hegemonía en la postulación de candidatos, radicalizan cada vez más su aristocracia, la prebenda de espacios, la venta de posiciones, el nepotismo y los compadrazgos surgidos de corruptelas. La sociedad demanda cambios y en ellos las mujeres luchan por abrirse espacios en partidos, cargos de elección y puestos en los gobiernos. En contraparte, les juegan el dedo en la boca, pues pocas son las mujeres quienes ascienden en el masculino mundo de la política. El siglo XXI llega con transformaciones en las leyes político-electorales, la elección del 2000 es calificada por un organismo ciudadano, se debate sobre la democracia participativa, los jóvenes y las mujeres exigen sus cuotas en la política. Surge el discurso retórico sobre las cualidades de la mujer en política, se les ubica en espacios donde

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ELECCIONES de 2021, por ley, los partidos deben postular 50 % de HOMBRES y 50 % de MUJERES

los cuestionamientos por corrupción laceran a los gobiernos. Esto se justifica bajo el falso argumento de que son más honradas y honestas que los hombres, pero la experiencia dirá lo contrario, pues los valores no dependen de asuntos de la sexualidad o del género de las personas. La lucha de las mujeres por alcanzar los espacios que les corresponden, consigue que algunos partidos postulen, por estatutos, el 30 % de mujeres en el total de las candidaturas. Aunque posteriormente esta disposición se convirtió en ley, las cosas siguieron manipulándose. Las mujeres aparecieron en espacios seguros de derrota, sólo quienes cumplían con alguno de los requisitos de compadrazgo, nepotismo, influyentismo, prebendas o corruptelas arribaba a las candidaturas potencialmente triunfadoras, por supuesto, siempre las honrosas excepciones quienes a base de músculo y poder político conseguían construir una carrera política. Lo que fue una exigencia por su legítimo derecho, se vuelve una aberración. En las elecciones de 2021, por ley, los partidos deben postular 50 % de hombres y 50 % de mujeres en igualdad de espacios potencialmente triunfadores y de peso político. Los partidos no pueden ceder a un solo sexo los puestos más codiciados. La disposición llega a los poderes ejecutivo y judicial, se exige que haya paridad de sexos en los puestos de gobierno. La lucha se mutó, hoy las mujeres tienen cuotas en la política sin importar capacidades, potencialidad, perfiles; se deben llenar las candidaturas y los sitios de gobierno en equidad de género o sexo y eso es lo único importante; incluso, se ha llegado a la aberración de violentar la democracia representativa y retirar el triunfo a un hombre para cederlo a la mujer que quedó en segundo o tercer lugar, sólo por el hecho de ser mujer. Entrando en la tercera década del siglo XXI, es urgente la profesionalización, la democratización y la igualdad de oportunidades, terminar con las cuotas por imposición y transparentando

en las

las reglas políticas de tal forma que quien arribe a los cargos públicos o políticos, sea la persona más capaz, competente y con el perfil adecuado al puesto. Han transcurrido 65 años desde que subieron el primer peldaño las mujeres en la justa lucha por el reconocimiento a sus capacidades. El triunfo llegó y rebasó la equidad, hoy podemos ver cómo los derechos de las mujeres están por sobre los de los hombres en igualdad de circunstancias. Es tiempo de migrar a una sociedad igualitaria, justa y en donde no se conmemoren fechas que recuerdan lo retrógrada de una sociedad, lo injusta e inequitativa; en donde no se tenga que celebrar el día en el cual la mujer vio como igual al hombre, políticamente hablando. Entonces ese día, seremos la sociedad deseada por las y los luchadores de los derechos humanos.

Índice de ilustraciones Pág. 4 Recuerdos de la Historia (Diciembre 2015) Fotografía tomada de: https://navegandoenelrecuerdo.blogspot.com/2015/12/malinalli-malinche-dona-marina-o-el.html Pág. 4 Pinterest/ 3 Museos / Fotografía tomada de: https://i.pinimg.com/originals/ab/73/8f/ab738feb149af6ce37d7454c0cb90c09.jpg Pág. 5 La Redacción / Proceso (Diciembre 2019) Fotografía tomada de: https://www.proceso.com. mx/610589/el-2020-sera-el-ano-de-leona-vicariobenemerita-madre-de-la-patria

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O A S T R E S E I R N M G I I M N R P FE CO Abel Moreno López

D

entro de la eterna lucha de las mujeres por su emancipación en México,

hay un episodio singular, digno de recordarse tan ampliamente como sea posible. Sucedió hace poco más de cien años y es uno de los principales antecedentes de participación político-ideológica de las mujeres mexicanas, se trata del Primer Congreso Feminista efectuado en Yucatán el año de 1916. Aunque a menudo aquel evento apenas y se cita como referencia temática, se estima necesario conocerlo mejor, pues su contenido y alcances, dada la época y el entorno en donde se dio, lo hacen no solo un antecedente importante, sino también un hito fundamental en el esfuerzo de las mujeres mexicanas por alcanzar la igualdad que arduamente se les negó.

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Se da justamente en el centro de la década marcada por la revolución mexicana, que en principio abanderó la causa democrática, pero luego incorporó las demandas clasistas de obreros y campesinos. Se da en el estado de Yucatán, donde el espíritu libertario creció al tamaño, superando la enorme opresión de siglos magnificada durante el porfiriato. Así, el Congreso Feminista en Yucatán fue la respuesta a siglos de opresión, desigualdad, discriminación, en una palabra, injusticia hacia la mujer. Correspondió promover este Congreso al entonces gobernador y comandante militar, general Salvador Alvarado Rubio, de origen norteño, quien emitió la convocatoria respectiva, documento inicial en donde ya se advertía la gran carga ideológica del Congreso convocado. Pero, ¿quién era Salvador Alvarado? Fue un militar y político originario de Sinaloa, sonorense por adopción y yucateco por la trascendencia de su obra. Boticario en su juventud, simpatizó con la huelga de Cananea, militó en el magonismo y se sumó a la lucha de Madero. Desconoció a Huerta y avanzó en su carrera militar al lado de Carranza, quien lo comisionó al estado de Yucatán de donde sería gobernador y comandante militar (1915-1917) revelándose como un gran gobernador, con estatura de estadista, como se refleja en las importantes acciones materiales, legislativas, políticas y progresistas emprendidas por él, las cuales bien merecen una reseña aparte. Era ciertamente un hombre de ideas, pero también un hombre de hechos, pues como bien es sabido, las ideas significan a los hombres públicos, pero son calificados por sus hechos. Entre la obra justiciera por él encabezada está la orientación, convocatoria, apoyo y financiamiento del Primer Congreso Feminista de Yucatán realizado en el año de 1916. El 28 de octubre de 1915, el gobernador y comandante militar del estado de Yucatán, general Salvador Alvarado Rubio, asistido por el secretario general interino del gobierno estatal, Rafael Aguirre Colorado, emitió la convocatoria a un Congreso Feminista en el cual participarían las mujeres de Yucatán, en donde a

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General Salvador Alvarado Rubio (1880-1924), gobernador y comandante militar de Yucatán, 1917.

partir de diversas consideraciones como la necesidad del dinamismo social para la mujer, de su libertad y su evolución en la sociedad, se considera a la mujer como poseedora de un estado jurídico enaltecedor, una independencia honesta y una subsistencia capaz. “La vida activa reclama su participación, el honor la impele y suyo será el galardón si labora por sí y vence, liberándose de odiosas tutelas, de ridículas costumbres, de estúpidas tradiciones y férreos prejuicios”. Asimismo, respecto al medio más eficaz de conseguir los ideales de libertad y educación de la mujer, se dice lo siguiente: “es concurriendo ella misma con sus energías e iniciativas a reclamar sus derechos, a señalar la educación que necesita y a pedir su injerencia


LA VIDA ACTIVA RECLAMA SU PARTICIPACIÓN, EL HONOR LA IMPELE Y SUYO SERÁ EL

GALARDÓN SI LABORA POR SÍ Y VENCE, LIBERÁNDOSE DE ODIOSAS TUTELAS , DE RIDÍCULAS COSTUMBRES, DE ESTÚPIDAS TRADICIONES Y FÉRREOS PREJUICIOS

IV. ¿Cuáles son las funciones públicas que puede y debe desempeñar la mujer a fin de que no solamente sea elemento dirigido sino también dirigente de la sociedad? Entre otros aspectos la convocatoria establecía las resoluciones ha considerar como proyectos que serían elevados a la categoría de Leyes, previo estudio de las áreas de legislación social del gobierno de Yucatán. Por otra parte, se debe considerar que el gobierno provisional encabezado por el general Alvarado convocó este Congreso cuando ya había incorporado a los empleos públicos a mujeres aptas para ello; había fundado la escuela vocacional de artes domésticas para señoritas, se dio apertura a la enseñanza preparatoria en el Instituto Literario del Estado, se legisló sobre el divorcio, sobre la explotación inicua de la mujer y por ello ahora la llamaba a dictaminar sobre su destino en una asamblea solemne. Aunque originalmente se establecía como fecha la segunda quincena del mes de diciembre de 1915, conforme se fueron desarrollando los trabajos previos y de organización, hubo de modificarse la fecha de celebración, para lo cual se expediría una segunda convocatoria y el reglamento interior.

en el estado”, siendo ella misma quien se proteja. Por tal motivo, se convocó a un Congreso feminista a todas las mujeres honradas de Yucatán, con al menos los conocimientos primarios. El Congreso Feminista, dice la convocatoria, contará con una Comisión Organizadora nombrada por el Ejecutivo del Estado, encargada de los trabajos iniciales y de la cual derivarán las comisiones para la organización general y específica. Iniciados los trabajos se designará por elección de las congresistas la junta directiva, conductora de los trabajos del Congreso. El temario a resolver por el Congreso feminista, incluía las siguientes interrogantes: I. ¿Cuáles son los medios sociales que deben emplearse para manumitir a la mujer del yugo de las tradiciones? II. ¿Cuál es el papel que corresponde a la escuela primaria en la reivindicación femenina ya que aquella tiene la finalidad de preparar para la vida? III. ¿Cuáles son las artes y ocupaciones que debe fomentar y sostener el estado y cuya tendencia sea preparar a la mujer para la vida intensa del Progreso? y,

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La Comisión Organizadora se integró e instaló desde el día 13 de noviembre, fecha en la que propiamente inician los trabajos organizativos y de difusión, pues se quiso, dada la trascendencia de este evento, tuviera la más amplia y auténtica representación de todo el territorio del estado. Esta Comisión se integró de la siguiente manera. Presidente señorita Consuelo Zavala C.; vicepresidente, señorita Dominga Canto Pastrana; Secretarias, Adriana Vadillo Rivas y Rosina Magaña; Prosecretarias, Amalia Gómez F. de Aguilar y Gregoria Montero de Alonso; Tesorera, Adolfina V. de Ávila; y Vocales, señoritas Consuelo Andrade, María Brito F., Beatriz Peniche, Isolina Pérez C, Candelaria Villanueva, Piedad Carrillo, Delia González y Lucrecia Vadillo Rivas. Fueron en total trece sesiones —entre el 13 de noviembre de 1915 y el 10 de enero de 1916— en las cuales la comisión organizadora fue abordando todos los aspectos inherentes a la celebración del Congreso, revisando no solo los detalles administrativos, sino también los aspectos de divulgación, logística y programación de las sesiones de trabajo, así como transporte y demás detalles para recibir la representación de los diferentes partidos y/o municipios del estado de Yucatán. Por fin llegó la fecha de la inauguración. Era el día 13 de enero de 1916 y desde primera hora las congresistas fueron ingresando hasta el recinto del Teatro “Peón y Contreras”. Desde un par de días antes habían empezado a llegar a la capital yucateca para estar presentes en un evento revelado desde su convocatoria como innovador y trascendente. Para el inicio de la sesión matutina en la fecha inaugural, había setecientas congresistas. Los trabajos duraron cuatro días, celebrando dos sesiones diarias, todas con debates intensos, con felices coincidencias y múltiples desencuentros, observándose el natural choque entre tradición y porvenir. Las diferencias de opinión se vinieron presentando desde las sesiones previas de la Comisión

Primer Congreso Feminista celebrado en Yucatán, en 1916, bajo el auspicio de Salvador Alvarado Rubio.

Organizadora, por ello, para los trabajos en pleno del Congreso, puede apreciarse en las actas y en las relatorías periodísticas, un desempeño parlamentario de un elevado nivel, casi inconcebible si se tiene en cuenta se trataba de personas con escasa experiencia en ejercicios de debate como los presentados en el evento de referencia. Réplicas, contrarréplicas, mociones, interpelaciones, votos particulares, votaciones económicas y nominales, fueron aspectos técnicos que todavía en muchos espacios legislativos no se dominan y sin embargo en aquellas jornadas se ejercieron con destreza y en algunos casos hasta con maestría. Entre los primeros trabajos a desahogar estuvo, desde luego, lo relativo a la instalación de la asamblea por la Comisión Organizadora y la elección de quienes deberían integrar la Junta Directiva del Congreso, asunto a que hubo de dedicarse no poco tiempo y gran dosis de paciencia y tolerancia dada la diversidad de opiniones. Finalmente la Junta Directiva quedó integrada por las siguientes personas: Presidenta, Adolfina Valencia de Ávila; Vicepresidenta, Matilde Acevedo de Paullada; Vocal Primera, señora Natalia Medina de Colozzi; Vocal Segunda, señora Aurora Domínguez de Irigoyen; Vocal Tercera, Carolina Falero de Sauri;

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Vocal Cuarta, señorita Francisca Ávila Gutiérrez; Vocal Quinta, señora Mercedes Gual de Castellanos; Vocal Sexta, señorita Martina Pereira; Vocal Séptima, señorita Rosario Rejón; Vocal Octava, señorita Piedad Carrillo; Vocal Novena, señorita Ana María Espinosa; Vocal Décima, señorita Isolina Pérez; Secretarias primera, segunda y tercera, Sofía Pavón, Rosina Magaña y Consuelo Ruz, respectivamente. Cabe señalar, como uno de los primeros asuntos generadores de discusión y controversia, la invitación hecha por el gobierno estatal para asistir y participar en el Congreso a la señorita Hermila Galindo, del estado de Coahuila, asistente de don Venustiano Carranza, primer jefe del ejército constitucionalista. Ella no pudo asistir, pero envió su intervención para darla a conocer a la asamblea. Primero se discutió si se debía o no permitir la lectura del documento y luego de realizada la lectura en el acto inaugural y ante un gran rechazo inicial, se discutió si su contenido debería ser debatido e incorporado en las memorias del Congreso, determinándose no podría ser objeto de debate dada la ausencia de la autora para defender sus posturas ante los posibles cuestionamientos. El Primer Congreso Feminista de Yucatán se celebró del 13 al 16 de enero de 1916, teniendo como sede el Teatro “Peón y Contreras” de Mérida. Diversas escuelas públicas fueron utilizadas para albergar a las congresistas procedentes del interior del estado. Luego de arduas discusiones y ejemplares debates en los cuatro días con ocho sesiones que duró la celebración del Congreso, las congresistas llegaron a las siguientes conclusiones sobre los cuatro temas específicos de estudio:

la aplicación de las mismas ocupaciones que hasta ahora son desempeñadas por el hombre. 2.- Gestionar ante el gobierno la modificación de la legislación civil vigente otorgando a la mujer más libertad y más derechos para que pueda con esta libertad escalar la Cumbre de nuevas aspiraciones. 3.- Ya es un hecho la efectividad de la enseñanza laica. 4.- Evitar en los templos la enseñanza de las religiones a los menores de 18 años pues la niñez todo lo acepta sin examen por falta de raciocinio y de criterio propio. 5.- Inculcar a la mujer elevados principios de moral de humanidad y de solidaridad. 6.- Hacerle comprender la responsabilidad de sus actos, el bien por el bien mismo. 7.- Fomentar los espectáculos de tendencias socialistas y que impulsan a la mujer hacia los ideales del libre pensamiento. 8.- Instituir conferencias periódicas en las escuelas cuya finalidad sea ahuyentar de los cerebros infantiles el negro temor de un Dios vengativo e iracundo que da penas eternas semejantes a las del Talión “diente por diente, ojo por ojo”. 9.- Que la mujer tenga una profesión o un oficio que le permita ganarse el sustento en caso necesario. 10.- Que se eduque a la mujer intelectualmente para que puedan el hombre y la mujer completarse en cualquier dificultad y el hombre encuentre siempre en la mujer un ser igual a él. 11.- Que la joven al casarse sepa a lo que va y cuáles son sus deberes y obligaciones, que no tenga jamás otro confesor que su conciencia. II. ¿Cuál es el papel que corresponde a la escuela primaria en la reivindicación femenina ya que aquella tiene por finalidad preparar para la vida? 1.- Establézcanse conferencias públicas a las que asistan principalmente profesores y padres de familia a compenetrarse de los noblísimos fines que persigue la educación racional con su base de libertad completa, la que lejos de conducir al libertinaje orienta las generaciones hacia una sociedad en que predomine la armonía y la conciencia de los deberes y derechos. 2.- La supresión de las escuelas actuales con sus textos, resúmenes y lecciones orales, para sustituirlas con Institutos de Educación Racional en que se despliegue acción libre y beneficiosa.

I. ¿Cuáles son los medios sociales que deben em-

plearse para manumitir a la mujer del yugo y de las tradiciones? 1.- En todos los centros de cultura de carácter obligatorio o espontáneo se hará conocer a la mujer la potencia y la variedad de sus facultades y

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IV.

¿Cuáles son las funciones públicas que puede y debe desempeñar la mujer a fin de que no solamente sea elemento dirigido sino también dirigente de la sociedad? 1.- Debe abrirse a la mujer las puertas de todos los campos de acción en que el hombre libra a diario la lucha por la vida. 2.- Puede la mujer del porvenir desempeñar cualquier cargo público que no exija vigorosa constitución física, pues no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el del hombre, es tan capaz como éste de ser elemento dirigente de la sociedad.

En el curso de aquella innovadora asamblea, pudieron apreciarse intervenciones del más variado tipo, pero sobre todo plenas de autenticidad y de las mejores intenciones para cumplir con el cometido señalado en la convocatoria. Ahí se escucharon planteamientos y frases que de manera elocuente planteaban a más de la situación histórica y presente de la mujer en la sociedad, los planteamientos para alcanzar nuevas y mejores condiciones tanto en su relación con los hombres, como su papel en el desarrollo de la sociedad. En la lectura de las reseñas de aquel Congreso hay múltiples enseñanzas. Se estima deben difundirse de manera integral los contenidos de éste, no solo por representar un antecedente más en la lucha de las mujeres, sino porque mucho de lo ahí planteado sigue teniendo una plena vigencia. Desde luego llama la atención, además de su contenido de fondo, la riqueza del lenguaje utilizado por la mayoría de las congresistas, donde se aprecian algunas frases como las siguientes:

Hermila Galindo, pionera feminista y primera candidata a diputada federal.

III. ¿Cuáles son las artes y ocupaciones que deben

fomentarse y sostenerse en el estado y cuya tendencia sea preparar a la mujer para la vida intensa del progreso? 1.- Para fomentar la afición a la pintura crear inmediatamente una academia de dibujo, pintura, escultura y decorado. Asimismo establecer la clase de música en las principales poblaciones del estado. 2.- Crear clases de declamación en el Conservatorio y Escuela Normal. 3.- Clases de fotografía, platería, trabajos de fibra de henequén, imprenta, encuadernación, litografía, fotograbado, grabado en acero y en cobre, el arte de la florista y trabajos de cerámica en las escuelas vocacionales; que los emolumentos de que disfruten los profesores sean iguales; la creación de becas para las señoritas del interior del estado que deseen cursar estas asignaturas y que todas estas clases sean también nocturnas. 4.- Creación del mayor número posible de Escuelas-Granjas mixtas. 5.- Fomentar por medio de conferencias y artículos de periódicos la afición al estudio de la Medicina y Farmacia en el bello sexo. 6.- Fomentar la afición a la literatura y escribir libros de higiene, artes y cuanto redunde en pro del progreso de la mujer.

Queremos que la mujer de nuestros días sea algo más que juguete de amor, que no se contente sólo con ser reina de la gracia y de la belleza, porque es un trono muy efímero que la más leve ráfaga morbosa puede derribar. El feminismo pide libertad para la mujer, no licencia, pide el derecho de ejercer profesiones liberales retribuyéndose su trabajo igual que el hombre para que pueda bastarse a sí misma.

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civil que la mantiene atada, la consolidación de la enseñanza laica, “verdaderamente laica” y la libertad de conciencia para el niño como una salvadora necesidad social, el reclamo para sí de esos dones llamados socialismo, moralidad, humanidad, solidaridad, libre pensamiento y responsabilidad. La mujer yucateca exigió además de una educación sólida, un oficio, una profesión, un árbitro racional para lograr con su trabajo el sustento en muchas de las artes y ciencias cultivadas hasta ahora, exclusivamente por el hombre. Se pidió propulsar el arte, la granja y la medicina y en lo futuro desempeñar los cargos y sostener las cargas públicas convirtiéndose en elemento gubernativo y director de la sociedad, insistiendo desde luego en la reforma integral de la escuela primaria, solicitando reiteradamente la acción reparadora y científica de la escuela racional. Se renegó del confesor, de la peligrosa penumbra de los templos y de los falsos directores espirituales que han desviado su espíritu de la luz durante largos siglos. Se abjuró, según una reseña periodística, del Dios vengativo y cruel que “la arrojó a las gemonías de la servidumbre y a la horrible noche de su inferioridad mental”. Pero también fue conmovedor, más allá de su ardimiento y exigencias justicieras, cómo pudo reencauzar su reclamo para trazarse un nuevo camino para el futuro, para la mujer del porvenir. Ahí analizó sus congojas, sintetizó sus aspiraciones inmediatas, esbozó sus futuras ansias y se abrió nuevos y positivos horizontes. La obra de la mujer yucateca en el Primer Congreso Feminista pudo considerarse como un entero triunfo y en su momento fue una muestra de lo que se podría lograr llevando los principios inspiradores de la Revolución hacia su concreción. En la memoria de aquel evento, un redactor comprometido con la causa, compendía el resultado del Congreso en esta breve frase: “La cuestión de la mujer, esa insigne cuestión social que

Los dos sexos son iguales porque los dos están dotados de inteligencia y si son iguales deben tener la misma responsabilidad y por tanto deben recibir el mismo grado de cultura. Al reclamar derechos tengan presente que sabe que cada uno de ellos le impone el cumplimiento de un deber y en aras del deber se inmola siempre. Todas debemos fijar nuestras ideas y luchar por conseguir la perfección ideal.

En la ceremonia de clausura, la presidenta resumió los trabajos, señalando las conclusiones de las congresistas: ...que la mujer necesita tener conciencia libre de prejuicios para que pueda ser un ser libre que ame la verdadera ciencia, que tenga acendrado gusto por lo bello a fin de que pueda ser un enérgico factor de la libertad y la evolución […] que necesita ser educada como el hombre para asociarse con independencia de criterio al compañero de su vida y pueda llenar debidamente los deberes que impone el hogar [y asimismo] necesita de la educación positiva para hacerse un ser independiente para afrontar con serenidad las difíciles situaciones de la vida y ser un factor importante de la riqueza pública y privada, [agregando que] corresponde al Estado y a la sociedad convertir en propósitos estos ideales que traerán como resultado mañana el bienestar público y social, así como un gran caudal de felicidad para la mujer y horas dulces y placenteras para el hogar, no olvidemos que “el trabajo y la ciencia serán los señores del mundo”.

Cronistas y personajes han analizado este Primer Congreso Feminista, resaltando su importancia y sobretodo su efecto en la conciencia popular, pues no se trató de un torneo literario más o menos brillante, fue un encarnizado y potente combate de ideas, radical hasta la agresión. La mujer yucateca —sintiéndose libre de odiosas ataduras ancestrales y de nieblas místicas— primero reivindicó sus facultades naturales, su inteligencia, su sensibilidad y su fuerza moral. Cultura y ejercicios racionales apropiados para obtener el éxito, la necesidad de modificar la ley

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ha de transformar el mundo, es una fuerza que ya está en marcha Quiera Dios o no quiera”. Concluyo recordando la portada del texto en donde se recopilan las memorias de aquel Congreso, editado el mismo año de 1916, en el cual se incluye una expresión del escritor y periodista francés Alfonso Karr, que bien sintetiza el resultado y alcances de la magna asamblea reseñada aquí, decía Karr: “La hembra es el producto de la Naturaleza y la mujer el fruto de la Civilización”. Hasta aquí este breve recuento, reiterando la importancia de hacer llegar a las generaciones actuales todo lo relativo a este acontecimiento, particularmente a las mujeres, revalorando la importancia y alcances de su realización en plena etapa armada de la Revolución Mexicana.

Índice de ilustraciones Pág. 8 Por Esto! (Diciembre 2018) Fotografía tomada de: https://www.poresto.net/2018/12/30/salvador-alvarado-y-aquel-tren-tan-sonado/ Pág. 10 Twitter / INEHRM / Fotografía tomada de: https://twitter.com/inehrm/status/1052567413068247040 Pág. 11 Hernández, Natalí / Lado B (Enero 2016) Fotografía tomada de: https://ladobe.com.mx/2016/01/ el-primer-congreso-feminista-en-la-republica-mexicana/ Pág. 12 Heroinas (Agosto 2018) Fotografía tomada de: http://www.heroinas.net/2018/08/hermila-galindo-maestra-revolucionaria.html

Hidalgo 2095 Pte., Col. Obispado, Monterrey, Nuevo León, C.P. 64060 / Teléfono conmutador: 83 33 08 00 con seis líneas, FAX: 83 33 29 01 Email: grupoorven@prodigy.net.mx

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ASOCIACIÓN FEMENIL de Estudiantes de Derecho

Desplegado publicado en El Porvenir. Año L, No. 19,874 (jueves 03 de octubre de 1968), Segunda Sección, pp. 11B

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N LA HISTORIA de la humanidad las mujeres han aportado más allá que ‘un granito de arena’ en la construcción social de nuestra realidad. Generadoras de vida, pero también motivadoras de cambios, han permeado la historia, muchas veces sin el reconocimiento de las mayorías. Haciendo eco de esas voces y plumas que se alzan en el ejercicio ciudadano de manifestar inconformidades y señalar las rutas de la transformación social, Vuelo, revista universitaria de cultura, abre sus páginas a ésas herederas universitarias de la generación del 68 que hoy, a cincuenta años del parteaguas social que sacudió la hegemonía de los gobiernos priistas, nos expresan a través de este comunicado.

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1 Lylia Palacios

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Todas somos amas de casa. Silvia Federici La conversión de la mujer en ama de casa es la forma más antigua de esclavitud. Abdullah Öcalan Dedicado a la Asamblea Feminista de Nuevo León

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I LA CONSTRUCCIÓN del género es un resultado socio-

cultural no definitivo sino en constante cambio, destaca la importancia del discurso social que permite conocer qué cambia y qué permanece en la concepción predominante del “ser mujer”. En Monterrey, el patriarcado se puso traje de empresario paternalista y al frente de empresas como Cervecería Cuauhtémoc, Fundidora, Vidriera Monterrey, asumió el papel de divulgador ideológico captando en sus publicaciones internas la imagen de género a reproducir, correspondiente a la concepción binaria ‘hombre-mujer’ y a la responsabilidad “natural” de las mujeres como encargadas de la familia y el hogar. Hacernos cargo de la reproducción de la fuerza de trabajo y de la reproducción social con base en la familia, se internalizó por múltiples medios. Uno fue el discurso que nos ubica como las “reinas del hogar”, lugar indicado de las mujeres para ejercer nuestro “poder”. Trabajo y Ahorro, publicada desde 1921 por Cervecería Cuauhtémoc, recurrió constantemente al moralista escocés Samuel Smiles (1889): El hogar es el dominio de la mujer, su reino, donde ejerce un predominio completo. Su poder sobre los pequeños súbditos que gobierna allí es absoluto. (…) Ella es el ejemplo y el modelo que sin cesar tienen ante la vista, a quien observan e imitan sin tener conciencia de ello.

Y desde Fundidora Monterrey, la revista Colectividad publicada desde 1925, persuadía: Es dentro de tu hogar, en el trono que tienes de soberana, con el respeto y el cariño de tus súbditos, ante las horas pesadas y sombrías donde va a resplandecer tu feminidad exquisita. (Colectividad, 1931).

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je milenario internalizado gradualmente como si fuera atribución biológica. Y por regla general, en la gran empresa privada regiomontana las mujeres, cuando se iban a casar, debían renunciar “voluntariamente” antes de contraer matrimonio. Delimitados los espacios de las mujeres, había entonces que educarlas para ser damas. Estas grandes empresas crearon programas para esa preparación tanto de las esposas e hijas de los trabajadores, como de sus propias empleadas impartiendo clases de canto, poesía, baile, teatro. Además, sus revistas se llenaban de columnas dedicadas a las mujeres con tips de moda, sobre modales sociales aceptables, consejos para ser buenas esposas y madres, etcétera. Toda esta envoltura ideológica sobre las “virtudes femeninas”, finalmente tiene vulgares intereses económicos. En un sistema cuya esencia es la acumulación de capital, los salarios siempre estarán por debajo del costo real de la vida del obrero proveedor. Quién no ha escuchado alguna vez “yo me las arreglaba con lo que me daba tu papá”, porque todo el trabajo dentro del hogar no es remunerado, al haber quedado en el espacio privado, santiguado por el amor, la abnegación, el sacrificio de la mujer, es decir, la negación de sí misma. Con base en esto se desarrolló desde los años 70 la propuesta de la economía feminista para reconocer las tareas domésticas como trabajo creador de valor e indirectamente apropiado por el capital. Aunque este tema se ventilaba muchos años antes, cuando el patriarcado parecía eterno, un ejemplo muy interesante aparece en Trabajo y Ahorro de 1930, en el texto titulado “Horas de trabajo para las madres de familia”, en donde se hace referencia a la propuesta que recientemente había hecho el Secretario del Trabajo de Estados Unidos de establecer una jornada de 8 horas y dos semanas de vacaciones para las “amas de casa”, exhortando a los trabajadores quienes gozaban de

Revista Colectividad, 1930.

La cultura patriarcal le impuso al género femenino y particularmente a la madre el deber de transmitir los valores hegemónicos y con ello, todas las actividades realizadas cotidianamente dentro del hogar, desde las tareas domésticas, la administración, el cuidado de niños, enfermos y ancianos, la educación moral y el soporte emocional; por eso es clave que allí se quede, asumiendo que su destino “natural” es ser ama de casa. Cargándole además la eventual culpa de todos los males sociales cuyo incumplimiento puede acarrear: “Y todas las veces que la mujer ha sido arrancada de su hogar y de su familia para ocuparse en otro trabajo, el resultado, desde el punto de vista social, ha sido desastroso.” (Smiles, 1889). Aunque la aspiración más conservadora de las instituciones patriarcales es que toda mujer atienda una familia y dependa de un hombre, en el capitalismo el uso de fuerza de trabajo femenina ha sido permanente por ser más barata. En las fábricas de Monterrey las mujeres fueron ocupadas desde finales del siglo XIX como obreras y secretarias en la industria alimenticia, cigarrera, textil, cervecera, vidriera… y en el comercio, laborando en su mayoría en puestos relacionados con habilidades “femeninas”, resultado de un aprendiza-

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ocho horas, ni se negaría fuera de jornada a remendar los calcetines al marido. ¿Y qué madre abandonaría a los chicos en un domingo para que se lavaran y arreglaran como Dios les diera a entender mientras ella iba a divertirse?

Pero al final, lean el gran premio que nos espera: “Pero porque la mujer se sacrifica, debemos amarla más.” (Núm. 347, abril 5 de 1930, p. 16) Así, para alejar toda inquietud al lugar atribuido a las mujeres, la empresa capitalista convirtió el sometimiento en virtud y para robustecer esa capacidad administradora que nosotras aprendemos ante la escasez de recursos, las empresas crearon cursos de labores “femeniles” y economía doméstica, por ejemplo, en la Academia de Labores Femeniles de Vidriera Monterrey, aprendían a cortar el cabello, a confeccionar ropa y a cocinar, capacitación encaminada a paliar los modestos salarios de maridos o padres. Iniciadas aquí estas escuelas desde finales de los años 30, hacían eco del impulso que se daba en Europa, como el Salón de las Artes del Hogar inaugurado en Francia en 1923 o la declaración en Alemania del año 1934 como “año de la economía doméstica”. En la segunda década del siglo XXI, son muchos los cambios que estamos viviendo. El discurso hegemónico pierde fuerza ante una realidad distinta, las mujeres indígenas, urbanas y campesinas están al frente de una ardua lucha por recuperar el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestra vida, decididas a cuidar la vida del planeta. Por esto, al ponerme a escribir vi la acción convocada por la Asamblea Feminista haciendo eco al canto chileno “Un violador en tu camino”, la piel se me puso chinita de la emoción ante la contundencia. Estas mujeres convocadas y convocantes tejiendo horizontalmente su empatía, su unidad y su accionar. Nada socialmente hablando es lineal, seguro existen los conflictos derivados del aprender, del ponerse de acuerdo, del profundo individualismo

Semanario Trabajo y Ahorro, 1930.

esa jornada laboral se preocuparan por comenzar con esos derechos desde el hogar. La reflexión de quien escribe en la revista hace gala del conocimiento de la vida miserable de las amas y dice sobre la propuesta: ...suena como profecía celestial para millones de mujeres muertas de fatiga, agotadas por el trabajo, cuyas vidas son un monótono ir y venir de la cocina a la cuna y de ésta a la máquina de coser, con variantes de lavadero, tabla de planchar y escobas.

Y le sirve de preámbulo para confirmar lo que sostiene Öcalan, calificando la propuesta como una “teoría” impracticable, pues aunque las mujeres pudieran “sindicalizarse para no trabajar más de ocho horas”, ¿qué madre o esposa dejaría de cumplir sus deberes?, pues: No sería posible (…) que una madre permaneciera en cama hasta las ocho de la mañana, en tanto los niños pedían el desayuno para ir a la escuela, sin que hubiese quien se los diera. Tampoco podría abandonar en el cuarto a un niño enfermo porque no eran horas de trabajo. Tampoco habría esposa que se atreviera a dejar la comida a medio hacer porque habían expirado las

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Semanario Vidriera, año 1943.

y las mezquindades del oportunismo, pero le apuesto a la certeza de estar ante procesos de cambio cultural que no se detendrán. Y cómo no emocionarme, si una burguesía ha militado para mantener en jaula de alambre o de oro a las mujeres/amas de casa, esa es la regiomontana, tan profundamente patriarcal que nos mantiene en los primeros lugares de violencia intrafamiliar y feminicidios. Luchar hoy contra el patriarcado es luchar contra todo tipo de poder vertical, contra toda explotación. No tenemos pasado “mejor” al cual regresar ni un futuro “ideal” esperándonos. Nomás tenemos un presente para retejernos en el bien común.

Notas Tomado de: https://academicxsmty43.blog/2019/12/02/dejar-de-ser-amas-de-casa-por-lyliapalacios/ Consultado el 03 de diciembre 2019. Las publicaciones citadas están albergadas en el Archivo General del Estado de Nuevo León. 1

Índice de ilustraciones Ilustración tomada del artículo original.

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LOS DERECHOS ECONÓMICOS DE LAS MUJERES: ENTRE TEORÍAS Y PROPUESTAS INTERNACIONALES

LÍDICE RAMOS RUIZ 21


Puestas fuera de la ley; menores, pero responsables; sin derechos, pero esclavas de todos los deberes, sin protección, sin defensa, las mujeres deben defenderse ellas mismas. Liga de mujeres de Francia Nota en el diario Urumea de Francia fechada el 8 de enero de 1885.

INTRODUCCIÓN ANTECEDENTES

Consideramos oportuno analizar el tema de los derechos económicos de las mujeres como un homenaje a las que desde el siglo XIX vienen enfrentando la defensa de sus derechos. Esos momentos nos parecen lejanos, pero son la simiente de los esfuerzos feministas de los siglos posteriores. El 8 de marzo es, para nosotras las ciudadanas del mundo, una fiesta cívica-política que es conmemorada y, cada año, es considerada como una oportunidad para la reflexión sobre los avances o retrocesos que ello implique. En estos tiempos consideramos muy pertinente detener el paso y analizar los cambios en la teoría y las propuestas internacionales. Así como la doctora Amelia Valcárcel nos recuerda la necesidad de considerar desde la filosofía las obras tempranas del feminismo, desde la sociología cabe destacar las propuestas y lemas de los movimientos sociales de las mujeres. En esta ocasión vamos a marcar algunos antecedentes y la ruta seguida desde las instituciones internacionales dada la presión del Feminismo, con mayúsculas, mostrando cómo su idea impulsora ha calado en la teoría económica y en las transformaciones sociales que hoy disfrutamos.

El 8 de marzo forma parte de las fiestas cívico-políticas de las mujeres desde 1910, cuando en la II Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague, la alemana Clara Zetkin planteó el tema de la conmemoración sobre las huelgas de las garment workers en los Estados Unidos, fijándose así el 8 de marzo como “Día de las Mujeres Trabajadoras”. La industria textil en Estados Unidos contaba con obreras y obreros migrantes desde mediados del siglo XIX, de hecho, en 1857 se presentaron huelgas buscando mejores sueldos y jornada laboral más acorde con el sexo de las y los trabajadores. Mención especial son los esfuerzos por limitar el trabajo infantil. Las trabajadoras protestaban bajo el lema de “Pan y rosas” y sus huelgas en su acontecer puntual siempre fueron reprimidas. Sin embargo, si partimos de considerarlas como el inicio de un proceso histórico-sociológico-político, son la chispa y el espíritu que nos ha permitido caminar en los esfuerzos de libertades y derechos, en especial derechos económicos, durante los siglos XX y XXI.

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Como bien sabemos, es en 1995, en el marco de la Cuarta Conferencia Mundial de las Mujeres de la ONU, cuando logramos la Declaración de nuestros derechos como derechos humanos. Derechos de la cuarta generación que corresponden a derechos de grupos. Todo un parteaguas para el reconocimiento y crecimiento de la formación de ciudadanía plena de las mujeres. Así también, este logro de la igualdad de derechos de género, sin duda, amplía la democracia participativa y el empoderamiento femenino en diversos órdenes de la vida en sociedad, pues se establecen compromisos para, en un mediano plazo, con este “dar poder”, desaparezca la óptica de ver a las mujeres como personas o grupos débiles o vulnerables.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en 1967 la Declaración Sobre la Eliminación de la Discriminación Hacia las Mujeres, con lo que el tema de las mujeres se coloca a nivel de los países, así como las demandas internacionales por situar su participación en los temas del desarrollo de los pueblos. Para el año de 1975, cuando se realiza la Primera Conferencia Mundial de las Mujeres en México, a instancias de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), también se declara el 8 de marzo como Día Internacional de las Mujeres y de la Paz Internacional. Se suceden las Conferencias Mundiales en 1980 en Copenhague y se establece el Decenio de las Naciones Unidas para las mujeres. En 1985, en Nairobi, ya se menciona la igualdad de género, la paz y el desarrollo. Beijing, en 1995, cuenta con una Declaración y una Plataforma de acciones para los 185 países representados en ese organismo internacional.

SIGLO XXI: DE LAS TEORÍAS Y LAS PROPUESTAS GLOBALES ¡Muchos avances! ¡Sin lugar a dudas! Mas debemos reflexionar un poco sobre el establecimiento de demandas en los marcos ético-normativos del desarrollo sostenible, en especial en los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de 2015, para comprender las metas y construir compromisos con el enfoque de la igualdad de género. Vale

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adolescentes y niñas; acceso a recursos de tierra, trabajo y seguridad económica. c) Igualdad en el poder de decisión y gestión de la gobernabilidad. El documento de resultados de Río-20 o de la Conferencia de Desarrollo Sostenible de junio 2012, afirma: “reconocemos que la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres son importantes para el desarrollo sostenible y nuestro futuro común”. Y asegura “reafirmamos nuestros compromisos de asegurar a las mujeres igualdad de derechos, acceso y oportunidades de participación y liderazgo en la economía, la sociedad y la adopción de decisiones políticas”. El compromiso no siempre ha sido enumerado de esta manera. Incluso, tenemos dificultades de lenguaje, pues desde muchas instancias nacionales e internacionales los documentos hablan de LA MUJER y sabemos lo poco apropiado de ese concepto, preferimos LAS MUJERES, sin embargo no siempre se presenta en plural. ¿Qué se solicita de las mujeres, hoy día, desde la economía vista como desarrollo sostenible y/o desarrollo sustentable? La Agenda para el Desarrollo Sostenible del 2013, consensuada entre los Estados, contiene 17 objetivos y 169 metas. Muestra la incorporación sistemática de la perspectiva de género para promover sociedades inclusivas con acceso a la justicia desde ésta visión, haciendo énfasis en el objetivo cinco del horizonte de la igualdad se proclama analizar:

Clara Zetkin, luchadora por los derechos de las mujeres.

preguntarnos: ¿Cuántos laberintos se han librado para llegar hasta aquí y cuántos nos faltan todavía? Ya que los enunciados de varios documentos son muy recientes en el tiempo. ONU-Mujeres surge en el 2010 como una instancia especial y se suma a estas ideas de las Conferencias, pero va más allá al reconocer situar las bases del desigual trato a las mujeres en las estructuras que subyacen en las dimensiones sociales, económicas y ambientales. Por ello, hace un llamado para una transversalización robusta de consideraciones plasmadas en tres áreas críticas:

a) El trabajo no remunerado de autoconsumo, como por ejemplo, acarreo de agua y leña. b) El trabajo precario en zonas rurales que es, en la mayor parte, realizado por mujeres, donde un 38 % no recibe ingresos por ello. c) La escasa propiedad de las mujeres de tierras agrícolas. d) Los esfuerzos contra corriente para protección del medio ambiente y educación sobre el mismo, por no tener acceso a su control.

a) Protección contra la violencia de género. b) Igualdad de género en la distribución de capacidades sociales y económicas, como educación, salud sexual y reproductiva de mujeres,

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e) El aumento en las cargas potenciales de la economía de cuidados en caso de desastres naturales y ajustes económicos. f) La ignorancia frecuente del liderazgo económico femenino a la hora de valorización del producto interno de los países. Todo lo anterior, plasmado en los discursos y documentos internacionales, nos resulta halagador, pero nuestra mirada reflexiva obliga a hacer un breve recorrido retrospectivo de los aspectos involucrados en las capacidades económicas reconocidas en las mujeres, porque las visiones sobre nosotras muchas veces están sesgadas. Lo dicho en los documentos son recomendaciones a los países miembros de la ONU, no son obligaciones a cumplir o implementar, a menos que sean parte de la agenda firmada por los gobiernos. Dentro del reconocimiento de estos contenidos, vemos claramente cómo se logra hablar de los distintos tipos de trabajo realizados por las mujeres. Trabajo salarial, mal pagado; trabajo doméstico, trabajo de cuidados de las personas y del ambiente natural, trabajos rurales y de las mujeres indígenas. Pero, ¿dichas recomendaciones son capturadas por los esquemas clásicos de la teoría económica del desarrollo? Como sería lógico aceptar, el mundo de las ideas y de los conceptos existe detrás de los programas, acciones y prácticas de los agentes que van a implementar los acuerdos. Muchas personas sabemos que las teorías del desarrollo son el tema dominante de los estudios y prácticas económicas a partir de la Segunda Guerra Mundial. Desde allí se pretendía construir cierto tipo de relaciones económicas capitalistas donde los países del Sur, llamados Subdesarrollados, alcanzaran en un tiempo breve los niveles de desarrollo de los países del Norte. Se consideraba que las políticas de modernización industrial, urbanización y transformación tecnológica de la agricultura lograrían un creci-

Las sufragistas británicas —Suffragettes— Annie Kenney y Christabel Pankhurst.

miento económico, trayendo como consecuencia una filtración de arriba abajo de los beneficios del mismo. El Estado sólo tenía asignado el rol de crear las condiciones para facilitar dicho crecimiento. Empero, la integración de las mujeres en procesos globales de crecimiento y desarrollo económico, político y social de los años sesenta percibe su incorporación, considerando tres supuestos: a) Las mujeres son receptoras pasivas del desarrollo, sólo consumidoras o usuarias de recursos. b) La maternidad es el rol más importante de las mujeres. c) En la crianza es donde mejor desempeño (no productividad) tienen las mujeres en su contribución al desarrollo.

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Las mujeres en México son fundamentales para el desarrollo del país.

de la “filtración de arriba abajo” queda corta. Germina la preocupación por añadir una dimensión social, con elementos redistributivos. Se le asigna al Estado una participación activa y con ello se habla de planeación guiada, “Estado de Bienestar”. A partir de entonces, los proyectos dirigidos a los países pobres del llamado Tercer Mundo, enfatizan la idea de colocar a las mujeres dentro de los grupos vulnerables, a pesar de ser la mitad de las poblaciones de los países. Así, a partir de 1975 con la primera Conferencia Mundial de las Mujeres de México, bajo el lema “Igualdad, desarrollo y paz”, se cobija la propuesta de “Mujeres en el Desarrollo” (reconocida como propuesta MED) enfocada al bienestar, la equidad, antipobreza, la eficiencia y la productividad. Para la causa de las mujeres y en paralelo a la implementación de programas de apoyo al desarrollo, Ester Boserup (1910-1999), economista danesa, plantea la idea de “no neutralidad” de los costos y beneficios del desarrollo y cuestiona a los programas de

d) En el sector productivo su eficiencia es tan baja que se justifican los salarios precarios. Percibimos con claridad cómo durante más de veinte años de terminada la Segunda Guerra Mundial, sólo se aprecia en las teorías económicas a las mujeres en el rol reproductivo. Por ello se implementan los programas de planificación familiar donde ellas serán las responsables de los límites de las familias y del crecimiento de la población. Si bien, se acepta que las mujeres son un “problema” para salir del subdesarrollo, precisando atención como un segmento vulnerable, en las prácticas de los programas se les trata como receptoras de ayudas alimentarias o de servicios reproductivos y su educación sólo importa como madres o esposas, dependientes afectuosas, sumisas, emotivas y débiles. Para los años setenta, con el crecimiento de la fuerza y el impacto del movimiento feminista mundial, la esquematización de la visión de desarrollo

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de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (más conocida como FAO, por sus siglas en inglés) llevaba recursos de apoyo, se debería destacar la interrelación entre la agricultura, la migración, las tecnologías, el uso de la tierra, los roles de género y los aspectos simbólicos de los pueblos. Tres aspectos resultan claves en sus argumentaciones: 1) la falsa neutralidad de los actores en el desarrollo; 2) la mirada sobre las mujeres, institucionalizada en las prácticas gubernamentales; 3) la falta de reconocimiento de las experiencias de las mujeres diferentes a las de los hombres en los países del Sur. Avances importantes en el camino de las demandas de las mujeres. Por otro lado, al introducirse los aspecto de eficiencia y productividad en este enfoque MED, cuestionaba el tipo de trabajo que las mujeres realizaban en la esfera mercantil. Su incorporación en aumento en el mercado de trabajo será valorizada con el estándar masculino adaptado por el estilo “fordista” y los supuestos de “familia nuclear”. Una “justificación de mercado” muy adecuada desde la ciencia económica para que ellas reciban salarios menores a los de sus colegas varones en igual trabajo. Además de este polémico aspecto del trabajo, vamos a encontrar sustantivas críticas a la propuesta MED sobre la ceguera del poder o las conexiones sistémicas entre procesos sociales y la acumulación capitalista. La teoría económica y sus aplicaciones se aprecian como una economía androcéntrica que coloca los aspectos del desarrollo contrapuestos a la reproducción humana; como una ciencia matematizada que realiza adecuaciones teóricas para incluir los temas de mujeres y trabajo de manera secundaria y justificando demandas del movimiento feminista. Tenemos que las polémicas teóricas sobre la rigidez del esquema MED y el desgaste económico del proyecto Modernizador, entre otros factores, dieron origen a la propuesta de “Género en el

ayuda de los organismos internacionales, pues en vez de apoyar a las mujeres, las perjudican. Ella denuncia la concepción de “mujer en el desarrollo”, sostenida por dichos organismos e implícita en sus prácticas del paradigma modernizador, pues actuaba bajo estereotipos occidentales que tenían a las mujeres centradas en el ámbito doméstico-reproductivo y no consideraban sus roles productivos en los sistemas agrícolas, por ejemplo, de África y la India. Por tanto, asignaban una aportación secundaria y sin valor a: a) La recolección de leña o acarreo del agua. b) Protección de bosques o especies animales. c) Vigilancia comunitaria de las tierras o viviendas. Con todo, ella no cuestiona teóricamente los principios del desarrollo, pero sí logra apuntalar que en las economías a las que la Organización

Ester Boserup (1910-1999).

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Empoderamiento referido al fortalecimiento de las potencias de las mujeres. Como una redistribución del Poder, con mayúsculas, dentro de la estructura patriarcal, refiere a un proceso donde la persona alcanza el control de su propia vida mediante cambios en las relaciones de marginación, dependencia, exclusión o explotación. Una elevada ambición que en términos prácticos de la economía pasó del lenguaje del bienestar a buscar la equidad de género y a caminar por la experiencia del empoderamiento, para tener mujeres como sujetos del desarrollo, pero en muchas ocasiones esquivando el contenido político de las relaciones de género. Por lo anterior, desde los años noventa, las políticas de cooperación internacional que pretenden la aplicabilidad del proyecto GED enfatizaron los dos últimos tópicos. ¿Cómo hacer a las mujeres más productivas en el mercado de trabajo asalariado? ¿Cómo elevar su racionalidad económica? La relación entre la eficiencia y la productividad se perfila claramente. La búsqueda de soluciones a las inequidades de género coincidió con el deterioro de la economía mundial y la recesión del mundo subdesarrollado, con las políticas de ajuste estructural y la nueva visión del desarrollo con base en la sostenibilidad. Toda una serie de elementos se presentan para la redefinición de la equidad de género. El tratamiento de las reivindicaciones de género pasará por el replanteamiento del principio de igualdad al develarse la feminización de la pobreza y los pocos avances en la legislación laboral para conciliar la interdependencia del trabajo doméstico, de los cuidados y el mercantil que ejecutan las mujeres. Para varias organizaciones feministas que trabajan los aspectos económicos se habla de una desarticulación del “pacto de género” del proyecto GED. Toman fuerza y forma las diversas aristas de exclusión por género y la comunidad internacional tiende a movilizar los estudios y los recursos para

Desarrollo” (GED), para la que no bastaba tomar en cuenta a las mujeres sino considerar otros condicionantes políticos, étnicos, raciales, de clase y edad, para el proceso de establecer prioridades para el desarrollo e incorporar las demandas de la economista Boserup. La terminología de género y sus particulares propuestas de relaciones desiguales de poder tanto en la familia como en los sectores de la economía, fue adoptada por las instituciones que cooperan para el desarrollo. Ahora bien, no todas las instancias la interpretan de igual manera. Para unas, género es otra palabra para denominar mujeres, para otras, una buena excusa para abandonar proyectos productivos dirigidos a mujeres, y para las feministas u organizaciones sociales de mujeres, género alude a asimetrías de poder. Los argumentos de esta nueva propuesta enfatizan que para concebir la contribución de las mujeres al desarrollo, debe identificarse la subordinación y desigualdad de trato hacia ellas, además de encontrar las relaciones sociales que obstaculizan la equidad entre mujeres y hombres, el porqué de la ruptura abrupta entre lo público y lo privado, y como elemento nuevo y muy relevante, tener en cuenta las adecuaciones y relaciones dentro de la unidad doméstica. La familia ya no es el espacio homogéneo y con una función de utilidad. Aparece por otros caminos no propios de la economía tradicional. El estudio de la familia no armónica y con distinciones de poder muy marcadas en su interior, toma carta de explicación nueva. Para los años ochenta, el componente relacional de género permea a la economía. Los organismos internacionales, las agencias nacionales y de sociedad civil adoptan el proyecto GED. Desde la óptica de la estudiosa Caroline Moser (1993), se trata de una propuesta que contiene una serie de estrategias cuyo propósito es conseguir, por parte de las mujeres, el logro de la igualdad y equidad con los hombres mediante su propio empoderamiento.

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invertir en el empoderamiento

económico de las mujeres contribuye directamente a la

igualdad de género

responder al cambio de paradigma económico para el desarrollo en condiciones de gran incertidumbre. Considerando al sujeto-mujer del desarrollo sostenido, ONU-Mujeres es muy clara cuando dice: invertir en el empoderamiento económico de las mujeres contribuye directamente a la igualdad de género, la erradicación de la pobreza y el crecimiento económico. Las mujeres sufragan de manera muy significativa a las economías, ya sea en empresas, granjas, como emprendedoras o empleadas, o trabajando como cuidadoras domésticas no remuneradas. En este apretado resumen de los laberintos de más de un siglo por tener un espacio en los aspectos de los derechos económicos, las vivencias de las mujeres son muy variadas de acuerdo a su nivel educativo, racial, étnico y de edades y preferencias sexuales. Las diferencias del mercado laboral en general, dada la globalización, cuentan con un sinfín de alternativas para evadir las demandas de seguridad, igualdad salarial, límites a las jornadas de trabajo y respeto al esquema de un orden pactado dentro del capitalismo industrial y nos hablan de un mercado laboral flexible.

Referencias Moser, C. (1993). Gender, Planning and Development: Theory, Practice and Training. London: Routledge. Índice de ilustraciones Pág. 22 AJB San Isidron (Marzo 2016) Fotografía tomada de: http://ajbsanisidro.org/?p=6750 Pág. 23 Casanova, Francisca / T13 (Marzo 2019) Fotografía tomada de: https://www.t13.cl/noticia/mundo/ por-que-se-conmemora-8-marzo-dia-internacional-dela-mujer-0308 Pág. 24 Mujeres Bacanas (2019) Fotografía tomada de: https://mujeresbacanas.com/clara-zetkin-1857-1933/ Pág. 25 Wikipedia (2019) Fotografía tomada de: https:// es.wikipedia.org/wiki/Sufragio_femenino Pág. 26 Gobierno de México (Febrero 2017) Fotografía tomada de: https://www.gob.mx/bienestar/es/articulos/en-el-dia-de-la-mujer-mexicana Pág. 27 Turner II, B. L. and Fischer-Kowalski, Marina (Diciembre 2010) Fotografía tomada de: https://www. pnas.org/content/107/51/21963 Pág. 28 Freepick (2019) Fotografía tomada de: https:// www.freepik.es/psd-gratis/plantilla-banner-colorido-dia-mujer_6760415.htm#page=1&query=8%20 de%20marzo&position=40

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, EURÍDICE GONZÁLEZ NAVARRETE


E

N EL CONTEXTO

de conmemoraciones de la independencia de América Latina, que va en el ciclo de 1810 a 1824, la memoria y la historia en torno a las mujeres se siente como una necesidad creciente, histórica y cultural, que vale la pena cuestionar. Hasta fechas muy recientes, a partir de la expansión de la historia de las mujeres en el ámbito de las ciencias sociales de mediados del siglo XX, casi no se mencionaba. ¿Acaso ninguna mujer participó activamente en la vida de los territorios americanos de Norte a Sur? ¿Cómo no percibir a “Manuelita”, entre tantas mujeres sobresalientes en la vida y nunca suficientemente mencionadas al paso del tiempo? ¿Existe una mayor motivación para acercarse a Manuela Sáenz de Aizpuru (Quito, Ecuador, 1797 - Paita, Perú, 1856) doscientos años después, que reconocerla como ”la Libertadora del Libertador”? ¿Es que no brilla con luz propia? Es muy amplio el espacio ocupado por su fuerza femenina en la biobibliografía existente hasta hoy. En apariencia, sólo en apariencia, su fama se debería a su romance de ocho años con Simón Bolívar (Caracas, Venezuela, 1783 - Santa Marta, Colombia, 1830); relación amorosa y fraterna decisiva para inscribirla en la memoria histórica posterior, pues, en el caso femenino, amantes y esposas no tenían trascendencia histórica más allá de dichos roles; pero en su caso, polémicas, contradicciones y debates cada vez más encendidos, dividen a la historiografía más conservadora, públicamente moralista, de otra más progresista, pero no menos excluyente en la tendencia a la narrativa novelada y mitificadora, entre el “mito erótico” y el “patriótico” y la constante manipulación de su memoria, cuando ha sido considerada como prócer de la independencia y hasta precursora del feminismo latinoamericano (Vilalta, 2012: 65). Los detalles de la biografía de Manuela Sáenz son escasamente conocidos hasta hoy, a pesar de la existencia de varias obras en torno a su vida. Es importante precisar esto último, son exactamente en torno a su vida, y no a su participación en las luchas junto al Libertador, los momentos más divulgados, quizás en virtud de los documentos. Sin embargo, cómo vivió

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y se relacionó Manuela antes y durante la guerra de independencia, así como sus últimos años, no lo han sido igualmente; por una parte porque escapan de las posibilidades de contar con fuentes documentales y, por otra, no logran integrarla al contexto histórico. Hasta ahora sigue el debate entre los autores en lo concerniente a la autenticidad de los documentos conservados por la propia Manuela, que sufrieron el incendio en Paita, para ser devueltos más tarde por un amigo patriota y colocados a disposición de la República del Ecuador (Rumazo: 2007). El año probable de su nacimiento, en 1795, como si fue en 1797, no es tan importante como el contexto histórico, familiar y social en el cual se formó su pensamiento para manifestarse en la disposición y participación en las campañas por la independencia de su Patria y más allá, como soldado que fue ascendiendo por méritos en combate y en la vida política en los momentos más convulsos y en los territorios amplísimos de América del Sur, al lado de los hombres más audaces de esa etapa: Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. La sociedad en la que creció y a la cual se enfrentó Manuela Saénz reflejaba la crisis del régimen colonial. A fines del siglo XVIII, en Quito, se sentían las afectaciones producidas por la caída de la producción minera de Potosí y la competencia de los textiles con Europa; contrastaba con Guayaquil, abierto al comercio exterior. La capital mostraba signos del estancamiento y profundas diferencias sociales: una élite de profesionales ilustrados, los cuales fundaron una publicación periódica, Primicias de la cultura de Quito, en 1791 convivía con una aristocracia interesada en mantener los vínculos con la metrópoli, lo cual le garantizaba la conservación del orden y la estabilidad necesaria para mantener su poder frente a los sectores populares: mestizos, indígenas, negros esclavos y artesanos, con anhelos de autogobier-

Manuela Sáenz, portando la insignia de la Orden El Sol del Perú.

no, como lo demuestra el hecho de que esta fue una de las primeras regiones donde primero se produjeron levantamientos y desórdenes políticos (diciembre de 1808) y se organizó una junta de gobierno (Guerra; 2008). Manuela nació hija natural de Simón Sáenz, de origen español, Regidor de Quito, con Joaquina Aizpuru, quiteña de 29 años, soltera, cuya familia poseía algunos bienes y algunas propiedades, quien murió poco tiempo después del parto. Su padre la reconoce como hija, meritoria actitud de un hombre en aquellos tiempos y, al morir la madre, dispuso que la niña recibiera cuidados en el convento de las monjas de Santa Catalina, convento de clausura, al auspicio de los dominicos en Quito, en el cual Manuela vivió, al parecer, los primeros años de su vida. Se benefició de la decisión de su padre cuando la llevó a vivir con sus hermanos, hijos del matrimonio de éste con Juana María del Campo, oriunda de Popayán, de una familia con ideas

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propicio el desarrollo de la inteligencia femenina. Muchas mujeres abrieron los salones donde acogieron a pensadores y artistas en sus tertulias, animando el debate y posibilitando la difusión de ideas. Interlocutoras de lujo, eran consideradas iguales a nivel intelectual y espiritual —obviamente solo entre las clases altas, y en pocos casos entre quienes se ganaban la vida desempeñando un oficio—. Inmersa en la época, doña Juana María seleccionó con libertad los maestros de sus hijos y, por consecuencia, los de Manuela; eran de inclinaciones liberales, civiles e independentistas, de manera que compartieron muchas conversaciones y lecturas. Ciertamente, muchas mujeres de la élite recibieron más directamente los beneficios del espíritu de la Ilustración (Migden Socolow 2000, 177), pues si bien es cierto, las mujeres no accedían a una educación reglada —destinada sólo a los varones— también pudieron formarse de forma mucho más autodidacta y empezaron a cultivar los hábitos de la lectura, el debate, la frecuente y abultada correspondencia (Torras Francés 2001, 83-84) y la narrativa en general, con una libertad desaparecida, paradójicamente, al imponerse, a finales del XIX, los programas formativos específicos para niñas que reforzaron, de forma poderosa, las pautas de domesticidad a las que se las confinó de forma rotunda. Así, Manuela llegó a poseer una vasta cultura universal. Leía a los filósofos y pensadores de la época y debatía los temas políticos en los salones con los hombres. Hablaba con fluidez el inglés y el francés. Cuando comenzó a relacionarse con Bolívar ya había leído a los filósofos clásicos, así como a algunos de la Ilustración, y podía citarlos en sus conversaciones y en tertulias en las cuales participaba activamente (Bussingault; 2007). Su infancia transcurrió con estancias en el campo, lo mismo en la hacienda de los Aizpuru en Catahuango, así como en la casa de su padre.

revolucionarias. Es así como Manuela estudia con su hermano José María, sólo 2 años menor que ella. Tenía además un hermano (Pedro Ignacio) y una hermana (Eulalia), pero sería con aquel con quien más se identificaría ella durante toda su vida. La posibilidad de acceder a la lectura de textos de los ilustrados, así como la estimulación a su sed de conocimientos amplios, casi de manera autodidacta, en un ambiente de aprendizaje relativamente libre, condicionaron un pensamiento irreverente y de juicio propio. Si hubo momentos en la historia en donde las mujeres encontraron mejores condiciones para desarrollar su potencial intelectual fue el contexto del siglo XVIII, el de las luces, período coincidente con el proceso de independencia de las colonias españolas en América y que abre la realidad a la modernidad histórica. La amplitud de miras del momento trae como consecuencia necesidad de libertad en los individuos y en los pueblos, y en especial en las mujeres. En ese ambiente fue

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y vivía organizando tertulias y encuentros sociales en los donde empezó a participar Manuela. Allí encontró no sólo la compañía de la compatriota, sino un espacio para la conversación de temas tan cotidianos como la marcha de la campaña en el sur. Por ello se dice que ambas contribuyeron a crear en Lima, un clima favorable a San Martín y a su ejército del Sur, vencedor ya por aquel año de 1821. Por él le fue conferida la orden de Caballeresa del Sol, en sustitución de los antiguos títulos de nobleza por grados de mérito. Su amistad con Rosa la enriqueció con toda la información sobre el prócer argentino, la cual le sirvió más tarde para asesorar a Bolívar en ocasión de los preparativos de la entrevista de Guayaquil. A fines de 1821 Manuela logra viajar a Quito, con la autorización del esposo, con quien rompe definitivamente relaciones que ya eran para ella una molestia, según ha relatado. Él nunca cesó de insistir en la conservación del matrimonio y en su amor por Manuela. En Quito se convirtió en colaboradora civil del ejército libertador comandado por Antonio José de Sucre y más tarde se encontraría con Bolívar allí mismo, para no separarse de ese camino jamás. Por esa fecha se produce la batalla de Pichincha. Participa en uno de los operativos para informar sobre las posiciones enemigas. Curó entonces a los heridos, transportó medicinas y provisiones para las tropas libertadoras y así inició una amistad con Sucre que duraría hasta la muerte de este. Ella se percata de la envidia de algunos y se lo comenta. Ya entonces “fumaba un cachimbo de marinero, se perfumaba con una loción de militares, se vestía de hombre y andaba entre soldados” (García; 1989). En Quito recibió la entrada triunfal del Libertador y el 16 de junio prepara de antemano una corona de laureles, la cual lanza a Bolívar desde el balcón y por la noche comparte con él en el baile organizado por la victoria. Durante los 18 días de permanencia del Libertador se inicia la

Montaba a caballo al estilo masculino, pues le resultaba cómodo y le fue así mismo muy útil durante las campañas militares. La masacre de los patriotas en Quito en 1810, impresionó profundamente a Manuela, adolescente aún. Fue la primera experiencia personal de conocer sucesos sangrientos en los marcos del poder colonial, cuando se entera de la noticia del salvaje asesinato de jóvenes amigos de la familia que habían participado en las revueltas contra el poder español, por parte de las tropas realistas de “pacificación”. Se cuenta de su fuga del convento, a los 15 años, con un oficial joven, según algunos. Sin embargo, los detalles son especialmente contradictorios, pero ciertamente provocaron críticas moralistas por parte de las damas aristocráticas. Debido a ello, o simplemente por motivos de negocios y en busca de mejores oportunidades para sus hijos, don Simón Sáenz decide trasladarse con la familia a Lima. Ya ella había comenzado a reunirse con patriotas quiteños en secreto y se había acercado más a sus esclavas negras Jonathás y Nathan, casi contemporáneas y quienes la acompañarían hasta los últimos días de su vida. El padre acordó el matrimonio con el comerciante inglés James Thorne, a quien había conocido en uno de sus viajes a Panamá, en 1816. Este le doblaba la edad a Manuela, pero se enamoró de ella. Se casaron el 27 de junio de 1817 y con ello, logra la independencia personal anhelada. Logra, incluso, convencer a su hermano José María de pasarse de las filas del batallón realista Numancia a las filas patriotas. De este modo Manuela estaba incorporada a la lucha por la independencia antes de encontrarse personalmente con Bolívar. Ya daba pruebas de inteligencia, espontaneidad, valentía, pasión por sus ideas y lealtad a sí misma. Casada con el inglés y viviendo en Lima, se identifica con Rosita Campuzano, guayaquileña, que también entonces residía allí

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Museo Manuela Sáenz, en Quito, Ecuador.

consignando lugares fuera del territorio peruano, para evitar las acciones de aquel, cuyos movimientos sigue de manera permanente y conociendo su oposición al liderazgo de Bolívar. En el año de 1823 compartieron muy pocos momentos, pero en 1824, ella percibe y observa el rechazo de la aristocracia, así como de una parte de la población del Perú contra el gobierno y las tropas de Bolívar y se lo expresa a él, que en esos días estaba enfermo en Pativilca, adonde lo fue a visitar. Con él marcharía a Junín y llega a participar en la batalla del 6 de agosto, a pesar de la resistencia que él le opone. Se destacó en el combate y fue ascendida a capitán de húsares. Poco después, cuando Bolívar organiza las tropas para entrar victorioso en Lima y aplastar la resistencia, Manuela sigue con él por los Andes peruanos y lo apoya: “Así puedo mirar dos frentes, seguro de encontrar el respaldo que tú lograrás en ese cuartel” (Idem). El 24 de octubre le escribe a Manuela contándole que el Congreso colombiano lo había despojado de las facultades extraordinarias y se las confió a Santander, por tanto perdía todo el apoyo del gobierno para continuar la lucha en el Perú. En consecuencia,

relación entre ambos, cada vez más apasionada y comprometida. Allí conversaron probablemente del asunto de Guayaquil, su importancia para el decursar de la guerra y para el futuro de la república colombiana. Es su confidente y consejera; defiende Guayaquil por su importancia para el comercio de Quito, su tierra; él, para mantener fuerte a Colombia (Álvarez; 1995). Comparten las preocupaciones militares y las responsabilidades políticas en los días previos al encuentro en Guayaquil de ambos próceres, que, como se conoce, se celebró entre 25 al 27 de julio de 1822. Manuela regresaría a Quito y Bolívar parte hacia Cuenca y Loja; más tarde a Lima y se entera del levantamiento en Quito, sofocado por la propia Manuela, quien sale a enfrentarse directamente a la calle, a riesgo de su vida, una vez más. En septiembre de 1923 la llama a Lima para atender la secretaría de la campaña libertadora y la nombra “húsar”. Ella demuestra poseer excelentes capacidades organizativas, perfecciona su propia disciplina militar y le participa a Bolívar su desconfianza del entonces vicepresidente colombiano Francisco de Paula Santander y le sugiere al Libertador firmar las comunicaciones

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ella actúa con él organizando otra campaña: la recolección de chatarra, confiscación de campanas de las iglesias para fundirlas, requisa de oro y plata. Al mismo tiempo, fomentan la instalación de telares, todo para sufragar los gastos de campaña. Aún en contra de la voluntad del Libertador, participa en la batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, junto a Sucre. Ella organiza y abastece a las tropas, atiende a los heridos y se bate a tiro limpio, como uno más. Por eso aquel le solicita a Bolívar se le conceda a la heroína el grado de coronel del Ejército colombiano, con lo cual provoca la total oposición de Santander. Las relaciones entre Bolívar y Manuela durante el año 1825 consistieron esencialmente en el cruce de una abundante correspondencia, pues la situación era muy compleja: ella en Lima, él más al sur. Ella se manifiesta muy preocupada por la situación de los territorios liberados, por la importancia de estos para la consolidación de la independencia y por las complicadas y contradictorias relaciones políticas que se estaban desarrollando. Al parecer, fue ella quien le propuso al Libertador la creación de Bolivia. Finalmente en los últimos días de ese año se logran reunir en “La Magdalena”, Lima, sede del gobierno. Pero, ante el descontento generalizado y las intrigas contra él, éste decide viajar a Venezuela y dejar a Manuela en Lima, para informarlo. Allí ella participa en la defensa del poder patriota y por ello es apresada por las autoridades y expulsada del Perú. Se informaba acerca de la situación política y social gracias a amplias redes que logró construir con patriotas y, en particular, con sus esclavas. En 1828 se encuentran en Bogotá, donde organizó la quema en público de un muñeco con el nombre de Santander, mientras ya era inevitable la desintegración de Colombia. Ella, suspicaz y firme, logró convencer al Libertador de escapar por una ventana en la noche del 25 de septiembre de 1828 y, con ello, salvar la vida. Ha sido el suceso más

Estatua de la Generala, Manuelita Sáenz.

divulgado, le valió el título de Libertadora, aunque no fue la única ocasión. Diariamente ponía en funcionamiento su “equipo de exploraciones”, sus esclavas, quienes tenían entre sus obligaciones, ocuparse de averiguar en las calles, en el mercado, mientras hacían las compras, todos los pormenores de la vida social en la ciudad y los rumores que estuviesen corriendo. En 1830 renuncia Bolívar a la presidencia y se separan el 8 de mayo, él hacia Cartagena, ya muy delicado de salud, como se conoce. Manuela se quedaría un poco en Bogotá, pero él ya no retorna: muere incluso antes de llegar a la costa, en San Pedro Alejandrino el 17 de diciembre de 1830. En Guaduas se entera ella de la noticia.

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tumba en los desiertos inhóspitos del norte del Perú (Álvarez, 1995). De su pensamiento independiente y emancipatorio dan fe incluso los críticos de Bolívar; se expuso a las peores críticas de las mujeres y de los hombres de su época, las asumió con desprecio y las rechazó con frecuencia, incluso contraatacó las calumnias y las condenas de los aristócratas y de muchos patriotas, igualmente moralistas. Así, sus biógrafos coinciden en afirmar: Manuela Sáenz “durante casi dos siglos ha sido objeto de amor, admiración y alabanza, a la par que de odio, crítica y denostación”. En el contexto americano y bajo circunstancias, vivió y maduró su pensamiento libre, reflejado en su vida personal, incluso en tiempos anteriores a su relación con Bolívar. Su actitud se correspondió con su libertad de ideas, para seguir pensando y resistiendo frente al poder de los gobernantes de Colombia y Ecuador, al escribir después de la muerte del Libertador: “…y su voz que ya no es mía, ya no me dice nada” (Espinosa, Apolo 2006, 130).

Queda desamparada en Bogotá, a merced de los enemigos personales, casi los mismos del Libertador; fue despojada de su grado militar, de su renta como oficial y, para poner punto final, expulsada de Colombia. No le queda otro camino y sale hacia Jamaica con sus esclavas, casi hermanas ya, por la fuerza de la vida y de las dificultades. Allí logra sobrevivir apenas vendiendo sus joyas y haciendo trabajos menores, pero no se siente víctima, pues sigue provocando terror a los gobernantes, pues desde 1830 hasta 1856, su vida continuó siendo considerada como la de una conspiradora activa y una subversiva peligrosa, razón por la cual fue expulsada de su país, primero, por el presidente de Colombia y rival de Simón Bolívar, Francisco José de Paula Santander (1792-1840), y luego, por el de Ecuador, Vicente Rocafuerte (1783-1847). Inició, así, un exilio en Paita (Perú), desde 1835 hasta su muerte en 1856, pues ya nunca aceptó regresar a su tierra natal. Recibía casi a diario a visitantes entre los que se cuentan Giuseppe Garibaldi, en 1840, quien sería el artífice de la unidad italiana, después de haber participado en momentos de las luchas sociales en América del Sur. En 1843, de Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, con quien comparte una conversación de recuerdos, pesares y también de nostalgias. Hasta sus últimos días no cesa de escribir y anotar en su diario y reflexiona: “… Pienso en algunos amigos míos que darían todo por tenerme en su casa… No existe nada interesante en este miserable puerto; lo único que vino, una compañía de teatro que no encontró lugar…” e insiste: “Mi interés es mi país, es ser quiteña. Muy quiteña fui desterrada para la infelicidad de mi país” (Poma, 2003). Del lugar exacto donde reposan sus restos no queda todavía una idea clara, como lo demuestran algunos autores. Pablo Neruda la llamó “La insepulta de Paita”, cuando no pudo encontrar la

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Índice de ilustraciones Pág. 32 Mariategui Blog (Diciembre 2015) Fotografía tomada de la página: https://mariategui. blogspot.com/2015/11/companera-manuelita.html?spref=pi Pág. 35 Zurita, Juan (2011) Fotografía tomada de la página: http://museosdelmundo.com/wp-content/uploads/2019/01/Museo-Manuela-S%C3%A1enz-1.jpg Pág 36 RMEINHOF / Coordinadora de Simón Bolívar ( Agosto 2013) Fotografía tomada de la página: https://coordinadorasimonbolivar.wordpress. com/2013/08/12/la-generala-manuela-saenz-libertadora-del-libertador-escrito-por-marta-rojas/ Pág. 38 Deliz, Argenis (Noviembre 2017) Fotografía tomada de la página: https://globovision.com/article/m1

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DOLORES

IBÁRRURI

ADRIÁN CRUZ MARTÍNEZ 39


…Ya llegará tu viento, el viento del pueblo, el rostro de Dolores, el paso victorioso de nuestra nunca muerta España… Pablo Neruda

A

L EVOCAR

concedida a Margarita Rivière y publicada en El Periódico de Catalunya el 17 de abril de 1983.1 Las condiciones de injusticia predominantes en las minas y que presenció siendo una niña a través de su padre y abuelo fueron templando su carácter: “Me hice rebelde, no porque me vinieran a predicar los socialistas ni los otros, sino por la vida, la vida y la situación en que los mineros de Vizcaya vivían…”2 Al lado de su esposo Julián Ruiz Gabiña, líder minero, tuvo el primer acercamiento con el socialismo, descubrió entonces su vocación. En 1917 participó activamente al estallar la Huelga General3 en el mes de agosto y en la que se enfrentó por primera vez a la represión del gobierno. Colabora en El Minero Vizcaíno y La Lucha de Clases bajo el seudónimo de “La Pasionaria”, con el que será recordada hasta nuestros días. Milita en la agrupación socialista de Somorrostro, y forma parte del Comité Provincial de Vizcaya a través del cual participa en la fundación del Partido Comunista Español (PCE) en 1920.4

los nombres de aquellas mujeres que marcaron un hito en la historia de la humanidad, mujeres que con su valentía e inteligencia lograron imponerse y cambiar el rumbo de acontecimientos políticos, económicos o sociales, debemos sin duda, hacer mención especial de la española Dolores Ibárruri Gómez, sin embargo, resumir su vida en unas cuantas líneas me resulta imposible, incluso injusto, solo puedo intentar al menos hacer un bosquejo que honre su memoria y nos invite a valorar su trayectoria como luchadora social y a reconocer la pasión con la que participó en la Segunda República Española y se opuso al fascismo durante el convulso periodo de la Guerra Civil Española. En la localidad vizcaína de Gallarta, donde nació el 9 de diciembre de 1895, tuvo contacto a corta edad con “el espíritu del trabajo”: “[…] Yo no soy un personaje, sino una trabajadora. En mi consciencia hay esa rebeldía de los mineros de Vizcaya que hacía temblar a la burguesía vasca; en mí hay esa rebeldía, nada más”, señaló en un entrevista

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Es apresada en varias ocasiones, esto no la detiene, como ella decía: “Un día, la vida me golpeó tan fuerte que me enseñó a resistir”. Crea agrupaciones de mujeres antifascistas y en 1934 participa en la Revolución de Asturias, a la que acudió en ayuda de los hijos de presos y fusilados obreros, lo que le valió ser detenida y trasladada a Madrid. 7 En el año 36 fue electa diputada por el Frente Popular: La primera mujer diputada comunista en España y una de las nueve mujeres que, a lo largo de las tres legislaturas republicanas, obtuvieron un escaño en la Cámara, después de que con la llegada de la República se hiciera posible el que las mujeres accedieran al Parlamento.8

El 18 de julio de ese año, llegan noticias procedentes de Canarias sobre el alzamiento del general Francisco Franco contra la régimen republicano instaurado en 1931. Al día siguiente, 19 de julio, la voz de Dolores se escuchó por toda España a través de la radio, haciendo uso de sus excepcionales dotes de oratoria movió conciencias, invitando al pueblo español a luchar contra la sublevación militar fascista y a defender la República. “Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero ¡NO PASARÁN!” El discurso de Ibárruri se convierte entonces en la consigna de resistencia contra el franquismo, ¡NO PASARÁN! es el grito en defensa de la libertad y democracia en una Guerra Civil que durará tres años y en una dictadura de treinta y seis.

En 1930 es elegida miembro del Comité Central del PCE, dentro del cual, junto a un grupo de entusiastas mujeres, entre las que se encontraba Irene Falcón, organiza la Comisión Femenina del Partido Comunista.5 Yo recuerdo que cuando conocí a Dolores me impactó que era muy simpática, muy humana, no te puedo decir que el primer día ya me pareciese extraordinaria..., la encontré “muy buena”, una persona con la que podías trabajar maravillosamente... Íbamos juntas a las manifestaciones. Siempre recuerdo una ocasión en la que lanzaron a la policía a caballo enarbolando los sables. Un caballo venía hacia nosotras y entonces Dolores le cogió de las bridas y le empezó a acariciar la frente... Es tremendo, porque era una mujer vestida de negro, con un aspecto maternal, de lo más pacífico, que además conoce a los animales..., y el caballo inmediatamente se paró y el guardia no sabía qué hacer... Pues nada, bajó el sable y seguimos avanzando. Su personalidad tenía un encanto extraordinario…6

En esta guerra de defensa de la libertad y de la democracia que lleva en sus entrañas la liberación, las mujeres reclamamos un puesto en la lucha. Porque no queremos recibir la victoria como un regalo de los hombres de España, sino como algo que nosotras también conquistemos.9

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mismo11, recibiendo en 1964 el Premio Lenin de la Paz. Tras la muerte de Francisco Franco regresa a España, integrándose al parlamento en 1977 como diputada comunista por Asturias. Muere en un hospital madrileño el 12 de noviembre de 1989 a causa de una neumonía, sin embargo, la voz de Dolores Ibárruri resonará siempre en todos aquellos que creen que es posible la democracia, en quienes luchan día a día para que sean respetados los derechos humanos, en particular los de las mujeres o en quienes buscan mejores condiciones laborales, es en esta búsqueda, que la incansable vida de Dolores, “la figura más universal de toda España”, como la definió el poeta Rafael Alberti, no quedará en el olvido y de esta forma su huella estará latente en quienes comparten sus ideales de lucha y defienden, como señaló en su emblemático discurso, las libertades populares y las conquistas democráticas del pueblo.

Concluida la guerra en 1939 se exilia en la Unión Soviética, desde donde acompañada de su hija Amaya continuará guiando la resistencia del pueblo español contra la dictadura de Franco. En junio de 1947 ante el Consejo de Unión de Mujeres Antifascistas Españolas celebrado en París, definiría su papel como comunista: Ser comunista... no significa solamente defender en primer lugar los intereses de la clase obrera y de los campesinos. Significa defender los derechos y los intereses de todos los trabajadores, de todas las víctimas de la opresión capitalista; significa luchar por los derechos y la igualdad social de la mujer y contra las trabas feudales y prejuicios peligrosos que han hecho de la mujer a través de los siglos no sólo la esclava de la sociedad, sino la esclava del egoísmo de los hombres.10

En 1954 fue elegida secretaria general del Partido Comunista de España y en 1960 presidenta del

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¡NO PASARÁN!

Discurso de Dolores Ibárruri pronunciado en Madrid, España el 19 de julio de 193612 ¡Obreros! ¡Campesinos! ¡Antifascistas! ¡Españoles patriotas!...Frente a la sublevación militar fascista ¡todos en pie, a defender la República, a defender las libertades populares y las conquistas democráticas del pueblo!... A través de las notas del gobierno y del Frente Popular, el pueblo conoce la gravedad del momento actual. En Marruecos y en Canarias luchan los trabajadores, unidos a las fuerzas leales a la República, contra los militares y fascistas sublevados. Al grito de ¡el fascismo no pasará, no pasarán los verdugos de octubre!...los obreros y campesinos de distintas provincias de España se incorporan a la lucha contra los enemigos de la República alzados en armas. Los comunistas, los socialistas y anarquistas,

los republicanos demócratas, los soldados y las fuerzas fieles a la República han infligido las primeras derrotas a los facciosos, que arrastran por el fango de la traición el honor militar de que tantas veces han alardeado. Todo el país vibra de indignación ante esos desalmados que quieren hundir la España democrática y popular en un infierno de terror y de muerte. Pero ¡NO PASARÁN! España entera se dispone al combate. En Madrid el pueblo está en la calle, apoyando al gobierno y estimulándole con su decisión y espíritu de lucha para que llegue hasta el fin en el aplastamiento de los militares y fascistas sublevados. ¡Jóvenes, preparaos para la pelea! ¡Mujeres, heroicas

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Notas

mujeres del pueblo! ¡Acordaos del heroísmo de las mujeres asturianas en 1934; luchad también vosotras al lado de los hombres para defender la vida y la libertad de vuestros hijos, que el fascismo amenaza! ¡Soldados, hijos del pueblo! ¡Manteneos fieles al gobierno de la República, luchad al lado de los trabajadores, al lado de las fuerzas del Frente Popular, junto a vuestros padres, vuestros hermanos y compañeros! ¡Luchad por la España del 16 de febrero, luchad por la República, ayudadlos a triunfar! ¡Trabajadores de todas las tendencias! El gobierno pone en nuestras manos las armas para que salvemos a España y al pueblo del horror y de la vergüenza que significaría el triunfo de los sangrientos verdugos de octubre. ¡Que nadie vacile! Todos dispuestos para la acción. Cada obrero, cada antifascista debe considerarse un soldado en armas. ¡Pueblos de Cataluña, Vasconia y Galicia! ¡Españoles todos! A defender la República democrática, a consolidar la victoria lograda por el pueblo el 16 de febrero. El Partido Comunista os llama a la lucha. Os llama especialmente a vosotros, obreros, campesinos, intelectuales, a ocupar un puesto en el combate para aplastar definitivamente a los enemigos de la República y de las libertades populares. ¡Viva el Frente Popular! ¡Viva la unión de todos los antifascistas! ¡Viva la República del pueblo! ¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!

Rivière, M. (1983). Entrevista a Dolores Ibárruri, ‘Pasionaria’. Recuperado de: https://www.ara. cat/opinio/Entrevista-Dolores-Ibarruri-Pasionaria_0_2342765702.html 2 Rodrigo, A. (2014) .Mujeres para la historia. La España silenciada del siglo XX. España: Ediciones Carena 3 Ídem 4 Ibarra Aguirregabiria, A. (2014). Dolores Ibárruri Gómez. Recuperado de: http://www.bilbaopedia. info/ibarruri-gomez-dolores 5 Falcon, I. (1985). Memoria viva. Biblioteca mundo obrero. No.4 Pasionaria. Homenaje en su 90 aniversario. Recuperado de: http://biblioteca.ccoo. cat/intranet-tmpl/prog/en/local_repository/documents/17795_28531.pdf 6 Ídem 7 Ídem 8 García, E. (1985). Dolores, diputada. Biblioteca mundo obrero. Núm. 4 Pasionaria. Homenaje en su 90 aniversario. Recuperado de: http://biblioteca. ccoo.cat/intranet-tmpl/prog/en/local_repository/ documents/17795_28531.pdf 9 Domingo, C. (2004). Con voz y voto. Las mujeres y la política en España (1931-1945). España: Random House Mondadori 10 García Nieto, C. (1985). Mujer con las mujeres. Biblioteca mundo obrero. Núm.4 Pasionaria. Homenaje en su 90 aniversario. Recuperado de: http://biblioteca.ccoo.cat/intranet-tmpl/prog/en/local_repository/ documents/17795_28531.pdf 11 Ibarra Aguirregabiria, A. (2014) Op. Cit. 12 González Ruiz, J.J y Olivares, J. (2009). Huyendo del fascismo. España: Ediciones Akal 1

Índice de ilustraciones Pág. 41 Semanario VOZ (Febrero 2019) Fotografía tomada de la página: https://semanariovoz. com/la-pasionaria-corazon/ Pág. 42 SER (Noviembre 2019) Fotografía tomada de la página: https://cadenaser.com/ser/2019/11/17/ sociedad/1574002061_597428.html Pág 43 Personajes Históricos ( Sin Fecha) Fotografía tomada de la página: https://personajeshistoricos. com/c-politicos/dolores-ibarruri/ Pág 43 Amiguet, Teresa / La vanguardia ( Mayo 2017) Fotografía tomada de la página: https://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20161122/412063294395/ la-pasionaria-dolores-ibarruri-partido-comunista.html

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UN CASO DE VIOLENCIA

DOMÉSTICA en 1634

1

Francisco Javier Alvarado Segovia 45


E

N 1634

Para tomar aquella averiguación el capitán Juan de Reinaldos tomó juramento por Dios Nuestro Señor y la Señal de la Santa Cruz a doña Juliana de las Casas, preguntándole por la causa de las heridas y el por qué la hirió su marido, ésta le dijo que al haber llegado su marido Diego Fernández de Montemayor de la estancia de su hermano Juan Alonso Lobo Guerrero, éste preguntó por ella y le respondieron que estaba en la ranchería de indios y, pasándola a buscar en el caballo, con “muy alegre semblante”, le preguntó qué hacía, y le respondió, estaba sacando los indios para la labor; y le preguntó que si había qué comer y esta respondió que sí, y le dijo que se viniera para la casa, y, viniendo con él en “buena conformidad”, antes de llegar a la casa Diego Fernández de Montemayor, ató a la bestia y se abajó con la dicha doña Juliana, y ella entendiendo “iba amorosamente sanamente”, sacó la daga y le dio una herida en la cabeza, de la que cayó y Diego de Montemayor “ejerciendo su mal intento”, porque la dicha doña Juliana de las Casas, no quería consentir los demás indios de su dote, que quería traspasar a don Diego de Montemayor, estando doña Juliana de las Casas caída en el suelo, le dio las demás heridas, y dijo este mulato confesante, que en otras ocasiones ya había hecho este herido a doña Juliana. En la hacienda de San Diego de las Salinas, hoy Salinas Victoria, el 31 de octubre de 1634, ante el

el capitán Juan de Reinaldos, alcalde mayor y capitán a guerra de la ciudad de Nuestra Señora de Monterrey, y su jurisdicción, por el Rey Nuestro Señor. Estando el susodicho capitán Reinaldos como juez en comisión por el gobernador y capitán general del Nuevo Reino de León, en la hacienda de beneficio de sacar plata, de la Magdalena, jurisdicción de la llamada hacienda de San Diego de las Salinas, hoy conocida como Salinas Victoria. Se integró toda una causa, cabeza de proceso contra el capitán Diego de Montemayor, digo Diego Fernández de Montemayor, por haber herido a su esposa, doña Juliana de las Casas. Prontamente, se presentó un mulato el cual dio noticia de cómo don Diego de Montemayor, esposo legítimo de doña Juliana de las Casas, al haber tenido palabras de no consentir un traspaso de unos indios de su dote, por haber dispuesto unos de más, tocantes a su mencionado dote, la sacó fuera de la casa y le infirió 10 o 12 heridas, dos de ellas penetrantes, una en la espalda y otra al lado del estómago, con la daga, dichas heridas la tuvieron en peligro de muerte, habiendo sido en la referida hacienda de la Madalena y casa de su morada, y no solamente sobre las heridas referidas, de las que tomó juramento (constancia) de dichas heridas, así como también a los testigos que se “hallaron” presentes, decía el dicho capitán Reinaldos, firmando con el susodicho, el secretario nombrado en este caso criminal, Simón de Olazarán.

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alcalde mayor y capitán de guerra de Monterrey, el capitán Juan de Reinaldos, ante quien pareció doña Juliana de las Casas, mujer legítima de don Diego Fernández de Montemayor, comentando estar “a peligro de que Dios se la lleve de este mundo”, de las heridas que el marido le propinó en la cabeza, por esta razón se dispuso disponer de sus bienes esenciales, y que de su espontánea y postrimera voluntad, dejaba por albacea y tenedor de todos sus bienes al alférez Diego de Villarreal, para que de ellos dispusiera alimentar por este medio a su hija doña Beatriz, hija legítima y de la reserva de todas las minas, que dejó a su hermana doña María de las Casas, para que de ellas dispusiera. Fue su voluntad que en ningún tiempo, se entregara título ni derecho, de sus bienes a don Diego Fernández de Montemayor, ni de ninguna persona, sino solamente al alférez Diego de Villarreal, hasta que su hija tuviera edad para “ponerla tener en estado” y dejaba por herencia “una cabezal” y de sus bienes para que el alférez Diego de Villarreal,

las tres mandas forzosas y su hija las tuviera en su poder, en compañía de su hermana María de las Casas, siendo esta su voluntad, rogó al alférez Juan de Tarango Vallejo, lo tomara a su nombre, y el dicho alcalde mayor interpusiera su autoridad y judicial decreto, lo cual hizo en el año de 1634, siendo testigos el alférez Juan de Tarango Vallejo y el capitán Vicente de Saldívar, Diego Sánchez y Simón de Olazarán.

RESPONDE A LA QUERELLA DON DIEGO FERNÁNDEZ DE MONTEMAYOR Bajo el juramento que hacían los causantes de algún delito, dijo llamarse Diego Fernández de Montemayor, de 28 años de edad, es decir, nació en 1606, y por no saber firmar rogó a un testigo que lo hiciera por él, firmólo el juez de esta causa, Juan de Tarango Vallejo y el alférez Diego de Villarreal.

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TESTIMONIO DE JUANA MULATA

TESTIGO ANA INDIA LADINA Para la mencionada información, el juez de esta causa capitán Juan de Reinaldos, mandó que pareciera ante sí a Ana, india ladina en castellano, la que dijo fue verdad que don Diego Fernández de Montemayor, llegó en la mañana al amanecer, y le preguntó a esta testigo por su mujer doña Juliana respondiendo “que estaba durmiendo y pasó de largo y volviendo de allí, a dos horas, estaba la dicha doña Juliana en la ranchería sacando los indios; y que llegó el dicho don Diego Fernández de Montemayor, con alegre semblante a la dicha doña Juliana; y en el camino tuvieron debate, sobre no querer consentir la dicha doña Juliana, dispusiese de los indios, sin que hubiese palabra pesada y llegando ambos, cedió a un indio, más dicho don Diego Fernández de Montemayor bajó de la bestia en que venía y la amarró, se llevó a la dicha doña Juliana en los brazos y ‘vido’ este testigo que el dicho don Diego sacó la daga y le dio una herida en la cabeza, de la cual cayó al suelo y los dichos indios prosiguiéndolo con su mal intento y le dio otras muchas heridas. Sabía este testigo que en otras muchas ocasiones, ‘han tenido pesadumbres’, sobre que el dicho don Diego Fernández de Montemayor, despojó a la dicha doña Juliana de sus preseas y que sobre esto andaba el dicho don Diego y cada día enojado, de quererle quitar lo que tenía”. Esta fue la verdad, dijo ser de 24 años, es decir nació Ana, india ladina en 1610, no firmó, lo hizo el juez capitán Juan de Reinaldos y el secretario, Simón de Olazarán.

En la referida hacienda de San Diego de las Salinas, para la dicha información el dicho juez, por mandamiento, hizo parecer ante sí a una mulata de nombre Juana, esclava de la hermana de doña Juliana, María de las Casas. Al preguntarle sobre el tenor cabeza de proceso dijo: fue verdad, que habiendo llegado el dicho don Diego Fernández de Montemayor; este dicho día al amanecer llegó de la Estancia de Arriba, se asomó a la puerta y sin haber palabras, pasó de largo y “visto” que estaba la dicha doña Juliana de las Casas su esposa acostada, y “volviendo de allí a dos horas”, “halló” a la dicha doña Juliana, que estaba en la ranchería “cejando”, dejando fuera los indios, para que fuesen a alzar; le dijo que se viniera a la casa “muy alegre”, delante, vinieron juntos hasta cerca de la casa, apeándose el dicho Fernández de Montemayor de la bestia en que venía, le echó los brazos a la dicha doña Juliana y sacando la dicha daga la hirió en la cabeza y caída en el suelo le dio las demás heridas y no la dejara de matar al salvar los indios, comparecida de la dicha doña Juliana; y así que “vido” al dicho don Diego Fernández de Montemayor, venían los indios a favor de ella, subió al caballo y se fue, y este testigo “hecha presente” a todo y sabía cómo en diversas ocasiones, “le ha quitado” a la dicha doña Juliana “su lamento” y las demás preseas que tenía y sobre que “retraíselo, tenía pesadumbres”, y sabe que “esta nacida, por no quitar consentir” la dicha doña Juliana de unos indios que quería enajenar. Esta fue la verdad, díjose de 20 años de edad, es decir, nació Juana, mulata en 1614, firmólo el dicho juez capitán Juan de Reinaldos y el secretario nombrado Simón de Olazarán.

Notas El presente texto es un relato sobre la violencia doméstica en el siglo XVII, con base en el expediente 13 de 1634 del volumen 1 de Causas Criminales del Archivo Municipal de Monterrey. 1

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M i r ada

Una por la que nos

Reconocemos Guillermo Zenizo Lindsey

A

RQUITECTA DE

profesión, restauradora por pasión, Selene Velázquez convierte a través de su cámara lo cotidiano a extraordinario, por cómo retrata conjuntos, pisos, paredes, puertas, ventanas, cúpulas, torres, aspectos, paisajes, esculturas, rostros, productos y naturaleza. Como el de aquella diosa griega de la Luna cuyo nombre comparte, por medio de su lente “ilumina” ante nuestros ojos las bellezas de este mundo para que nos enamoremos de ellas y las disfrutemos. Esa cualidad estética, reforzada con estudios formales de fotografía análoga y arquitectónica, es una de sus principales herramientas de trabajo en Restáurika, la compañía que fundó y dirige, dedicada a la restauración patrimonial de bienes muebles e inmuebles.

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Arquitectura norestense 2.

por medio de

LENTE “ILUMINA” su

ante nuestros

OJOS las

bellezas de este 50

MUNDO


Los custodios.

Así, la imagen adquiere un propósito de documentación, de exploración o de divulgación, porque permite captar detalles que puedan escapar al ojo común o guardar para la posteridad el estado que tuvieron alguna vez las cosas, o aquellas que ya se perdieron. Otra de las virtudes de su trabajo fotográfico es que, con su mirada, nos hace reconocernos en aquellos elementos de ese entorno o detalle mostrado que podemos conocer o desconocer, pero que igualmente apreciamos por su familiaridad o disfrute visual. Desde una panorámica hasta un detalle, con mucho colorido o muy tenue, ya sea por función didáctica o por simple deleite, cada imagen tomada por Selene nos transporta hacia lo que nos muestra. Esa es la razón de su entusiasta labor restauradora, que no es por una mera nostalgia o aferramiento al pasado, sino por la valoración de los elementos naturales, arquitectónicos, de técnicas, de oficios y de objetos que forman parte de una identidad local, por medio de los cuales podemos entendernos mejor a nosotros mismos. Más allá de su riqueza documental, el acervo que ha ido reuniendo —y del que se da muestra en estas páginas— facilita nuestra asimilación como integrantes de una comunidad en constante cambio que, a pesar de ello, quiere seguir manteniendo su esencia.

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El Valle de las Salinas.

Cueva ahumada I.

52


,

Nazario SepĂşlveda 53


C

I uando Carlos, el director de Vue-

lo, me dijo que deseaba que escribiera sobre el tema de las mujeres en el cine, me di cuenta de que el escrito iba a ser muy largo y decidí abreviarlo. Basándome en la lectura de un texto francés titulado Les Maîtres du Cinéma-français, así como en la visión de algunos de los tomos de la Enciclopedia del Cine Mexicano, del español-mexicano Emilio García Riera, y en la memoria de las conversaciones que tuve con una dama —hace ya años— que me hizo saber muchas cosas acerca de los que trabajaban en el cine mexicano artesanal, me lancé a hablar de los hechos que ocurrieron a las mujeres que decidieron trabajar detrás de las cámaras haciendo el cine, convirtiéndose en las precursoras del 7° arte. Este fue el resultado. Alice Guy era su nombre. Nacida en Francia en 1873, comenzó a filmar las obras que fueron llamadas en Francia “Vistas de arte”. Su primer trabajo, hoy perdido, se tituló La fée aux choux —El hada de los repollos—, y gustó al público de entonces, por lo que Alice se dedicó a realizar, al mismo tiempo que su compañero de oficio Georges Mélies, muchas de estas “Vistas de arte”. Los dos, sin proponérselo ni saberlo, fueron los primeros cineastas profesionales que escribían y dirigían las breves cintas que originaron en Cine de autor. Aunque nunca he visto un solo trabajo de ella, muchas de sus obras tienen que hallarse en la Cinemateca francesa, pues el texto que aparece sobre ella informa que realizó nada menos que 406 filmes. Estas breves obras eran de género fantástico, cómico o de un tono serio y con temática religiosa, como Esmeralda o La vida de Cristo, que realizó en 1906 cuando ya era una directora querida por el público y respetada como productora ejecutiva por sus colegas de Gaumont. ¿Es justo que la primera directora y productora de la

Alice Guy en 1913.

historia del cine se halle en total olvido y que no sea conocido lo que ha sobrevivido de su extensa obra? ¡No! Y me parece cruel que el libro sobre el cine francés —que además no presenta ninguna foto de ella, lo cual es muy injusto— se ocupe de ella solo al final de un apartado titulado “Algunos pioneros olvidados”, entre los que Alice Guy, era la única mujer. Hay que referir que su matrimonio con el inglés Herbert Blanché-Bolton la hizo emigrar a los Estados Unidos, en donde continuó con su oficio en la industria anterior a Hollywood, dirigiendo a intérpretes de la década 1910-1920, en cuyo

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último año produjo su última obra titulada —en Francia— Un alma a la deriva. Ella volvió a Francia en 1922, dedicándose a escribir libros para niños, pero no se consigna cuándo volvió a los Estados Unidos, en donde moriría tras una larga y muy laboriosa vida en 1968. Me pregunto por qué no hay menciones de ella, así sean mínimas, en los muchos textos sobre la historia del cine norteamericano y del cine francés. Se sabe de muchas menciones, homenajes y ciclos de la obra de Méliès, pero del nombre de Alice Guy y de su obra perdurable, nada. No obstante, esta gran precursora merece ser reconocida y honrada por los cinéfilos del mundo, que fue, como el título de su última película, Un alma a la deriva.

Adela Sequeyro.

II Existe, en la crónica acerca del cine mexicano, la referencia de que en 1917, una estrella del cine silente de los años de la Revolución llamada Mimí Derba, protagonizó varias cintas con las que se pretendía lanzarla como la gran estrella del cine nacional, industria que había nacido en 1896 y que se había constituído, con reservas, en un espectáculo para el pueblo, pues no había logrado ser, como en Estados Unidos y en Europa, una industria respetable. Así, los filmes con Mimí Derba no tuvieron la distribución que requerían y sólo fueron vistas por el público capitalino, fracasando en la taquilla y creándose al mismo tiempo el rumor de que la Derba —que aquí imitaba a las divas del cine italiano— había dirigido una de estas cintas. Desgraciadamente las películas se perdieron y muchos años después, hasta 1931, Mimí Derba se incorporó como actriz al naciente cine sonoro mexicano en la cinta Santa. Fue actriz secundaria de melodramas y comedias hasta los primeros años 50, cuando falleció. Nadie recordaba o sabía de su mencionado trabajo como cineasta en 1917, sino sólo su oficio como actriz de carácter en el cine de los 30, 40 y 50 que exhiben hoy en la televisión.

Hay que ocuparse ahora de una figura misteriosa que se dedicó a la actuación en los años 30 y que a fines de los años 20 participó en un proyecto para realizar una película sonora. Cuando este último asunto fracasó, la mujer llamada Adela Sequeyro, optó por dedicarse a la actuación, pero nunca tuvo prominencia entre el público. No obstante, a fines de la década fue la primera mujer que dirigió dos películas: La mujer de nadie, escrita e interpretada por ella y Diablillos de arrabal, sobre los niños de una barriada de la capital. Las fichas filmográficas pueden ser halladas en la vasta obra sobre el cine mexicano de Emilio García Riera. Una foto muestra que La mujer de nadie era un melodrama de época, pero por desgracia ambos filmes se perdieron y no se sabe mucho sobre ellos. Adela Sequeyro continuó como actriz en contadas ocasiones en los años 40 y su última película fue La posesión, con Jorge Negrete y Miroslava, donde apareció en forma muy breve. Para entonces, el cine nacional estaba en manos de los hombres y no era posible imaginar mujeres directoras de filmes mexicanos.

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Matilde Soto Landeta.

III una novela de la Revolución Mexicana que se titulaba La Negra Angustias, y su protagonista principal fue María Elena Marqués, que era entonces muy popular y conocida. Hay que señalar que Matilde Landeta no era genial en su manera de dirigir cine; las contadas películas que dirigió están hechas con seriedad y cuidado, pero ella no era —ni aspiraba serlo— una versión mexicana de la alemana Leni Riefenstahl ni de la belga-francesa Agnès Varda. Ella quería narrar historias de mujeres con la visión que no daban los hombres que dirigían cine en el país. Sin pretender ser una cineasta-artista, es indispensable revisar sus cuatro únicas cintas: La Negra Angustias y Lola Casanova, realizadas en los años cuarenta; Trotacalles, única que dirigió en 1952 y tras una larga, muy larga ausencia, en la primera mitad de los años 80, escribió y dirigió Nocturno a Rosario, que tuvo como figura principal a la actriz Ofelia Medina. Tras este filme vino el reconocimiento a su insistencia por ser una cineasta mujer, ya sin los obstáculos que el machismo imperante,

Fue en los años 80 cuando mis buenos amigos Alfredo y Cecilia me invitaron a su casa, pues había venido a la ciudad una tía de ella que trabajaba en el cine mexicano desde muchos años atrás y que además había dirigido algunas películas. Me preguntaron si deseaba conversar con ella y, de esta suerte, conocí a la dama que al fin pudo ostentar, con muchas dificultades y obstáculos, el título de la primera mujer cineasta del muy emproblemado cine mexicano en el que realizó una obra breve y llena de persistencia. Ella era Matilde Landeta, que nunca tuvo las facilidades ni la total apertura que tuvo la francesa Alice Guy. Por ello es conveniente saber cómo el machismo intolerante y la corrupción obstaculizaron una carrera que pudo ser muy fecunda y larga, limitándose a cuatro películas filmadas entre los años 49 y 80. Matilde Landeta recordaba la sorpresa que causó cuando anunció sus intenciones de dirigir una película, aprovechando el auge que entonces tenía el cine mexicano. Como asunto para filmar escogió el de

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producción original. La Sra. Landeta realizó más proyectos para llevar a cabo y así, en 1952, pudo hacer la mujer de sus cuatro cintas, realizando de esta suerte Trotacalles, en la que unió a dos actrices muy populares, que eran la gran actriz dramática Isabel Corona y la muy hermosa Miroslava. Las mujeres seguían siendo las principales protagonistas de los filmes con estilo femenino que dirigía Matilde Landeta.

además de la corrupción que había en la industria fílmica, le habían impuesto para impedirle tener una carrera libre, ya sin el imperante sexismo que en estos días no imposibilita a una persona para dirigir cine a causa de ser mujer. Doña Matilde, que me concedió el diálogo que tuvimos en dos o tres ocasiones, me informó que tras la aparición de La Negra Angustias, al sindicato del cine no le gustó que ella no se hubiera sobrepasado en el tiempo acordado para la filmación, en vez de alargarse como era costumbre de muchos directores con total impunidad. Por ello, cuando estaba haciendo Lola Casanova, con Meche Barba y Armando Silvestre, le informaron que “misteriosamente” se habían perdido dos rollos filmados que no podían volverse a hacer y así, el filme quedaba inacabado y por lo tanto, suspendido. Entonces apareció otra mujer que tenía y tuvo muchos años trabajando en el cine, su nombre aparecía en los créditos de casi todas las películas que se hacían pero nadie del público la conocía, pues ella era la que editaba los filmes y les permitía tener lógica y coherencia para el público. Ella se llamaba Gloria Schoemann y era experta en editar, por lo que le dijo a Matilde Landeta que las secuencias “perdidas” se podían disimular y arreglar, pudiendo de este modo estrenar la cinta, aunque más corta que la

IV Trotacalles narraba la historia de dos hermanas: una afortunada que se casó con un hombre rico al cual engañaba, siendo, por lo tanto, una prostituta de doble vida; la otra, la desafortunada que se ganaba la vida en las calles de la ciudad, era la sincera, despreciada por la sociedad. Matilde Landeta supo dirigir muy bien a las dos actrices, pero tuvo un problema: a la película le faltó tiempo para contar en forma convincente lo que le ocurría a las dos mujeres. Los noventa minutos que duraba el filme no fueron suficientes y muchas cosas quedaron sin aclararse, pero los productores no quisieron arreglarla. Isabella Corona estuvo muy convincente con su melodramática presencia, que en su carrera casi siempre fue trágica. Miroslava, que se suicidó poco tiempo después, actuaba bien, pero la cineasta comentaba que era muy insegura. La cinta se hizo casi al final del sexenio de Miguel Alemán, que en el cine se caracterizó por tener como protagonistas frecuentes a las prostitutas y cabareteras que cantaban en los filmes. Trotacalles se inscribía en este género. Asimismo, la directora estaba planeando la realización del melodrama social El camino de la vida, pero el sindicato de directores decidió impedirle que dirigiera más filmes, y la cinta le fue asignada a Alfonso Corona Blake, que no destacó mucho por su talento en los años 50, 60 y 70. La Sra. Landeta contó que los machistas le dijeron que podía dedicarse sin problema alguno a producir películas, escribir guiones o argumentos, pero

Un fotograma de Be Natural: the Untold Story of Alice Guy-Blaché.

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el que proclamaba el placer de vivir y amar. La Varda no sufrió para poder hacer cine y realizarlo como una autobiografía, así como una historia de su tiempo. Esto también hicieron la francesa Alice Guy y las mexicanas Adela Sequeyro y Matilde Landeta. De ellas quería ocuparme en esta ocasión, porque amaron el cine y vivieron, irregularmente, de esta actividad. Agnès Varda las hubiera apoyado y admirado sin duda alguna.

la dirección le estaba prohibida. Ella, que desde muy joven trabajaba en el cine, se puso a esperar el tiempo en que se le permitiera ser cineasta completa y así pasaron treinta años. Ni siquiera la mediocre Margarita López Portillo, impuesta por su hermano el presidente, le dio la oportunidad de dirigir. Mas los tiempos al fin cambiaron y muchas mujeres se metieron al Centro Universitario de Estudio Cinematográfico y, de este modo, Matilde Landeta pudo hacer la biografía de Rosario, la mujer que inspiró el amor, sobre todo del poeta Manuel Acuña. La cinta fue realizada y Landeta llegó a ser premiada en un festival internacional de cine que reconoció su tenacidad. El resto de su vida lo pasó en eventos que ocurrían en ciudades del país y del extranjero en los que participaba debido a su larga experiencia y a su obstinación de trabajar el séptimo arte. Sus cuatro películas forman parte de la filmoteca nacional. Así, gracias a estas pioneras desconocidas y olvidadas pudieron surgir y desarrollarse las mujeres que decidieron trabajar con las imágenes de los rollos de celuloide. En estos días, en la ciudad se está presentando Varda por Varda-Yarda por Yarda, que fue el último trabajo que realizó la belga-francesa Agnès Varda, única mujer de aquel movimiento que surgió en 1959 llamado La Nueva Ola. Agnès Varda, primero como fotógrafa y luego como documentalista, sobre todo de las mujeres, abordó con talento el cine de argumento en

Agnès Varda, considerada como la «abuela de la Nueva Ola».

Índice de ilustraciones Pág. 54 Wikipedia (Sin fecha) Fotografía tomada de la página: https://es.wikipedia.org/ wiki/Alice_Guy Pág. 55 Torres San Martín, Patricia / Women Films Pioneers Project (2013) Fotografía tomada de la página: https://wfpp.columbia.edu/pioneer/ccp-adela-sequeyro-haro/ Pág 56 Las Directoras del cine mexicano ( Sin Fecha) Fotografía tomada de la página: https://videocine.com.mx/lista/las-directoras-del-cine-mexicano/ Pág 57 El País (Sin fecha) Fotografía tomada de la página: https://cartelera.elpais.com/ pelicula/be-natural-the-untold-story-of-alice-guy-blache/ Pág 58 Wikipedia (Sin fecha) Fotografía tomada de la página: https://es.wikipedia.org/ wiki/Agn%C3%A8s_Varda

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CARMEN ALARDÍN con y contra las palabras Víctor Barrera Enderle 60

:


S

e ha dicho

que la actividad literaria es una forma de escape, de evasión ante una realidad que posee todo, menos una verosimilitud estética, puede ser, pero ese lugar común, peligroso como todos los de su especie, reduce la creación literaria a mero acto irracional, a una pulsión más cercana al principio del placer que al de la realidad. A mí me gusta pensar, sin embargo, que esa pulsión primigenia va más allá y, sin dejar de ser un impulso individual, se transforma en un registro social, porque la escritura poética es, además, una concatenación de ideas (sean éstas de cualquier índole), un rastro de deseos (toda escritura lo es) y de ansias de expresión (toda poesía debería serlo). La poesía, entonces, comunica, o, al menos, intenta comunicar lo muchas veces incomunicable (transmitir esa realidad que yace en el fondo de la vida cotidiana). Es esa lucha inefable con uno mismo la más difícil y la más épica de todas las batallas, porque en ella se contiene ese rito primigenio que es lo que los ancestros llamaban el “alma de la tribu” y el soporte de la experiencia humana: la búsqueda de expresión. En ese sentido, la escritura poética se lleva a sí misma dentro, como el caracol, es la palabra, la imagen y el sonido contenidos en esos trazos que garabatean la página en blanco. Carmen Alardín fue esa poeta caracol, como le gustaba definirse, esa portadora de ecos y de sueños pasados. La poeta que no quitaba el dedo del renglón,

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provocará en las nuevas generaciones de autores. Hablar de su obra, pues, será acceder a buena parte de nuestro campo literario regional. La autora de La violencia del otoño ha dejado de ser una referencia individual de talento literario para convertirse en un punto de encuentro, en un cruce de miradas y voces de una región otrora ignota de las letras mexicanas. Así, la actividad literaria será también una forma de reconocimiento, de identidad cultural. El universo literario de Carmen Alardín se estructuró como un texto a un tiempo histórico y estético, esto es, se convirtió en el registro de las interminables batallas entre la poeta y el lenguaje, y, al mismo tiempo, en la descripción de los artilugios de la creadora para configurar su genuina voz literaria. Como texto histórico, su escritura poética fue siempre ansia de presente, por lo que tuvo que revivir y reinventar constantemente el pasado, dialogar con él; como obra estética, su poesía vive en cada trazo, en cada palabra conquistada a la página en blanco, en cada intento por ampliar el periplo de ese viaje interminable hacia el presente: ese instante pletórico de ausencias:

porque el renglón era ese jardín predilecto del caracol literario. Así, la página en blanco, ese campo de batalla cotidiano, que dista mucho de ser un espacio inocente, pasivo, se transformaba en una suerte de espejo que “reverbera sin tregua”, donde la futura escritura se convertía en un trazo doble. Esa dualidad no es sólo el diálogo con uno mismo sino con el otro y los otros y otras que llevamos dentro. Lucha de la palabra contra la propia palabra porque, a veces, la poesía tiene que superar la avería del lenguaje, hacerlo más vital y menos denotativo. Ese es el camino del caracol: andar en y sobre el lenguaje, reproducirlo y reinventarlo constantemente. Hoy recuerdo a la poeta como esa sabia artesana del lenguaje, pero también me gustaría invocarla en esta ocasión como interlocutora, como el enlace entre su creación y la inspiración que ésta

Quién pudiera decir que estás presente aunque tu ausencia duerma por doquier, aunque tu ausencia siempre inexplicable, te convierta en pasado repentino. Quién pudiera decir que estamos juntos celebrando el milagro de las bodas, aunque un fúnebre viento nos transporte donde el camino es grieta que devora. Quién pudiera decir que en un recodo de la existencia nos sorprende el rápido copular de una cámara instantánea y estemos juntos, ¡ah, concomitantes, y encadenada en el papel tu cara!

(“Instante”) En la poesía de Carmen Alardín, las ausencias son esas figuras impregnadas en la página, esos ecos que hablan a través de su caracoleado escribir, en esa marcha hacia atrás y hacia delante,

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un elemento que llama sobremanera la atención en la escritura poética de Carmen Alardín: su constancia, pero me apresuro a aclarar que ésta no es sólo de corte laboral, sino principalmente de orden estético. La poesía es peligrosa cuando se la abandona o cuando se le explota sin mesura: es decir, cuando cumple funciones ancilares. Sin embargo, en Carmen, la poesía permanece en peligroso y fantástico equilibrio: mantiene sus luchas y preocupaciones en el propio campo de la creación, soportando la tensión de ser a la vez objeto estético y ejecución verbal. Es la complicada relación pasional entre las palabras y las cosas que significan o deberían significar la que se manifiesta de manera grandilocuente en cada verso de nuestra autora, y que a mí me hacen evocar un concepto desarrollado por la modernidad literaria para contrarrestar el indiferente automatismo de los tiempos que corren: el de poesía lárica. Fue Rilke el creador de esta nueva forma de revelación poética que consiste en intentar recuperar el sentido primigenio entre las personas, las cosas y el mundo: esa revelación primitiva del universo. Forzar, o mejor: seducir a las palabras para hacerlas algo más que signos, y convertirlas en puentes,

cargando en su trayecto escritural con la voz, la memoria y los deseos. Su poesía es colectiva a fuerza de ser monólogo perpetuo. Por ello, leer a Carmen es asistir a un desfile singular y presenciar un maravilloso desbordamiento, cada página contiene un libro entero, vivo y en plena comunicación con las demás hojas, pues Quien conoce al caracol conoce a su padre y a su madre. Entra en la pila de los elegidos como a su propio mar. No pierde en el pantano a sus ancestros, sigue la trayectoria que le marcan para escapar del tiempo, para encontrar el hilo que nos lleva donde empezó el amor.

El rastro lo conforman la memoria y la tinta que van quedando en esas páginas, impresas ya por una especie de intemporalidad que las vuelve contemporáneas de los deseos y fantasmas evocados por ellas. Este rastro es ausencia y, por tanto, evoca siempre una presencia: es la certeza del devenir poético, de la confrontación entre creadora y olvido. Poesía y caracol podría ser la fórmula de esta faena. Existe

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para transmitir significados primarios, dotados por una experiencia vital. En ellos nos reconocemos. No es catarsis, es anagnórisis. Descubrirnos en cada trazo, en cada renglón recorrido por el caracol. Es más todavía, es encontrarnos habitados por el caracol, caer en la cuenta de que su tácita presencia había permanecido en estado latente hasta el momento de recorrer las páginas de Alardín y cerciorarnos, entonces, de que es imposible detener a los elefantes, pues ya hemos sido tocados, convertidos. Ellos nos han encontrado y nos han incorporado a su marcha eterna, siempre en pos de uno, siempre tras de todos. Pero la conversión implica también complicidad, o mejor aún: coincidencia, feliz comunión en los campos sinuosos de la literatura, allí es a donde tendríamos que llevar o dejar llevarnos por los elefantes. En ese prado extenso encontramos la voz de Carmen Alardín y tratamos de reconocer sus conexiones, sus posibles deudas con la tradición, y creemos, de pronto, escuchar, en su trazo poético, ecos de Whitman, de algún Neruda, o quizá

en árboles y en ancestros, en pocas palabras, en hacer de ellas lo que fuimos y lo que seremos: Yo fui aquel que dibujó con sangre los murales de piedra. El que buscaba en el camino cómo peinar esos arbustos tristes que podían herirte. Ahora soy el animal inmóvil que devora los días esperando que nombres el mar donde me esperas.

Invocar a los dioses domésticos, aquellos que habitan en las pálidas páginas de nuestros álbumes, en el ocre onírico de los retratos, en los espacios vacíos de la cocina; escuchar las voces de los niños perdidos y recorrer como hormigas los dominios de la infancia transterrada ahora en nuestros recuerdos; hablar con las piedras de la fugacidad de las golondrinas. En una sola frase: revelarnos el mundo a través del logos poético. Esta revelación nos anuncia el otro lado de la literatura: su capacidad interlocutora, esto es, el don

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Por eso es claro que Carmen Alardín no fue sólo la autora de títulos como Celda de viento, Canto para un amor sin fe o Entreacto, sino la escritora de un solo y eterno volumen, que se configuró día a día como aquel libro de arena del que hablaba con pasión y temor Borges. Y la cronología de su obra pierde por tanto su dimensión y división cronológica, el primer poema es posterior al más reciente, y el último sólo es el comienzo. La racionalidad, por tanto, se trastoca, lo aparente y sencillo aparece como trascendente y vital. El amor y el erotismo dejan de ser simples medios para la sobrevivencia, para la reproducción, y se nos revelan como formas de comunicación, de trascendencia. El logos poético es, pues, significado y significante, principio y fin de la vida, de la memoria, en un “cuento de nunca acabar”:

de algún Jorge Teillier escondido en los bosques australes, pero esa sensación es momentánea, si escuchamos con cuidado, nos enteramos de que Carmen había recorrido su trayecto de caracol en la soledad de su propia compañía, y desde allí había elaborado pacientemente su propia tradición, porque ella escribía para los que se fueron y para los que vendrían luego, dejando su palabra bajo y sobre tierra, en espera de una pronta germinación que puede darse en un instante o en toda una vida: Semejante a la tierra es mi palabra que se ahoga en sí misma. El viento y las heridas le hacen surcos su textura ya es áspera, pero cumple con su cárcel de siglos, con su color enardecido. Mis palabras son huellas que alcanzarán la tarde aunque no llueva, aunque en su sombra no se asome nadie.

Aquí me tienes al alcance de tu alma Y a merced de tus ojos, Protagonista de una historia que no he vivido Y que sin embargo se ha eternizado en el tiempo Y se ha filtrado dentro de tu piel. He luchado por encontrarte, sin darme cuenta Que desde hace muchos siglos vivías dentro de mí, Saliendo a veces a la superficie Con una palabra lejana Semejante a un faro Que busca un barco en la tormenta. He pugnado por encender un fuego que tú no conocías, Porque el fuego eras tú. Ahora ya no quiero que nadie lleve mis cenizas A donde habitan los batracios, Si no que los espolvoreen los fantasmas Que llevas en las piernas. Pero vivo y respiras y a veces nos encontramos Sin que en medio de nosotros Haya algo más que las semanas, los meses y los años. Lo cierto es que a la muerte Tú y yo no llegaremos La muerte ya se aleja y el camino es inútil, Plagado de letreros incongruentes Que prohíben el paso. Nuestra historia no se muere como el mar

Las huellas son siempre una dualidad, son ellas y a la vez el peso (el significado) que las horadó dejando su impronta. Son esa ausencia elocuente que nos permite seguir andando, atravesar la noche con sus múltiples significados y llegar al alba de un nuevo instante. “Aunque mienta la noche con estrellas, / con sus sueños y perfumes. / ¡Aún me queda incrustado entre los labios el beso inacabable!”, nos confesaba la poeta. La noche no es sólo el espacio de los sueños y las pesadillas, también es el dominio del profeta, del artesano de las palabras. Durante las horas nocturnas, la palabra era trabajada a conciencia para que cobrara vida de nuevo al llegar la aurora. Era en el desvelo de la creadora donde el oficio se transformaba en destino, en certidumbre y en el cual cada página arrojada al cesto de la basura no se olvidaba ni se borraba, sino que se incorporaba de manera silenciosa a las hojas pergeñadas en la marcha de la poeta.

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individual y colectivo a la vez. Reconocimiento, en una palabra. Abrevar dos veces del mismo manantial literario, pues como nos explica en uno de sus poemas nuestra autora:

En las orillas de la arena. Nuestra historia no acaba. Te acurrucas en mi pasado sin chistar, Como un niño goloso de caricias, Y sigues embistiendo al horizonte Bajo el asombro de este amor tenaz.

Bebo la misma agua, La que sacia tu sed, Aunque la mar que se interponga Entre los dos No reparta su sal equitativamente Para curar nuestras heridas. Bebo el agua y en mí te transparentas, Mientras mandas tus barcos Cargados de cerezas, Frutos que ya tritura la instancia Que se bebe a sí misma y se devora.

En esta epifanía la historia se vuelve escritura, literatura; en una palabra, conocimiento estético. Es la razón alternativa que la poesía de Alardín inaugura para hacer de la vida aquella hoja en blanco, nada inocente, que espera por el caracol para obtener sentido, es decir, sensibilidad y comenzar a vivir de veras. De aquí nos queda desde luego otra certeza: la literatura no es evasión de la realidad, sino la realidad vista desde sus significaciones. Por eso, su escritura muchas veces va en contra de las mismas palabras, de esas palabras que han perdido su fuerza a causa de una peligrosa rutina que nos priva del asombro, de la fascinación. He aquí, pues, la sustancia que yacía en los esfuerzos escriturales de Carmen Alardín: la vida, la realidad. Su poética es su ética, su manera de convivir y de relacionarse con sus pares. Somos, de esta forma, invitados privilegiados a este festín de humanidad; participamos de su mensaje, lo hacemos nuestro y lo transmitimos a su vez. Esa es una función vital para el campo literario, para las letras locales. Nuestra seña de identidad. Estamos, así, ante un nuevo inicio de su obra poética, en la cual no sólo serán sus inagotables páginas las que ocuparán nuestra lectura, sino la de los nuevos creadores, quienes accederán a nuestra literatura a través de su legado y de su obra. Ese es el gesto que completa a la función literaria, gesto

Es, pues, esa constancia poética, voluntad inquebrantable, la que recordamos en esta ocasión. No se trata de una recompensa, sino de un estímulo. Sabemos que Carmen Alardín siguió con devoción su propio trayecto, y que su escritura continuará hablándonos por muchas páginas más, dándonos “casi la respuesta”, pero a la vez dejando en claro el terreno de su búsqueda: el universo de las letras. Así que, parafraseando uno de sus poemas, podríamos finalmente preguntarle por qué había vivido, y ella con sólo escribir nos habría respondido. Dejemos, entonces, por un momento el farragoso andar de esa realidad sostenida por los fines de lucro y ornamentada por los medios de información, y acerquémonos a este caracol, brindándole el mejor homenaje posible: el de su lectura, sólo así caeremos en la cuenta de que su poesía es esencia viva, poema hecho con y contra las palabras.

Índice de ilustraciones Pág. 61 https://moteltampico.blogspot.com/2015/11/ el-otro-dia-platique-con-carmen-alardin.html

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Miguel Covarrubias 67


CARMEN, inis (*casmen, n.: oráculo, profecía, encantamiento. || […] || oración. || canto poético, poema, verso, poesía. || sonido, melodía. || epitafio. VICENTE BLANCO GARCÍA, Diccionario ilustrado latino-español y español-latino Nos hemos roto el alma con los dientes desgarrando a pedazos la sonrisa por las fauces hambrientas del destino. ¿A dónde irán rodando nuestros dientes cuando la muerte venga a provocarlos como loba feroz? CARMEN ALARDÍN, La libertad inútil y algunas noches

S

Lugo y Abigael Bohórquez, amén de los pioneros Cantú y Alardín. Nos estaba faltando, no cabe duda, conocer a Carmen en persona. En esa época tanto Jorge como Carmen vivían en la capital mexicana. Allá se estaban labrando un sitio propio. Jorge había cambiado los estudios de derecho en Monterrey por una beca del renombrado Centro Mexicano de Escritores, el de Francisco Monterde, Juan José Arreola y Juan Rulfo —entre otras figuras igualmente notables—. Y Carmen, casada con el as de la radiodifusión Ramiro Garza (también poeta), cursó la carrera de letras alemanas en la UNAM y publicaba en Pájaro Cascabel y en otras revistas de parecida calidad. Y es el segundo de los textos que mandó Carmen a nuestra revista por intercesión de Jorge, “Teseo”, el que nos permitirá atisbar el arte literario de nuestra autora en aquellos años. El poema aparecía dedicado a Héctor Benavides.

ería a eso de las cuatro o cinco de la tar-

de, no lo recuerdo bien, cuando conoceríamos a una autora ya por esos años muy prestigiada. Su nombre Carmen… y Alardín su apellido. La habíamos disfrutado como poeta al leer algunos números de Kátharsis, revista de atractivo diseño y extrañas colaboraciones. La “extrañeza” provenía de una indudable calidad artística captada incluso por los poetastros y neófitos lectores —éramos las dos cosas al mismo tiempo—, ingenuos debutantes en Apolodionis. Ya Jorge Cantú de la Garza, uno de los últimos directores o “responsables” de la publicación que apareciera entre 1955 y 1960, nos había acercado un par de poemas alardianos. En el número sexto de Apolodionis, en sus primeras páginas, figuraban “Trapezio” y “Teseo” (a esta pieza la acompañaba una línea que indicaba su pertenencia al libro “Todo se deja así, próximo a aparecer”). De ese modo, la transferencia de colaboradores que emigrarían de la fenecida Kátharsis rumbo a Apolodionis se hacía más tangible. Así fue como terminamos colectando los nombres de Ario Garza Mercado, Ernesto Rangel Domene, José María

El “para qué” no está en la punta del ovillo del tiempo sino en el corazón. Sigue desenrollando y no preguntes

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“Teseo” (uno de los mayores héroes helénicos, compañero frecuente de Hércules en sus aventuras), “otras almas / […] dirán el por qué de tu naufragio”. Cada uno de los lectores de esta obra cimentada en la leyenda y en la imaginería griegas, podría llegar a exclamar: “¡De verdad soy Teseo!” (Pero… ¿y Ariadna?) Si el mundo es un laberinto y en nosotros ha prendido la determinación de liberarnos muy pendientes —literalmente muy pendientes— de un hilo, la subyugante alianza de Ariadna y Teseo jamás será destruida. Así, todos y cada uno de nosotros viviremos per omnia saecula saeculorum una historia maravillosa de acuerdo a la raíz más profunda de la cultura occidental que por derecho propio nos pertenece a cabalidad. Lo cierto es que toda esta dilucidación no pertenece a nuestro pasado sino al momento actual. Porque aquella tarde sólo la expectativa de reunir a dos talentosas poetas reineras —coincidentemente nacidas en el puerto de Tampico— nos conducía a la efervescencia. Para nuestro bien y por lo pronto, una elocuente musicalidad y una sabia convicción de índole alardiana se nos imponían como características de un hacer poético soberano: “otras almas / […] te dirán el por qué de tu naufragio”. Fueron César Isassi y Sir George, si no me equivoco, quienes incluyeron a Gloria Collado en su plan para que pudiéramos conocer al fin a Carmen. Y Gloria, que aún se encontraba en la etapa inicial de su incorporación al grupo que ahora se reconocía a sí mismo como Arte Universitario, aceptó de buen grado. Nos recibiría en su envidiable y envidiado estudio de la calle Hidalgo. Nos sentíamos al borde de una experiencia inconcebible hasta esa fecha, ya que durante las primeras tres ediciones de Apolodionis no dejábamos de constituir un auténtico Club de Tobi misógino (este niñito regordete y simple, recuérdenlo, era camarada, a regañadientes, de la Pequeña Lulú). Pero ya en aquella ciudad de mediana dimensión,

el por qué de los sueños. Sigue cazando estrellas con los hilos de lluvia o de dolor. Encontrarás en una de estas vueltas laberintos de ausencia, y tendrá tu cordel nudos posibles e imposibles olvidos. Hasta que llegues a la luz de pronto con el alma enredada en otras almas que dirán el por qué de tu naufragio.

Sin pretender fabricar un soneto, Carmen en estos catorce versos utiliza la clásica combinación de líneas de once y de siete sílabas. Con la excepción del primer verso (eneasílabo), de modo aleatorio se trenzan seis heptasílabos y siete endecasílabos. Al abandonar la rima de la lírica tradicional, la poeta nos orillaba a que entendiéramos cómo su pieza se había liberado de una severa atadura formal. Además, las imágenes nos tendían una hamaca conceptual apta para que, al descansar en ella, al asumirnos como destinatarios de su admonición, la voz del —o la— poeta lograra de manera casi inadvertida que dejáramos atrás el “para qué” y aun el “por qué”: “no preguntes / el por qué de los sueños”. Al llegar al desenlace de

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pura significó —entre otras muchas cosas— el nacimiento y desarrollo de unas ligaduras de mutuo interés profundo y persistente. Culminarlas nos llevó a erigir un cerco fraternal de cinco décadas. Con frecuencia nuestra amiga observaba de soslayo el mundo, o acometía algunas tareas de manera oblicua. Quizás lo que voy a contar enseguida pudiera ejemplificar esta aseveración. En la dedicatoria de uno de sus libros, nuestra entrañable poeta se llamaba a sí misma “tu futura vecina” (de su puño y letras provenía esa peculiar identificación). Lo cierto es que Carmen continuaba entonces —año de 1977— residiendo habitualmente en la capital. Pero coqueteaba con dos ideas: vivir de manera casi permanente en Monterrey… o vivir a trancos en Villa de García. Con este último lugar la ligaban —y no se diga a Ramiro— antecedentes familiares. Y en cuanto supo que nosotros le habíamos dicho sí a un ofrecimiento para que pudiéramos ocupar una esquina de la calle principal del bien dotado de agua fresca —y bien sombreado— pueblo, se regocijó con la idea de la vecindad. De acuerdo con esos sueños o deseos, las dos parejas podríamos

en la que vivíamos y escribíamos, dos poetas jóvenes alentaban. Carmen era nuestra antecesora y a partir de esa tarde se iniciaba un acercamiento sin duda irrefrenable. Carmen desplegó esa tarde sus mejores artes: abierta simpatía personal, ideas inusitadas, clarísima dicción a la hora de reproducir una poesía primeriza que le confiábamos con reticencia y confianza al mismo tiempo. Con el transcurso de los años supimos que la autora de Entreacto gozaba de un asombroso olfato literario. A varios de nosotros nos favoreció con sus juicios certeros, cargados de sugestivas intuiciones hermenéuticas. Sin duda, derivada del conocimiento que obtuvo de su anfitriona, de haber calado sus avances poéticos, son las palabras que publicó en Vida Universitaria de Monterrey un martes 1° de noviembre, hace casi cuarenta años. En algunos momentos llega Gloria Collado a una poesía desértica, desnuda de todo lo cotidiano y circunstancia, y alejada en lo posible de los sentimientos humanos. Es entonces cuando nos parece que logra aislar su poesía de toda la oscuridad del mundo y atraparla en una esfera de cristal, concentrada y aparentemente inaccesible. Defiende Gloria la individualidad de la poesía con la misma lealtad y devoción que un teólogo defendería la unidad de la Santísima Trinidad. Pero no hay que entender sin embargo que la suya sea una ocupación de escribir poemas a la poesía misma, sino que en ese riguroso quehacer poético nos va descubriendo los secretos de la convivencia y del destino. Secretos que, sin duda, descubre inconscientemente pues palpitan en ella todavía numerosas dudas y angustias personales, que sin querer o a pesar de sus cuidados, se transparentan entre las líneas de sus versos.

Que Carmen Alardín hubiera dado un paso franco hacia el incierto futuro de una revista empecinadamente volcada en la pura literatura im-

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con mi amiga y mentora, poeta admiradísima que un buen día me confió los originales de su Colección de poemas. Canto para un amor sin fe, libro que fuera editado bajo el sello del Instituto de Artes de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Si esto que ahora cuento no les parece muy claro, entonces les confiaré que la espléndida donadora a mí me dejó —desde aquella tarde— medianamente confuso. A pesar de que para esas fechas yo había dado a conocer El traidor y un buen número de traducciones de poemas alemanes en la revista Deslinde de Filosofía y Letras, no recuerdo a Carmen glosando —de modo favorable o negativo— esas audacias. Pasados los años, pienso que mi amiga quiso mejor encauzarme o alentarme con esa entrega para ella de un altísimo valor emotivo, artístico e intelectual. Dejó pues para mejor ocasión o —ya se ve— para nunca, sus juicios quizá inquietantes para mí. No lo sé, no lo sé… Para cerrar este capítulo, una mañana recibí un telefonazo de Carmen. Necesitaba, me dijo, que le “prestara” un diccionario que se había colado en alguna caja de libros alemanes. Se trataba del Langenscheidts Taschenwörterbuch. Spanisch-Deutsch, Deutsch-Spanisch. Me apresuré a regresárselo y nunca más volvimos a tocar el tema. Ahora encuentro muy conveniente el esbozar un retrato físico, anímico y aun literario de la poeta Carmen Martí —así decidió llamarse tras la muerte de su madre—. Alardín quiso homenajear a la autora de sus días rindiéndole pleitesía de ese modo, olvidándose durante algunos meses del apellido con el que todo el mundo le conocía. Tema éste que, más allá de lo anecdótico, le ofrece luego al investigador de la literatura problemas de cierto calado, ciertas confusiones. Pasa el tiempo, pasan las generaciones… y lo que fuera un gesto de amor filial llegará —posiblemente— a configurar una

mirarnos las caras durante —por ejemplo— las tardes de otoño, acompañados de humeantes tazas de café y empanadas henchidas de cajeta de leche o calabaza. ¡Para un mejor control de calidad, nos comprometíamos a hornear los panecillos —los saboreábamos ya en la imaginación— en un horno de leña instalado en su casa o en la nuestra! Pero las cosas sucedieron de otro modo. Nuestro proyecto de “casita rústica” abortó y el matrimonio Garza/Alardín se redujo —por lo que hacía a nosotros— a un par de reuniones dominicales en la antigua casa restaurada de la calle ¿de Juárez?, y en una sesión con ribetes de “donación a título de herencia literaria —en otro idioma—”. Y al describir este gesto libérrimamente afectuoso, Carmen dejaba claramente asentado que — con un solo movimiento— disminuía su acervo bibliográfico mientras lograba aumentar mi cuota de cariño y gratitud perennes. Entonces, ¿de qué se trataba? Nada más ni nada menos que de arraigar allí su biblioteca personal (con aires de biblioteca pública) en beneficio de los escolapios de García (Nuevo León), al mismo tiempo que señalaba a esa misma biblioteca como depositaria de su escogida —pero no escasa— colección de libros en lengua alemana utilizada años atrás en sus estudios profesionales. No había sitio para la duda: los volúmenes magníficamente impresos mostraban la exacta y limpia tipografía de las editoriales alemanas. Entre otras, Suhrkamp Verlag, Limes Verlag, Rowohlt Hamburg, F. H. Kerle Verlag, Aufbau-Verlag... Y los autores, Schiller, Heine, Novalis, Benn, Brecht, Hesse, Hofmannsthal, Rilke, Trakl... Pero fue este conjunto de casas editoras y autores germanos los que Carmen había decidido entregarme a mí. ¿Qué puedo decirles? Me sentí halagado de manera inopinada, me sentí un heredero sui generis, comprometido — aún más— con la literatura alemana y sobre todo

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duda de ribetes detectivescos. ¿Esa poeta que tiene modos estilísticos idénticos a los de esa otra autora tachada de eminente, es una inesperada continuadora, un clon involuntario, una imitadora servil? No, no en este caso. Para quienes un día llegaran a toparse con textos firmados por Carmen Martí, les aconsejamos franquear cualquier especulación inane. Carmen Martí fue —véase el caso como se vea— la mismísima Carmen Alardín. Saludamos a la que fuera directora de Armas y Letras en los últimos tramos del siglo pasado. La veíamos en las oficinas de la revista ubicadas en la Biblioteca Universitaria Raúl Rangel Frías. Seguía siendo entonces un espíritu luminoso e inquietísimo, pleno de palabras cargadas de fresca poesía y segura en sus geniales adivinaciones, desconcertante… De cuerpo menudo, sorprendía por la fortaleza de una memoria que nunca la abandonó, aunque su esqueleto tiritara a causa del clima artificial. Nos encontrábamos en medio de un verano rabiosamente regiomontano ¡y ella se escondía dentro de un enorme abrigo y una boina de lana! Las corrientes de aire helado la obligaban a replegarse en las paredes del novísimo edificio, tentaleando sus rugosidades mientras encarecidamente les solicitaba una tregua a los dioses tutelares de la ciudad. “¡Aunque sea un poco, permitan que sople el sol de Monterrey dentro de estas galerías!” Hace tiempo una joven escritora, Heidi Basabe, esbozó un retrato de la Carmen Alardín que fue y seguirá siendo —entre nubosidades y claridades propias de nuestra memoria— una Carmen inolvidable e inabarcable. Leamos pues algunas líneas.

de boliche en el que el golpear de la bola provocara innumerables preguntas. Conocer la placidez de esta Carmen, su aparente instalarse cómodamente en el mundo, junto o a pesar de sus dolores de cabeza y espalda y su estar muy despierta como animal al acecho ¿por miedo o al ataque? A la Carmen tan mencionada y tantas veces vestida, desvestida y vuelta a cambiar de innúmeras caras y contornos. Conocer a alguien sintiendo que te desborda y no poder decir ni la primera ni la última palabra y mucho menos explicarlas.

Carmen envuelta en su

propia

magia

Así es como veíamos a Carmen Alardín aquella tarde de un verano de 1968 —muy probablemente. Pero sí, la fecha pudiera ser exacta—. Nos ayuda a pensar que así sería porque eran los años en que el Municipio de Monterrey —a cargo del ingeniero César Lazo— patrocinaba la Escuela de Verano Profr. Francisco M. Zertuche. Fue esa una manera de mantener la gallardía de la tradición humanística en la Universidad de Nuevo León, favorecida por los prohombres que se llamaron Raúl Rangel Frías, Francisco M. Zertuche y Alfonso Reyes Aurrecoechea. Bien, bien. Olvidémonos rápidamente de las reminiscencias de un enfrentamiento entre las corrientes conservadoras que encabezaba el gobernador en turno y el liberal o revolucionario ingeniero Lazo. Y por supuesto que había que fortalecer el legado de los hombres de pensamiento y letras que hemos mencionado. Seguros estamos que Carmen, ajena a las minucias de los manipuladores de la política silvestre, sólo quería dejar clavada su espada en el corazón de la ciudad que necesitaba de la poesía como si fuera una gratísima “agua de mayo” proverbial. No recuerdo el tema de esa tarde, las palabras precisas que Carmen derramaba a lo largo del corredor del segundo piso del ahora Antiguo Palacio

Conocer a Carmen Alardín, sus contornos, ¿qué significa?, ¿qué significa para mí?, a esa Carmen de desnudas piernas sin malicia aparente, con sus afrancesadas “eges”, su palabra “reaccionario”, su aparente “despiste” y las preguntas que hace y que no hace. […] Conocer a esa Carmen aparentemente infantil o inocente, en estado de gracia, como en un juego

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reunión en el estudio de Gloria Collado, que no la veíamos, y sin embargo no me cabía la menor duda de que se había establecido un amarre, una ligazón sólida como la de las amistades tocadas por la maravilla que transporta en su espalda curvada la mismísima Atenea o el mismísimo Apolo. No podíamos dejar de mirarnos, nuestro nudo jamás habría de romperse a partir de esa tarde. Fuimos cada uno de nosotros abducidos por la sensación más extraña, más digna del ensueño de las palabras más genuinas. Carmen abundó en su magia: su palabra cargada de sonidos nos recordó el de la poesía alemana. Hölderlin, Novalis, Rilke. Y no, no miento. Así transcurrió el hechizo de Carmen.

Municipal. Pero lo que no dejo de recordar con asombro es cómo de pronto pareció envolver a la heroína de este relato un haz de luz que se extendió hasta nuestro lugar en el centro mismo de ese andador. Sentí la fuerza de su voz y su mirada. Como suele pasar en algunos films de gran popularidad, los demás parecían personajes totalmente ambientales. Se les veía —es un decir— moviéndose y hablando como en cámara lenta y en penumbra. En lugar del joven galán y la encantadora damisela mirándose con delectación suprema, éramos Carmen, Silvia y yo conectados magnéticamente por el discurso más estimulante que hubiéramos podido imaginar. Hacía años, desde aquella

Kant, a 5 de febrero de 2015. Notas Incluido en La vida encendida. Revisitaciones a Carmen Alardín, compilación de Luis Aguilar, Gobierno del Estado de Tamaulipas, Ciudad Victoria, 2015, pp. 57-67

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F acultad de F ilosofía y L etras DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE NUEVO LEÓN

69 Años en la Cultura CIUDAD UNIVERSITARIA, 2020

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que sabe latín…”1

Ludivina Cantú Ortiz 74


“...ni tiene marido ni tiene buen fin.”

-Refrán popular

T

omo prestado

realidad, entonces el estudio del lenguaje puede darnos información sobre la naturaleza de esta realidad”, tal como señala Tomás Ibáñez Gracia en su texto “El giro lingüístico” (Íñiguez Rueda, 2006, p. 29). Pues, “la realidad para la gente es lo que la gente construye como real, y esto lo hace en gran parte mediante el texto y el habla”, señala Van Dijk, citando a Rom Harré, en el prólogo al libro Análisis del Discurso: manual para las ciencias sociales (Íñiguez Rueda, 2006, p. 16); de tal suerte que el conocimiento que poseemos de la realidad se construye discursivamente; así, los conceptos mujer y hombre son constructos del lenguaje y de la cultura en la que se utilizan, y están estrechamente relacionados con la ideología de un pueblo. Como sabemos, el lenguaje no sólo nos dice cómo es el mundo, sino que también lo instituye; no se limita a reflejar las cosas del mundo, sino que también actúa sobre ellas, participando en su construcción. En tanto que “acción sobre el mundo” (Austin, 1955), el lenguaje es también, consecuentemente, acción sobre los demás, y llega a constituir incluso uno de los principales instrumentos a los que recurrimos para incidir, con mayor o menor éxito, según las circunstancias, sobre nuestros semejantes. Desde este punto de vista, cabe preguntarnos: ¿cuál es el sentido del ser mujer que se comunica, se representa y se transmite socialmente a través del uso de los refranes?, y, ¿por qué estudiar la

el refrán, utilizado por Rosario Castellanos en 1974 para hablar de la condición de la mujer mexicana y dar título a este texto, cuyo propósito es identificar la significación de la mujer en nuestra sociedad, manifiesta en el uso del lenguaje popular, es decir, identificar cuál es la imagen de la mujer que se constituye —y transmite— socialmente a través del uso del lenguaje, cotidiano y popular que se expresa en los refranes. El lenguaje posee, entre otras, dos funciones preponderantes: la comunicación y la representación; en este sentido las palabras aparecen en el discurso como representación de las cosas y cuando éstas nombran una realidad le otorgan una identidad, esa realidad se torna ostensible a través del lenguaje y trasciende porque se comunica. El mundo existe cuando se le nombra, mientras no sea así, la cosa significada no existe. ¿De qué manera, entonces, si no es a través del lenguaje, han llegado hasta nosotros las tradiciones y el conocimiento del pasado? Lenguaje es, dice Heidegger, advenimiento del ser mismo, que revela y oculta (Heidegger, 2000, p. 31), tiene la facultad de mostrar los sentimientos, las ideas, la manera de pensar de un sujeto, de un grupo o una sociedad y su realidad y, sin embargo, al mismo tiempo, tiene la posibilidad de encubrir, disimular o invisibilizar ciertas realidades, si así se desea. Por tanto, “si el lenguaje constituye un instrumento para representar la

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que las mujeres han padecido por siglos, y que se construyen ideológica y simbólicamente a través del discurso, pues de acuerdo con Van Dijk (1999) las ideologías son la base de la cognición social, las cuales controlan la conducta y permiten la organización de diversas formas de creencias, valores, opiniones y actitudes sociales en torno a un aspecto colectivo; amén de las representaciones sociales que los miembros del grupo tienen de las estructuras sociales en las que se desenvuelven. Por lo anterior, hemos decidido estudiar un corpus de frases hechas, conformado por 130 refranes que contienen el concepto mujer en su enunciación, localizados en varias fuentes: los textos Por el refranero mexicano y el Refranero mexicano, ambos de Herón Pérez Martínez, además de diversas páginas web. Para efectos de este análisis, los hemos clasificado en 10 categorías temáticas:

construcción de la imagen de la mujer en el lenguaje popular? El lenguaje popular es el instrumento de comunicación que utilizamos todos, mujeres y hombres, niños, jóvenes y ancianos; desde los niveles más altos académica, política o económicamente hablando hasta los ínfimos. Todos, absolutamente, lo utilizamos en nuestra vida cotidiana. Y aquí radica, precisamente, lo interesante para nosotros, pues es en dicha cotidianidad donde se reproducen los estereotipos de lo masculino y lo femenino, aún sin darnos cuenta, y se expresan, ineludiblemente, en el lenguaje que usamos a diario. Los refranes son un buen ejemplo de lo anterior, pues los empleamos comúnmente para apoyar nuestro discurso, ya que con su uso ejemplificamos, explicamos y argumentamos; los refranes refuerzan lo que expresamos, comunican y transmiten ideologías, “añaden fuerza y energía a lo que decimos”, según ha señalado Quintiliano; además Refrán viejo, nunca miente. Ahora bien, si el concepto mujer (lo femenino) es un constructo social, cómo se manifiesta en el lenguaje popular, particularmente en los refranes, cómo trasciende a través de él; qué se comunica, qué se transmite del ser mujer en estas manifestaciones lingüísticas que emplean un sinnúmero de hablantes y escribientes. El lenguaje es el mejor instrumento que posee el ser humano para expresar y transmitir su concepción del mundo, incluso para manipularlo (Heidegger, 2000, p. 86), incide en todas las capas de la sociedad y se introduce en el pensamiento de la gente; en este sentido contribuye a acentuar las diferencias de género en lo que concierne a la familia, al trabajo, las tradiciones culturales, el espacio público/privado, la participación política, y en la concepción colectiva del ser mujer. Desde esta perspectiva, a nuestro juicio, es imposible negar que el uso de algunos refranes es una de las tantas formas de reproducción del machismo y de las prácticas de dominación y exclusión

1. Ideal de mujer: características que debe poseer la mujer (desde la perspectiva tradicional y machista). 2. Concepto colectivo del ser mujer. 3. La mujer: generadora de la desconfianza de los hombres. 4. Comportamiento/acciones que realiza la mujer. 5. Actitudes propias (inherentes) de la mujer. 6. Alusiones al cuerpo y la imagen física. 7. La mujer-objeto. 8. Expresiones de violencia y dominación masculina. 9. El poder de la mujer. 10. El daño que provoca la mujer. Bien sabemos que: La asignación del género se produce desde que nacemos, a través de la socialización en la familia, la escuela y las relaciones con los demás, y se refuerza a lo largo de la vida por el condicionamiento de reglas, normas institucionales, mensajes y discursos sociales. Una de las características de esta asignación

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La muladona , ser de la Mitología catalana. Se cuenta que era una doncella que por ser irreverente y no religiosa fue maldecida, siendo convertida en una mula.

es que se realiza en función de roles y estereotipos sociales, que encasillan la actividades e identidades de mujeres y hombres. Los estereotipos de género predominantes establecen que las mujeres deben ser dulces, calladas, ordenadas y maternales; mientras que los hombres, atrevidos, desordenados, fuertes y toscos, entre otras cualidades que se establecen según la división de la esfera pública y privada. Estas asignaciones estereotipadas resumen y expresan la base sociocultural sobre la que se asienta la construcción de las diferencias sexuales y la desigualdad derivada de su representación (Rauber, 2003).

las mujeres son uvas, cuando viejas, pasas”, “A la mujer no la cates, no es melón”. Es decir, en la juventud la mujer es deliciosa como la uva, pero cuando vieja se transforma en un fruto seco, insípido, cuyo sabor no es placentero, por tanto no es apetecible; además, según la concepción tradicionalmente machista y patriarcal a la mujer no se le saborea antes de; si ella se deja… ya surgirá algún refrán que establezca en lo que “se ha convertido”. Con lo que mayormente se le asocia es con los animales; entre otros, tenemos:

Como señalamos antes, estos estereotipos y roles sociales se reproducen, también, en el lenguaje popular, en el refranero. Lo primero que observamos en el análisis del corpus estudiado es que a la mujer se le compara con animales, objetos y frutas. Frutas, por supuesto, en el mejor de los casos, y se le asocia con alguna cualidad de la fruta enunciada, por ejemplo: “Cuando jóvenes

La mujer como la vaca, se busca por la raza. La mujer, alta, delgada; y la yegua, colorada. Mujer enamorada, es una mula en bajada. La mujer y la sardina, cuanto más pequeñas, más finas. La mujer menudita, siempre pollita. En cojera de perro y en lágrimas de mujer, no hay que caer.

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La mujer es como los zapatos, con un poco de alcohol aflojan. El horno y la vieja, por la boca se calientan. Fuego, mar y mujer es trío malo. Mujer, viento y ventura, presto se muda. La mujer mala es como la falsa moneda que de mano en mano va y ninguno se la queda. La mujer y el vidrio, siempre en peligro. La guitarra y la mujer para hacerlas vibrar hay que saberlas tocar. La mujer y la sartén en la cocina es donde están bien. La mujer y el oro lo pueden todo.

Algunos refranes señalan las características que deben distinguir a las mujeres, establecen el ideal de mujer; así, desde la perspectiva masculina las mujeres deben ser suavecitas (la cobija y la mujer suavecitas han de ser), finas (la mujer y la sardina, cuando más pequeñas, más finas), altas y delgadas (la mujer, alta y delgada; y la yegua colorada), menuditas (la mujer menudita, siempre pollita), calladitas y tranquilitas (el varón, varón sea, la mujer, estese queda, mujeres y almendras, las que no suenan). Otros refranes, por su parte, coadyuvan en la construcción de la definición de la mujer a través del uso de adjetivos que destacan cualidades negativas, con lo que fijan el concepto colectivo —negativo y de subordinación— del ser mujer, según la mentalidad patriarcal. En ellos encontramos que la mujer es soberbia (mujer hermosa, soberbia, contenciosa), vanidosa (mujer hermosa, mujer vanidosa), tonta (mujer hermosa nunca es pobre; y si lo es, es que es tonta), puta (puta y buena mujer, ¿cómo puede ser?), avariciosa y gastona (la mujer es avariciosa, para ser en lo suyo gastosa), golosa (la mujer que no es hacendosa, o puta o golosa), revoltosa (las mujeres son como las gaseosas: unas caseras y otras revoltosas), traidora (sin contar a la mujer, lo más traidor es el vino), vana (mujeres y avellanas, muchas salen vanas), ladrona (mujer llorona, es puta o ladrona), falsa (la mujer mala es como la falsa moneda que de mano en mano va

La mujer fatal es de una especie de devoradora de hombres, constantemente cruza la línea entre la bondad y la maldad.

Entre la mujer y el gato, ni a cuál ir de más ingrato. A la mujer y al caballo, no hay que prestarlos. El que presta la mujer para bailar o el caballo para torear, no tiene que reclamar. Ni mujer que otro ha dejado, ni caballo emballestado. La mula y la mujer, a palos se han de vencer.

Lo que indica la categoría en la que se ubica a las mujeres en el imaginario del pueblo de habla hispana. De igual manera se le asocia con cosas (objetos), lo que refuerza la concepción de poca valía de la mujer, que se comunica y se transmite en el uso del lenguaje popular: La cobija y la mujer suavecitas han de ser. La mujer y la espada nunca han de ser probadas. Mujer hermosa y buena espada, de muchos es codiciada.

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“Se espera de ellas que sean femeninas, es decir, sonrientes, simpáticas, atentas, sumisas, discretas, contenidas, por no decir difuminadas.” - Bourdieu, 1998.

y ninguno se la queda), ingrata (entre la mujer y el gato, ni a cuál ir de más ingrato), burra (la mujer y la burra apostaron a correr, a correr ganó la burra, a burra la mujer), y mala (el melón y la mujer malos son de comer); es mula en bajada cuando está enamorada (mujer enamorada, es una mula en bajada), es gente, sí, pero en la letrina, en el excusado (la mujer es gente en la letrina) fuera de ahí… no lo es; es el diablo, es la tentación de Lucifer (la mujer es el diablo, tentación de Lucifer, se viste por la cabeza y se desnuda por los pies); más aún, las mujeres son peor que Lucifer (las mujeres de hoy en día son muy malas de entender y las que parecen buenas, son peor que Lucifer) porque No hay mujer sin pero, ni sin tacha caballero. En este mismo tenor, descubrimos que, en la perspectiva masculina, la mujer es el ser que genera desconfianza, pues:

La mujer y el vidrio, siempre en peligro. Hasta la mujer más honesta, también le gusta la fiesta. Mujer al volante peligro constante.

En los refranes también encontramos alusiones al comportamiento y acciones que realiza: La mujer sabe sin maestro llorar, mentir y bailar. La mujer y la gallina siempre pican. Nunca les falta qué hacer ni al cura, ni al diablo, ni a la mujer. Lo que la mujer no logra hablando, lo logra llorando.

De igual manera aparecen, en este tipo de frases hechas, las actitudes que el punto de vista masculino señala como inherentes al ser mujer: Mujer que al andar culea, bien sé yo lo que desea (sexo). Mujer que al andar culea, cartel en el culo lleva (se vende). La mujer que al andar las ancas menea, bien sé yo del pie que cojea. La mujer que en la ventana se pone, de rato en rato, venderse quiere barato.

En cojera de perro, en lágrimas de mujer, no hay que creer. Mujer, viento y ventura, presto se muda. Fuego, mar y mujer, es trío malo.

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la

MUJER

en el imaginario del mundo masculino. En este sentido, Bourdieu señala: La dominación masculina, que convierte a las mujeres en objetos simbólicos, cuyo ser (esse) es un ser percibido (percipi), tiene el efecto de colocarlas en un estado permanente de inseguridad corporal o, mejor dicho, de dependencia simbólica. Las mujeres existen fundamentalmente por y para la mirada de los demás, es decir, en cuanto que objetos acogedores, atractivos, disponibles. Se espera de ellas que sean “femeninas”, es decir, sonrientes, simpáticas, atentas, sumisas, discretas, contenidas, por no decir difuminadas. Y la supuesta “feminidad” sólo es a menudo una forma de complacencia respecto a las expectativas masculinas, reales o supuestas, especialmente en materia de incremento del ego (Bourdieu, 1998, p. 50).

como la

ESCOPETA: CARGADA y en un

RINCÓN

Lo anterior nos conduce a pensar en la concepción de la mujer como objeto que se reproduce en los referentes populares. Si analizamos las siguientes frases hechas (refranes), no podemos más que aceptar la revelación de la mujer-objeto:

Ahora bien, cabe señalar que, al parecer, la verdad o falsedad de lo que manifiestan estos refranes, poco o nada importa a la sociedad que los utiliza sin ningún miramiento. Localizamos también algunos refranes que aluden al cuerpo y a la imagen física de la mujer, a su belleza o fealdad; y descubrimos que:

La guitarra y la mujer para hacerlas vibrar hay que saberlas tocar. La mujer como la vaca, se busca por la raza. A la mujer y al caballo, no hay que prestarlos. El que presta mujer para bailar o el caballo para torear, no tiene que reclamar. Ni mujer que otro ha dejado, ni caballo emballestado.

[a la] Mujer barbuda, de lejos se saluda. [la] Mujer vellosa, [es una] hembra lujuriosa. [la] Mujer que no tiene encantos, se queda para vestir santos. [la] Mujer graciosa, vale más que hermosa. [la] Mujer pecosa, [es una] mujer hermosa. [y la] Mujer hermosa y [la] buena espada, de muchos es codiciada.

Y la poca valía que tiene en la estima masculina, lo que queda aún más claro cuando el siguiente refrán expresa: “Un consejo me dio un viejo que yo nunca olvidaré: más vale un pellejo de vino que un pellejo de mujer”. Descubrimos, asimismo, que los refranes estudiados promueven las expresiones de violencia y dominación masculina; en ellos encontramos que a las mujeres hay que tratarlas a rempujones (a golpes se hacen los hombres y a rempujones las mujeres), a palos (la mula y la mujer, a palos se han

Como vemos, en la concepción machista sólo hay cabida para las mujeres hermosas, pues así deben ser para el solaz de los señores; las barbudas, vellosas, las que no poseen encantos no tienen cabida

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Tira más un pelo de concha que una yunta de bueyes. El hombre persigue a la mujer hasta que ella lo caza. No te cases con mujer que te gane en saber. La mujer que quiere a dos no es tonta sino entendida; cuando una vela se apaga la otra se queda encendida. La mujer y el oro lo pueden todo. Mujeres juntas ni difuntas.

de vencer), con la espuela (al caballo, con la rienda, a la mujer, con la espuela). Además: La mujer sea igual o menor si quieres ser señor. A la mujer veterana, tuércele el cuello si la quieres buena. La mujer en casa con la pata quebrada. La mujer como la escopeta: cargada y en un rincón. A la mujer, ni todo el amor, ni todo el dinero. A la mujer casada y casta, con el marido basta. La mujer y la sartén en la cocina es donde están bien. La mujer, en sus quehaceres, para eso son las mujeres. La mujer cuando piensa sola, mal piensa. Mujer infiel: puta; hombre infiel: héroe. No hay mujeres feas, sólo poco alcohol.

Incapaces de subvertir la relación de dominación, dice Bourdieu, al menos, confirmar la imagen dominante de las mujeres como seres maléficos, cuya identidad, completamente negativa —como hemos visto—, está constituida esencialmente por prohibiciones, muy adecuadas para producir otras tantas ocasiones de transgresión. Hablamos aquí de las formas de violencia suave, casi invisible a veces, que las mujeres oponen a la violencia física o simbólica ejercida sobre ellas

De este grupo de refranes, destaco principalmente tres: La mujer en casa con la pata quebrada; La mujer y la sartén en la cocina es donde están bien; La mujer, en sus quehaceres, para eso son las mujeres, porque en ellos se manifiesta claramente el espacio destinado a las mujeres: el espacio privado que es, en la conciencia masculina, el único donde deban desenvolverse, es decir, el doméstico (Barbieri, 1992, pp. 203-224). Aparece asimismo, otra “cualidad” de las mujeres: son interesadas (mujer hermosa, niña e higuera, no las guarda cualquiera; viejo con joven en la cama, muy repleta tiene el arca) y son capaces de hacer bastante daño, en muchos sentidos, pues:

MALA MUJER

de la

Cuando una mujer hermosa ríe, la bolsa de alguien llora. Tabaco, vino y mujer, echan al hombre a perder. En mala mujer mucho mal puede caber. Al hombre de más saber, una mujer sola le echará a perder. De la mala mujer guárdate y de la buena, no te fíes nada. Mujeres y malas noches matan a los hombres. Mujeres y vino hacen que los hombres pierdan el tino. Ira de mujer, ira de Lucifer. De ahí que se les satanice y se les reconozca cierto poder: La mujer siempre es más lista, que el hombre que la conquista.

guárdate y de la

BUENA,

no te fíes

NADA 81


El uso de los refranes legitima la ideología sexista y dominante, y deslegitima a la mujer a través de las formas de designación que utiliza, los atributos y acciones negativas que destaca en ellas. Desde el punto de vista masculino, pues el hombre es el sujeto enunciador en este tipo de locuciones, aparece como “normal” y “natural” que a la mujer se le devalúe, se le denigre y se le violente; así se mantiene el orden social establecido —masculino, por supuesto—, y se refuerza el status quo de los hombres en la sociedad (Íñiguez, 2006, p. 169). A través de estrategias negativas, utilizadas en forma explícita, el orden social del discurso en los refranes instituye el poder y la autoridad de quienes producen el discurso (los hombres), que se asienta sobre un principio de desigualdad de los géneros (Íñiguez, 2006, p. 172). Así pues, encontramos que los refranes, como prácticas discursivas, refuerzan el estereotipo femenino del que resaltan la belleza/fealdad de la mujer, sus características corporales y actitudinales, así como las cualidades que debe poseer según la concepción patriarcal, machista, dominante y tradicional de la sociedad de habla hispana; aspectos que nos permiten visualizar la imagen de la mujer, tal y como ha sido construida y transmitida a través del lenguaje, así como las relaciones de género, que se constituyen como relaciones de poder y dominación, obviamente de los hombres hacia las mujeres.

por los hombres (Bourdieu, 1998, pp. 26-27). Sin embargo, siguiendo a Bourdieu, este cierto poder que se le concede a la mujer se vuelve en la prueba de su malignidad, lo que exige que la realidad social que produce la dominación acabe a menudo por confirmar las imágenes que defiende para realizarse y justificarse (Bourdieu, 1998, p. 27). Así se legitima de nuevo la visión androcéntrica que prevalece en nuestra sociedad. Localizamos también dos refranes que aparentemente son positivos: Digan lo que digan la mujer bella siempre tiene la razón. No hables mal de las mujeres, porque hijo de mujer eres.

Sin embargo, pensamos que en realidad no son tan positivos. El primero señala que la mujer “debe” ser bella para concederle la razón, y en todo caso, se le concede por ser bella, y no por ser inteligente y tener, efectivamente, la razón. Mientras que el segundo (no hables mal de las mujeres, porque hijo de mujer eres) enfatiza que las mujeres merecen respeto, no por ser mujeres sino por ser madres de hijos varones. En nuestro corpus encontramos sólo dos refranes positivos; uno en el que hablan dos mujeres, por tanto, el punto de vista es femenino: “Madre, ¿qué cosa es casar? Hija, hilar, parir y llorar”. Y el otro que dice: “Mujer precavida vale por dos”. Por supuesto, no todos los refranes se utilizan en la misma proporción, pero todos pertenecen a la lengua española, lo cual quiere decir que en los países de habla hispana ésta es la imagen de la mujer que subyace en la ideología androcéntrica, que resalta la visión masculina como predominante y se transmite de generación en generación a través del uso del lenguaje popular, aún sin darse plena cuenta de ello, lo que refuerza y justifica las diversas formas de segregación y violencia contra la mujer.

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desde el punto de vista masculino, aparece como

NORMAL y NATURAL

que a la mujer se le devalúe,

se le denigre y se le violente; así se mantiene el

ORDEN

SOCIAL establecido

Referencias

Notas

Austin, J. L. (1955). Cómo hacer cosas con palabras. Edición electrónica de www.philosophia,cl/Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. Barbieri, T. (1992). Los ámbitos de acción de las mujeres. En Revista Mexicana de Sociología. México D.F. pp. 200-224. Bourdieu, P. (1998). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama. Butler, J. (2007). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. España: Paidós. Eagleton, T. (2000). Ideología: Una introducción. Barcelona: Paidós. Heidegger, M. (2000) Carta sobre el Humanismo. España: Alianza. Íñiguez Rueda, L. (ed.) (2006). Análisis del discurso. Manual para las ciencias sociales. Barcelona: Ed. UOC. Lagarde, M. (sf). Identidad femenina. http://equidadygenero.prd.org.mx/transmision/documentos/identidadfem.pdf Lamas, M. (diciembre de 1955). La perspectiva de género. En Revista La Tarea, (8), Guadalajara. pp. 14-20. Pérez Martínez, H. (1988). Por el refranero mexicano. México: FFyL, UANL. Pérez Martínez, H. (sf). Refranero mexicano. Edición electrónica: http://academia.org.mx/refranero.php Pérez Martínez, H. (1995). El hablar lapidario. Ensayo de paremiología mexicana. México: El Colegio de Michoacán. Fernández Poncela, A. M. (2002). Estereotipos y roles de género en el refranero popular. Barcelona: Anthropos. Van Dijk, T. A. (1996). Análisis del discurso ideológico. En Versión 6, UNAM-X, México, pp. 15-43. Van Dijk, T. A. (1999). Ideología, un enfoque multidisciplinario. Barcelona: Gedisa.: Gedisa.

Tomado de: Cantú Ortiz, L. (enero-diciembre de 2017). “Mujer que sabe latín...". CATHEDRA. Revista de Humanidades y Ciencias Sociales de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Autónoma de Nuevo León (Nueva época, Núm. 22), 337-341. 1

Índice de ilustraciones Pág. 77 Wikipedia (imagen del siglo XVIII) Fotografía tomada de la página: https://es.wikipedia. org/wiki/Muladona#/media/Archivo:Muladona.png Pág. 78 Sánchez Edith (Septiembre 2017) Fotografía tomada de la página: https://lamenteesmaravillosa. com/mito-la-mujer-fatal/ Pág 79 Rinaldi, Agustina ( Abril 2018) Fotografía tomada de la página: https://borderperiodismo. com/2018/04/20/feminismo-light-cuando-el-machismo-invisible-ataca-entre-nosotras/ Pág. 80 Psicología y mente / Fotografía tomada de la página: https://psicologiaymente.com/reflexiones/ frases-maria-felix Pág 81 Cordon Press / Mujer hoy ( Julio 2019) Fotografía tomada de la página: https://www.mujerhoy. com/vivir/protagonistas/201807/12/frases-inolvidables-frida-kahlo-60327065937-ga.html Pág 82 Seara, Marita / Voces Visibles / Fotografía tomada de la página: https://www.vocesvisibles.com/ la-violencia-contra-la-mujer-una-pandemia-mundial/

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otras maneras de contar el reino

Roberto Kaput Gonzålez Santos 84


Oigo los tambores, imitados por mis compañeras golpeando la puerta, y danzo frente a los azorados ojos de los que orinan en el mingitorio. Patricia Laurent Kullick

E

n las primeras

González se refugia en la claridad de la escritura con el fin de construir una estructura de deseo diferido que la saque de la crisis; si estas dos autoras se decantan por las narraciones intimistas, las de Aguirre, sobre todo en Los últimos rostros, asume los retos de una lectura intergeneracional; luego de que Paty explorara en el 2000 las posibilidades de la ficción paranoica, en el 2008 Coral responde inaugurando entre nosotros la novela de la posmemoria, un año después Dulce cierra esa primera década renovando el género epistolar. Si un ingrediente las une, sultanas de sus plumas e intereses, es la singularidad de su talento.

décadas del siglo XX, París alojó a los representantes de las vanguardias históricas. Sabemos de memoria los nombres de los pintores extranjeros, los poetas locales, los políticos exiliados, los músicos de cabaret, los cronistas de deportes que marcaron la escena cultural. Lo que conocemos menos son las aportaciones literarias de Gertrude Stein, Djuna Barnes, Solita Solano, Natalie Barney, Janet Flanner. En 1987, Shari Benstock publicó Women of the left bank, Paris 1900-1940. ¿Qué aportó a la escena intelectual? Pruebas de que la ciudad que creíamos conocer ocultaba otras maneras de ficcionarla, habiendo incubado distintos temas, personajes, territorios, poéticas. Lo anterior no pretende ser una comparación; si acaso, ambiciona funcionar como provocación. ¿Por qué no atrevernos a leer a Patricia Laurent Kullick, Dulce María González y Coral Aguirre como las narradoras a quienes toca, en la primera década del siglo, ampliar los contornos de ese territorio ficcional que Raúl Rangel Frías fundó en 1972 con la publicación de El Reyno? La escritura de cada una de ellas es personalísima, lo mismo que sus intereses: mientras que la narradora de El camino de Santiago de Laurent se sume en la locura del lenguaje para escapar al control de las imágenes, la narradora de Los suaves ángulos de

Patricia laurent kullick: el camino de santiago (2000) Toda generación tiene la obligación de nombrar a sus clásicos. Esto lo aprendí de otro clásico entre nosotros, el crítico Rangel Guerra, cuando arriesga el siguiente apunte: “El Reyno ocupará un sitio importante en la narrativa de Nuevo León cuando ésta sea integrada en su propia dimensión”. El tiempo le dio la razón: con esa obra Raúl Rangel Frías inaugura la modernidad de la narrativa neolonesa. Pero de entonces a acá ha corrido mucha agua. ¿Contamos con nuevos referentes? Creo que sí. Mi generación, por lo menos, no duda en

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Para contestar a estas preguntas, Jaime destaca la cualidad poética de la prosa de la autora. El trabajo estético de Patricia posibilita la fusión del lenguaje de la locura con el lenguaje de la sabiduría: ¿Cómo puede ser capaz de narrar con sabiduría su propia historia si el relato sugiere que la protagonista terminó en el desequilibrio mental? ¿Desde qué imposible situación comunicativa pronuncia su relato? Esta situación comunicativa es posible si y sólo si forma parte del mundo constituido por el texto literario.

Aclarado el misterio del lenguaje poético, ¿queda otra cosa por indagar? Pensemos en la segunda de sus preguntas. Si entiendo bien, apunta hacia una cuestión de estructura. Recojo, entonces, la estafeta: ¿desde qué situación comunicativa la narradora pronuncia su relato? Parto de la relación sabiduría-locura que Jaime establece, le asigno a cada una de las partes diferentes instancias del relato. Por ejemplo: si consideramos el montaje de imágenes como el principal mecanismo de control que despliega Santiago (personalidad censora) con el fin de imponer a la narradora su lectura del pasado, modelar su interpretación, entonces debemos suponer que su lenguaje, al evocar a Mina (personalidad desinhibida), opera como líneas de fuga sobre la composición de ese control. De acuerdo con Rosenfeld, el estudio de las ficciones paranoicas debe comprender tres niveles: el contenido temático, la estructura de la narración, el estilo del lenguaje. Creo firmemente que en ciertas obras el estilo es parte de la estructura, así que aquí, apelando a la idea de fusión, consideraré ambos niveles en uno. Es importante aclarar, también, que cuando hablo de ficciones paranoicas me remito a un repertorio literario específico, no a definiciones procedentes de otras disciplinas.

Portada del libro El camino de Santiago, en donde la autora se sume en la locura del lenguaje para escapar al control de las imágenes.

considerar El camino de Santiago como un clásico contemporáneo. Escribe Jaime Villarreal: El discurso narrativo desarrollado en la novela de Laurent Kullick, que puede ser calificado como ingenioso, fluido, lúdico y profundo, va más allá del aparente leitmotiv de la esquizofrenia. ¿Cómo debe interpretarse el hecho de que el lenguaje con que se relata esta historia alcance niveles poéticos? ¿Cómo puede ser comunicada con eficacia estética esta historia si la narradora, que también es la protagonista, tiene este perfil esquizofrénico?

Mi hermana y mis hermanos fueron excelentes muestras de lo que puede ser un cuerpo. De ellos calqué dibujos y los firmé como si fueran propios.

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quebrando su significado. Porque en líneas generales la historia del libro consiste en los episodios de una batalla. Esa batalla no sólo se percibe en la historia, también en la manera de presentarla. Pasemos entonces a la estructura, consideremos primero la técnica del fotomontaje que al nivel de la historia pretende controlar las interpretaciones de la narradora:

Hurté sus historias de amor y me puse de protagonista. Fingí la musculatura de mi hermano Alejandro y peleé contra otras niñas, por un insulto, por una risa. Lo que nunca pude copiar es el método para el buen entendimiento. Vivo con una faltante en esa área. Batallé a la hora de comprender las reglas del juego… Alguna vez creí poseer el talento de la lógica. Sin embargo, fue desastroso tomar iniciativa.

Santiago busca desesperado esta fotografía. (…) — Puedes ver este carro blanco que debió frenar para no matarte. Una vez que llegamos a la plaza, se nos olvida la encomienda. (…) Sentados sobre la arena bajo el almendro, pierdes el dinero del mandado. Al estar buscando la moneda, el mendigo, quien no es tal sino un vendedor de paletas, se acerca y pregunta lo que haces. Con lágrimas en los ojos, pues conoces bien la paliza y la pobreza, contestas desesperada. Él ofrece regalarte una moneda. Saca de su bolsillo un peso brillante y cegador bajo el sol de mediodía. Aquí te acercas. Ayudado por la protección que le brinda su carro de paletas, te mete la mano bajo el calzón y con el dedo ensalivado te acaricia. Y esta otra fotografía interna sí tiene que ver con la explosión de sol, pero mira cómo oscurece después. (…) El paletero acomoda tu mano en su pene endurecido. (…) Entonces perdimos algo más que una moneda. Aquí están las fotografías de los días cuando lloras y pataleas para no ir a la tortillería.

La historia de la narradora consiste en la suma de desencuentros (familiares, escolares, sentimentales, culturales) que padece a causa de una falla interpretativa. Esa falla la condena a la soledad. Tras un intento de suicidio a los 14 años, Santiago, identidad disciplinaria escindida de lo que la narradora siente ser, toma el control de sus pensamientos, la aparta de Mina, su identidad desinhibida, erótica. El tema de una culpa personal que ha de expiarse con las mortificaciones del peregrinaje viene dado desde el título, penetra el lenguaje, intenta imponer sus reales mediante los chantajes de la madre, la crueldad del padre, la indiferencia de los hermanos, los montajes de Santiago. Santiago, el intruso que invadió mi cuerpo cuando abrí la primera vena. (…) Antes de hallar asilo en el torrente sanguíneo, Santiago me rondaba. Invisible soplaba su aliento sobre mi hombro. Me acechaba como la antítesis del ángel guardián, esperando el gran momento de flaqueza para integrar su perdida dimensión en la mía. Mientras trazaba la topografía de las rutas encefálicas que hoy lo albergan, su proximidad me dispersaba obligándome a traficar cual si robara cada memoria de los primeros años, cuando Mina y yo penetrábamos reglas y límites humanos con el entusiasmo de un colibrí.

Escribe Jaime: Obligada por el orden de las imágenes dispuesto por Santiago, la narradora constituye el sentido de lo vivido yendo de un cuadro a otro y estableciendo relaciones obligadas que implican —casi siempre negativa— de su experiencia.

Lo que Santiago intenta imponerle es una manera de interpretar, de crear sentido. Los fotomontajes están ahí para chantajearla, asustarla, implantar contenido, manipularlo. La fractura de la narración no surge de los personajes considerados como las distintas voces de un coro, sino como manifestación de deseos contradictorios en la narradora.

Las relaciones de dominio entre estas tres figuras no son fijas, de ahí la riqueza argumental del libro. Santiago cuida de la integridad física de un cuerpo compartido o abusa de él torturando mentalmente a la dueña; la narradora burla ese control o se refugia en él; Mina aparece al frente de la historia orientando los recuerdos o atrás del lenguaje

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La segunda parte del armado general del libro, la que permite establecer líneas de fuga en el control que ejerce el montaje de imágenes, consiste, digámoslo así, en saturar la voz de la narradora: no sólo contiene tres figuras de hablante, sino que las tensiones entre ellas, al darse en una sola emisión, fracturan el significado, lo sacan de la norma, lo liberan. Por eso podemos hablar de la fragilidad de la narradora. No es sólo un estado de ánimo declarado, es la representación de un conflicto que está presente en el lenguaje: Santiago la enjuicia, Mina la conforta, la narradora no sólo se muestra nostálgica, también delira. Elijo ejemplos extremos, el primero presenta a Mina, el segundo bocetea los encabalgamientos de Santiago: Mina seguía controlando la explosión de los soles pero, inexplicablemente, al terminar desaparecía dejando tras de sí un mareo seguido de un vuelo azul por el vacío. El amante se convierte en chupahuesos sobre la tarántula. La madre, un tobogán de piedra.

El lenguaje de la narradora acusa cierto delirio, se resiste a las interpretaciones de Santiago, burla su vigilancia, se refugia en la melancolía, desaparece en estados de conciencia profundos. Porque el único contacto del lector con la historia se da a través de una voz perseguida, censurada, delirante. Ese delirio cumple con un propósito: sustraerse del control, reencontrarse con Mina. Regreso a la pregunta de Jaime, arriesgo una posible respuesta: ¿desde qué situación comunicativa pronuncia la narradora su relato?, desde los presupuestos temáticos y estructurales de las ficciones paranoicas, esto es, desde una narradora que alberga distintas personalidades, desde ese lenguaje saturado, poético, con que delira su historia. Esa fragilidad comunicativa se logra fusionando la estructura al lenguaje.

Dulce maría gonzález: Los suaves ángulos (2009) Cabe la posibilidad de que la obra de Dulce María González sea la primera novela epistolar del reino, no

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recuerdo otra. Si sólo fuera así, su importancia sería bibliográfica. Afortunadamente no lo es: la historia de Teresa Limón es un estado de conciencia inducido: momento crítico, trance superado en la escritura, estructura geométrica, teoría del deseo diferido, creación de una escritura lúcida, extrañamente poética. Imposible no hacer comparaciones: si la estructura de The Monterrey News (1990) de Hugo Valdés es panorámica, la de Los suaves ángulos es microscópica; la autora ha destilado el lirismo de Laurent hasta dejarlo en la pura imagen desnuda. Hablemos de la escritura. Lo primero que habría que señalar es que su sencillez es premeditada, con ella busca inducir un agudo estado de conciencia en los límites de una crisis que embarga el ánimo de la narradora: Lo primero es mi encuentro con Alberto. Te lo digo como una manera de empezar, abrir


símbolos está acotada por el ánimo de Teresa: ir más allá supone arrojarla al delirio, dejarla más acá, negar el efecto de las emociones sobre su escritura. Digo que el deseo de claridad no es accidental porque encontramos el mismo ajuste en las acotaciones telegráficas que pretenden reducir los malentendidos de una escritura en crisis, de una sintaxis fracturada: “Era un merlot oscuro. Chileno. Delicioso. Nos hizo hablar durante horas. El merlot. De cualquier cosa. Hablamos sin parar. Después nos fuimos al bar que te digo. Un lugar sucio. Atestado de gente. Llegamos tambaleantes. Eufóricos”. La literatura no sólo se hace con ideas: antes de estar en condiciones de transmitir alguna, el autor ha de concebir una manera de hacerlo. La idea de Los suaves ángulos procede de la lectura que Dulce hizo de La tarjeta postal de Derrida: si Sócrates hubiera dirigido un mensaje a su pupilo, dice el epígrafe del argelino, también “Platón hubiera tenido que recibir, esperar, desear”. Teresa Limón recurre a la comunicación epistolar con el fin de tensar el deseo que habrá de sacarla de la crisis en la que se encuentra, diferirlo, depositarlo en otro cuerpo, ofrendarlo en letra de molde a César, el silencioso destinatario de sus correos electrónicos. De acuerdo con Spang, la forma monológica de la novela epistolar se construye a partir del diferido espacio temporal que determina el tipo de relaciones que sostienen el emisor y el receptor. Ese diferido crea curiosidad. Al no contar con las respuestas de una de las partes, el lector no sólo debe esperar la siguiente carta, también debe inferir la reacción del destinatario de los apuntes del remitente. En el caso de las narraciones que trabajan con conflictos internos, ni siquiera podemos estar seguros de que la información obtenida se ajuste a los hechos. Imaginemos ahora un esquema para Los suaves ángulos: coloquemos en el centro los correos electrónicos, éstos ponen en contacto (o al menos

boca y tomar este asunto por alguna parte. Tenía ya varios días sintiéndome hundida, triste. No podía salir de la cama. (…) Así sucede cuando me pongo mal. Se abre el hueco. (…) Cuando estoy metida en esos trances suelo sentirme espantosa y no hay argumento capaz de contradecir mi ánimo.

Teresa es una narradora que procura ser precisa en medio del trance, en presencia de eso que llama el hueco. Esto no es una declaración de intenciones, es la suma de imágenes simples con un ritmo telegráfico que constantemente vuelve sobre lo dicho con el propósito de aclarar malentendidos: “Estuve un buen rato concentrada en el cabello. Y cuando al fin reparé en mis ojos, lo vi. Fue apenas un instante. En el espejo había algo. Un animal. Una cosa húmeda. Se movía allí dentro. El animal. Me veía”. El hueco, el animal, más adelante el alud, el túnel, los ángeles intentarán traducir emociones complejas en imágenes simples. La elección de

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simula hacerlo), la línea argumental de Teresa Limón con la línea argumental de César. El deseo que transpiran los mensajes de Teresa surge de la distancia que los separa, es cierto, pero se alimenta, además, de las ficciones que ella elabora. Así que detrás de cada uno de los lados que ocupan los protagonistas coloquemos dos nombres, formando dos triángulos: el que Teresa establece con Alberto y su hermano Sergio, el que César establece con Casandra y Norma. Porque el deseo en este libro no sólo se difiere, también se desplaza del sujeto que lo provoca al sujeto que lo evoca:

El tono es de súplica. (…) Casandra, igual. Dejó crecer el deseo. Se fue acercando al César que Norma le mostraba. Al César que la desnudaba en la sala de juntas. Un César que no eres tú, amor. Uno inventado por Norma. Pero Casandra temblaba. Sabía que se trataba de un sueño y ni siquiera le pertenecía. Pero le gustaba. El sueño ajeno. Lo dejaba correr. Hasta que sucedió en realidad.

El deseo, cuando se cumple, se cumple de manera vicaria. Y esta lógica de la sustitución se construye aprovechando otro rasgo constitutivo de la novela epistolar: Dulce edifica dos niveles de ficción: el de la redacción de las cartas, el de la historia o las historias que las cartas reportan. Busquemos indicios sobre la manera en que opera la escritura de Teresa:

Al salir del café lo advertí. El hueco continuaba abierto y yo seguía tranquila. Quizá porque ahora tenía un corazón para ti. Dentro del hueco. Algo tuyo que me había dado Alberto. (…) Sergio juega entre mi cabello mientras observo al joven. El joven se acaricia a su vez. Baila. Nos observa. —¿Le vas a contar esto [a Alberto]? —la voz de Sergio es apenas un murmullo. Y tiembla. Se asfixia. Su voz.

Esta escena no me la contaste en ninguna carta, amor. Pero puedo imaginarla. Te conozco demasiado, César. Sé cómo eres. Lo que sientes. Puedo advertirlo en lo que me dices (escribes) a diario. (…)

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A ver, déjame adivinarlo. Yo te voy diciendo (escribiendo) y en la siguiente carta me corriges. (…) Ahora te diré lo que escribiste después. Pero lo haré a mi manera. Te lo contaré tal y como lo imagino. Como hago siempre.

Regresemos al esquema, notemos la manera en que el lado de la historia que corresponde a César adquiere una segunda capa de ficción: la narradora no sólo desarrolla una segunda historia, suplementaria a la historia de la redacción de las cartas, también la presenta como producto de su imaginación o su capricho. Si las respuestas de César, además, son sometidas al mismo proceso de reescritura, no es arriesgado afirmar que el triángulo en el que éste participa (el triángulo del destinatario) opera como una ficción elaborada desde otra ficción que constantemente especifica sus intenciones: alimentar la curiosidad del destinatario, potenciar la capacidad de análisis del remitente, tensar el deseo de las relaciones epistolares mediante las confidencias de al menos una de las partes. Sobre la asimetría que Derrida identifica en la relación Sócrates-Platón, la autora edifica una delicada trabazón de cartas que buscan dar cuenta de las figuras que adopta el deseo cuando dos líneas paralelas se cruzan en el infinito de la escritura. Poniendo de lado el resto de mis notas, concluiré diciendo que Dulce fue una creadora meticulosa de estructuras novelescas, la más sofisticada, y que Teresa Limón es una de las grandes narradoras del coro regiomontano. Un clásico en el territorio ampliado del reino.

Portada del libro Los últimos rostros.

el periódico El Siglo Nuevo. Guerra Castro pertenece a la generación de intelectuales que plantó cara a Bernardo Reyes. El dato es importante. Coincido con Víctor Barrera Enderle: “En su época fue más una curiosidad folletinesca que una obra que marcara un quiebre o un nacimiento”. Con el correr de los años, su importancia es inaugural en dos sentidos: el título encabeza la lista más reputada de novelas publicadas en Nuevo León, asegura otro espacio para el proyecto político de la Sociedad Científico-Literaria José Eleuterio González. Digamos que el compromiso político de la novela nace ahí. Saltemos a 1983. Ese año Cris Villarreal Navarro publica Nosotros, los de entonces: cuentario que trabaja con la memoria de los protagonistas de la rebelión estudiantil de los años 70 en Monterrey. Cris refrenda el compromiso político de las letras regiomontanas. Transportémonos ahora al 2008.

Coral Aguirre: Los últimos rostros (2008) Con cien años detrás, uno se puede dar ciertos gustos, intentar ciertos requiebres. Imaginemos una posible genealogía. En 1901, Felipe Guerra Castro publica 14 capítulos de La única mentira en

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Ese año la novela de la posmemoria (una de las últimas manifestaciones de la novela política en América Latina) aparece entre nosotros. Hablar de novela de la posmemoria es asumir la influencia del tiempo en la producción de ficciones que examinan acontecimientos traumáticos. Los materiales cambian en el momento en que Coral Aguirre decide reconstruir entre generaciones la memoria de los años 70. No es sólo una cuestión de fuentes, consideren que el terrorismo de Estado las suprimió, desacreditó o sacó de circulación. Es una cuestión de mediaciones. La relación de los herederos con la marca política no es directa ni se puede dar de forma coherente. Esas no son decisiones de autor, son las condiciones materiales en que cumple su práctica. Lean a Ilaria Magnani. El primer ajuste consiste en un cambio de focalización: Ésta ya no coincide con la de víctima/verdugo/testigo presencial, es decir, alguien contemporáneo a los hechos, sino con la de quien —fuera cual fuese su papel— desde el hoy mira el pasado. En la escritura reciente prima, como es de imaginar, la categoría de los testigos, que abarca dos clases generacionales que podríamos definir de “descendientes” y de “coetáneos”.

Uno de los grandes placeres de Los últimos rostros consiste en identificar la identidad de la narradora. Ésta trabaja en el Archivo del Estado, cuando no escribe en su diario, ordena los materiales de la obra que leemos. Su posición en la historia, sus necesidades, modelan un cierto tipo de mirada, la mirada de quien necesita dar sentido a los fragmentos, desgarraduras, restos del mito de la generación de Diego, el hermano desaparecido, militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre. Ese duelo personal, esa voluntad de

oponerse al olvido, selecciona, establece relaciones, resignifica el contenido de los cuadernos de Beatriz y Rafael, una pareja de argentinos que huyó del terrorismo de Estado en Argentina. El producto de esa selección es un borrador, un proceso de escritura abierto a las reinterpretaciones de, por ejemplo, Rodolfo, hijo de Rafael, quien se reúne con Rosario para entregarle los apuntes del padre. Rosario y Rodolfo aportan, cada quien a su manera, la experiencia de los descendientes: testigos que no habían nacido o eran demasiado pequeños para comprender lo que pasaba a su alrededor en el momento en que se generó la experiencia traumática.

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La palabra es rojo. Los glóbulos blancos se comen a los glóbulos rojos. Ella está tendida por eso, por la fuerza de los blancos que operan en su cuerpo. Ella dormita y suda copiosamente. Su hermana la atiende. Por momentos se inclina y le da de beber algo. No puedo alcanzar a ver de qué se trata. Es de noche. (…) La muchacha respira apenas. Es tan joven que me lastima su condición. Lleva los rasgos de aquella que levantara la turba estudiantil y se consagrara en la fotografía que más tarde o más pronto recorrerá el mundo y que yo he observado con acuciosidad. Detallo la fotografía, ese resto, y urdo tan sólo lo que la conecta a esa calle y esa noche. Urdo tan sólo las nuevas voces que se enlazaron en los viejos versos y renovaron las metáforas.

cual. Así se lee al mismo tiempo el ritmo de las persecuciones con los cantos de los violines o las trompetas y las armonías de las violas y los fagotes. ¿No sería maravilloso contar con una escritura que diera cuenta de la suma con la que está hecha la vida como en la música?

Apunte biográfico: Coral fue viola de sinfónica, bahiense de nacimiento, exiliada argentina, nacionalizada mexicana, heredera de la tradición literaria del Río de la Plata, le apasiona lo rebuscado. Ella no puede escribir una historia como manda Dios o el Partido, más vale. Ella orquesta. ¿Himno a la alegría? ¿La Marsellesa? ¿Canción con todos? ¿Cielito lindo? Lo que se ocupe, como en el teatro combatiente que profesó. Porque la autora también fue dramaturga, directora, actriz comprometida. Ella, lo mismo que el Rafael de la historia, apuesta por las fundaciones. Todo el capítulo de “El Mayo francés” es así, leemos sin saber lo que leemos. Todo está ahí, lo intuimos. Reconocemos la rebeldía, los mitos, las consignas de una generación, las secuelas de la represión en la historia, en su recepción. Y no es sino hasta el segundo capítulo cuando se cumple, en retrospectiva, la promesa: los símbolos se renuevan al reescribirlos, transmitiéndolos de otra manera. Porque en “Las fundaciones” conocemos la autoría de cada uno de los materiales con los que trabaja Rosario, palpamos la profundidad diegética de la historia: al fondo el trauma (traición de Perón, traición dentro del grupo, desaparición forzada, exilio), en medio los materiales (la novela de Beatriz, el diario de Rafael, los cuadernos universitarios de Rosario), en primer plano la novela (el borrador que une fragmentos escribiendo en las grietas). Comprendemos, finalmente, que ese cuidado artesanal responde a dos propósitos: introducir en el pasado la necesidad de sentido del presente (duelo); e introducir en el presente los sentidos de un pasado proscrito (memoria).

Ella es Beatriz, su hermana es una Rosario adolescente que cuida de su amiga enferma, la muchacha de la foto que captura el eros del 68 es Caroline De Benderm, la narradora que manipula los restos es la narradora archivista. Hasta bien avanzada la lectura, lo que se le ofrece al lector es la sobreposición de contenidos, la simultaneidad de tiempos que posibilita el traspaso de bloques de sentido de un punto geográfico a otro, de una cultura a otra, de la biografía de ésta a la desaparición de aquél. Llamemos a eso la estructura del duelo: la narradora reúne pedacitos de historias, rellena huecos, escribe en las grietas, restaura o inventa metáforas de pasado. Esto no es algo meramente enunciado, es la forma que resulta de las posibilidades de armado de la memoria. Es una armonía, una forma de organizar la melodía deshilachada de los 70: El orden al que estoy sujeta desordena la memoria. (…) De esa voz infantil, la mía, con las cosas que pienso ahora y las historias vividas y contadas por otra gente, por fotos, películas, libros, informes, diarios, confesiones, tanto y tanto, se forma una sinfonía cuyos acentos como los instrumentos musicales que la componen suenan cada uno en su propio idioma. Y al pensar en ello me pregunto por qué se nos impide ese modo, el de la partitura musical, donde las voces tienen un pentagrama para cada

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A ese énfasis político lo llamaremos la escritura de Antígona. “No estamos reuniendo esta historia para juzgarlos. Los juzgó todo mundo, dijeron que eran culpables, que debían pagar, hasta los padres y las familias decían eso. (…) No puedes renegar del cuaderno de tapas de hule negro de tu padre”. Pero todavía falta un capítulo más, otro instrumento se suma a la sinfónica: el “Jam” del saxofonista. Las charlas que Rodolfo sostiene con Rosario añaden las licencias de la ficción, sus usos: trastocando los tiempos, improvisando con el tema, el artista abre otro flanco para la memoria de los actores del terrorismo de Estado. Rosario, depositaria de los recuerdos de tres de ellos (Diego, Beatriz, Rafael), se resiste:

en que he circulado por tantos días. (…) No se vale, yo discurro frente a él con todas mis hipótesis, mis dudas, mis metáforas, le pongo el mundo al revés delante de los ojos. Le enseño mis investigaciones, los recortes de periódicos que he conseguido a partir de los años setenta, las cosas que se dicen de los guerrilleros en voz baja.

Después acepta: no todo ha de ser repetición cuando se aspira a hacer del relato herencia. Para que las generaciones futuras lo reclamen, es imprescindible soltarlo, abrirlo a las sospechas de la fabulación. Entonces el archivo se transforma en escritura. Eso leemos: la reacción de Rosario a la mirada del hijo, ese intruso que desacomoda el recuerdo de los justos. ¿Los autores se enmascaran detrás de los documentos que producen? Aquello fue una guerra, ¿vale la pena considerarlo? Y si lo vale, ¿no es la ficción el lugar idóneo

Cuándo me iba a imaginar que un intruso acabaría con mi paraíso. Porque ya no puedo borrarlo ni a él ni a sus palabras para restituir el paisaje quieto

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para hacerlo? Qué buscamos rescatar, ¿seres humanos o héroes oficiales? Qué clase de relatos tienen más posibilidades de operar en el futuro, ¿las consignas o sus creaciones? Llamaremos a estas interrogantes el tema de El perseguidor.

Esos son los símbolos, ese el planteamiento de Los últimos rostros: ¿El blanco de la desmemoria o el rojo del recuerdo? ¿El archivo o la ficción? Y la respuesta es una bofetada al orden: si lo que se desea es restituir, aunque sea a la inversa, el orden de las generaciones, ¿por qué elegir? El líder es la meta, compromiso puro. “La imaginación al poder es una premisa surgida del Eros, aún en las peores circunstancias”. ¿Se puede mejorar? Seguro; más aún, se debe. Coral trabaja en el interior de una tradición, la expande con nuestra memoria, nos conecta con el repertorio del Río de la Plata. Incrementar la herencia, perfeccionarla, es parte del modelo. Pero el estilo de la gambeta es de crack, ahí se las dejo, supérenla en la cancha.

No querés analizar, te enojaste y ya, la conciencia en paz. Pero yo te digo que entonces no es cierta tu afición por la escritura. (…) El tema, ocho compases, ahí vas, y después entrás en la incertidumbre, en lo que no sabés que va a pasar, en la seguridad que de ahora en adelante te van a asaltar variaciones que no habías previsto. (…) Y tenés que ser verdadero si no cagaste. (…) Yo creo que ahora nosotros estamos más libres, cargamos eso sí, tenés razón, con la historia de ellos, pero más libres, sin estar dominados por ninguna ansiedad de unificación.

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¿LA INFLUENCIA DE

La Dama de las Camelias EN LA PELÍCULA

Moulin Rouge! ?

Rebeca Sandoval Ruiz 97


Introducción La literatura sin duda trasciende más allá de las páginas de los libros, llegando hasta rincones en donde nos es difícil advertirla. Las obras de más fuerza son las que marcan una época, definen tendencias y estilos y repercuten en la creación artística que rodea al espacio y tiempo de su aparición. La dama de las camelias de Alexandre Dumas hijo, es una novela distintiva por la fuerza de sus personajes, sus fundamentos autobiográficos y su innovación narrativa, además de que representa la ruptura con la corriente del romanticismo y la introducción del nuevo estilo de la época: el naturalismo.

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La novela de Dumas fue la inspiración directa de otra gran obra del siglo XIX: la ópera de Verdi La Traviata, estrenada en 1853, apenas unos años después de la primera publicación de la novela, en 1848. Ya estamos viendo aquí una interpretación de una interpretación: de vida real a novela, y de novela a ópera. La propuesta de este ensayo es encontrar los elementos más significativos que vinculan La dama de las camelias con otra posible interpretación: el gran éxito cinematográfico de la década pasada Moulin Rouge!. Si bien se tendrá en cuenta que dicho filme es una adaptación más cercana de la ópera de Puccini La Bohème, se profundizará en aquellas semejanzas que nos remiten a la brillante novela del autor francés. Se introducirán primero tanto la novela como la película, con detalles importantes para su mejor comprensión. Posteriormente, se abordarán los elementos comparativos, tomando ejemplos de ambas obras. Finalmente, se determinará si Moulin Rouge! es fiel a los temas centrales y personajes principales de La dama de las camelias para así poder establecer una cercanía entre filme contemporáneo y obra literaria decimonónica.

Está inspirada en, o más bien traduce, la experiencia romántica del propio Dumas, quien se enamora de Marie Duplessis, cuando no tenía siquiera veinte años cumplidos. Este enamoramiento marcaría, pues, no sólo la vida personal, sino la carrera profesional y artística del joven Dumas. La novela tiene la gran fuerza de la realidad y la memoria, puestos en papel y en escena por el genio literario del escritor francés. Una carta escrita para la bella Marie (extraído del prólogo de la edición francesa de la novela) demuestra la pasión y poesía que después impregnarán toda la novela: Ma chère Marie, Je ne suis pas assez riche pour vous aimer comme je voudrais, ni assez pauvre pour être aimé comme vous voudriez. Oublions donc tous deux, vous un nom qui doit vous être indifférent, moi un bonheur qui me devient impossible. (Dumas, p.6)

La novela es publicada en 1848, tres años después de que termina el amorío entre los jóvenes. El propio autor realiza una adaptación al teatro, en 1852. La historia, además, es la fuente de inspiración del músico italiano Giuseppe Verdi, quien escribe La Traviata un año después. Más tarde, la novela pasaría a conocerse en el mundo angloparlante como Camille, sobre todo en adaptaciones al teatro o al cine, como la famosa película del director George Cukor de 1936 con la actriz Greta Garbo como Marguerite y Robert Taylor como Armand, o la menos conocida adaptación al cine de Ray C. Smallwood en 1921 (IMDB,IMDBa).

Sobre la novela La dama de las camelias

El nombre que la fortuna heredó a Alexandre Dumas hijo es recordado aún en nuestro tiempo por La dama de las camelias, la tercera de sus novelas (escribió doce a lo largo de su vida). La novela relata la historia de un joven, Armand Duval, honesto, de fortuna modesta, trabajador y, sobre todo, dispuesto a entregar todo por el amor de una cortesana bella, seductora y desafortunadamente enferma, Marguerite Gautier, de quien se enamora perdidamente. Es una historia simple en su trama y su temática, aunque compleja y profunda en las emociones que viven y transmiten sus personajes.

Sobre la película Moulin Rouge! La película Moulin Rouge! del director Baz Luhrman, estrenada en la pantalla grande en 2001 (que no debe ser confundida con Moulin Rouge de John Huston, 1952, la cual narra la vida del famoso pintor Henri Toulouse-Lautrec), no sería la primera adaptación de una obra literaria que el director, en

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película, y ganó el Oscar para el mejor diseño de vestuario y dirección de arte. La película es un torbellino de canciones, colores, baile, poesía, pasión, comedia y tragedia. La trama está inspirada principalmente en la ópera La Bohème de Puccini, estrenada en 1896 (Larson, p. 1041). Personajes jóvenes, bohemios, idealistas y creativos son clave para el desarrollo Moulin Rouge!, aunque ésta se centra en el trágico amor entre el joven Christian, incipiente escritor, y la codiciada cortesana Satine. En el París de fines de siglo XIX ocurre la acción, más exactamente en un burdel convertido en teatro. El amor entre Satine y Christian es, inicialmente, casi imposible, pues él no tiene los medios para procurarle la vida que ella desea, y ella no está dispuesta a dejar la posibilidad de una vida de lujos por amor. Sin embargo, encuentran la manera de que su amor pueda ser: Christian se convierte en el escritor de una nueva obra financiada por un duque que pretende enamorar a Satine, protagonista de dicha puesta en escena. Con algunos cómplices y muchos enemigos, el romance logra sobrevivir. Quien no sobrevive, sin embargo, es Satine, enferma gravemente. La película culmina con su triste y teatral muerte. Nicole Kidman y Ewan McGregor dan vida a los personajes de la cinta Moulin Rouge.

El tema de la cortesana en la literatura romántica, decimonónica y sus posteriores adaptaciones

conjunto con el guionista Craig Pearce haría, pues en 1996 realizaron Romeo + Julieta. La actriz australiana Nicole Kidman y el actor escocés Ewan McGregor encarnan a la bella Satine y al bohemio Christian. La puesta en escena es una innovadora mezcla de música popular (incluye canciones de autores y grupos tan famosos como Elton John, Paul McCartney, Queen, U2, The Police, Phil Collins, entre otros), literatura romántica y teatro. Fue merecedora de más de cien nominaciones para distintos premios, entre ellos el premio de la Academia a la mejor actriz principal y mejor

La cortesana, fille-entretenue, scarlet woman, o sencillamente una prostituta elegante, es un personaje recurrente en la literatura romántica. Marguerite Gautier, heroína de la novela de Alexandre Dumas, es una cortesana como pocas: tan extraordinarias son sus cualidades físicas como morales; es coqueta, espiritual, maliciosa, bella, entregada al más puro amor. Dumas la define a través de la voz del narrador, Armand Duval: Chez elles [les courtisanes], le corps a usé l’âme, les sens ont brûlé le cœur, la débauche a cuirassé les

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Nicole Kidman recibió un Globo de Oro y una nominación al Oscar por su interpretación de Satine.

sentiments. Les mots qu’on leur dit, elles les savent depuis longtemps, les moyens que l’on emploie, elles les connaissent, l’amour même qu’elles inspirent, elles l’ont vendu. Elles aiment par métier et non par entraînement. (Dumas, p.117)

Vivir un amor verdadero es para estas mujeres una salvación al mismo tiempo que una condena que las atrapa en la más profunda vulnerabilidad, pues ya no son ellas quienes tienen el poder, no pueden vender sus expectativas, no hay precio para su sentimiento; pero todo su ser está más allá de todo valor económico, tienen la posibilidad de liberarse de la banalidad de los amores pagados, de la frivolidad de quienes piden y no dan. “Sans aucun doute, les courtisanes sont des victimes” (Lascar, p. 3), víctimas de su propia condición, de su “profesión” y sobre todo, de las trampas del amor. El amor al que sucumbe Marguerite, el que llega a conocer por Armand, la transforma, nos muestra que es sensible, consciente de su poder y sus debilidades, ella misma dice que “[s]i les hommes savaient ce qu’on peut avoir avec une larme, ils seraient plus aimés et nous serions moins ruineuses” (Dumas, p. 147).

De manera similar, la Satine de Luhrman en Moulin Rouge! es una mujer excepcional por su belleza física, pero también por su densidad de carácter: es bondadosa, inteligente, fuerte y frágil a la vez, audaz y sensible. Si bien no es una cortesana per se, vive del espectáculo (nocturno) porque su gran ambición es llegar a ser una gran actriz, y también porque es la manera en que se puede procurar de ingresos. La Satine inalcanzable e idealizada por todos los hombre que acuden con fervor a verla (puesto que pocos pueden darse el lujo de acceder a ella) es conmovida por la sinceridad de las palabras y la transparencia de los modos del poeta Christian. Satine se convierte también: de aquella actriz endurecida, pulida y brillante en el exterior pero fría hacia adentro, pasa a ser una mujer amada, capaz de disfrutar de la vida, sin barreras hacia el amor sencillo y puro de un hombre que no puede —ni necesita— pagar por su amor. No podía faltar en la vida de las cortesanas un poder al que están sometidas, una relación compleja de subordinación-respeto-miedo-cariño que las ata al estilo de vida que llevan, me refiero a quien

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La estructura de la narración en la novela y en la película

Los actores Gilbert Roland y Norma Talmadge en Camille (1926).

se encarga de manejar la cartera de clientes. Tanto Prudence como Zidler cumplen la doble función de encontrar a Marguerite y a Satine clientes, ocasionando con ello tantos problemas como soluciones, y nunca sin un tipo de beneficio a cambio. Prudence, por ejemplo, compañera casi permanente de Marguerite, no duda en pedir préstamos y favores a su “protegida”; Zidler, por su parte, exige de Satine trabajo y sumisión a cambio de protección y trabajo. El amor que Armand y Christian ofrecen a las protagonistas de nuestras historias promete una emancipación tanto financiera como sentimental de estos lazos, de ahí una de las grandes ilusiones que generan estos romances. La profundización que tanto Dumas como Luhrman hacen en los sentimientos de sus protagonistas femeninas plantea una fuerza que poco se daba a la mujer como agente de su destino y no como simple espectadora pasiva. Satine y Marguerite son conscientes de lo que arriesgan al apostarle a los romances que no les dejan ninguna ganancia material pero en cambio les ofrecen la posibilidad de la plenitud que no han encontrado en su vida de amores vendidos.

Una de las peculiaridades y riquezas literarias de La dama de las camelias es la multiplicidad de voces y la importancia de la voz del narrador en primera persona como conductor de la historia. Éste sirve, a su vez, para realizar un juego con el tiempo, en el que partimos leyendo el presente y conociendo el final (el trágico final de la vida de Marguerite) y pasamos después a la lectura las memorias de Armand Duval. En la novela, es un personaje accidental, es decir, que su participación en la trama es muy poca, el que nos narra su encuentro con Armand y cómo él le cuenta todo lo acontecido con Marguerite. Pronto cambia la voz, el lector debe ser atento, pues ahora leemos la primera persona de Armand mismo, contándole su historia al narrador del principio. De esta manera, tenemos acceso a los pensamientos, reflexiones y recuerdos más íntimos de Armand, algo que se asemeja ya (cabe hacer notar) al estilo del “flujo de pensamiento” (stream of thought) que distingue a la literatura modernista. Casi hacia el final hay una tercera voz: la de la propia Marguerite. A través de cartas escritas para Armand en el final de sus días, cuando la enfermedad la está terminando de consumir, escribe cartas en las que se entrega a Armand: su energía, sus pensamientos, su amor, confeso una vez y para siempre. La verosimilitud con la que Dumas logra capturar los sentimientos de Marguerite a través de estas cartas es asombrosa, pues le da una fuerza que, si bien estuvo desarrollada a lo largo de la novela, cobra mayor vigor y hace de ella un personaje real, vraisemblable. Maintenant que je suis près de mourir, malrgé ce que disent médecins... je regrette presque d’avoir écouté votre père; si j’avais su ne prendre qu’une année à votre avenir, je n’aurais pas résisté au désir de passer cette année avec vous, et au moins je mourrais en tenant la main d’un ami. (Dumas, p.240)

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En esta última parte de la novela se intercala una carta del padre de Armand y finalmente escribe Julie, la amiga de Marguerite, cuando ésta no puede más y, finalmente, muere. Termina la novela con una breve sección en la cual regresamos con el primer narrador al “presente”, es decir que el tiempo tiene una forma circular: parte de un momento y avanza progresiva y cronológicamente hasta llegar al mismo punto en que inició. Además de la innovación en el manejo del tiempo, la pluralidad de voces, como acabamos de explicar, es una riqueza que pone de manifiesto el talento de Alexandre Dumas, su capacidad de dar vida sus personajes y creatividad al presentarnos la historia. En Moulin Rouge! se mantiene tanto la estructura circular como la guía de un narrador en primera persona. Comienza la película con la imagen de un derrotado y miserable Christian que escribe en su máquina todo lo acontecido en Moulin Rouge: desde su llegada y su accidental incorporación al mundo nocturno (este mundo de espectáculo, de apariencias y de lujo al que pertenece Satine... tanto como Marguerite), su inmediato enamoramiento, las batallas de su romance con Satine y el trágico final en el cual Christian es primero expulsado de ese mundo, sólo para regresar a confirmar el verdadero amor y ver morir a su amada. El final es nuevamente el retorno de Christian, no como actor de la propia historia que cuenta, sino como su narrador. A pesar de que no existe una pluralidad de voces como la que hay en La dama de las Camelias, Luhrman utiliza en la película otros recursos para dar polifonía, diversidad y riqueza a la trama: las canciones que se entremezclan, adornan y dan cohesión a los personajes que en ella intervienen. Zidler, Toulouse-Lautrec, el Duque y sobre todo los duetos entre Satine y Christian, interpretando adaptaciones de populares canciones de amor son medulares para el filme. No existe en Moulin Rouge!, sin embargo, un espacio exclusivo para la

Norma Talmadge (Marguerite) y Nicole Kidman (Satine) interpretan a heroínas silenciosas, juzgadas erróneamente e incomprendidas.

voz de Satine, como la tiene Marguerite en sus cartas terminales; no tiene un momento protagónico tan importante como el que Dumas concede a su heroína.

Personajes principales: carácter y características

Tanto Marguerite como Satine son mujeres, como hemos descrito anteriormente, inteligentes, atractivas, con carisma. Viven en un mundo en el cual tienen que darlo todo, ser siempre complacientes y bondadosas, para poder sobrevivir. Además, han trabajado mucho para llegar a la posición en la que están como para comprometerse con un solo hombre, menos con un hombre “cualquiera”. Están contentas, aunque exhaustas, de la vida que han llevado, no buscan excusas ni justificaciones (Griffin). Ambas se ven en un dilema cuando conocen a sus jóvenes enamorados, pues saben que pueden perder la estabilidad económica: en el caso de Marguerite, el conde de N... y en el de Satine, el Duque. Deciden sin embargo vivir su derecho al amor, aunque en su profesión no conocen realmente nunca el amor.

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El idilio amoroso, amenazado por la enfermedad —ambas padecen de tisis o tuberculosis— y por la imposibilidad del amante de ofrecer las facilidades materiales deseadas, es también interrumpido por una figura que es a la vez cómplice del romance y causa de la separación. En La dama de las camelias el padre de Armand Duval se acerca con Marguerite y la convence de alejarse de su hijo para no poner en riesgo su nombre, su futuro y su familia. Zidler, “mentor” de Satine, la convence igualmente de dejar a Christian pues el Duque amenaza con matarlo si su romance sospechado resulta ser real. Ambas se ven obligadas a dejar a los hombres que aman por protección, poner por encima de ellas mismas el valor de la vida de sus amados, y contra su voluntad abandonan aquello que les da sentido en sus vidas. La reacción que tanto Armand como Christian tienen son de celos extremos y enfermizos que los llevan casi a despreciar a sus amadas. La ceguera y la locura, los gestos irreflexivos, la cólera, las exigencias irracionales, pero también la entrega y la generosidad marcan a ambos personajes de manera definitiva. Ninguno deja de amar, aún cuando se cree engañado, los dos son miserables al no poder tener el amor por el cual están dispuestos a todo, y finalmente, ambos perdonan y liberan a la amante en agonía (Satine) o después de la muerte (Marguerite).

Conclusiones La gran semejanza que encontramos entre la novela La dama de las camelias de Alexandre Dumas y la película Moulin Rouge! de Baz Luhrman es que sus protagonistas son ambas excepcionales mujeres que “ne vi[vien]t que d’aimer et mourr[ont] d’avoir trop aimé” (Lascar, p. 13). Una, cortesana, la otra, bailarina y actriz del mundo nocturno, ambas con aspiraciones de una vida estable, incapaces de dejar ese sueño, pero incapaces asimismo de negarse un amor sincero que compensa

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los sufrimientos. Tanto Marguerite como Satine son acosadas por una enfermedad mortal que pondrá fin a sus vidas, imposibilitando que vivan en el idilio amoroso al final de sus días, pues se ven obligadas a romper sus relaciones con el fin de proteger al amante. Son heroínas silenciosas, juzgadas erróneamente e incomprendidas. Otras similitudes vienen a ser menores —como podrían ser la estructura y la voz del narrador— y otras más quedarían demasiado forzadas. Moulin Rouge! y La dama de las camelias comparten el tratamiento de un amor casi imposible, un amor que se inmortaliza con la muerte de la protagonista. Son historias de un amor pasional, nublado por los celos, encumbrado por el idealismo, materializado por dos personas de dispar situación. Sí es posible encontrar puentes entre ambas obras, sin embargo, cada una posee matices y utiliza recursos distintos que nos permiten disfrutar de dos mundos independientes.

Referencias Dumas, A. (fils) (2010) La Dame aux camélias, 26ª ed. Paris: Librairie Générale Française. IMDB. “La dama de las camelias (1936)”. Obtenido de: http://www.imdb.com/title/tt0028683/ IMDBa. “Camille (1921)”. Obtenido de: http://www. imdb.com/title/tt0012027/ Griffin, W.C. (2003) Alexandre Dumas, fils. Critical Survey of Drama, Second Revised Edition; Obtenido de: http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=lfh&AN=103331CSD12880135000312&site=lrc-live Larson, K. (2009) Silly Love Songs: The Impact of Puccini’s “La Bohème” on the Intertextual Strategies of “Moulin Rouge!”. The Journal of Popular Culture.(42)6. p.1040-1052. Lascar, A. (2001) La courtisane romantique (18301850) : solitude et ambiguïté d'un personnage romanesque, Revue d'histoire littéraire de la France, (4) 101, p. 1193-1215. DOI : 10.3917/rhlf.014.1193 Wladaver-Morgan, S. (2010) Camille. Masterplots, Fourth Edition. Obtenido de: http://search.ebscohost.com/ login.aspx?direct=true&db=lfh&AN=103331MP412839560000099&site=lrc-live Índice de ilustraciones Pág. 98 Lynch, Albert (Enero 1885) Fotografía tomada de la página: https://en.wikipedia.org/wiki/La_Dame_ aux_Cam%C3%A9lias#/media/File:LadyoftheCamellias.jpg Pág. 100 Berk, Philip (Diciembre 2017) Fotografía tomada de la página: https://www.goldenglobes.com/ articles/2002-musical-or-comedy-moulin-rouge Pág. 101 Leishman, Rachel (Febrero 2019) Fotografía tomada de la página: https://www.themarysue.com/ reclaiming-moulin-rouge-when-a-boy-ruined-my-favorite-movie/ Pág. 102 IMDb (Sin fecha) Fotografía tomada de la página: https://www.imdb.com/title/tt0017731/mediaviewer/rm305500161 Pág. 103 Wikipedia (Sin fecha) Fotografía tomada de la página: https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Norma_Talmadge_2b.jpg Pág. 103 Beauty will save (Sin fecha) Fotografía tomada de la página: https://viola.bz/brilliance-moulin-rouge/ Pág. 104 Mucha, Alphonse (litografía de1896) Fotografía tomada de la página: https://en.wikipedia.org/wiki/ File:Alfons_Mucha_-_1896_-_La_Dame_aux_Cam%C3%A9lias_-_Sarah_Bernhardt.jpg

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GERSON GÓMEZ SALAS

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A

nda todo crico.

No reconoce a nadie. Así se pierde por días. Luego llega como si nada. Patea con insistencia la puerta de metal. Da traspiés. Pide le sirva de comer. Ni madres. Primero métase a bañar. Echa la ropa para afuera. No sirve para nada. Los alimentos escasos en la alacena. Mando a una de las chamacas con el tendero. Nos fían el kilo de huevo, una lata de frijol, el kilo de tortillas y chorizo de puerco. Sale como perro remojado del cuartito de baño. Con la toalla en la cintura. Se sienta en la única silla buena del comedor. Queda dormido en segundos. Termino de cocinar. Le arrimo los alimentos y despierta. Las vecinas cuentan cómo se pierde en una cervecería en la colonia Garza Nieto. Con un hombre vestido de mujer. Ahí la pasa tomando todo el día. Lo mantiene. Lo cuida. ¿Pero cómo lo puede procurar si siempre está tomado? De todos mis hijos, de los diez, es mi perla perdida. Salió malísimo para estudiar. Tampoco lo pude alejar de las malas compañías. Quedan vivos pocos de los vecinos de la cuadra. Se metieron a trabajar con la maña. Los mugrosos les llenaron la cabeza de loqueras. Llegó la contra y se acabaron los buenos tiempos. Aparecieron los cuerpos desmembrados. Los colgados en los puentes. Los desaparecidos. Por todas partes corrieron los rumores. Con el Jesús en la boca. El mal camino. Terminaron yéndose a la tumba con sus secretos. Al infierno. Hicieron cosas incontables. Prefiero no pensar. Las muchachas perdieron a sus hombres.

Les quedaron los hijos para continuar tristeando. Mi hijo quedó tocado después de un levantón. Lo estuvieron golpeando tres días. Lo devolvieron desecho por dentro. En sus ojos sin vida. Comenzó a beber sin final. Por eso no lo regaño. Salió del infierno y regresó a la tierra sin alas. Termina de comer. Se levanta en silencio. Va a su recamara. Prende el ventilador. Le doy varias vueltas. Su sueño intranquilo. Balbucea algunas palabras. Quiero traer a una persona para limpiarle el corazón. La ropa de mi muchacho es infame. No se puede lavar. La quemo. Quedan cenizas. Las deposito en la bolsa de plástico. Ahí van a dar todos los sueños de su niñez. Me siento triste a cada instante. Para una madre cada uno de sus hijos es un escuadrón. Algunos te dan tristezas. Otros pura felicidad. Al caer la noche, se despierta. Agarra para la calle. Ni siquiera se despide. Va a buscar a su mujer. A ese hombre con quien se emborracha. Debe tener un dolor tan fuerte. Tal vez una bala me lo habría arrebatado. Camina toda la avenida Bernardo Reyes. Acá en el Topo Chico la gente de Tierra y Libertad respeta. He querido irlo a buscar a esa cantina. Conocer a esa persona. Yo no lo enseñé a mi hijo a estar con malas compañías. Tengo miedo de verlo enfermo. Pasando hambres. Soy una mujer sola. Prefiero tener la certeza de mi hijo. Vagando por Monterrey. Esa es la orilla del cielo en donde descanso. Mientras otras madres lloran a los desaparecidos. En el infierno del dolor. De la ignorancia. De vidas sin registro.

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MEMORIA DEL PRIMER COLOQUIO ESTUDIANTIL

“MUJERES Y LA FILOSOFÍA” DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE LA UANL

DIANA MIREYA MACÍAS REYES 108


hay el referente de alguien, pero las

CAUSAS FEMINISTAS SON COLECTIVAS y no pueden lograrse individualmente. si una mujer cambia, cambia ella, pero SI CAMBIAMOS TODAS,

CAMBIA EL GÉNERO

E

l7y8

de noviembre del pasado año tuvo lugar el Primer Coloquio Estudiantil “Mujeres y la Filosofía”, en las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Nuestro coloquio tuvo la particularidad de recibir únicamente ponencias realizadas por mujeres. Otra peculiaridad fue que el evento lo organizó un grupo de estudiantes del Colegio de Filosofía llamado “Grupo Sofía”. Este grupo surgió cuando nos dimos cuenta de lo siguiente: la participación femenina parecía ausente en la Filosofía; rara vez escuchábamos sobre los aportes de una mujer al campo del pensamiento, y si se daba la ocasión de leer a una mujer nunca se profundizaba en su obra como lo hacíamos con las obras de los filósofos. Nos vimos inmersas en estas sombras y consideramos era un absurdo, en pleno siglo XXI, ver las voces de las filósofas y académicas ocupando un lugar secundario, siendo un complemento o solo parte de una “materia de relleno” para cumplir con el discurso de la inclusión universitaria. Por esto sentimos la necesidad hacer ruido y llamar la atención sobre la importancia del papel de las mujeres en el ámbito de la filosofía y los movimientos sociales. Empezamos este grupo como se comienzan los movimientos más pasionales y revolucionarios,

marcela lagarde

embriagadas de euforia, caminando sobre bases poco claras que fueron tomando forma e identidad con las elecciones que hicimos. Y entre esas decisiones nos arrojamos a organizar un evento significativo, sin saber realmente hacia dónde nos encaminamos.

La relevancia de organizar eventos entorno a la perspectiva de género. El contenido del Primer Coloquio Estudiantil “Mujeres y la Filosofía” se enfocó en algunos puntos clave. En primer lugar, buscamos promover la participación de mujeres estudiantes en eventos académicos como coloquios y congresos; en segunda instancia queremos dejar constancia de la necesidad de introducir la perspectiva femenina en la comunidad filosófica; y por último, conformar un espacio formal y permanente para el diálogo y debate en torno a la perspectiva de género. Cuando pensamos en el evento, el Grupo Sofía todavía estaba en su fase de definición, y aunque recibimos el apoyo e interés de una gran parte de la comunidad académica, nos encontramos navegando por aguas turbulentas, porque cuando se habla de género o de feminismo pareciera se trata de temas incómodos, problemáticos, “delicados”, como si debieran tomarse con pinzas y con cuidado para no provocar a las masas.

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Las opiniones se dividieron cuando propusimos nuestro evento: por un lado, quienes nos apoyaban y veían en este coloquio una oportunidad para tratar temas dejados de lado en la formación universitaria; y por otro, quienes nos veían con cierto escepticismo, no muy convencidos de la necesidad de un evento de tal naturaleza. Fue abrumador porque nos enfrentamos a ojos siempre atentos a cada paso, se formaron grandes expectativas, y las opiniones y consejos se escuchaban con fuerza, a veces dominando nuestras propias voces. En algún punto del camino, pensamos varias veces en desistir, sin embargo, cuando nos dimos a la tarea de promover el evento y tuvimos la oportunidad de hablar con nuestras compañeras estudiantes nos hicieron saber su interés en participar, en hablar de temas no tratados en la universidad, cuando vimos su emoción por esta oportunidad de ser escuchadas, nos dimos cuenta de lo importante de seguir, no solo por nosotras sino también por ellas.

Permitirnos realizar este evento bajo nuestros términos nos abrió un espacio seguro para expresarnos, pero sobre todo para acercarnos a nuestras congéneres. Quisimos transmitir confianza de participar a las compañeras. Este primer coloquio tuvo la intención de servir como una primera experiencia cercana a participar en un congreso o un coloquio fuera o dentro de la facultad, y creemos que conseguimos mover algo en ellas, algunas nos expresaron sentirse seguras de hablar, de demostrar la pasión que antes se habían visto obligadas a esconder. Para nuestro coloquio contamos con tres conferencias magistrales a cargo de: la Dra. Lídice de la Luz Ramos Ruiz con el tema "Breve recorrido del quehacer filosófico de la Dra. Graciela Hierro"; de la Mtra. Jocelin Martínez con "Sufragio femenino en México"; y de la Mtra. Virginie Kastel con "Autobiografía y feminismo. Un acercamiento a la experiencia en la obra de cuatro

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escritoras francesas”. Aunque la participación de las estudiantes del Colegio de Filosofía fue amplia, también incluimos en el programa ponencias realizadas por compañeras de los colegios de Sociología e Historia, de la Facultad de Artes Visuales y de la Universidad de Monterrey. Esto nos hizo reflexionar sobre la necesidad de espacios para las mujeres en donde puedan hablar y ser escuchadas, y tras esta experiencia nos hemos dado cuenta de la necesidad de exigir nuestros espacios para lograr nuestros objetivos. Esta reflexión estuvo alimentada por una experiencia previa, motor de nuestro evento. Antes de organizar y participar en este Primer Coloquio Estudiantil “Mujeres y la Filosofía”, las integrantes del Grupo Sofía participamos en otro coloquio estudiantil, todas juntas llenando una sola mesa, y nos sentimos seguras, porque conocimos el apoyo de quien estaba a nuestro lado. Muchas

compañeras no participan en estos eventos por miedo a ser desprestigiadas, a ser juzgadas, no por la validez de su argumento, sino por la naturaleza de su género, y creemos que este evento sirvió como un escalón para ganar confianza en sí mismas, y en su formación académica. Crear este grupo, organizar un evento tan significativo como un coloquio estudiantil, no solo nos ayudó a trabajar en un campo de actividad interdisciplinaria desconocido por nosotras hasta ese momento, también nos ayudó a entender el alcance de nuestras capacidades, nos permitió crecer en nuestra formación como estudiantes y también a conectar con otras compañeras que comparten las mismas inquietudes acerca de nuestro papel en la comunidad universitaria, la filosofía, los movimiento sociales y el camino que las mujeres en la actualidad estamos formando juntas.

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GUILLERMO LOZANO F L O R E S 112


BLOOD MONEY, . THAT’S WHAT I CALL IT… .

Jon Bon Jovi

A

rnulfo Vigil fue conocido por hacer

de Gloria Trevi un ángel poético; la Madonna y Madonna despeinada de Monterrey porque exacerbó el feminismo de Elia, de quien, a su vez, yo habría madonizado la ambrosía en el rostro; esos ojazos cafés claros que moran cazadores y alevosos, como cuando imagino sus dedos tecleando algo sobre sexo en una laptop roja. Gloria es un ángel, pero Elia es doctora. Espero olvide que yo canté a Silvio en un programa donde ella encendió puras chispas eróticas; en fin: accidentes condicionados por conductores de radio que a todos nos mezclan. De haber sabido sacaba mis poemas más cachondos para ver si, ahora sí, Liliana me daba un beso en vez de una cachetada. Pero me importaba más La Trevi. La Trevi Pop; la Gloria que se fue a cortar estrellas1 y nos des-arrancheró y rebautizó casi encuerada en su primer calentario, quiero decir, calendario, allá entre 1992 y 1994. Entiendo a Arnulfo. Vio la carne de un ángel blanco y sexy porque ya andaba en edad de echarse un porro cuando yo le eché a La Trevi un polvo apenas. Entiendo a Arnulfo. La Trevi era la mera jefa de Las flores del mal. Ella no se conformaría nunca con mostrar la carne de sus tatuajes y luego hurtar o plagiar hombres sedientos de sexo por la avenida Madero. No. Ella fue por las niñas deseosas de fama, pero de papás ingenuos y obstinados con burdos sueños de estrellato (como la mamá de La Trevi), y Sergio sí tenía cara de depravado. Ser ángel del pop significa haber nacido en la mismísima cuna de oro del infierno; usar la ter-

nura como pasaporte de inocentes al pandemónium. Por algo se llama Gloria. Estoy seguro: Jim Morrison conoció su encarnación anterior, de cuando Gloria era colegiala. Entonces, con su calendario, Gloria Trevi revolucionó Monterrey hacia el precipicio infinito del narcisismo erótico, porque aún no existía Facebook; porque aún no llegaba el Partido Acción Nacional (PAN) al poder ni Chavana y sus meretrices al horario familiar en la TV; y porque estábamos lejos de siquiera imaginar una tragedia como la del Casino Royale. El auge y enajenación de tantas mujeres hacia ese tipo de lugares auspiciados por políticos y narcos y que transformaron nuestra ciudad en Las Vegas del narcotráfico mexicano con la misma plata lavada de sangre: mucho dinero, mucha telebasura y muchas balas. Forma de vida, sustento de muchos, se sabe. Perverso engaño a una nación herida y saqueada hasta de la conciencia histórica. Notas La frase poética en cursiva pertenece al poema “Gloria de los ángeles”, que viene en el poemario Gloria Trevi y otros cielos, de Arnulfo Vigil. 1

Índice de ilustraciones Pág. 112 GETTY IMAGES (Enero 2020) Fotografía tomada de la página: https://www.fool.com/investing/2020/01/13/elon-musks-first-boring-tunnelcould-open-in-las-v.aspx Pág. 113 Visit México (Sin fecha) Fotografía tomada de la página: https://www.visitmexico.com/es/destinos-principales/nuevo-leon/monterrey

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LA PROSTITUCIÓN en la legislación nuevoleonesa BENJAMÍN GALINDO CÁRDENAS

E

l profesor Armando Hugo Ortiz ya

nos ha obsequiado libros de alto contenido regiomontano como Las innombrables, Las andanzas de Melquíades, De rojo y negro: Isssteleón 93 o Crónicas Sexagenarias. El nuevo libro que ahora comentamos lleva por nombre La prostitución en Nuevo León. Leyes, reglamentos y disposiciones administrativas para su control. La hechura del texto se acredita con el respaldo derivado de la consulta de fuentes documentales primarias, como el Archivo General del Gobierno de Nuevo León, el Archivo Histórico Municipal de Monterrey, el Archivo Histórico de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León, el Archivo del Honorable Congreso del Estado de Nuevo León y la Hemeroteca de El Porvenir, no obstante, su lectura es ágil y amena. Los dos primeros capítulos constituyen un recorrido histórico de las disposiciones legislativas sobre el comercio sexual en México, desde Las Siete Partidas de Alfonso el Sabio hasta las Leyes de Reforma de 1859, y la redacción del primer Reglamento de Mugeres Públicas en 1867,

en Monterrey. El azote de la gonorrea y la sífilis obliga en este primer ordenamiento a considerar, además de lo moral, los criterios de higiene. Siguiendo el ejemplo de la Ciudad de México, el primer reglamento para la prostitución en Monterrey se realizó en agosto de 1878, pero publicado en el Periódico Oficial hasta 1885 por el gobernador Genaro Garza García. Se contemplan los diferentes aspectos para el ejercicio de este oficio: Disposiciones sanitarias, categorías, conducta pública, clasificación de los negocios y facultativos. Como bien lo señala nuestro autor, sólo se estaba regulando lo ya existente. No obstante, la reglamentación deja algunas cuestiones de lado o en duda, como definir si los varones podían ser dueños de los prostíbulos y casas de asignación, o considerarlos proxenetas y, en consecuencia, delincuentes. Otros cuestionamientos señalados apuntan a su aspecto mayormente moralizante —colocándolo por encima del control y prevención de las enfermedades venéreas—, así como a su carácter recaudatorio, en tanto significaron una fuente importante de ingresos municipales.

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Los siguientes dos capítulos narran los intentos por establecer zonas o barrios de tolerancia para el ejercicio de la prostitución en Monterrey. El crecimiento de la ciudad también trajo consigo el aumento del comercio sexual, los burdeles y las casas de asignación se dispersaron por la ciudad, pero con nuevas modalidades, había venta de bebidas alcohólicas y bailes, lo que inevitablemente generaba pleitos y escándalos. Los negocios del giro se fueron concentrando en determinadas calles y barrios. Se precisa la primera zona de agrupamiento espontáneo en la calle Puebla (Emilio Carranza), entre Allende y 15 de Mayo, junto al Canalón. Para principios del siglo XX ya se habían instalado en la calle Terán (Juan Ignacio Ramón), en el barrio de las Tenerías. En 1912 el Ayuntamiento regiomontano publicó un proyecto de reglamento para la prostitución, similar al anterior, pero con el añadido de establecer una zona de tolerancia y un incremento excesivo de las cuotas, lo que generó inconformidad. Se redujeron las alcabalas y el municipio postergó la creación de una zona de tolerancia hasta 1920, cuando el gobernador Porfirio G. González vuelve a retomar el proyecto de concentrar este giro en un barrio de la ciudad. Se designó la calle Terán para la creación de la Zona o Colonia Roja, lo que ocasionó reiteradas quejas de los vecinos en los seis años que se mantuvo vigente. Si alguien quiere encontrar en estas páginas alusiones a la trata de blancas o explotación sexual a cargo de “padrotes”, se decepcionará, pues el estricto apego a las fuentes documentales impide dar cuenta de su existencia. En compensación, sí se detalla el origen y evolución (o degeneración) del afamado barrio de La Coyotera. La nueva zona de tolerancia se estableció a finales de 1928 en la colonia Garza Nieto, en un principio fue conocida como “Trebol House”, estaba delimitada por la calle Ignacio Comonfort al norte; Valentín Canalizo al sur; Bernardo Reyes y la vía de ferrocarril al

oriente; y Martín de Zavala al norte. Al igual que sus predecesoras, ésta funcionó con deficiencias desde sus inicios, pero con un agravante adicional, el “Trebol House” se convirtió en campo de batalla de las compañías cerveceras. El fracaso de la zona de tolerancia se debió a la lucha por el monopolio cervecero, el autor lo señala en éstos términos: …en una fecha no precisada, los concesionarios del “Trebol” abandonaron el inmueble, la caseta de vigilancia desapareció, facilitando el arribo de posesionarios a las habitaciones. Los negocios siguieron funcionando pero no con los presuntos lujos de los burdeles de la calle Terán.

A partir de 1940 las autoridades desistieron de concentrar la prostitución en un solo lugar y surgieron nuevos reagrupamientos de lupanares, hoteles de paso, restaurantes y cantinas por diferentes rumbos de la ciudad. Dentro de estos Barrios de Prostitución podemos encontrar, en la Colonia Treviño, “El Kalinova”; en la Colonia del Norte, “El Cuatro Vientos” y “El Infierno”; y “El Nacional”, próximo a la estación de ferrocarril Unión, actual Central de Autobuses. En congruencia con el título del libro, el profesor Armando Hugo Ortiz cierra su exposición destacando el contexto en que se decreta la Ley Estatal de Salud de Nuevo León de 1988, así como las nuevas formas de ejercer la prostitución y sus efectos colaterales en la sociedad. Referencias Ortiz Guerrero, Armando Hugo. (2019). La Prostitución en Nuevo León. Leyes, reglamentos y disposiciones administrativas para su control. Monografía Histórica. Oficio Ediciones. Índice de ilustraciones Pág. 114 Vázquez, Eva (Noviembre 2018) Fotografía tomada de la página: https://elpais.com/elpais/2018/11/09/opinion/1541776444_717385.html

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La prostitución en la legislación nuevoleonesa // Benjamín Galindo Cárdenas

4min
pages 115-116

De cuando Monterrey casi fue Las Vegas (que hoy es) // Guillermo Lozano Flores

2min
pages 113-114

Mujeres y la Filosofía // Diana Mireya Macías Reyes

5min
pages 109-112

Una orilla del cielo // Gerson Gómez Salas

2min
pages 107-108

De la literatura decimonónica al cine contemporáneo // Rebeca Sandoval Ruiz

16min
pages 98-106

Sultanas, otras maneras de contar el reino // Roberto Kaput González

1min
pages 85-97

Mujer que sabe latín // Ludivina Cantú

1min
pages 75-84

Los cantos de Carmen fueron y son // Miguel Covarrubias

14min
pages 68-74

Carmen Alardín: la poesía con y contra las palabras // Víctor Barrera Enderle

12min
pages 61-67

Tres precursoras desconocidas y olvidadas // Nazario Sepúlveda

11min
pages 54-59

Una mirada por la que nos reconocemos // Guillermo Zenizo Lindsey

1min
pages 50-53

Un caso de violencia doméstica en 1634

7min
pages 46-49

Dolores Ibárruri // Adrián Cruz

1min
pages 40-45

Pensar la Independencia, pensar en Manuela Sáenz // Eurídice González Navarrete

18min
pages 31-39

Los derechos económicos de las mujeres // Lídice Ramos Ruiz

16min
pages 22-30

Dejar de ser de amas de casa // Lylia Palacios

7min
pages 17-21

Asociación femenil de estudiantes de derecho

1min
page 16

Primer congreso feminista mexicano // Abel Moreno

17min
pages 8-15

Las mujeres en la política // Óscar Tamez Rodríguez

6min
pages 4-7

EDITORIAL

2min
page 3
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