Í ndice
Monterrey, México / 2019 / Número 14
Bañista, 1987 Rodolfo Ríos
DIRECTORIO
Dirección: Carlos Ruiz Cabrera Coordinación editorial: Lourdes Ibarra Asistente editorial: Diana Xóchitl Gutiérrez Cañada Edición y corrección: Erasmo E. Torres Gómez Jorge Eduardo Jerezano Luna Diseño: Melody Flores Nava Literatura: Víctor Barrera Enderle Redes sociales: Victoria J. Zapata Mendoza Michelle Narváez Jara Fotografía Francisco Barragán Portada e interiores: Rodolfo Ríos Ilustración de portada: Chimeneas jorobadas, 2002 Contacto: redaccion@vuelocultura.mx Facebook:
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Editorial
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El uso político de la historia // Óscar Tamez Rodríguez
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Nuevo León: Hacia su Bicentenario // Abel Moreno López
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Génesis del día del Patrimonio de Nuevo León // Daniel Jorge Sanabria Barrios
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Honras fúnebres al doctor “Gonzalitos” // Jesús Adrián Cruz Martínez
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Matehuala y los conventos franciscanos en el sur del Nuevo Reino de León (1638-1718) // Francisco Javier Alvarado Segovia
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Fundación de la Escuela Municipal de Música // Alfonso Ayala Duarte Frida Kahlo (1938) // Miguel Covarrubias
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Rodolfo Ríos: Maestro del color // Elvira Lozano de Todd
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Noticias de Suomi // Nazario Sepúlveda
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Homenaje a Alfonso Rangel Guerra // Javier Garciadiego
46
90 años de Alfonso Rangel Guerra // Adolfo Castañón
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Por la leche // Cris Villarreal
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Infancia, canciones y sociedad: El caos de mi creación dentro del mainstream musical mexicano // Guillermo Lozano Flores
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El ánimo extasiado // Gerson Gómez
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“Corrían los años cincuenta del siglo pasado...” // Armando González Rodríguez
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Poemas // Nicelia Butten
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Cartografías literarias. Lenguaje y deseo, de Coral Aguirre // Víctor Barrera Enderle
La obra pictórica de este número ha sido tomada de los catálogos enunciados en la página 41.
VUELO. REVISTA UNIVERSITARIA DE CULTURA, año 3, Núm. 14, es una publicación editada por Carlos Ruiz Cabrera. Calle Modesto Arreola 711, Col. Centro, Monterrey, Nuevo León, C.P. 64000, Tel. (81) 8358 9109, redacción@vuelocultura.mx. Editor responsable: Carlos Ruiz Cabrera. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo N° (en trámite), ISSN: (en trámite), ambos otorgados por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Permiso SEPOMEX N° (en trámite). Impresa por Ala Imprenta, 5 de mayo 494 pte., Col. Centro, Monterrey, Nuevo León. Este número se terminó de imprimir el 05 de julio de 2019 con un tiraje de 1 000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no reflejan necesariamente la postura del editor.
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E DI T ORI AL
C
ONFORME pasan los días, resulta más notoria la decisión del
presidente Andrés Manuel López Obrador -del Partido Morenapara establecer, entre los mexicanos, un nuevo régimen, estos es, un nuevo modo de gobernarnos, al amparo de inéditos mandatos constitucionales, leyes, reglamentos y prácticas del gobierno. Su tarea es enorme, pues en esencia se trata de recuperar la confianza de los mexicanos en sus dirigentes y líderes políticos, una vez que muchos de ellos, en el pasado, nos mintieron, desinformaron y despojaron. Desde luego, ante un gobierno innovador como el actual, todavía hay quienes se oponen a su lucha para fortalecer el Estado mexicano, combatir la corrupción y la pobreza y reducir la desigualdad social ofreciendo oportunidades de desarrollo para todos. Por fortuna, estos opositores son una minoría porque la mayoría sigue decidida a construir otro México, eligiendo a gobernantes dispuestos a erigir un país más justo e independiente. Un ejemplo de esta decisión lo constituye el resultado de las recientes elecciones en los estados de Puebla y Baja California, donde Morena y sus aliados salieron triunfantes. Hay razones para ser optimistas. Una de ellas concierne a los rasgos comunes a los miembros del grupo gobernante, propios de los auténticos liderazgos sociales. Dichos rasgos son: tener un proyecto integral bien definido; informar con veracidad y oportunidad; no tener miedo y dejar de lado la soberbia. En este sentido, cada vez es más dificultoso negar que vamos por buen camino, a pesar de todas las acechanzas, internas y externas.
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EL USO POLÍTICO DE LA
HISTORIA
Óscar Taméz Rodríguez
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) presidente de México.
E
L ARRIBO del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO),
reavivó el uso político -evidente- de la historia. En su imagen corporativa utiliza cinco figuras emblemáticas de la historicidad mexicana para validar su cuarta transformación (4T). A lo largo de la historia presente en la política nacional, los políticos, principalmente los presidentes de la república mexicana, hacen uso de las personalidades históricas con fines políticos y de identidad. La presencia de los héroes de la historia nacional en el mensaje político permite establecer una personalidad del gobernante. En la década de los años 70 del siglo XX, Luis Echeverría Álvarez, presidente de México en el sexenio 1970-1976, aprovechó el centenario luctuoso de Benito Juárez y declaró en 1972 el año de Juárez, en ese momento se reimprimieron textos como Apuntes para mis hijos. En tiempos de Carlos Salinas de Gortari, la figura de Emiliano Zapata fue emblemática durante el sexenio de 1988-1994. Con Vicente Fox Quezada vino una contrarreforma histórica, se impulsó la moda del combate a la historia oficial1 y se promovieron autores “anti-símbolos” y “antihéroes” reconocidos por los regímenes priistas en sus casi 70 años de partido hegemónico. Durante el sexenio foxista del 2000-2006, la figura de Francisco I. Madero se utilizó como emblemática de la imagen presidencial. En el sexenio de Enrique Peña Nieto, la figura de José María Morelos y Pavón fue frecuentemente utilizada para vincularla al gobierno, menos visible el uso político de la historia que en Fox o Salinas, pero con un manejo recurrente del personaje histórico como identidad política de su gobierno.
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El actual presidente de México diseña la imagen institucional del gobierno federal a partir de cinco personajes destacados por su contribución en la formación del Estado mexicano durante diferentes etapas históricas. Estas figuras de la historicidad nacional son (en el orden en el cual los presenta): José María Morelos y Pavón, Miguel Hidalgo y Costilla, Benito Pablo Juárez García, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas del Río. Los primeros dos de la Independencia en los inicios del siglo XIX; Juárez corresponde a la segunda mitad del mismo siglo, en la etapa conocida como la Reforma; Madero, al igual que Cárdenas, del período de la Revolución Mexicana en el siglo XX, Madero iniciador y Cárdenas consolidador de las instituciones postrevolucionarias. Este uso político de la historia no es nuevo. Al respecto escribe Florescano (2012):
José María Morelos y Pavón, uno de los representantes de la primera transformación.
Puesto que la reconstrucción del pasado es una operación que se hace desde el presente, es natural que los intereses que más pesan en ese momento participen en la recuperación del pasado. Cada vez que un movimiento político impone su dominio en una sociedad, su triunfo se vuelve la medida de lo histórico, domina el presente, comienza a determinar el futuro y reordena el pasado: define qué recuperar del inmenso pasado y para qué de esa recuperación. (p. 97)
donde los revolucionarios reposan en la figura de José Martí y, en algunos casos, del Che Guevara. Respecto a esta utilización de la historia y sus personajes por parte de los grupos de poder, Florescano (2012) destaca que cumple una doble función: por un lado, legitima el poder y, por el otro, pretende imponer en las siguientes generaciones la memoria histórica de su reconstrucción. AMLO pretende legitimar su visión política a partir de posicionar en el ideario colectivo a los personajes históricos emblemáticos. La cuarta transformación (4T), como ha definido a su sexenio 2018-2024, tiene esa doble función: legitimar su proyecto transformador de la nación y sembrar en las nuevas generaciones esa identidad. Según González (2015), dicha utilización de la historia data desde tiempos de la colonia, señalando cómo “al consumarse la Independencia la historiografía oficial cambió de contenido que no de metas y mañas” (p. 142). Advierte el autor que dejó de estar al servicio de la iglesia y se puso a
Efectivamente, la recuperación del pasado se hace desde el presente y en el presente, quien tiene el poder marca la pauta de lo que se recupera del pasado histórico, el enfoque en el cual se hace y el uso dado en la identidad de la memoria colectiva al momento de trasladar los valores del personaje al político. Este fenómeno no es exclusivo de AMLO o de México, es algo consolidado mundialmente, así encontramos presidentes estadounidenses que recurren a la figura histórica de Abraham Lincoln, otros como Hugo Chávez y Maduro que se cuelgan históricamente de Simón Bolívar, o en Cuba
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Imagen institucional del Gobierno de México.
país y de los cuales el partido hegemónico del siglo XX -el PRI- se había apoderado. Según González (2015), con el triunfo liberal en el siglo XIX, se fortalece la versión hispanófoba y refuerza su difusión, así como la confrontación ideológica reflejada en la identidad de los políticos con los héroes de la historia. Esta rivalidad donde los personajes históricos son la marca de identidad política3 permanece durante la Revolución Mexicana, donde el movimiento armado y sus poderosos agregan al sentimiento hispanófobo heredado desde el siglo XIX un nuevo ingrediente: “toques de indigenismo e hispanoamericanismo” (p. 143). La mezcla ideológica de la política mexicana llega a la segunda mitad del siglo XX con un perfil muy definido. De la primera transformación -Independencia- toma el nacionalismo anti-español; de la segunda transformación -la Reforma- afianza el ideario liberal donde la democracia y el republicanismo anticlerical son el toque emblemático; de la tercer transformación -la Revolución Mexicana- recupera el sentimiento indigenista, popular, de primero los pobres olvidados por siglos. Definidas las primeras tres transformaciones, sus aportes y el enfoque otorgado al uso político de cada una de ellas. La interpretación es que AMLO se autodefine como el heredero de estas tres etapas de la historia nacional y por ello, sus personajes emblemáticos están presentes en el régimen lópezobradorista.
las órdenes del naciente nacionalismo mexicano. Así, en el actual sexenio presidencial cambian los personajes pero no el interés por recurrir a ellos. Una vez consumada la revolución de independencia, se dan las primeras dos fracciones o partidos del sistema político mexicano, los masones del rito escocés y los del rito yorkino2 (Salinas, 2014). Los primeros, identificados con la “versión hispanófila y pro Iturbide” (González, p. 143), posteriormente se conocerán como los conservadores; los masones yorkinos, por otro lado, fueron más cercanos a la escuela liberal donde “se impuso la imagen hispanófoba y pro Hidalgo” (Ídem). Desde el inicio de México como nación independiente comienza el aprovechamiento de los personajes históricos en la política, polarizando el entorno, situación que perdura después de doscientos años. En los gobiernos priistas del siglo XX se recupera la utilización de figuras de la historia oficial; por su parte, en los sexenios panistas del siglo XXI, identificados más con el conservadurismo histórico, se desempolvan a los personajes de la historia embodegados por considerarse conservadores, mandando al baúl a los utilizados por los regímenes priistas. En el sexenio de Fox, figuras nacionales como Iturbide, Maximiliano, Porfirio Díaz y, a nivel local, Santiago Vidaurri, recobran vigencia, contraatacando -esto en términos históricos- a quienes lideraron las primeras tres transformaciones del
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México tiene a un presidente hispanófobo, o en lo que esto se haya transformado, lo cual puede ser antineoliberal, entendiendo el neoliberalismo como la corriente de origen economicista donde se pondera el exacerbado libre mercado y la libre competencia transnacional por sobre el enfoque social de la política y los gobiernos, ese hispanofobismo bien puede ser el antineoliberalismo del sexenio de la 4T. El liberalismo progresista, cimiento de las instituciones políticas, jurídicas y de gobernabilidad es la herencia de la Reforma, por lo tanto, de esta etapa se rescata el sentido transformador emblemático de la 4T y su necesidad por refundar al país. Finalmente, de los personajes revolucionarios se revive la identidad popular, la indigenista, de ahí el discurso populista basado en consideraciones hacia los pobres. León-Portilla (s/ref.) citado por González (2015) hace una dura crítica al uso político de la historia por los poderosos y señala “al ‘oficialismo’ en la historia que se renueva cada seis años con encubrimiento de nuevos héroes e intencionada amnesia…” (p. 142). No sólo en los grupos de poder se reafirma esta identidad nacionalista en la política mexicana, también en los grupos marginales opera este fenómeno. Florescano menciona: “Si para los poderosos la reconstrucción del pasado ha sido un instrumento de dominación, para los oprimidos la recuperación del pasado fue la tabla afirmadora de su identidad, la fuerza emotiva que mantuvo vivas sus aspiraciones de independencia y liberación” (p. 99). Esto puede explicar por qué el actual régimen político presidencial, surgido de una corriente ideológica diferente a las anteriores -no es PRI, ni es PAN, es una izquierda popular- ve rentabilidad en el uso político de la historia y sus héroes, además contribuye a explicar por qué la minuciosa selección de los personajes de la historia por parte de AMLO y su equipo.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, durante una conferencia de prensa.
Algunos de ellos cuestionados por los antioficialismos históricos, como es el caso de Hidalgo y Juárez, muy vapuleados por los grupos que identificados con el conservadurismo ven el peligro de destacar estas figuras de identidad liberal y popular, exacerbando la disrupción histórica de estos personajes durante la docena panista del siglo XXI. Está el caso de Madero, quien, siendo el iniciador de la revolución mexicana, el apóstol de la democracia, como se le dio el epíteto, fue relegado por los priistas gracias a la raigambre constitucionalista postrevolucionaria de este grupo político, pero al inicio del siglo XXI, gracias a este abandono político-histórico, se convierte en estandarte de Vicente Fox, presidente que se identificó con el coahuilense. Lo rescatable de esta práctica es cómo mueve y obliga a los bandos políticos a profundizar los estudios para reinstalar en la memoria colectiva a sus personajes y devaluar a los del político de enfrente. Esto refuerza el revisionismo histórico y acrecienta lo señalado por Florescano, que lo define como un “florecer la crítica histórica” (Ídem). Todo hace indicar que el presente gobierno federal estará lleno de símbolos históricos los cuales
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Notas
“
...el presente
Se reconoce como historia oficial a la impartida en los libros de texto y, sobre todo, durante los regímenes priistas del siglo XX. Se usa el término en forma peyorativa y en reclamo a que en la educación básica no se profundiza en el estudio de las diversas etapas de la Historia. Desde el concepto mismo, es un uso político de la historia y donde resulta atractivo para los resentidos con el sistema político mexicano. En lo general, la llamada historia oficial no es falsa, está incompleta o simplemente adecuada al nivel educativo en el cual se imparte. 2 Costeloe, Machael P, en La primera república federal de México (1824-1835), un estudio de los partidos políticos en el México independiente; señala a los escoceses comandados por Nicolás Bravo, que serían los tradicionalistas o conservadores, y los yorkinos comandados por Vicente Guerrero, los liberales o progresistas. 3 Al hablar de la marca de identidad política se debe saber que no necesariamente ese personaje histórico es el santo o demonio etiquetado por los historiadores, su figura histórica ha sufrido distorsiones, producto del uso político del poderoso o gobernante en turno al pretender imponer, con tal o cual característica de la personalidad histórica del personaje con la cual el poderoso pretenda empatar, su imagen propia. 1
GOBIERNO FEDERAL estará lleno de símbolos históricos los cuales
UTILIZARÁ
oportunamente en su
DISCURSO POLÍTICO.
”
utilizará oportunamente en su discurso político. Así, por ejemplo, el primer tercio del año 2019, ha recurrido a la figura de Emiliano Zapata toda vez que en abril 10 se alcanza su centenario luctuoso y en agosto 8 del mismo año el 140 aniversario de su natalicio. Esto explica la razón de la presencia del caudillo del sur en la imagen y narrativa oficial, sin embargo, existe un riesgo cuando se recurre a los personajes históricos como parte del uso político. Se corre el riesgo de quedar mal con un sector de la población y de ser visto como advenedizo, sin olvidar que esos personajes en su momento fueron como cualquier ser humano, individuos de claroscuros con triunfos y fracasos, aciertos y errores. Incluso esto, en su paso por la vida pública, los convierte en personalidades trascendentales en la historiografía nacional.
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Imágen institucional para 2019 Año del Caudillo del Sur Emiliano Zapata.
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Pág. 4 (Mayo 2019) Fotografía tomada de: https:// www.gob.mx/cms/uploads/image/file/497447/ WhatsApp_Image_2019-05-16_at_07.36.35.jpeg Pág. 5 Gobierno de México / DGCES (Marzo 2019) Imagen tomada de: http://calidad.salud.gob.mx Pág. 6 Gobierno de México / DGCES (Marzo 2019) Imagen tomada de: http://calidad.salud.gob.mx/site/ descargas/docs/GOB_manual.pdf Pág. 7 Expansión (Noviembre 2018) Fotografía tomada de: https://politica.expansion.mx/presidencia/2018/11/01/lopez-obrador-define-marco-basico-del-presupuesto-2019-urzua-vera-detalles Pág. 9 Gobierno de México / DGCES (Marzo 2019) http://calidad.salud.gob.mx/site/descargas/docs/ manual_identidad_grafica_EZ.pdf
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NUEVO LEร N: Hacia su
Abel Moreno Lรณpez
D
...aquel viejo caserío se
URANTE el mes de mayo del pre-
sente año se cumplen 195 años de la creación de Nuevo León como Estado libre y soberano, parte de la federación mexicana. Esto quiere decir que su Bicentenario está cada vez más cerca. Fue en la sesión del día 7 de mayo de 1824, cuando el Congreso General Constituyente aprobó el contenido del Decreto Número 45 mediante el cual surgen dos nuevos estados, uno el de Nuevo León y otro el de Coahuila y Tejas. Visto en retrospectiva, será necesario aprovechar el cumplimiento de sus primeras dos centurias para revalorar aquella decisión del Congreso General Constituyente de reconocer el crecimiento y perspectiva de futuro, que para el nacimiento del México independiente mostraba y proyectaba este terruño, lo que determinó que el viejo Nuevo Reyno de León, fuese en lo sucesivo, por sí mismo, una nueva entidad federativa. Fue así que la llamada provincia de Nuevo León, que formaba junto con Coahuila y Texas el incipiente Estado Interno de Oriente, como lo concebía el Acta Constitutiva de la Nación Mexicana del 31 de enero de 1824, dejó su lugar para asumirse como un estado independiente, libre y soberano. En la histórica sesión del 7 de mayo de 1824, la Comisión de Constitución presentó a debate el dictamen que contenía, en el artículo primero, la disposición de que en lo sucesivo Nuevo León formaría un estado. Al respecto intervino el diputado Servando Teresa de Mier, quien expuso las condiciones geográficas, demográficas, económicas y políticas por las que Nuevo León más que ninguna otra de las provincias aledañas merecía instituirse por sí mismo como estado independiente y soberano. Intervinieron además en la discusión el diputado José María Cabrera, e interpelando a la Comisión y a nombre de ésta el diputado Manuel Crescencio Rejón.
ha ido
TRANSFORMANDO
hasta convertirse en una
ENTIDAD pujante y vanguardista...
El dictamen se aprobó como Decreto Número 45 siendo firmado por los ciudadanos José Cirilo Gómez Anaya, diputado Presidente, y los Diputados Secretarios, José María Jiménez y Luis de Cortázar. El decreto fue sancionado por el Supremo Poder Ejecutivo, representado por los ciudadanos D. Miguel Domínguez y D. Vicente Guerrero, siendo publicado por la entonces llamada Primera Secretaría de Estado que encabezaba el C. Lucas Alamán, esto ocurrió el 16 de mayo de 1824, fecha en que empieza a tener efecto la creación del Estado de Nuevo León. Han pasado 195 años de aquel acontecimiento, y hoy se puede afirmar que aquel acto jurídico fue la simiente de una entidad que en su devenir se ha consolidado como un Estado Libre y Soberano en su régimen interior, pero también como un estado solidario y corresponsable con su papel como parte integrante de la federación. A partir de entonces, aquel viejo caserío se ha ido transformando hasta convertirse en una entidad pujante y vanguardista, por lo que se estima que son dignas de reconocimiento las generaciones de neoleoneses que con su esfuerzo, con su decisión, con su voluntad de progreso y con su responsabilidad social, lograron edificar la entidad que hoy es reconocida por propios y extraños. Al acercarse a su bicentenario, se estima que la conmemoración de esas dos centurias, más que un ritual cívico o una evocación nostálgica del pasado, pueda ser una oportunidad para la reflexión
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colectiva sobre el origen y evolución que ha tenido la entidad, para valorar su papel histórico, pero también su posición actual frente a una federación que da la impresión de no siempre haber respondido con equidad al esfuerzo y aportación que Nuevo León hace para la república. Será oportuno también hacer el recuento de logros, avances, tropiezos y retrocesos en los diversos tópicos de la vida social, política, económica y cultural de Nuevo León en estos doscientos años. Desde luego, al recordar este hecho trascendente, habrá que recordar que en 1924, al conmemorar Nuevo León los primeros 100 años de existencia republicana, los integrantes de la Colonia Nuevoleonesa en San Antonio Texas, con sus aportaciones, erigieron el monumento que, ubicado en las calles de Calzada Madero y Diego de Montemayor de nuestra ciudad, recuerda
este acto a las nuevas generaciones. Entre ellos se recuerda y reconoce como principal promotor de ese monumento, al periodista Ignacio Lozano, originario de Marín, N. L. Esperemos que las autoridades, pero también la sociedad nuevoleonesa en su conjunto, dediquen un espacio de su tiempo y su quehacer para que la cercana conmemoración del Bicentenario no pase desapercibida y pueda ser una oportunidad para que las generaciones actuales vivan su historia, su cultura, su trascendencia y las circunstancias actuales y futuras de su solar patrio. El origen institucional de Nuevo León, a cinco años de su Bicentenario, evoca y convoca a la reflexión colectiva sobre la evolución y trascendencia histórica y social del estado. Monterrey, abril de 2019
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GÉNESIS DEL DÍA DEL
PATRIMONIO DE
NUEVO LEÓN daniel jorge sanabria barrios
I
Las gestiones
NTRODUCCIÓN
Me di a la tarea de ver con quiénes iniciar esto desde el Tecnológico de Monterrey, desde Patrimonio Cultural y Biblioteca Cervantina, para lo que primero conversé internamente con los directivos de la institución (David Garza y Román Martínez, entonces Rector y Director Académico, respectivamente, de la Zona Metropolitana de Monterrey) , quienes dieron su aval de inmediato para iniciar el camino. Decidí iniciar con las grandes instituciones culturales y las que conocía un poco mejor. Las visitas y contactos se fueron sucediendo: Horno3, Museo de Arte Contemporáneo (MARCO), Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte), 3 Museos, Museo del Vidrio (MUVI), Universidad de Monterrey (UdeM), Universidad Regiomontana (UR), la Fundación Dr. Ildefonso Vázquez Santos, A.C. (FIVS), entre otros. En Conarte la reunión fue clave para definir el derrotero estratégico del proyecto. Pensaba en que Conarte debería de liderar y coordinar a nivel público y el Tecnológico de Monterrey debería de llevar el liderazgo en lo privado, para tener al final del día una coordinación doble. Al final la coordinación unificada quedó en nuestras manos, con el apoyo decidido de CONARTE, quien con el tiempo amarró y coordinó la actividad con los Municipios. Esto hace único al Día del Patrimonio de Nuevo León, incluso a nivel mundial: estas iniciativas parten de las oficinas de Gobierno en los países donde se han impulsado. En este caso sale de una institución educativa privada, recoge adhesiones de los ámbitos público y privado y se construye institucionalmente de manera horizontal, abierta a la participación ciudadana.
Comprometido en su momento ante el Consejo Organizador del Día del Patrimonio de Nuevo León, y movido por peticiones particulares, a través de este documento pretendo contar el origen de la iniciativa que terminó instaurando el Día del Patrimonio de Nuevo León, que hoy es parte del calendario cívico del Estado, caso único a nivel mexicano.
La idea
Inspirado en la experiencia uruguaya, que a su vez se origina en las hoy llamadas Jornadas Europeas del Patrimonio y otras iniciativas en diversos países, reflexionando sobre el estado del patrimonio cultural y las instituciones culturales en Nuevo León, no tardé en convencerme de que podíamos hacer algo semejante en la entidad: había institucionalidad pública y privada, tradiciones y costumbres peculiares, gastronomía, edificios y monumentos, rica historia de más de cuatro siglos, etcétera. Adicionalmente visualizaba la necesidad de integrar esfuerzos por parte de los que estábamos en cada organización compenetrados, pero en trincheras aisladas, a través de un proyecto aglutinador, que fuera disparador de otras acciones colaborativas. Por último, en medio de la violencia reinante, visualizaba esta iniciativa como un cierto detonador para posicionar a nivel social el tema del patrimonio, su importancia y relevancia para las posteriores generaciones y como una manera de restañar un tejido social tan lastimado y necesitado de acciones de unión en una población de composición tan variopinta y parte de ella poco arraigada en Nuevo León.
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En cuanto a la discusión sobre la elección del día del evento, de inicio se propuso fuera un domingo, día familiar, y que se quedara en principio circunscripto a un día, para no hacer más difícil a ciertas instituciones renunciar a sus ingresos por entradas. Se proponía fuera en marzo, por ser un mes de menores actividades culturales detectadas, cuando ya habrían pasado frío y lluvias (….), eventualmente. En definitiva, el padre Mena sugirió fuera el 2º domingo del mes de marzo, debido a que nunca colisionaría con Semana Santa. A todos pareció bien la sugerencia y se valoró continuar el trabajo estructurando un Comité de Comunicación, invitando a plegarse a la Corporación para el Desarrollo Turístico de Nuevo León (Codetur), valorando la conformación de un equipo de procuración de fondos y solicitando desde ya, para el siguiente 13 de noviembre, el envío de actividades mediante un formato que se elaboraría, para tal caso, dirigido a un servidor, quien concentraría las propuestas. El 14 de noviembre siguiente se citaría la siguiente junta.
Palacio de Gobierno de Nuevo León.
La primera reunión
Para concretar las bases del proyecto, acogiendo la gentileza de Jaime Rosales, de MARCO, nos dimos a la tarea de convocar una junta allí mismo, por ser céntrico el lugar. La misma tuvo lugar el 31 de octubre de 2013. Allí participamos representantes de 11 instituciones, de acuerdo a la minuta levantada en dicha junta1: Archivo General del Estado de Nuevo León (César Morado), Arquidiócesis de Monterrey (P. Raúl Mena), Conarte (Ana Cristina Mancillas), FIVS (Reymundo Juárez), Horno3 (Luis López), Instituto Nacional de Antropología e Historia de Nuevo León (Benjamín Valdez), MARCO (Jaime Rosales), MUVI (Karina Sánchez), Planetario Alfa (Vanessa Flores), Tecnológico de Monterrey (un servidor) y UdeM (Miriam Hinojosa). En la misma minuta se consigna que faltaron con aviso UR y 3 Museos. Allí se presentó la idea de poder establecer un día en el que todas las organizaciones uniríamos fuerzas y pondríamos a disposición del público en general actividades gratuitas para el conocimiento y disfrute de patrimonio de Nuevo León. Se discutió el concepto de patrimonio, dejándolo abierto para no cerrarnos al patrimonio natural, mismo que en algún momento deberíamos abordar.
Los pasos sucesivos
Al final, la junta del Comité de Comunicación se citó para el 25 de noviembre en el Tecnológico de Monterrey (a dicho Comité se integraron colegas muy valiosos para el futuro cierto de la iniciativa) y la siguiente junta del embrionario Consejo Organizador se realizó el 2 de diciembre en el MUVI, donde se tomaron importantes decisiones, como fijar un lanzamiento público de la iniciativa el 21 de enero de 2014, con la develación de la imagen oficial (creada por el equipo de CODETUR), la que fue aprobada con modificaciones en dicha reunión, con el lema “Vivamos lo nuestro”2. Adicionalmente se decidió crear el sitio www.patrimoniodenuevoleon.org.mx (al final www.patrimoniodenuevoleon.org).
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En dicha reunión se informaba de la incorporación de la UANL a la iniciativa (no se había cesado en las visitas a instituciones para invitarlas a incorporarse) y el registro al momento de 108 actividades, que se organizarían en un folleto para su difusión, a cargo de un Comité de Logística, que se creó en esta misma instancia. Regresando el año se realizó la siguiente junta en la FIVS, el 10 de enero de 2014. La minuta levantada3 ya presenta el logo escogido y menciona al “Consejo Patrimonio de Nuevo León”, hoy Consejo Organizador, como instancia decisiva en la institución del evento. Se hicieron presentes en dicha junta 20 instituciones (ya incluyendo 4 municipios metropolitanos y 1 rural), y allí se discutieron todos los aspectos relacionados al lanzamiento y a los contactos con los medios de comunicación.
Dicha ceremonia quedó inmortalizada con la foto de abajo, donde se aprecia a los líderes de las instituciones públicas (3 niveles de gobierno) y privadas presentes en dicho momento. Para finalizar, transcribimos el párrafo del comunicado de prensa ese día repartido, en el que se sintetiza la naturaleza y finalidad del evento: El objetivo del Día del Patrimonio de Nuevo León es que la población conozca y cultive el gusto por la identidad propia que se expresa de manera diversa en sus regiones, lo que a su vez permite apreciar y valorar más el lugar donde se vive al crear lazos más profundos con el entorno y quienes le rodean.4
El lanzamiento oficial
El 21 de enero de 2014 lo podemos señalar como el día de inflexión para la iniciativa, pues se dio a conocer la misma con el imponente fondo del Museo del Obispado, en la explanada exterior, donde se realizó por parte de los líderes de 31 organizaciones, la develación de una inmensa lona con la imagen (logo y lema) del Día del Patrimonio.
Fotografía del día 21 de enero de 2014, fecha en que se dió a conocer la iniciativa del Día del Patrimonio.
Notas
Índice de ilustración
Día del Patrimonio de Nuevo León. Convocatoria inicial a nivel área Metropolitana de Monterrey. Minuta. 1ra. Reunión, 31 de octubre de 2013. [Archivo electrónico inédito] 2 Consejo de las Instituciones para el Día del Patrimonio de Nuevo León. Minuta de la reunión llevada a cabo el día 2 de diciembre de 2013. [Archivo electrónico inédito] 3 Consejo Patrimonio de Nuevo León. 10 de enero de 2014. Minuta. [Archivo electrónico inédito] 4 Establecen el Día del Patrimonio de Nuevo León. Boletín. [Monterrey, Nuevo León, 21 de enero de 2014]. [Archivo electrónico]
Pág. 13 Gobierno de México (Julio 2017) Fotografía tomada de: https://www.gob.mx/gobmx/paginas/ fotodeldia-cerro-de-la-silla-en-nuevo-leon Pág. 13 Patrimonio de Nuevo León (2019) Fotografías tomadas de: http://www.paulfmm.com Pág. 13 Conarte (Marzo 2019) Fotografía tomada de: http://conarte.org.mx Pág. 13 El Horizonte (Marzo 2016) Fotografía tomada de: https://www.elhorizonte.mx/local/celebraramuseo-del-horno-3-el-dia-del-patrimonio-de-nuevoleon/1698216 Pág. 15 Patrimonio de Nuevo León (2019) Fotografías tomadas de: http://www.paulfmm.com
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HONRAS FÚNEBRES AL DOCTOR “GONZALITOS” Jesús Adrián Cruz Martínez
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“Del maestro en la PALABRA y el EJEMPLO, Hacen de la HUMANIDAD reconocida: Religión, del RECUERDO de su VIDA, De su sepulcro un TEMPLO”.
Hermenegildo Dávila
“
EL HOMBRE
Coss número 29 entre Padre Mier y Matamoros, uno de los personajes más reconocidos y recordados por los nuevoleoneses, quien realizó importantes aportaciones a la medicina, pero sobre todo, quien se había ganado el respeto y cariño de los pobladores de Nuevo León que lo llamaban “Gonzalitos”. Tan lamentable noticia se esparció rápidamente, periódicos locales y nacionales como: La Defensa del Pueblo, El Escolar Médico, La Voz de México, La Patria de México, La Política, El Tiempo, El Universal, entre otros, publicaron la noticia; El Nacional reprodujo la nota de El Coahuilense el 15 de abril:
cuya vida entera fue consagrada al bien ha dejado de existir. El Estado ha perdido el más eminente de sus ciudadanos, cuyos importantísimos servicios jamás podrán ser olvidados: la humanidad doliente un sacerdote constante cuyos beneficios recuerda agradecido todo un pueblo y la ciencia un adorador entusiasta cuyas ideas sembradas en el fértil campo de la juventud ha tiempo comenzaron a dar los más óptimos frutos” señalaba el 6 de abril de 1888 el Periódico Oficial del Estado, dos días después de la muerte del doctor José Eleuterio González Mendoza.1 A las once de la noche del día miércoles 4, a los 75 años de edad, falleció de una afección en el hígado, en la casa ubicada en la calle Doctor
En Monterrey, capital del vecino Estado de Nuevo León, acaba de bajar a la tumba, cargado de años
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del hospital, sobre seis blancas columnas vestidas con franjas negras; a corta distancia de cada ángulo del ataúd se puso un trípode de mármol y sobre ella un grande candelabro que sostenía gruesa y enlutada vela de alba cera.3
En la capilla del hospital se celebraron las exequias el día 7, una misa de réquiem a las ocho de la mañana, horas antes de llevar el cuerpo a Palacio de Gobierno para ser expuesto. Al llegar a Palacio (calles Morelos y Escobedo), cuatro de la tarde, una comisión de diputados recibió el cortejo, el cuerpo fue llevado a la recepción, donde recibiría las guardias de honor y se encontraba “un elegante y artístico catafalco” preparado por el ingeniero Miguel F. Martínez. De entre las coronas llevadas al salón destacaba la del gobierno estatal con el siguiente pensamiento: “Supremos Poderes del Estado. El que hoy yace cadáver, vive por sus virtudes y vivirá en el corazón de sus conciudadanos –Lázaro Garza Ayala”.4 Aproximadamente quince mil personas visitaron el féretro, rindiendo tributo a quien dedicó 55 años de vida a su estado por adopción. A las cinco de la tarde5 del domingo 8 de abril, un carruaje tirado por seis caballos que eran guiados por estudiantes de medicina y del Colegio Civil, trasladó el cuerpo del doctor “Gonzalitos” al ceremonial que se llevaría a cabo en la plazuela del Hospital Civil. Al gobernador Garza Ayala le correspondió despedir el cortejo desde la puerta del Palacio de Gobierno, el general Bernardo Reyes encabezaba la comisión especial que representaba a los tres poderes.6 El cortejo recorrió las calles del Comercio (hoy Morelos) hacia el este, la de Zaragoza al norte, las de Doctor Mier y Bolívar (Juárez) al oeste y la del Hospital Civil7, llevando el siguiente orden: Escuelas Municipales, alumnos del Colegio Civil, alumnos de la Escuela Normal, asociaciones políticas, Sociedad de Obreros, alumnos de la
y de glorias, el célebre Dr. José Eleuterio González, benemérito de aquel heroico estado. Gonzalitos como cariñosamente se le llamaba, fue una de las primeras figuras de Nuevo León, en donde es considerado el padre de la ciencia médica [...] Este hombre extraordinario, que aunque hijo de Guadalajara había nacido para ser una gloria neoleonesa, acaba de bajar a la tumba en medio de las bendiciones de un pueblo agradecido que no llorará nunca lo bastante esa pérdida irreparable. Los hombres como Gonzalitos mueren para nacer inmediatamente a la vida de la inmortalidad.2
La diputación permanente del XXIV Congreso del estado decretó duelo público mediante acuerdo del día 6: “El Ejecutivo podrá hacer las demostraciones que fueren del caso”. Con la aprobación del gobernador licenciado Lázaro Garza Ayala se dispuso entonces formar una comisión que tendría a cargo el ceremonial y que sería encabezada por el licenciado Francisco Valdés Gómez. El cadáver del doctor “Gonzalitos” fue llevado al Hospital Civil (el cual había fundado en 1860) para su embalsamamiento, que se efectuó el día 5. El día 6 se acomodó el cadáver en el féretro que al efecto se tenía, el cual se colocó en el aula máxima
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Escuela de Jurisprudencia, alumnos de la Escuela de Medicina y sus profesores, estos últimos rodeando el carro fúnebre, empleados de la Federación del estado, profesores de jurisprudencia, Consejo de Salubridad, Cámara de Comercio, Colegio de Abogados, Consejo de Instrucción Pública, Republicano Ayuntamiento encabezado por el alcalde Gregorio Elizondo García, funcionarios del Estado, en la retaguardia el 5º Batallón y la banda de música; llevando enlutados sus respectivos estandartes y un lazo negro en el brazo izquierdo.8 En las banquetas de las calles que había de recorrer la procesión, en los balcones y en algunas azoteas de las casas se encontraba un inmenso gentío. En el semblante de todo este numeroso concurso, se pintaba el acervo dolor que laceraba sus corazones; todos se descubrían, con el más profundo respeto, al ver pasar ante ellos los restos tan queridos que el féretro contenía; y no era raro, ver rodar por las mejillas de algunas personas, silenciosas lágrimas, que a pesar del esfuerzo hecho para detenerlas, desbordaban los párpados. ¡Luto por todas partes! Un silencio sepulcral reinaba en toda la ciudad, el comercio había cerrado sus puertas, la mayor parte de las habitaciones tenían en sus portadas o en sus ventanas, cortinas negras, lazos enlutados.9
Entre los oradores de aquella ceremonia se encontraban los licenciados Ramón Treviño en representación del Ayuntamiento de Monterrey y Francisco Valdés Gómez por parte de los tres poderes del estado; Hermenegildo Dávila de la Escuela de Jurisprudencia y del Colegio de Abogados; el doctor José María Lozano de la Escuela de Medicina; así como don Ricardo M. Cellard a nombre del Colegio Civil, quién leyó una oración escrita por el licenciado Enrique Gorostieta. Uno de sus discípulos, Hermenegildo Dávila, dijo las siguientes palabras sobre quién fuera su maestro:
Del hombre, que en vida vio su apoteosis, no puede, no debe decirse, que ha muerto, cuando su espíritu ha abandonado nuestro suelo. Él no ha muerto: porque aquella glorificación, reflejada en sus mismos ojos, le hizo ver su porvenir, como enclavado en su presente; le mostró que, en el mañana de su vida, se alzaría el magnífico sol de su recuerdo, limpio, esplendente, en el cielo que, la gratitud de todo un pueblo, ha extendido para colocar, en forma de astros las benditas memorias de sus beneficios.10
Los restos del Benemérito nuevoleonés fueron colocados en la capilla del Hospital Civil (hoy Unidad Médica de Alta Especialidad de Traumatología y Ortopedia Número 21 del Instituto Mexicano del Seguro Social) y en cuya lápida, esculpida por F. Ferri se lee:
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NO PERECERÁ SU MEMORIA Y SU NOMBRE SERÁ REPETIDO DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN. ECLESIÁSTICO CAP.XXXIX v.10.
Gonzalez y Doña Mariana Mendoza. Le mande dar sepultura conforme a la ley en el Cementerio de esta Ciudad, por orden Superior en la Capilla del Hospital Civil, haciéndolo constar por la presente acta que leí a los testigos, el mismo declarante y José María Rodríguez, mayores de edad y de esta vecindad, quienes de conformidad firman conmigo el Juez. Doy fe Santiago Saenz Rico [,] Jacobo Guerra y M Rodríguez. Es copia que certifico. Santiago Saenz Rico [firma].
AQUÍ YACEN LOS RESTOS MORTALES DEL BENEMÉRITO DE NUEVO LEÓN. DR. JOSÉ ELEUTERIO GONZÁLEZ QUIEN SUPO VIVIR Y MORIR COMO BUEN HIJO DE DIOS. D.E.P. MONTERREY ABRIL 4 DE 1888 LA ESCUELA DE MEDICINA DE MONTERREY A LA MEMORIA DE SU FUNDADOR F. FERRI MÉXICO
Notas
Archivo General del Estado de Nuevo León / Periódico Oficial del Estado / 6 de abril de 1888. 2 Hemeroteca Nacional de México / El Nacional / 15 de abril de 1888. 3 Hemeroteca Nacional de México /El Escolar Médico/ 15 de abril de 1888. 4 Dávila, H. (1888). Biografía del Dr. D. José Eleuterio González “Gonzalitos”. Monterrey: Tipografía del Gobierno. 5 El periódico La Defensa del Pueblo del 15 de abril de 1888 y el ceremonial fúnebre señalan que dio inicio a las cuatro y treinta de la tarde. 6 Archivo General del Estado de Nuevo León / Periódico Oficial del Estado / 10 de abril de 1888. 7 Ceremonial fúnebre aprobado por la Comisión del Gobierno el 7 de abril de 1888. 8 Hemeroteca Nacional de México /El Escolar Médico/ 15 de abril de 1888. 9 Hemeroteca Nacional de México /El Escolar Médico/ 15 de abril de 1888. 10 Dávila, H. op cit. 11 Archivo General del Registro Civil / Libro I/ Tomo I/Acta 127/ 6 de abril de 1888. 1
Permanecieron ahí hasta el 4 de febrero de 1939 en que fueron llevados al pie de una estatua de bronce esculpida por Michele Giacomino en 1913 y que estaba localizada en la plazuela frente al Hospital Civil, en las hoy calles 15 de mayo, entre Pino Suárez y Cuauhtémoc. El 2 de junio de 1982 sus restos fueron exhumados y trasladados al jardín de la que fue uno de sus sueños más anhelados y que vio realizarse en 1859: la Facultad de Medicina.
Acta de defunción 11 Al margen izquierdo: Adulto Doctor José Eleuterio Gonzalez. Al centro: Acta 127 ciento veinte siete. En la Ciudad de Monterrey, a seis de Abril de mil ochocientos ochenta y ocho; ante mí, el Juez, primero del estado civil declaró Don Jacobo Guerra, mayor de edad, soltero y de esta vecindad: que antes de anoche á las once en la calle de Doctor Cos casa número 29 falleció de afección en el hígado el adulto José Eleuterio González, de setenta y cinco años un mes quince días de edad. Doctor en Medicina siendo originario de Guadalajara y de esta vecindad, hijo legítimo de los finados Don Matías
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MATEHUALA Y LOS CONVENTOS
FRANCISCANOS EN EL SUR DEL
NUEVO REINO DE LEÓN(1638-1718)
FRANCISCO JAVIER ALVARADO SEGOVIA 22
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San Luis Potosí). Del mismo modo, las distancias sumamente cortas entre el sur de Nuevo León y Matehuala. Rige la misma consideración para el caso de los huachichiles y negritos de San Francisco de Matehuala, San Sebastián Agua de Venado e Ipoa -o Ypoa- este último situado a 22 kilómetros al sur de Matehuala. Entre las primeras concesiones de tierras otorgadas después de 1615, figuran personajes importantes en el Nuevo Reino de León -sur de Nuevo León-, como Miguel de Escorihuela, por parte de la Nueva Galicia, y escobedos, los medellines, etcétera. Por ello y a partir de 1615, la obra franciscana partió de charcas, Matehuala, a la Congregación de San José -hoy general Zaragoza- a Santa María de los Ángeles de Río Blanco -hoy Aramberri- y a San Antonio de los Llanos -hoy Hidalgo, Tamaulipas-. Por lo antes referido, se puede afirmar que entre las personas destacadas, dueñas de Matehuala entre 1615-1706, están Miguel de la Escorihuela, Antonio de Orpinel Escorihuela, Francisco de León, José de Espinosa, Nicolás de Alanís, Alonso Sánchez Muñiz, Diego, Juan y Cayetano de Medellín y Juana de Medellín. Matehuala fue, pues, muy influyente en el proceso evangelizador del sur, dada su permanencia al Nuevo Reino de León por espacio de 80 años,
ONOCIDA en su inicio como “Ma-
tehuala la vieja”, este asentamiento indígena data del siglo XVI. En un paraje o labor denominado Ojo de Agua, al cual ya para el siglo XVIII, se le identificaba como hacienda o labor de San Francisco de Matehuala. Mas fue hasta el 10 de marzo de 1706 cuando se le erigió definitivamente. En su antecedente histórico es preciso destacar que toda esa región era habitada por indios huachichiles o chichimecas, y negritos -el significado de huachichil es gorrión, y el de negritos se refiere a su baja estatura y color-. La pacificación de la mayor parte de esta zona del norte de la llamada Nueva España se dio hacia 1590 o 1591, con el Virrey Luis de Velasco, quien para realizar este fin trasladó desde Tlaxcala a varios grupos de familias diseminadas en el norte, llamados Tlaxcaltecas. En aquel proceso pacificador hubo participación importante de muchos capitanes; mas en el proceso evangelizador, fue de relevada trascendencia la autoridad de los franciscanos. También desempeñaron un papel medular, en 1562, el Real de las Salinas del Peñón Blanco, y poco después el Real de Charcas “viejo”, en 1574; éste, después de fundarse, fue despoblado por los ataques de los indios refundándose luego hacia 1584. Matehuala, San Luis Potosí, fue un sitio de tránsito muy destacado en el Nuevo Reino de León, tanto en el caso del comercio, como en el de las misiones y la ganadería trashumante. En la parte sur del llamado Nuevo Reino de León, también jugó un papel sobresaliente en la evangelización franciscana, pues muchos de estos frailes partieron del convento de Nuestra Señora de las Charcas, en busca de la conversión de los indios. Con base en lo anterior puede explicarse la relación que existió entre el Nuevo Reino de León y la Nueva Galicia y de León (Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Nayarit y parte del noreste de
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es decir, de 1638 a 1718, y militarmente de 1638 a 1754. Los constantes ataques de los chichimecas hicieron necesario el establecimiento de los llamados presidios, o Casas Fuertes, con escuadras de soldados que resguardaban la seguridad de los viandantes, quienes en caravanas acostumbraban llevar un carro en forma de fortaleza para protegerse de los jarazos, piedras, etcétera, y desde sus troneras poder disparar desde dentro, lo que abrigaba a mujeres, niños y ancianos.
Conventos Para 1602 existían 25 conventos en la provincia de Nuestro Padre San Francisco de Zacatecas; entre otros estaban los de San Luis Potosí, San Antonio de Guadiana, San Mateo de Sombrerete, la villa de Nombre de Dios, San Francisco de Chalchihuites, Santa Bárbara del Valle de San Bartolomé, San Juan del Río, San Juan del Mezquital, San Esteban del Saltillo, San Luis de Colotlán,
San Pedro y San Pablo de Topia, la Concepción de Cuencamé, Santa María del Valle de Atotonilco, la Concepción de la Sierra de Pinos, la Asunción de Tlaxcalilla, San Juan del Noxtio, Santiago de Ixmatitlán, San Miguel Mesquitic, San Francisco de Conchos y, desde luego, los que nos interesan por ser desde 1602 parte del Nuevo Reino de León: Santa Lucía del Nuevo Reino de León, y San Francisco de Charcas. Algunos de ellos estaban situados en la frontera norte, plagada de chichimecas e indios infieles. Donde vivieron un sinfín de misioneros franciscanos, adoctrinando y administrando a los que ya estaban convertidos a la fe de Cristo Señor Nuestro, y convirtiendo poco a poco al resto de ellos. Entre los atropellos de los chichimecas está la muerte, en Charcas, de fray Juan del Río, ocasionada cuando éste salió a confesar a algunos españoles que habían sido heridos. Otro, también en Charcas, fue el de fray Pedro Beltrán, a quien los chichimecas
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sólo aprehendieron llevándoselo con ellos, aunque luego lo regresaron al mencionado convento de Charcas. En lo referente al Nuevo Reino de León, cerca de Monterrey, los chichimecas mataron a fray Martín de Altamira, cuando éste visitaba el convento de Santa Lucía fundado con indios denominados borrados, nación indígena muy belicosa. Mas fue en el periodo del Virrey de Guadalcázar, cuando fueron enviados, para pacificar la región, varios frailes, entre ellos fray Lorenzo Cantú. Luego, tocó al Virrey Luis de Velasco, el segundo, en 1591, enviar desde Tlaxcala a 400 familias a pacificar la región; estas 400 familias unidas a los chichimecas, debían congregarse en pueblos para facilitar el adoctrinamiento de los infieles. El 10 de julio de 1591 salieron de Tlaxcala las 400 familias con sus caudillos, en 4 partidas sorteadas en barrios de aquella república. La primera fue del barrio llamado de Quiahuiztlán, en 20 carros de Rodrigo Muñoz, siendo sus jefes Lucas Tellez y Diego Ramírez; la segunda salió del barrio de Tizatlán, en carros y cuadrillas de Pedro Gentil, con sus capitanes Buenaventura Paz y Joaquín de Velasco; la tercera provino del barrio de Ocoteluco, en carros de Juan Berna, con sus capitanes Lucas de Monteverde y Miguel de las Casas; la cuarta partió del barrio de Tepetiepac, en 28 carros de Rodrigo García, con sus capitanes Francisco Vázquez y Joaquín de Paredes. La distribución de todos estos tlaxcaltecas la hicieron los franciscanos Jerónimo de Zárate e Ignacio de Cárdenas, quienes fueron situados en Colotlán, Mezquitic, Chalchihuites, Venado y Saltillo, y Fray Martín de Urrizar, radicado en uno de los conventos que había en 1688.
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ATAQUES de los CHICHIMECAS hicieron NECESARIO el
los constantes
establecimiento de
PRESIDIOS, o CASAS FUERTES...
los llamados
Entre los conventos que consignamos y nos competen, está el de Santa María de las Charcas, que tenía 5 religiosos, el legado de memorias de misas 2, que sumaban cada año 20 pesos, estando sus fincas en Casa Real de Minas, su erección sucedió en 1574, mas luego que los indios desolaron el pueblo, simultáneamente desolaron el convento, el cual se refundó en 1582. Por su parte, Venado tenía 4 religiosos, no tenían ningún legado de misas, siendo su fundación en 1593, cuando solamente era un pueblo de indios. En Monterrey, cabecera del Nuevo Reino de León, existía el convento denominado San Andrés de Monterrey, que solo tenía 2 religiosos y no poseía ningún legado de mismas; su erección se debió a una cédula de su Majestad, que llevó el gobernador don Martín de Zavala hacia 1625 o 1626. Monterrey era, sobre todo, un poblado de españoles, a cuyo convento asistía Martín de Zavala, a pesar de sólo tener doctrina de indios. El convento de San Gregorio de Cerralvo contaba con 2 religiosos, y no detentaba legado de misas; su erección data de 1630, fue pueblo de indios, aunque no tenía doctrina. La doctrina de San José de Cadereyta constaba con 2 religiosos y no tuvo legado
de misas, su erección sucedió en 1647; fue también un pueblo de españoles, con su presidio de 8 soldados, y su cabo; además tenía doctrina de indios. Por lo que toca a la misión de Santa María de los Ángeles de Río Blanco, hoy Aramberri, solo operaba con un religioso y no tenía legado alguno de misas; su erección se llevó a cabo en el año de 1657. En su tiempo fue conocido como pueblo de indios. Otra misión fue la de San Antonio de los Llanos, hoy Hidalgo, Tamaulipas, muy ligada a la de Río Blanco, la cual no tuvo ningún legado de misas. Su erección sucedió en el año de 1667 y tenía agregados algunos indios en forma de pueblo. Existieron, asimismo, la misión de Santa Teresa del Alamillo, erigida en 1664, muy cercana a Gualeguas, que sólo tenía un religioso y no poseía legado de misas; la misión de San Bernardino, cuya erección es de
1677, muy ligada a la de San Antonio de los Llanos, que sólo tenía un religioso y ningún legado de misas; la misión de San Pablo de Labradores, hoy Galeana, fundada en 1677, la cual tenía sólo un religioso y ningún legado de misas; la misión de San Cristóbal de Hualahuises, con sólo algunos indios en forma de pueblo, instaurada en 1677, y la misión de San Nicolás de Gualeguas, establecida en 1677, la que solo tenía un religioso sin legado de misas. Bibliografía
Morán de la Rosa, Carlos. (enero-diciembre de 2011) “Proceso fundacional de los asentamientos de Matehuala bajo las jurisdicciones del Nuevo Reino de León y Nueva Galicia”. Humanitas, IV(38), 121-138. Peña, Francisco. (1979) Estudio Histórico sobre San Luis Potosí. San Luis Potosí: Academia de Historia Potosina.
Hidalgo 2095 Pte., Col. Obispado, Monterrey, Nuevo León, C.P. 64060 Teléfono conmutador: 83 33 08 00 con seis líneas, FAX: 83 33 29 01 Email: grupoorven@prodigy.net.mx
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fundación de la
ESCUELA
M unicipal de M úsica
ALFONSO AYALA DUARTE
E
STE ESCRITO es parte de un tra-
bajo mayor hecho para conmemorar el 80 aniversario de la Facultad de Música de la UANL. Una gran parte de los documentos consultados para su preparación son resguardados en el Centro de Documentación y Archivo Histórico de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Los errores y omisiones que pueda contener son responsabilidad exclusiva del autor.
(1916-1930), institución particular regiomontana dedicada a la promoción de la obra de los grandes maestros. La Academia de Música Beethoven ocupa un relevante sitio en la historia artística nuevoleonesa, porque en 1922 fundó la Orquesta Sinfónica Beethoven, primer ensamble de su tipo en el norte del país, y proveyó a la ciudad y su región de excelentes ejecutantes y profesores de música. Durante los años veinte, numerosos egresados de la institución, en su mayoría mujeres, fundaron estudios particulares de piano, orientados a la enseñanza y ejecución del repertorio clásico.4 La institución educativa musical de mayor presencia en los años treinta fue el Conservatorio Regional de Música. Fundado con el patrocinio del Club Sembradores de Amistad, el instituto fue encabezado por maestros de amplia experiencia concertista en México y el extranjero: José Vargas de Núñez, piano; Ignacio L. Tello, violín; Joaquín Girón Ruelas, piano; y José Andrade M., violonchelo.
Antecedentes de la educación musical en monterrey
En Nuevo León la educación musical tiene sus antecedentes en la iglesia, la milicia y las autoridades municipales y estatales.1 También son importantes algunos músicos extranjeros y locales que a fines del siglo XIX y principios del XX se desempeñaron como maestros. Dos importantes músicos, maestros en el Monterrey de fines del siglo XIX y principios del XX, fueron Jacinto Villanueva Francesconi y Joaquín Palomares, ambos españoles radicados en Monterrey durante un tiempo.2 Una escuela de música municipal pionera fue la dirigida por Nicolás Mauro Rendón (18461909), quien fue pintor, músico y fotógrafo. En 1886 el maestro inauguró una Escuela Municipal de Música, que en 1889 graduó a sus primeros alumnos: Alfredo Garza Castillón, flauta; Ignacio Rendón (su hijo), piano; José Santillana y Pedro A. Rocha, violín. Otros distinguidos discípulos suyos fueron Antonio Ortiz y Gustavo Quiroga.3 Los instrumentistas Daniel Zambrano, piano, y Antonio Ortiz, violín, fueron dos sobresalientes músicos locales. Junto al padre Francisco Estrada, fundaron la Academia de Música Beethoven
La escuela municipal de música En la década de los treinta la ciudad experimentó un acelerado crecimiento urbano y en la deman-
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profesores”. El principal objetivo de la propuesta fue “cooperar a la labor cultural del pueblo [...] contrarrestar con escuelas la infinidad de centros de vicio que se tiene en cada esquina”; en suma, despertar “el espíritu del pueblo con cosas bellas”.6 El periodo 1939-1940 del Ayuntamiento de Monterrey se distingue por sus iniciativas en materia cultural.7 Los méritos, desde luego, no sólo fueron del profesor Flores Varela. Éste contó con el apoyo de su secretario de gobierno, Genaro Salinas Quiroga, y de los demás miembros del Cabildo.8 La relevancia de las acciones del Ayuntamiento en materia musical destaca en dos acontecimientos: las fundaciones de la Orquesta Sinfónica de Monterrey y la Escuela Municipal de Música. La primera, como una continuación de la Orquesta Sinfónica Beethoven, ensamble de la prestigiosa academia del mismo nombre; la segunda, vinculada directa y consecutivamente con la Escuela Municipal de Música de Nicolás Mauro Rendón (1886-1891) y la Academia de Música Beethoven (1916-1930). La formación académica del presidente municipal, Manuel Flores Varela, fue como profesor de música. Él estudió en la Academia de Música Beethoven, donde se distinguió como alumno y ayudante del maestro Antonio Ortiz, quien le brindó la posibilidad de relacionarse con los más distinguidos protagonistas de los escenarios locales artísticos y políticos. Su tesón y carácter servicial, aunados a la asociación con importantes actores políticos en Nuevo León, llevarían a Flores Varela a desempeñar numerosos puestos públicos, hasta ocupar en 1939 la presidencia municipal de Monterrey, desde donde proyectó la creación de la Escuela Municipal de Música.9 La fundación de la Escuela Municipal de Música obedeció a circunstancias oportunas, tanto en lo que se refiere a la presencia de políticos simpatizantes con la idea, como de músicos capaces
da de servicios educativos profesionales. Fueron tiempos en que se fraguaron los cimientos de la, en ese entonces, Universidad de Nuevo León (UNL) y se fundaron nuevas escuelas técnicas y profesionales que pasarían a formar parte de la misma. Monterrey contaba con numerosas escuelas, academias de música y hasta un conservatorio de música, pero ninguno de aquellos planteles gozaba del aval de la universidad o las autoridades educativas gubernamentales de manera que pudiera ofrecer títulos con valor profesional. Sin precisar fuentes, el 29 de marzo de 1934 una nota periodística de El Porvenir informó que algunos “elementos profesionales” de la ciudad se habían organizado para fundar una escuela de música. El propósito era crear una institución de carácter particular con el reconocimiento de las autoridades educativas. La escuela proyectada ofrecería estudios de música vocal e instrumental; el plan curricular sería semejante al del Conservatorio Nacional.5 El proyecto no prosperó. La prensa no volvió a tocar el tema en años. Hubo que esperar hasta enero de 1939 para retomar la idea, cuando el alcalde de Monterrey, profesor Manuel Flores Varela, propuso al Ayuntamiento la creación de una Escuela Municipal de Música. El presidente municipal contó con el apoyo de “seis competentes
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Inauguración
con afanes pedagógicos. Entre estos últimos, la maestra de canto Alicia González jugó un papel protagónico. Alicia González nació en Monterrey en 1912 en el seno de una familia procedente de Marín, Nuevo León.10 Muy joven, inició sus estudios musicales en la Academia de Música Beethoven, pero a los 17 años se mudó a la capital del país con el propósito de inscribirse en el Conservatorio Nacional de Música. A su regreso a Monterrey, entusiasmada con la posibilidad de crear en su ciudad una escuela de música a la altura del Conservatorio Nacional, en 1938 acudió con el gobernador Anacleto Guerrero para animarle a consolidar la idea. Entonces no tuvo éxito, pero un año después sus deseos se concretaron en manos del presidente municipal Manuel Flores.11 Las primeras gestiones oficiales para crear la Escuela Municipal fueron hechas la noche del 16 de enero de 1939, en el Salón de Cabildos del H. Ayuntamiento, bajo la presidencia del profesor Manuel Flores.12
La inauguración de la escuela, que sería llamada Escuela Popular de Música, fue programada para abril del mismo año. Después de algunos contratiempos, la apertura del nuevo instituto educativo tuvo lugar la noche del 15 de mayo siguiente en uno de los salones de la Escuela Secundaria Número Uno, localizada en la esquina de las calles Juárez y M. M. del Llano, sitio en que se planeó instalarle. El acontecimiento fue solemnizado por la maestra Alicia González, canto, y el trío formado por Isaac Flores, piano; Inés Cerda, violín; y Narciso Aguilar, violoncelo. Los discursos estuvieron a cargo de Narciso Aguilar y Oziel Hinojosa; el primero dictó una conferencia de carácter histórico acerca de la importancia de la música en la vida de la humanidad, mientras que el segundo felicitó al presidente municipal por haber llevado a feliz término la fundación de la Escuela de Música, y a los maestros y alumnos de la misma por decidirse a participar en el proyecto.
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general de gobierno, Lic. Arturo B. de la Garza; y rector de la Universidad, Dr. Enrique C. Livas.
Al final de la velada el profesor Manuel Flores declaró ante un centenar y medio de asistentes: “En la ciudad de Monterrey, estado de Nuevo León, a los 15 días del mes de mayo de 1939, siendo las 12:15 horas, declaro inaugurada la Escuela Municipal de Música”.13
La escuela de música y la escena musical en monterrey
A partir de la adscripción de la escuela de música a la universidad, la actividad musical en la institución, la ciudad y su región experimentó un importante desarrollo. Desde entonces, maestros y alumnos no sólo solemnizaron musicalmente los actos oficiales de la UNL, del gobierno estatal y de algunas importantes asociaciones particulares; también participaron activa y crecientemente en los programas universitarios de promoción y divulgación de la música de concierto. En los conciertos posteriores a la adscripción de la escuela a la universidad, la maestra Alicia González y sus alumnos ocuparon espacios de primer plano. En los siguientes años la EMUNL continuó implementando su actividad concertista como una parte importante de los quehaceres estudiantiles y docentes. Con su adscripción a la plantilla de colaboradores del Departamento de Acción Social Universitario, la institución se distinguió como una sobresaliente promotora de la música clásica.
Adscripción a la universidad de nuevo león
Después de que el alcalde Manuel Flores terminara su periodo, tanto la Orquesta Sinfónica de Monterrey como la Escuela Municipal de Música entraron en un progresivo deterioro. En el periodo la escuela debió su permanencia a la perseverancia de los maestros, quienes trabajaron durante más de un año sin recibir sueldo. Dos tipos de interés se concentraron en la incorporación de la escuela de música a la Universidad de Nuevo León. Por un lado, de los maestros de la escuela, quienes veían amenazada la pervivencia de su fuente de trabajo.14 Por otro, en el Consejo Universitario se empezó a discutir la incorporación de la escuela y la orquesta sinfónica a la universidad, como una oportunidad para iniciar en la máxima casa de estudios un área académica dedicada a las bellas artes. En 1942, incluso, el tema fue abordado por el gobernador Bonifacio Salinas Leal, quien en su informe administrativo correspondiente al año de 1942 anunció que la escuela de música sería adscrita a la universidad. Las acciones de todos los interesados en la continuidad de la institución educativa y su incorporación a la Universidad de Nuevo León tuvieron resultados positivos al final de 1943. El 3 de noviembre de ese año, la escuela de música, representada por su director Isaac Flores Varela, tuvo un sitio en la reunión del Consejo Universitario: La Escuela de Música quedó adscrita a la Universidad de Nuevo León, siendo gobernador del Estado, Gral. Bonifacio Salinas Leal; secretario
El departamento de acción social universitaria
En la Ley Orgánica de la Universidad del 29 de septiembre de 1943, no sólo se hizo oficial la membrecía de la Escuela de Música en el directorio de la Universidad de Nuevo León; también se formalizó la creación del Departamento de Acción Social Universitaria (DASU), bajo el liderazgo del licenciado Raúl Rangel Frías.15 El DASU incluyó dos áreas: extensión universitaria y difusión editorial. Desde su inauguración, el DASU desarrolló una intensa labor de difusión cultural en la ciudad, Nuevo León y los estados vecinos de Coahuila y
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A partir de la adscripción de la ESCUELA DE MÚSICA a la universidad, la actividad musical en la institución, la ciudad y su región EXPERIMENTÓ un importante DESARROLLO...
pues los grandes maestros estuvieron al alcance de todos, desde la Universidad de Nuevo León. Desde la fundación del DASU, la difusión musical en Monterrey y el noreste de México realizada por la institución contó con la íntima colaboración de la Escuela de Música. Con la Sección de Cultura Musical se emprendieron proyectos y cursos de música de concierto, así como ciclos de audiciones con estudiantes y profesores de la Escuela de Música e invitados especiales de México y el extranjero.16 El DASU funcionó hasta febrero de 1958. Posteriormente surgirían el Departamento de Extensión Universitaria y la Secretaría de Extensión y Cultura Universitaria. En las diferentes épocas de la promoción cultural, representadas por el DASU, el DEU y la SECUANL, la Escuela de Música ha desempeñado un papel protagónico, primero como Escuela de Música y posteriormente como Facultad de Música, a partir de octubre de 1981, fecha en que el Consejo Universitario le autorizó el ejercicio de facultad universitaria.17
Tamaulipas. Para ofrecer un mayor cauce a los programas de difusión universitaria, en marzo de 1944 la oficina creó la Sección de Radio, con el propósito de establecer y activar vínculos con las empresas radiodifusoras regiomontanas. Un mes después de que fuera fundada la Sección de Radio, el DASU creó la Sección de Cultura Musical, oficina orientada a la divulgación de la música clásica. La sección fue dirigida por Josemaría Luján, quien, como primera actividad, organizó una serie de conciertos y pláticas matinales, con la participación de distinguidos elementos artísticos de Monterrey, incluidos algunos maestros de la Escuela de Música. La Sección de Música, así mismo, se encargó de la parte musical en las transmisiones radiofónicas de La Hora Universitaria, programa iniciado en la época. A partir de entonces, la música de concierto, su historia y sus grandes intérpretes y compositores, llegaron hasta los receptores domésticos, modificando las rutinas de la vida cotidiana y transformando la sensibilidad musical en la ciudad. La difusión de la música adquirió un sentido social,
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Notas
Véase, por ejemplo, Equipo de Historia del Seminario del Bicentenario 1792-1992, La aventura de 200 años. Apuntes para la historia del Seminario de Monterrey, Saltillo, 1992; Arnoldo Nerio, “La música en la Catedral de Monterrey”, La Catedral Metropolitana de Monterrey. Historia, Arte, Arquitectura, UDEM, Monterrey, 2012, pp. 197-230; Alfonso Ayala Duarte, “Bandas militares en Nuevo León”, Músicos y música popular en Monterrey (1900-1940), UANL, Monterrey, 1998, pp. 13-35. 2 Erasmo Enrique Torres López, Descubriendo a Francesconi, artista del siglo XIX, El Quinqué Editores, Monterrey, 2016; Lucio M. Dávila, “Músicos extranjeros distinguidos. El maestro Joaquín Palomares”, El Porvenir, Monterrey, 26 de agosto de 1929, pp. 3, 5. 3 Genaro Salinas Quiroga, Historia de la Cultura Nuevoleonesa, UANL, Monterrey, 1981, p. 130. 4 Alfonso Ayala Duarte, La Academia de Música Beethoven (1916-1930), Gobierno del Estado de Nuevo León, Monterrey, 1994. 5 “Se fundará en Monterrey una escuela de música”, El Porvenir, Monterrey, 29 de marzo de 1934, p. 4. 6 “Celebró anoche sesión el nuevo Ayuntamiento”, El Porvenir, 17 de enero de 1939, p. 2. 7 Genaro Salinas Quiroga, Una etapa cultural de Monterrey 1939-1940, Cuadernos del Archivo, Núm. 33, AGENL, Monterrey, 1989, pp. 26-35. 8 Ibíd., p. 12. 9 Archivo Histórico de Monterrey, Actas del Ayuntamiento, Acta 05 / 1971, mayo 20. 10 “Alicia González de Fernández. Una vida entregada al canto y a la música”, Mosaico universitario. Las mejores entrevistas de Vida Universitaria a creadores y hacedores de la UANL, UANL, Monterrey, 2008, pp. 130-135. 11 Ibídem. 12 Archivo Histórico de Monterrey. Actas del Ayuntamiento. Acta 03/1939, 16 de enero, pp. 6 y 10. 13 “Anoche inauguró el alcalde la escuela de música”, El Porvenir, Monterrey, 16 de mayo de 1939, pp. 4, 7. 14 Profesora Elvira López, “Las más puras y tiernas melodías”, XXV Aniversario de la Escuela de Música de la UNL, UNL, Monterrey, 1964, p. 52. 15 Armas y Letras, Boletín mensual de la Universidad de Nuevo León, año 1, número 1, enero de 1944, p. 4. 16 Alfonso Reyes Aurrecoechea, “Raúl Rangel Frías”, Armas y Letras, Boletín mensual de la Universidad de Nuevo León, año 12, número 5, mayo de 1955, página 2. 17 CDAHUANL, Actas del Consejo Universitario, Acta 2 / 1981-1982, 22 de octubre de 1981. 1
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FrIda Kahlo (1938)
1
André Breton Traducción de
Miguel Covarrubias 34
D
ONDE
se abre el corazón del mundo, aliviado de la opresiva sensación de cómo la naturaleza, en todas partes la misma, carece de impetuosidad y donde a pesar de cualquier consideración de raza, el ser humano, hecho en serie, está condenado a sólo realizar lo que le permiten las férreas leyes económicas de las sociedades modernas; donde la creación ha sido pródiga en accidentes a ras de suelo, en esencias vegetales, se ha superado en categoría de estaciones y en arquitectura de nubes; donde durante un siglo no ha dejado de crepitar la palabra INDEPENDENCIA bajo un enorme fuelle que como ninguno lanza estrellas a distancia… Y es aquí donde me llevó mucho tiempo experimentar la concepción que tenía del arte como debería ser en nuestro tiempo: sacrificando deliberadamente el modelo externo al modelo interno, dándole paso franco a la representación sobre la percepción. ¿Tenía fuerza suficiente esta concepción para resistir el clima mental de México? Allí todos los ojos de los niños de Europa, entre los cuales estaba yo, me precedieron con mil fuegos hechizantes. Veía, con la misma mirada que paseo por los sitios imaginarios, desplegarse a la velocidad de un caballo a galope la prodigiosa sierra que irrumpe al borde de los dorados palmerales, incendiar las haciendas feudales con el perfume de cabelleras y el jazmín de China de una noche del sur, perfilarse más alto, más imperiosa que en cualquier
otro lugar, bajo sus pesados ornamentos de fieltro, metal y cuero, la ceñida silueta del aventurero, que es el hermano del poeta. Y sin embargo estos fragmentos de imágenes, arrancados del tesoro de la infancia, cualquiera que sea su poder mágico, no dejaron de alertarme sobre ciertas fallas. No había oído las canciones inalterables de los músicos zapotecas, mis ojos permanecían cerrados a la nobleza extrema, a la angustia extrema de los indios que vienen a descansar bajo el sol en los mercados, nunca imaginé que podría ampliarse el universo frutal con una maravilla como la pitahaya, cuya pulpa tiene el color y el enrollamiento de los pétalos de rosa, la pitahaya de carne gris con gusto a beso de amor y deseo, no había tenido en mi mano un terrón de esta sustancia roja de donde salen, maravillosamente coloreadas, las estatuillas
Diego en mis pensamientos, 1943.
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de Colima que tienen de la mujer y la cigarra, no lo había advertido antes, algo similar a estas últimas por la actitud y también por el vestido como de una princesa de leyenda, con encantos hasta en la punta de los dedos, en el rayo de luz del pájaro quetzal que al volar deja ópalos sobre el costado de las piedras, Frida Kahlo de Rivera. Ella estaba allí, el 20 de abril de 1938, recluida en uno de los dos cubos -nunca supe si era el azul o el rosa- de su casa transparente cuyo jardín atiborrado de ídolos y cactus de pelambre blanca como tantos bustos de Heráclito, se encierra tras un ribete de “cirios” verdes en el intervalo por el que se deslizan desde la mañana hasta la noche las miradas furtivas de los curiosos venidos de toda América y se insinúan las cámaras fotográficas que esperan sorprender el pensamiento revolucionario como a un águila, descalzándose, en su nido. Eso se debe a que Diego Rivera debe recorrer diariamente una habitación y otras también, el jardín mientras se demora en acariciar a sus monos-araña, la terraza donde se sube a una escalera sin barandillas hacia el vacío, su hermoso andar y su estatura física y moral de gran luchador encarna, a los ojos de todo un continente, la lucha realizada brillantemente contra los poderes del servilismo, a las mías, así que podrá ser la más válida del mundo, y sin embargo no conozco nada que sea digno de la calidad humana de su acatamiento a las ideas y modales de su mujer, así como del prestigio con que lo rodea la mágica personalidad de Frida. En la pared del estudio de Trotsky admiré durante largo tiempo un autorretrato de Frida Kahlo. Con doradas alas de mariposas, es realmente bajo este aspecto que ella entreabre la cortina mental. Nos es permitido asistir, como en los días más felices del romanticismo alemán, a la entrada de una joven mujer provista de todos los dones de la seducción que usualmente evoluciona entre los hombres de genio. De su espíritu se puede
Frida Kahlo.
esperar, en este caso, que sea un lugar geométrico: en él se dan -para encontrar su resolución vital- una serie de conflictos como los que afectaron en su tiempo a Bettina Brentano o a Caroline Schlegel. Frida Kahlo se coloca valiosamente en el punto de intersección de la línea política (filosófica) y de la línea artística, a partir de la cual esperamos se unifiquen en una misma conciencia revolucionaria sin que sean llevadas a confundirse por los móviles de diferente esencia que las recorren. Como esta resolución se circunscribe al tema plástico, la contribución de Frida Kahlo al arte de nuestro tiempo está llamada a tener, entre las tendencias pictóricas diversas que ahora surgen, un valor diferenciador muy particular. No me sorprendió ni alegró descubrir, cuando llegué a México, que su trabajo, concebido en total ignorancia de las razones por las que mis amigos y yo hemos podido expresarnos, floreció con sus últimas telas en pleno surrealismo. En el estado actual del desarrollo de la pintura mexicana que es, desde principios del siglo XIX, el más alejado de cualquier influencia extranjera, el más profundamente
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enamorado de sus propios recursos, encontré al final de la tierra esta misma pregunta que brota espontáneamente: ¿a qué leyes irracionales obedecemos, qué signos subjetivos nos permiten dirigirnos en cualquier momento, qué símbolos, qué mitos están en el poder de esta amalgama de objetos, en una red de eventos de este tipo, qué sentido darle a este dispositivo del ojo que hace posible pasar del poder visual al poder visionario? El cuadro que Frida Kahlo estaba a punto de terminar -“Lo que el agua me dio”- ilustra sin quererlo la frase que una vez recogí de boca de Nadja: “En la habitación sin hielo pienso en el baño”. Ni siquiera extraña este arte la gota de crueldad y de humor capaz de atar los raros poderes afectivos que entran en la composición para lograr el filtro del cual México tiene el secreto. Aquí el vértigo de la pubertad y los misterios de la generación alimentan la inspiración que los mantiene, como en otras latitudes, en lugares reservados del espíritu -pero en sentido contrario- alardea con una mezcla de candor e impertinencia.
Lo que el agua me dio, 1939.
Me sentí obligado a decir en México que no era, en el tiempo y en el espacio, la pintura que me parecía mejor situada. Agrego que nada es más femenino en cuanto que -para volverse la más incitante- está dispuesta a ser alternadamente la más pura y la más perniciosa. El arte de Frida Kahlo es una cinta alrededor de una bomba.
Notas
Tomado de: André Breton, Le surréalisme et la peinture, nouvelle édition revue et corrigée 1928-1965, (Folio/Essais 399) Gallimard, Paris, 2002, pp. 186-190.
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Índice de ilustración
Pág. 34 Nickolas Muray (1939) Frida en la banca blanca. Pág. 35 Frida Kahlo (1943) Diego en mis pensamientos. Pág. 36 Guillermo Kahlo (1932) Frida Kahlo /Fotografía tomada de la página https://es.wikipedia. org/wiki/Frida_Kahlo Pág. 37 Frida Kahlo (1939) Lo que el agua me dio.
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RODOLFO
RÍOS:
MAESTRO
DEL COLOR
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ELVIRA LOZANO DE TODD
Maestro de obras, 1964.
E
N TIEMPOS
de oscuridad y desmemoria, como los de hoy, el pintor y escultor Rodolfo Ríos parece un hombre de otra época: jamás ha usado el alarde ni el escándalo para llamar la atención ni se ha dejado seducir por modas pasajeras. Al contrario, bajo una actitud serena y mesurada y un continuo trabajo, a sus 90 años, es un hombre de ética, valores, con una profunda convicción y entrega al arte. En su obra, se combina un caudal de experiencia, sabiduría y creatividad regresando una y otra vez a sus temas preferidos como el paisaje, retratos y autorretratos, entre otros, con luces y sombras, pero sobre todo, con un magistral manejo del color.
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Prueba de su producción en diferentes épocas es la presente exposición retrospectiva titulada “Rodolfo Ríos. Maestro del color. Exposición Homenaje” en la que la Pinacoteca de Nuevo León le ofrece un merecido reconocimiento a un hombre para el que la pintura y la escultura han sido su vida. En la muestra, podemos observar el dinamismo en el uso de los colores y las formas en la variedad de etapas, donde se aprecian transformaciones estilísticas que van de la figura a la abstracción, por citar algunos de sus procesos de trabajo. Rodolfo Ríos es uno de los alumnos fundadores del Taller de Artes Plásticas de la Universidad de Nuevo León, antecedente de la hoy Facultad de Artes Visuales de la UANL, y una de sus primeras sedes fue este edificio del Colegio Civil Centro Cultural Universitario, donde nació la Universidad Autónoma de Nuevo León y que alberga a la Pinacoteca del Estado. Honrar, honra, y cuando una comunidad honra a uno de sus artistas, reconoce el valor que tiene en una sociedad la memoria histórica y cultural de nuestros creadores, y el papel del arte en el desarrollo integral de ésta. Para la Pinacoteca del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, es un gran honor abrir nuestros espacios a una bellísima selección de obras de la vasta producción de Rodolfo Ríos. Por su entrega y compromiso con la vida y el arte y por su gran lección de vida y congruencia: Muchas gracias, Maestro Rodolfo Ríos.
Hombre con máquina, 1989.
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Paisaje abstracto, 1995.
Notas
Este texto formó parte del homenaje en vida que la Pinacoteca de Nuevo León rindió a Rodolfo Ríos, con motivo de sus 90 años de vida. Tomado de: Rodolfo Ríos (2011) Rodolfo Ríos | Maestro del Color. Exposición - Homenaje. Monterrey, Nuevo León: Pinacoteca de Nuevo León.
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Fuente del arte que ilustra esta revista:
Rodolfo Ríos. (s/f) Paisaje y figura, antología. Monterrey, N.L.: Universidad Autónoma de Nuevo León, Biblioteca Universitaria Raúl Rangel Frías. Rodolfo Ríos. (2011) Rodolfo Ríos, maestro del color: exposición-homenaje. Monterrey, N.L.: Universidad Autónoma de Nuevo León. Rodolfo Ríos. (2004) Rodolfo Ríos: catálogo. Nuevo León, México: Museo Metropolitano de Monterrey.
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Noticias de Suomi
Nazario SepĂşlveda 42
E
L PAÍS, por el lado de acá,
es desconocido; sólo los estudiantes de intercambio han oído acerca de él y algunos acceden a ir a estudiar allá porque en la educación es totalmente primer mundista además de su buena economía e ingreso per cápita. El nombre de Suomi sólo es utilizado por los que ahí viven, pues el mundo occidental, y también el oriental, creo, lo conocen con un nombre latino. Esto se debe a que se hallan en una latitud muy boreal y, si bien en la Europa del norte hubo un sitio, mítico o real, llamado Ultima Thule, durante la Edad Media el lugar ocupado por
Actores Heikki Nousiainen (Olavi) y Pirjo Lonka (Olavi).
breve de tiempo, el drama principal de sus vidas. Al enfrentarlo, evitando por fortuna el melodrama, los personajes comprendían cómo el arte, en este caso la pintura, podía influir tanto en sus vidas gracias al muy realista y bello retrato atribuido a un pintor ruso del siglo XIX, que reunió en forma profunda y seria a los tres personajes, que pudieran haber sido los modelos de algún cuadro del pintor ruso Repin. Por ello, el film de arte tiene como leitmotiv al arte de la pintura en forma sutil e inteligente. En El artista anónimo, el film de Härö, encontramos el cine realista que se ocupa de los personajes cotidianos, aparentemente anodinos, pero a los que les ocurre la aventura de vivir, de conocerse a sí mismos. El viejo comerciante de arte llamado Olavi, vive en su galería modesta y ordenada, en donde vende obras de finlandeses, rusos, suecos y de otros países. Recibe la visita de su nieto adolescente que vive con su madre divorciada, los tres son individualistas y solitarios. El joven, muy bien actuado por un chavo llamado Anos Brotherus, es rebelde, listo y logrará que el abuelo lo acepte,
esta región llena de lagos y bosques es Finlandia: el quinto de los países septentrionales, llamados también escandinavos, es el único que no tiene un idioma como el de los otros cuatro, que derivan de la lengua germánica. Con un lenguaje de origen no europeo llamado finlandés, este país del fin del mundo ha destacado en la literatura, la música y el cine. Con su industria fílmica, apenas conocida por acá, está realizando un cine importante y valioso que en Monterrey se exhibe con cuentagotas. Por ello fui a uno de los contados cines con pocas funciones para conocer, antes de que la quitaran a los pocos días, un film de un cineasta finlandés llamado Klaus Härö con una obra suya titulada El artista anónimo (Tuntematon mestari), cuya visión me dejó muy complacido. La película me reveló cómo viven, actúan, sueñan y aman los que habitan en la capital de este país llamado Helsinki. Gracias al director Härö y a la guionista NN Heinämaa, conocí una historia realista, aparentemente simple, acerca de las vidas de un anciano, un adolescente y una mujer madura de la clase media que descubrían, en un lapso
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Klaus Härö director de la cinta y Amos Brotherus (Otto).
Heikki Nousiainen (Olavi).
del retrato del siglo XIX se vuelve esencial en la resolución del caso, pues de él no se sabe si era un campesino, un monje, un hombre del pueblo o acaso fuera un ícono de Jesucristo. Esto último podría ser la causa de que el pintor no lo hubiera firmado, comprobándose así que Olavi tenía la razón al atribuirle la obra al ruso Ilya Repin. La película, no obstante, evita el tema religioso. El artista anónimo, técnicamente hablando, no utiliza efectos especiales y espectaculares. El director Härö empleó mucho las tomas en primer plano, sobre todo para retratar a los actores del film y para escudriñar los detalles del cuadro de Repin. Esta magnífica obra fílmica, claro, la vi en una sala vacía mientras las muchas salas vecinas estaban ocupadas en difundir el churrerío espectacular de Hollywood, con sus películas que son fácilmente olvidadas e inútiles tras haberlas visto. Era de esperarse, los otorgadores de estrellitas no le dieron ninguna a este film de arte sobre el arte, pues el film de Härö es tan sereno como la ciudad de Helsinki, que es donde ocurre todo el relato sobre el caso del ícono misterioso. Mientras
pero lo más importante, que lo eduque y le haga ver que desea que maneje el negocio, que no es de mucha clientela. Aparece el episodio de la venta, que ocurre en una subasta de cuadros de valores diversos en la que el viejo Olavi descubre un cuadro relegado, una obra anónima, hecha tal vez por un ruso, que decide adquirir a un precio alto, pues de ser de quien él sospecha, la obra valdría muchísimo más de los 10,000 euros por los que la gana. Entonces el cuadro empieza a cambiar las vidas y destinos de los tres. El cuadro es sencillo y austero: la imagen de un hombre treintón, de pelo largo y barba que mira al frente en forma muy intensa. El joven nieto aprende sobre el arte como negocio y como expresión de belleza; el abuelo, para pagar la anónima pintura, utiliza los ahorros destinados a la educación universitaria del muchacho; la hija, interviene reprochándole a su padre su frialdad y su egoísmo. La búsqueda del autor del cuadro casi es una historia detectivesca, llevada a cabo por el joven en una tranquila ciudad nórdica cuyos habitantes viven el otoño boreal. Hasta el hombre
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escribo estas líneas, la película finlandesa ha disminuido en las dos o tres salas que la proyectaban; la cultura cinematográfica de la ciudad está por los suelos gracias a las muchas e inútiles salas del área metropolitana que no paran nunca en la presencia absolutista del cine de Hollywood. Así, continúo viendo el cine que vale la pena. El haber conocido El artista anónimo me ha traído la buena noticia de que en Suomi, o mejor dicho Finlandia, siguen ocurriendo hechos muy positivos para el arte fílmico y que aparte de Aki Kaurismaki, el único director finlandés conocido en Monterrey, también hay otros como Klaus Härö que le da a los cinéfilos del mundo la oportunidad de conocer a la tierra del fin del mundo, en donde sus habitantes, por fortuna, están tan vivos y creativos como los de los otros países escandinavos. Por último quiero referirme al hecho de que El artista anónimo revela que la cultura artística de Härö es amplia y variada, pues al emplear aquí la música de fondo no recurrió a las obras de Jan Sibelius, evitándose de este modo que el nacionalismo del cineasta cayera en los lugares comunes. Así están las cosas en Suomi, alias Finlandia. Las noticias son buenas pero muy pocos se enteran de ellas.
Klaus Härö, director del “El artista anónimo”.
Índice de ilustración
Pág. 41-44 Sanna Vickman, Yle News (Enero 2019) Fotografía tomada de la página https://yle.fi/uutiset/3-10578790 Pág. 44 IMDb (2018) Fotografía tomada de https:// www.imdb.com/name/nm0405605
Amos Brotherus (Otto) y Heikki Nousiainen (Olavi).
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Javier
Garciadiego Adolfo C astañón
E
N el marco de la edición XL de la Feria Internacional del Libro en el
Palacio de Minería, de Ciudad de México, en donde Nuevo León fue el estado invitado, el INBA, el Conarte de Nuevo León y la Universidad Autónoma de Nuevo León realizaron un homenaje nacional al escritor y humanista Alfonso Rangel Guerra por sus noventa años de vida. Como parte de la celebración, se llevó a cabo, el día 3 de marzo de 2019 en la sala “Manuel M. Ponce” del Palacio de Bellas Artes, la presentación del primer volumen de las Obras de Alfonso Rangel Guerra. A continuación se recogen aquí dos de los ensayos leídos en esa ocasión (a cargo de Javier Garciadiego y Adolfo Castañón). Con este gesto, Vuelo se une a los homenajes del gran humanista regiomontano.
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homenaje a
A LFONSO R ANGEL G UERRA JAVIER GARCIADIEGO
A
LFONSO
Rangel Guerra cumple noventa años y la Universidad Autónoma de Nuevo León le rinde homenaje y le agradece su provechosa vida, la mayor parte de ella dedicada a esta institución, su Alma Mater y su Leitmotiv. En efecto, ingresó al bachillerato en 1944, comenzando entonces su contacto con la literatura y la historia; para decirlo en forma sintética, comenzó su afición por la lectura, misma que hoy prosigue, cada día más intensamente. Muy ilustrativo de esa inmediata afición es que el primer libro que leyó, cuyo autor, título y formato recordaba cincuenta años después, fue el primer libro de lo que luego sería su biblioteca. O sea, el primer libro leído por Rangel Guerra no fue una tarea de escolapio: fue el inicio de su vida de humanista. Sin embargo, lo primero que tengo que reconocer, y sobre todo elogiar, es que nunca ha presumido de haber sido un lector precoz; al contrario, acepta que empezó tarde su práctica de la lectura, siendo ya todo un joven, aunque a partir de entonces lo hizo en forma compulsiva pero ordenada. Para su desgracia -o para su fortuna-, la Universidad de Nuevo León aún no tenía entonces ‘carreras’ de humanidades, por lo que tuvo que refugiarse en la de Derecho, la que finalmente resultó más interesante que lo que él sospechaba, aunque no por esto dejó de reconocer que “los estudios de derecho son muy bellos en el estudio, en la escuela y en el aula”, pero “difíciles y arduos… en la práctica profesional”.
Pronto sobrevino un cambio institucional que marcaría su vida, pues le permitió dedicarse profesionalmente a la vida universitaria, a la educación, a la cultura. Me refiero a la fundación de la Facultad de Filosofía y Letras, allá por los años de 1950 y 1951, de la que fue designado Secretario. Comprensiblemente, en ella comenzó a enseñarse griego y latín, además de francés e inglés, y obviamente metafísica. También allí tuvo lugar un encuentro que sería igualmente vitalicio: su estrecha y cotidiana relación con el rector Raúl Rangel Frías, con quien tenía algunos vínculos familiares. También se benefició de los cursos de la Escuela de Verano. Oigamos las sinceras palabras del propio Rangel Guerra: “yo me alimenté culturalmente durante muchos años con las presencias tan valiosas de intelectuales que venían de la Ciudad de México”, tales como Agustín Yáñez, José Luis Martínez y Edmundo O’Gorman, además del refugiado español José Gaos, pensador del que luego editaría uno de los tomos de sus Obras Completas. No hay duda: Alfonso Rangel Guerra fue un hombre intelectualmente afortunado, y es un hombre esencialmente agradecido. La buena suerte la encuentra quien la busca: hacia 1958 obtuvo una beca con la que pudo cumplir su sueño de estudiar en París, experiencia rica en “nutrientes culturales”. A su regreso se hizo total su compromiso con la Universidad de Nuevo León: fue pronto director de la Facultad de Filosofía, y luego Secretario General de la
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“
ESTUDIOS de DERECHO son muy bellos en el estudio, en la escuela y en el aula, pero DIFÍCILES Y ARDUOS… en la PRÁCTICA PROFESIONAL. los
“
Dr. Alfonso Rangel Guerra.
Es probable que esta experiencia haya definido su vida. Para comenzar, entendió que las universidades son mucho más que simples “formadoras de profesionales” definidas por el “mercado de trabajo”, sino que tienen otra “tarea fundamental”, la de ser creadoras y transmisoras de “ideales”. Desde entonces su vida ha circulado por una “doble vía”: la del académico y humanista, y la del directivo universitario. Además, no se limitó a la universidad de su estado; llegó a dirigir la ANUIES por casi doce años, entre ellos el terrible 68 y casi todo el sexenio del lúgubre presidente Díaz Ordaz. Luego estuvo al frente de la Dirección General de Educación Superior, en la SEP, con Porfirio Muñoz Ledo y Fernando Solana. En total, 17 años de su vida: de 1964 a 1982. Pocos conocen como él el sector universitario del país. Después de ese largo e intenso tramo vital, Alfonso Rangel Guerra inició otra etapa que se prolonga hasta hoy: la de investigador, para lo que se incorporó a El Colegio de México, donde hizo el que para muchos es el más importante de sus
Universidad, lo que lo puso en contacto con el otro gran humanista regiomontano de mediados del siglo XX. Si antes había crecido a la vera de Raúl Rangel Frías, ahora florecería a la sombra de José Alvarado, entonces rector, siempre escritor, a quien poco después incluso sustituyó en la rectoría. Ciertamente, las experiencias vividas no pueden describirse en pocos minutos Confío en que esta cita me ayude en el intento: Este periodo de la rectoría fue un gran reto porque yo era muy joven y llegué a la Rectoría con una Universidad que estaba en huelga y tuve que atender ese conflicto, enfrentarlo y realizar la tarea de dirección de la Universidad durante todo ese periodo -de principios de 62 a finales de 64-, y seguí siendo maestro, nunca dejé las clases, era maestro en la Facultad de Filosofía y Letras; enseñaba Teoría Literaria y otros cursos como Estilística, pero sin duda la rectoría vino a darme otro panorama más grande y más amplio y más profundo.
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Ineludible pregunta: ¿se trata sobre todo de una reedición ordenada de sus libros, o estamos ante una muy agradecible labor de arqueología literaria?, por la cual se descubrirán y recuperarán sus primeros escritos, aquellos que escribió de joven en el periódico Vida Universitaria, con reseñas de novedades bibliográficas y pequeños artículos noticiosos sobre temas educativos y literarios, o los que escribió también para El Norte, en su columna “Esquina”, o para El Porvenir, en su columna “Aquí Vamos”, o para la ya clásica revista cultural universitaria, de cervantino título: Armas y Letras, en la que publicó los textos que luego conformarían su primer libro: Imagen de la Novela, que le fue solicitado por el entonces rector José Alvarado. ¿Cuántos tomos, repito, conformarán la edición de sus Obras Completas? Los editores anuncian doce, pero lo que yo sé, de mi parte, es que sus muchas páginas escritas son muchas menos que sus páginas leídas. En efecto, Rangel Guerra ha sido, desde su bachillerato -recuérdese que nunca ha presumido de lector precoz-, un lector incansable, de autores clásicos y modernos, en lengua española o traducidos de otros idiomas. Hombre total, varios libros suyos proceden de sus labores docentes, y otros, de sus esfuerzos como funcionario en el sector educativo, tanto a nivel estatal como nacional. Sin embargo, como su admirado tocayo, su género predilecto es el ensayo, al que desde muy joven llamó “la cuarta presencia”, luego de la poesía, la narrativa y la dramaturgia. Lo reitero, pues es preciso repetirlo: quienes crean que en sus Obras Completas dominarán las páginas sobre Alfonso Reyes se sorprenderán de las muchas que dedicó a otro gran escritor, pero también, como él mismo, gran educador: don Agustín Yáñez, sobre quien escribió un tomo en la serie ‘Un mexicano y su obra’, y de quien luego ha sido el editor de sus Obras Completas para El Colegio Nacional, de las que han aparecido ocho
libros, titulado Las ideas literarias de Alfonso Reyes, sólido estudio sobre el más difícil de los libros de Reyes: El Deslinde; esto es, sobre la parte teórica, comprensiblemente la menos conocida dentro de la extensa obra del regiomontano universal. Fue por entonces cuando supe de la existencia de Alfonso Rangel Guerra; cuando leí aquel libro, aunque sin entenderlo del todo. Luego vendrían muchas lecturas suyas. Finalmente lo conocí cuando formamos parte del equipo que hicimos la edición de los Diarios de Alfonso Reyes, 16 cuadernos convertidos en siete eruditos volúmenes. Gran honor y gran aprendizaje haber trabajado con Rangel Guerra en aquel proyecto, a la protectora sombra de don José Luis Martínez. Hoy la vida de Rangel Guerra alcanza el nivel de la de su paisano Alfonso Reyes, pues ambos han logrado, como Goethe, “realizar el ideal de toda carrera humana, que es el acercarse a la Unidad cuanto sea posible”. En efecto, como su admirado tocayo, Rangel Guerra ha logrado lo que muy pocos: ver coronar su vida académica con la publicación de sus Obras Completas, el mejor reconocimiento que le puede hacer su universidad, la Autónoma de Nuevo León. El mismo Rangel Guerra lo reconoce, pues es un raro “privilegio” poder participar en “la integración y ordenamiento de todo lo escrito”. Si ya lo había reconocido como Profesor Emérito, por la calidad de su docencia, hoy lo premia como autor, como investigador, como uno de los pocos auténticamente grandes. ¿Cuántos tomos alcanzarán sus Obras Completas? Seguro muchos, cerca de diez, tal vez, pero lo que todos suponemos es que predominarán dos temas: educación, en particular la de nivel superior, y literatura, en la que destacará Alfonso Reyes, de quien es el máximo experto, aunque también sabemos que la amplitud de sus intereses temáticos es enorme; dígalo, si no, Agustín Yáñez; dígalo también Jaime Torres Bodet, como Reyes y como Rangel Guerra, ambos educadores y escritores, ambos humanistas.
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tomos, aunque parece que Rangel Guerra preparó doce, comenzando con un largo estudio introductorio, completado luego con un inventario de todos los personajes de las novelas del jalisciense. Aun así, sospecho que predominarán los escritos sobre Reyes, el primero de los cuales fue el utilísimo recuento de las reseñas aparecidas en las décadas de los 10 y los 20, titulado Páginas sobre Alfonso Reyes, gran contribución en dos tomos para las bodas de oro como escritor del hijo del general y gobernador. Más aún, este recuento de reseñas luego lo reeditó, cuarenta años después, pasando de dos a ocho tomos, número que nos dice dos cosas: la enorme recepción que ha tenido la obra de Reyes, y el puntual conocimiento que de ella tiene Rangel Guerra, sin duda el primer reyista del país, en orden cronológico y por la calidad y profundidad de sus análisis, sobre todo en lo que se refiere a la obra poética del llamado helenista mexicano. En efecto, de sus textos sobre Reyes deben mencionarse su discurso de ingreso a la Academia de la Lengua, de 2009, titulado “La pérdida de la mansión dorada. Notas sobre un olvidado poema de Alfonso Reyes”, así como el primer volumen de su ambicioso estudio sobre la poesía de Reyes, y sobre todo un tomo que incluye una treintena de ensayos, comenzando por su temprano “Alfonso Reyes y su idea de la Historia”, estudio que le fue corregido por la propia mano de Reyes. Todo esto, claro está, aparecerá en sus Obras Completas, incluyendo el segundo volumen, hasta hoy inédito, de su definitivo estudio sobre la poesía de Reyes, más uno -el tercero- que tiene en preparación. Hombre de su tiempo, mejor aún, de sus tiempos, Rangel Guerra fue de los primeros en percibir la importancia de la obra no literaria de Alfonso Reyes. De allí el primer estudio sobre El deslinde. De allí también su temprano interés por ese texto pedagógico, civilizatorio, humanista, como lo es la Cartilla Moral, hoy tan en boga, aunque con más objetivos sociales y políticos que
Palabras para Alfonso Reyes y Las ideas literarias de Alfonso Reyes, dos obras del Mtro. Rangel Guerra.
los que tuvo originalmente, estrictamente éticos, filosóficos y pedagógicos. Al respecto recuérdese que Rangel Guerra publicó una adaptación de la Cartilla Moral hace treinta años, en 1989, cuando nadie lo conocía. Doble gusto debe tener hoy Rangel Guerra: por la edición de sus Obras Completas, y por alcanzar los noventa años lúcido y entero, trabajando: apenas en abril del año pasado apareció un nuevo libro suyo, al que me niego a llamar el último. Su tema y su título, Persona y cultura, ratifican el transcurso de su ya larga vida de humanista, pues es una historia mundial del humanismo, comenzando obviamente con los griegos, de la mano de la Paideia de Werner Jaeger. No cabe duda, don Alfonso Rangel Guerra es, junto con Gabriel Zaid, el principal humanista regiomontano de los últimos decenios, y es un dignísimo heredero de sus maestros: Raúl Rangel Frías, José Alvarado y Alfonso Reyes. Merecidísimo homenaje. Que la vida le respete la salud, para que nos pueda seguir ilustrando con sus libros, pues cuando ya no esté, que espero no sea pronto, nos ilustrará con su legado, su ejemplo y su recuerdo.
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90 AÑOS DE
ALFONSO
rangel guerra1 “Entre nosotros, no hacen falta ceremonias” Alfonso Reyes a Alfonso Rangel Guerra. ADOLFO CASTAÑÓN
I
II
En el Prefacio a las Obras que aquí se presentan, Alfonso Rangel Guerra recuerda una fotografía que tomó él mismo el 20 de noviembre de 1958 -hace 60 años y 3 días- en la época en que estuvo en París y que todavía se encuentra en su poder “del Parque de Montsouris, situado frente a la ciudad universitaria”. La fotografía muestra un camino por donde camina un hombre. Esa fotografía llegaría a ser la imagen de la portada de su libro Imagen de la novela, el primer libro que se presenta aquí, en estos Senderos literarios, vol. I de sus Obras, editadas por la UANL por encomienda e invitación del Rector Rogelio Garza Rivera, con prólogo de Víctor Barrera Enderle.3 Los 12 volúmenes que contendrán estas Obras se complementarán con varios más, por ejemplo: Ideas literarias de Alfonso Reyes, La opacidad y la transparencia, Memorias, Diario de un viaje a China, entre los que menciona él mismo; no menciona otros textos como: La cuarta presencia, Alfonso Reyes y su idea de la historia, Censo de personajes en la obra de
“Poseía el instinto del castor: construir ciudades. Durante el día proyectaba nuevas plazas y calles, y fundaba cajas de ahorro. Por la noche, describía las escenas sorprendidas durante el día. Era el hombre municipal.”2 Evoco estas palabras que recogió Alfonso Reyes en su libro Cartones de Madrid, dedicadas al periodista Mesonero Romanos en el texto titulado “El curioso parlante”, para saludar los para mí inimaginables noventa años de nuestro querido amigo y maestro. Ciudadano de números y letras, educador y edificador, hombre-castor: Alfonso Rangel Guerra, al igual que Reyes no ha dejado de construir: de un lado libros, del otro lado instituciones. Al igual que el castor, al igual que Reyes, Rangel es animal de tierra y de agua, arquitecto de dos reinos, oriundo de América. Silencioso e infatigable, al igual que el castor, Alfonso Rangel Guerra, lector y rector, patricio de esa nobleza que es el conocimiento, nunca ha perdido el norte, es decir, la humanidad, el sentido de las humanidades.
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esa persona se va transformando en un libro, en un árbol, en una biblioteca, en un maestro, en un espíritu universitario, en fin, en humanidad hecha universidad y cultura, en virtud de la calidad y del cálculo con que va dando cada uno de sus pasos. Los libros que aquí saludamos no son, por cierto, una casualidad, un accidente, se deben a una vocación y a una profesionalización de la misma. Son el fruto, la quinta esencia editorial de un itinerario inteligente, intelectual y académico, crítico y autocrítico, humano y profesional. Y ese itinerario tiene dos estribaciones, dos vertientes o cauces principales: la ensayística y crítica, la académica y universitaria. Para aludir a esta última, propongo pensar en otra fotografía, esta vez imaginaria: la de un hombre que se encamina por los corredores y pasillos austeros de una escuela y de una universidad y que sostiene una conversación con un alumno o con otro profesor. Ese momento preciso de la imaginaria conversación encarna, desde mi gran angular, el espíritu de la universidad que se cumple en el diálogo, ese diálogo académico que ha sido una de las laderas de este “monte análogo” -para citar al poeta René Daumal- que es del conocimiento. Como apunta el propio don Alfonso en el Prefacio al volumen I de estas Obras, la otra vertiente complementaria de su itinerario intelectual, es la que ha dedicado, no sin fortuna nacional e internacional, a los temas de la historia y análisis de la educación superior en México, casi podría decirse a la instrumentación de la paideia nacional. Llamo la atención sobre algo. He empleado varias veces en las pocas frases que contienen estas cláusulas las voces “andar”, “caminar”, que se desdoblan implícitamente en otras dos: leer y escribir, investigación, indagación. Esos verbos traducen un movimiento y un devenir continuos, si no es que perpetuo o al menos perdurable, de largo alcance y cuenta larga. Me refiero a la pasión
Dr. Alfonso Rangel Guerra.
Agustín Yáñez, La pérdida de la mansión dorada. Notas sobre un olvidado poema de Alfonso Reyes, Persona y cultura, Norma para el pensamiento: la poesía de Alfonso Reyes, entre otros. Esa imagen de un hombre que camina por entre los árboles de un bosque o de un jardín es más que apropiada para imaginar a este lector andante que es nuestro muy querido maestro Alfonso Rangel Guerra, miembro correspondiente en Monterrey de la Academia Mexicana de la Lengua a cuyo discurso de ingreso “La pérdida de la mansión dorada” tuve el honor de responder: un hombre que anda por una vereda entre los árboles, que se pasea a pie -no en bicicleta ni en moto ni a caballo- por entre los árboles o las estanterías de las bibliotecas y toca con su sensitiva mente -árbol de nervios en movimiento- cada uno de ellos, a veces cada tronco, que a veces incluso palpa una hoja, una bellota de algunos de esos árboles-libros que son el bosque de la cultura escrita. Obsérvese cómo a medida que camina, a medida que lee, ese hombre se hace persona y
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el que sigue a este discípulo de los dos Alfonso Reyes, Ochoa y Aurrecoechea- puede ser presa del vértigo y temer por sí mismo, y aun temer perderse en ese laberinto de la cultura y de la historia. Rangel Guerra, tan sosegado y pacífico, como se le ve, es de hecho un domador de laberintos, una suerte de Teseo intelectual. Podría pensarse que la idea del laberinto subyace como un sordo río subterráneo a estas exposiciones afortunadas. Rangel Guerra es un guerrero y un pacificador, un hombre de concordia. No se olvide que eligió alguna vez como seudónimo Ángel Paz, quitando la “R” a Rangel y transmutando el Guerra de su apellido por Paz. Rangel Guerra sabe andar y desandar la trama de los cantares y de las fábulas. De un lado, es dueño de un conocimiento no sólo de los contenidos sino de las técnicas y pequeños y grandes secretos de la literatura y del arte, como las figuras retóricas: el hipérbaton, la elipsis, el pleonasmo, la silepsis, la descripción, la enumeración, la antítesis, la hipérbole, la prosopopeya, la perífrasis. Del otro, el caminante no anda perdido, está también familiarizado con el terreno por el que camina -nada menos que la historia de la literatura y de la poesía, el jardín de las letras- como un propietario señorial que recorre su propia casa de la cual se ha ido apropiando gracias a sus maestros y guías, Alfonso Reyes, Dámaso Alonso, Valbuena Prat… y sabe a dónde ir, qué escoger, qué cosas -qué pasajes notablesmostrar al visitante, al estudiante. El resultado no puede ser más asombroso y más rico: a Rangel no solamente le gusta la literatura, la conoce así en sus obras y autores como en sus comentaristas, y no sólo eso: sabe comunicar al lector la forma en que funciona, nos convida amablemente a estar del lado de los creadores y a entrar en sus talleres, fraguas y cocinas, enseña cómo funcionan las grandes novelas y los grandes poemas y sabe exponer, escuchar y hacer escuchar el ritmo, los ritmos que sigue la historia de la literatura. Dos
Libro Obras de Alfoso Rangel Guerra Volumen I Senderos Literarios.
intelectual, a la vida de una mente apasionada que ha llevado a nuestro querido amigo, maestro y guía, a compartir la vida de las ideas y las formas de la imaginación del arte y de la cultura que imprimen su profunda huella en cada una de las páginas que hoy aquí compartimos. Ahora bien, esa pasión, ese impulso sigue en la órbita escrita de don Alfonso Rangel Guerra un orden geométrico, unos trazos conceptuales. Los tres libros aquí reunidos son obras útiles para el conocimiento escolar, pero también libros que pueden y deben ser leídos con gustoso provecho por sí mismos, más allá de que la tercia incluida en estos “senderos literarios” componga una historia de la literatura hispánica e hispanoamericana y dé una idea a la par detallada y cabal, una “imagen de la novela”, ese género literario que desde el Renacimiento se ofrece como un espejo de los secretos y voces de la historia, de la cultura y del mundo. Vuelvo al principio. Un hombre camina por entre los árboles, anda en el bosque o en un jardín que parece bosque, anda suelto como un viento que estremece levemente a su paso la biblioteca: lo quiere leer todo, pero como no puede leerlo todo, se conforma con leer lo esencial, ese todo acrisolado en su nuez. El que lo sigue -es decir,
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contar muchos edificios, lugares o monumentos desagradables o de mal gusto, pero se impone el conjunto armonioso de toda la ciudad, bella como una mujer que se sabe hermosa. París es una ciudad que conquista. Apenas llego, y ya siento que me dolerá la partida.” El fotógrafo que tomó la imagen del caminante que se alejaba entre los árboles había estado en contacto con Alfonso Reyes desde 1955, fecha en que se inicia su relación por la publicación de las Páginas sobre Alfonso Reyes cuya edición cuidará Rangel. Son también esos años de la década del cincuenta en los que el propio Rangel empieza a escribir con frecuencia en la prensa local, en el diario El Norte a instancias de su maestro Daniel Mir, el español refugiado en Monterrey quien como Rafael Dieste, maestro de Gabriel Zaid, había ido a esa ciudad a polinizar con sus saberes la cultura local. Hace ahí Rangel sus primeras armas y luego, gracias a la invitación de José Alvarado, armará en libro las colaboraciones que darán esa Imagen de la novela, cuya portada será la de la fotografía comentada. Seguramente tenía en mente uno de los consejos que le dio Reyes el 7 de mayo de 1956: “[…] lo que debe hacer es leer a los grandes escritores de valor universal, sin proponerse programas fijos […]”, le decía el maestro refiriéndose a los jóvenes congregados en la revista Kátharsis.
de los libros aquí reunidos fueron originalmente redactados como cursos de literatura. Rangel Guerra -maestro de maestros- cuando enseña escribe un curso que luego sus discípulos podrán a su vez enseñar: hace escuela. Son algo más. El lector tiene mucho que aprender de cada una de las cosas que dice, escribe, cita y comenta Alfonso Rangel Guerra y también de la forma en que las dice. Sus amigos y lectores tienen mucho que aprender de su risueña y modestia eficacia. Larga vida activa le deseo a don Alfonso Rangel Guerra para que pueda ver impresas no sólo las Obras que ya están en prensa, sino esas otras que tiemblan en sus cajones con el estremecimiento de lo increado. Poder decir esto de alguien que celebra sus 90 años no es poca cosa.
III El 19 de noviembre de 1958, la víspera del día en que tomó la fotografía el joven Rangel Guerra que había ido a París a estudiar literatura comparada y estilística, con una beca del gobierno francés en cuyo trámite había tenido que ver Alfonso Reyes, le escribe a éste sus “impresiones de la ciudad”: “No he sufrido decepciones, más bien he rectificado algo de lo que llevaba conmigo. Con París ocurre un fenómeno curioso: tantos aspectos de la ciudad se conocen por la literatura, el cinematógrafo o cualquier otro medio, que al llegar aquí se superpone lo ya ‘conocido’ con la realidad, y es inevitable el cruce de sensaciones que nos trae el recuerdo con las que nos provoca el momento presente, como si todo aquello que se nos ofrece cada día nos llamara desde dos planos. Se pueden
IV Como el guía de un museo que va mostrando a quienes lo siguen cada uno de los cuadros que arman las colecciones exhibidas y va comentando cada uno con ayuda de los historiadores del arte,
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“
no hay
NOVELISTAS mundanos y novelistas
novelistas y
MALOS.
“
populistas, sino
BUENOS
Alfonso Rangel Guerra.
etc.) y etiquetas (novela regional, nueva novela), pero en la medida en que es crítico ha de saber qué es lo que hay detrás de las etiquetas. Y ese saber no puede separarse de cierta pureza literaria y humana, mental. La crítica literaria tiene en ese sentido algo de higiene mental, el crítico algo de médico y el historiador de la literatura algo de historiador de la medicina. Tal vez esa sea una de las razones por las cuales las páginas que escribe nuestro amigo y maestro tengan esa limpieza y elegancia casi escépticas, que lo hacen, sin ruido ni algarabía, uno de los prosistas más puros y castizos de nuestra lengua, tan contaminada por inflaciones superfluas. Por eso Rangel Guerra puede ser uno de los escritores más legibles de nuestro ámbito y en su lectura aparece el resplandor de los tesoros que se encuentran ahí, a la vista, escondidos en las montañas de la tradición.
así Rangel Guerra va citando y enmarcando sus exposiciones sobre cada obra -digamos El Buscón de Quevedo- en el horizonte más amplio de la historia y va sutilmente haciendo aflorar la sintaxis, las relaciones que afinan y contrastan unas obras con otras: panorama y panorama de panoramas, diaporamas de un crítico lector que es al mismo tiempo paisajista de las letras. Arte vivo de la memoria. La historia de la literatura respira y campea por las páginas de este lector que sabe caracterizar con atinado y sobrio trazo y pulso, el tipo de escritor o de poeta al que pertenece cada una de las siluetas que perfila. En última instancia, dirá Rangel, haciéndose eco de Mauriac, “no hay novelistas mundanos y novelistas populistas, sino novelistas buenos y malos”. El historiador de la literatura, que es también un antólogo, ha de moverse entre conceptos (picaresca, romanticismo, Notas
Texto leído en el acto de presentación de las Obras completas de don Alfonso Rangel Guerra, Capilla Alfonsina de la UANL en Nuevo León, 23 de noviembre de 2018. Ese día también se develó el busto de ARG y se conmemoraron sus 90 años. 2 Alfonso Reyes, “El curioso parlante”, Cartones de Madrid, Obras completas, t. II, México, FCE, 1995, p. 81. 3 Alfonso Rangel Guerra, Obras, vol. I, Senderos literarios: Imagen de la novela, Historia de la literatura española, Curso de literatura, prólogo de Víctor Barrera Enderle, México, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2018. 1
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POR LA
LECHE Cris Villarreal Navarro
C
UANDO salí esa mañana, me pareció raro que el vecino no hu-
biera recogido su periódico que yacía tirado en medio de la entrada a su cochera. El gringo que se vino huyendo de la actual atmósfera en su país y que es tan rutinario. ¿Estará enfermo? De pronto, al verme los pies al subir a la SUV, temí que llegara a salir en ese momento. Caí en la cuenta de que al quedarme dormida con unos shorts y una playera y levantarme con la idea fija de ir por leche, nomás despertarme había tomado las llaves de la SUV de la mesita y cerrado la puerta de la casa. Ni siquiera me había visto en el espejo y me vi calzada con las viejas chanclas fachosas que utilizaba para andar en la casa. Al tratar de arreglarme el pelo con las manos, advertí el consabido remolino que se me hace en el lado izquierdo del fleco. Por más que todas las noches intentaba quedarme dormida boca arriba para impedir ese estropicio matutino, por la noche el cuerpo buscaba su acomodo favorito y era precisamente de ese lado. Al día siguiente ahí estaban, los
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piaba la cara con una ligera llovizna. Un poco revivió la despejada ciudad de su niñez, cuando sus arterias no estaban taponeadas de vehículos. La disparidad de lo ordinario me golpeó sin avisar, cuando al llegar al supermercado advertí solo dos vehículos aparcados en el estacionamiento. Vi la hora en el tablero de la SUV. Eran las 7:15 de la mañana y ese negocio permanecía abierto las 24 horas. Solía ir de compras por la madrugada cuando no tenía nada útil en el refrigerador para hacerles el lonche a los niño y siempre había desvelados como ella que andaban pululando por el aparcamiento. ¿Le habrían echado una droga en alguna bebida que tomó en la recepción de ayer en la compañía y estaría alucinando? No. Tendría que ser una de efecto retardado porque había sido por la tarde de ayer. Era domingo y la barbacoa y las carnitas de ese lugar eran bastante apetecibles. A esas horas era común ver una cola de desmañanados hambrientos en la sección de carnes, pero ahí no se veían por ningún lado sus vehículos. Con los primeros rayos del sol, que extrañamente lucía esa mañana como una holografía, también le zarandeó el sentido de lo habitual percatarse de la ausencia de los autos de los empleados, que solían estacionarse en el área más retirada a las puertas de entrada. ¿Se habría colado en un universo paralelo y en cualquier instante encontraría el portal de regreso a sus coordenadas habituales? ¿Durante la noche, habría ocurrido el rapto de que hablan los amantes de la Biblia y a ella la habrían ignorado por pécora? Presintiendo que estaba siendo una muestra más de las fallas de la presunta matrix en que todos nos movemos, bajé del auto y me dirigí a la tienda. Un extraño lagartijo cruzó veloz cerca de mis pies cuando las puertas automáticas se abrieron al registrar mi cercanía. En la tienda, eterna insomne, como clamaban sus anuncios publicitarios, no había nadie. El lugar donde debían permanecer
indómitos pelos rebeldes en la frente que no los somete ni Dios. Una inmensa flojera me impidió regresarme a la casa para mojarme esa parte del fleco y aplacarlo para que luciera armónico con el resto del cabello y también a ponerme los tenis. Era domingo, temprano en la mañana, y además día festivo, de seguro a esas horas no se encontraría a nadie conocido en el supermercado; crucé los dedos. Mientras esperaba en el semáforo de la esquina de su casa advirtió que no había la usual fila de carros a la espera de la luz verde. Lo atribuyó a ser fin de semana, día de descanso. Era común que en días como ese todo el mundo estuviera aún en la cama, sin mayores compromisos que atender. Solo ella y sus necias fijaciones, que le impedían tomar su primer café de la mañana sin leche bien caliente, andaba circulando por las calles en ese día y a esas horas. Encontró un solaz esparcimiento en contemplar esa llanura ausente de criaturas al volante. Por unos instantes sintió suya la ciudad adormilada que en ese momento desemperezándose se lim-
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los cajeros lucía vacío, algunas de las luces que anuncian cuando las registradoras están abiertas permanecían encendidas pero sin empleados a la vista. Las bandas que acercan los artículos a la caja permanecían moviéndose. Noté que algunos productos yacían en el suelo en el espacio junto al aparato del pago con tarjetas de crédito. Definitivamente, había cruzado a otra dimensión sin advertirlo; mas al fin comprendí qué estaba sucediendo: estaba soñando. Me pellizqué un brazo para comprobarlo y un grito de dolor cimbró el desocupado supermercado. Con todo y la prueba contundente que acababa de experimentar, la sensación de no saber si estaba dormida o despierta la tenía deambulando por la solitaria tienda de autoservicio. La responsable de la panadería que a esas horas usualmente andaba muy diligente reponiendo bolillos en los estantes o acomodando los contenedores del pan dulce, no se veía por ningún lado. Los clientes también faltaban en la sección de frutas y verduras. Ningún cristiano se advertía en su usual ajetreo por los pasillos en donde algunos carritos lucían abandonados a medio llenar. Recientemente había leído que la Tierra es un planeta hueco, igual que la Luna, y que ambas tienen ciudades muy amplias y confortables en su interior. También se enteró que adentro de los cerros de La Silla y de Las Mitras hay bases de los extraterrestres. ¿Qué tal si esto había sido dado a conocer y sus coetáneos terrícolas se fueron a visitarlos? ¿Cómo es que ella no estaba al tanto? ¿Qué había sucedido mientras dormía? Debí haber checado las noticias en mi laptop antes de dejar la casa, pensaba tras buscar su celular en el bolso y recordar que lo había dejado cargando junto al buró. Se incriminó que como siempre su vicio cafetero matutino le había ganado a la prudencia. Me asomé a los sanitarios para ver si alguien estaba ahí, me incliné para ver en los huecos de las puertas y tampoco encontré a nadie. Recorrí
el establecimiento revisando pasillo tras pasillo: ni un alma. Me dirigí a la sección de servicio al cliente y también la encontré completamente vacía, no había nadie haciendo fila para cambiar cheques o pagar recibos. La familiar tienda de mi vecindario que machacaba en su slogan publicitario que nunca dormía, estaba en ese momento completamente privada, ajena, ausente. Lo último que se le ocurrió sobre la causa de lo que estaba pasando fue que seguramente estaba siendo parte de un programa televisivo de la cámara escondida. En cualquier momento iba a aparecer el locutor o locutora para felicitarla, e iba a haber globos y música y risas y todo iba a recuperar su dimensión cotidiana. Camino a tomar el galón de leche para regresar de inmediato a su casa y checar lo que sucedía con su marido y los niños, esa idea del programa de televisión le pareció la más peregrina de todas porque eran demasiadas cosas, no solo en el interior del supermercado. Esa simulación virtual de su realidad, o lo que fuera, había sido creada por alguien, o por varias entidades, para ella exclusivamente. Todavía con la paranoia, claramente infundada, de llegarme a encontrar algún conocido, me ensalivé la palma de la mano para retocar repetidamente el necio remolino parado en el fleco. Al llegar a la sección de lácteos, para ver si había logrado un poco aplacar al insubordinado mechón giré la cabeza hacia el espejo al fondo de los aparadores de quesos y mantequillas. Ahí, no había reflejo alguno. Ahí tampoco había nadie.
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INFANCIA, CANCIONES Y SOCIEDAD: El caos de mi creaciรณn dentro del MA INSTREA M musical mexicano
Guillermo Lozano Flores 59
E
sacar buen dinero con una gira de presentaciones por todo el país. La canción llevaba por título “El rock nació conmigo”. De la lírica, escrita originalmente por Jim Jacobs y Warren Cassey, interpretaba la adaptación que hiciera Julissa, un chico -gordito, me parececuyo nombre era Martín Ávila, y a quien, quizá, le pasó algo parecido a Diego Luna, es decir, que como naciente hijo del monopolio de entretenimiento nacional, podría ser posible que siga en la farándula, pero ya no “gordito”, sino más delgado... en fin. El punto es que aquel respetable gordito cantaba, con gruesa voz de niño, la mencionada canción que con seguridad debe ser otro refrito de una canción rocanrolera anglosajona que aún no tengo el gusto de conocer. La lírica de la canción decía:
NTRE mis infantiles gustos
culposos -por fortuna involuntarios- recuerdo disfrutar mucho el disco La Onda Vaselina (1984), que fue además obra de teatro montada por Julissa y Luis de Llano, entre aquellos últimos cinco años de los ochentas y que estaba basada en Vaselina, película estelarizada por John Travolta y Olivia Newton-John, estrenada a nivel mundial en 1978. Desde entonces el mainstream del entretenimiento ya encaminaba conductas juveniles y volvía baile la rebeldía sexual del rock; pero la explosión de la locura por el baile, que era ya un discurso paralingüístico emancipador disfrazado de rebeldía, se afianzó con la música disco y la música pop en los setenta, y, en general, con la sintetización en la música de los años ochenta del siglo pasado1. En México, Televisa, como buena imitadora de este mainstream norteamericano encaminado a la vendimia, nos impuso, entre muchas otras agrupaciones y cantantes solistas, al entonces grupo de música pop infantil llamado Timbiriche. La finalidad explícita de la agrupación era divertirnos y sensibilizarnos con sus canciones; la finalidad implícita de Fonovisa y Warner (las disqueras), era sacar al mercado todos los refritos musicales de la contracultura y versionarlos en español para cantar letras románticas y cautivar al público infantil. Los muchachos hicieron versiones siempre con pista en vivo de todos los éxitos ochenteros y hasta de “Imagine”, de John Lennon (!) Entre todos esos refritos transformados en lírica inofensiva y nulamente reflexiva para niños y para la clase media en decadencia de nuestro país, había una canción que, cuando niño, me gustaba mucho y al mismo tiempo me causaba gracia, y que venía en ese disco para el melodrama teatral que montaron Julissa y Luis de Llano para
Cuando yo nací la tierra tembló y el día en noche se convirtió. Una tormenta se desató y el mundo entero se paralizó. El océano se desbordó y la lluvia de fuego del cielo cayó… Para acabar con la terrorífica idea de que, entre todo ese caos, nació aquel gordito y nació el rocanrol. Casi treinta años después, descubrí la contundente premonición “rocanrolera” en esas frases zombificadas por el mainstream, porque recordé que yo nací el año que murió Elvis Presley (1977); logré el extraño azar de ganar un concurso amañado por el PRI con la primer banda de rock que formé, y el sesgado aparato del favoritismo no lo esperaba (1993); con algunas variaciones en los integrantes, pero con ese mismo grupo, gané otro concurso estatal de rock, cuando la mafia del poder se hizo evidente en la televisión por el asesinato de Luis Donaldo Colosio, y estalló el
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zapatismo (1994-1995); la primera y única vez que me reconocieron personalmente como poeta y narrador, y el año que escribí mis primeras canciones (2001), ocurrió la más escalofriante de las farsas en el simulatorio nuevo orden bélico mundial: la caída de las Torres Gemelas en Nueva York. También, escribí la tesis de maestría que mencioné con anterioridad y que además me sacó -¡Por fin! - del terruño, cuando corté con mi novia más querida (2008). Por esos años escribí y publiqué mis primeros artículos y se avecinaba la nefasta “Guerra contra el narco” Calderonista, cuya cruenta secuela fue el asesinato de 52 personas en el Casino Royale, aquí, en Monterrey, Nuevo León (2011). Ese mismo año, comencé una relación sentimental con la mujer que, hasta ahora, es el amor de mi vida. Finalmente, en los meses del 2018 que se gestaba la publicación de mi primera novela, ocurrieron los recientes sismos en la ciudad de México, lugar y epicentro donde nació mi Amateur. Las historias de un diario sin días (Editorial Fides, 2018); y, aquí, en Monterrey, moría de cáncer una familiar muy querida. Todo esto sin mencionar que unos meses antes, terminaba de grabar mi primer disco, mismo que aún no sale al mercado. No es que crea en las premoniciones, pero lo cierto es que el mundo parece estar al borde de la hecatombe; que todas las felicidades cuestan muertos (dijo alguna vez Silvio Rodríguez), y que la creación se inscribe siempre en una suerte de eventos caóticos. Probablemente aquél gordito que interpretaba la canción “El rock nació conmigo”, ya sea delgado, y el que guardó los kilos fui yo, pero por fortuna eso no es tan trágico… aún.
John Travolta y Olivia Newton-John / Grupo Timbiriche
Notas
Utilizo para este artículo la idea de mainstream como corriente de ideas o tesis artísticas dominantes generalmente impuestas por los medios oficiales. Para lograr mayor profundidad respecto al tipo de artistas e intérpretes impuestos por el oficialismo mexicano del entretenimiento y, en concreto, con la imposición lírica de cierto estilo de rock nacional, puede consultarse mi tesis: El rock Mexicano como discurso intertextual…, donde desarrollamos el tema a partir del capítulo 2 (“Rock Mexicano: Del discurso amoroso-nucléico al social-periférico o alternativo). La tesis se puede revisar y descargar virtualmente del Repositorio Institucional y de la Colección Digital de la UANL. También se puede consultar de manera física en la biblioteca del Posgrado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL y en La Sala de Ciencias Jurídicas y Tesis de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria. 1
Índice de ilustración
Pág. 62 María José Pintor, Diario 16 (Agosto 2018) Fotografía tomada de la página https://diario16. com/40-anos-grease-la-pelicula/ Pág. 63 Pinterest, Fotografía tomada de la página https://www.pinterest.com.mx
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EL ANIMO EXTASIADO GERSON GÓMEZ
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La fisura no desmerece, REVITALIZA. Los feroces convocantes, conjuradores exorcistas, se fragmentaron desde semanas atrás.
T
ODA
Dogma de privilegiados, aceptar la divergente ensoñación de los invisibles. Los equilibrios emocionales marcan el territorio acompasado, el pie firme destructor de inconsistencias verbales. Devoran cada metro de pavimento, la apropiación de libertades civiles da sentido al ornato de los participantes. Barroco dispendio la feligresía. Lo sobrecargado de los atuendos, en la épica de las frustraciones. Almohadillas resaltando el escote involuntario, revestimientos en la parte baja de la espalda. Teddy Bears descamisados danzan fervorosos en la ensoñación libertaria. La garganta reseca de los cánticos espirituales invoca con exactitud a la autodeterminación de los cuerpos.
forma de participación pública es acto encauzado y político. Lo aprendieron de manera civilizada, en las frustraciones de los permisos, en las revocaciones ominosas de lo cotidiano: la marcha de la diversidad 2018, ha llegado el sábado 23 de junio a la mayoría de edad. A lo largo de la avenida Pino Suárez, desde antes, en el exterior de la estación General Anaya, el jolgorio deja constancia en cada esquina. Los postes de luz lucen, amarrada con cinchos de plástico, la bandera del arcoíris. Insuflada parafernalia y rito de resonancia. El que no brinque es buga, suena a reproche, a mentira de proporciones vandálicas. El altar de la patria panóptica sexual viaja en las plataformas. Los ministros secularizadores usan los hábitos atados a condenas, ofreciendo la dispensa de los sueños.
La transformación incesante. Las barreras de metal plateado, desde el día anterior, en el tumultuoso cierre de campaña de Andrés Manuel López Obrador, quedaron instaladas y no se movieron. Concentrados en las escalinatas del Palacio de Gobierno del Estado, los organizadores se revuelven con las órdenes y las contraordenes. La hidra cuenta con tantos liderazgos y entes pensantes, imposible continuar con el programa original.
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“Alejandra habría sido la mejor rectora de la UANL, sin duda, incluso la mejor gobernadora de Nuevo León”. Joaquín, enérgico e imperial, simboliza el discurso de admiración decimonónico. El lienzo de la hoguera piramidal de los espectadores aplaude la participación del escritor-activista y de la receptora de la distinción. Aun sin entender con claridad la profundidad o importancia del reconocimiento. La noche se extiende sin recelo, en la sonoridad de la cálida luna. Los números musicales se multiplican y abonan la vigilancia participativa incluyente. Los enemigos acérrimos de lo tradicional, gafete en cuello, de lo hipócritamente ortodoxo, planean el after nacionalista en La Colorina 433, para disfrutar y relajarse, a la medianoche, en un sábado de exxxeso.
La escaleta sufre modificaciones de la voluntad y de ocurrencias dispares. En el escenario monumental, cada artista, cada presentador, funciona de disipador emotivo. La comunicadora Azucena Uresti, consigue postergar los minutos de fama como maestra de ceremonias. En el mural de participantes, Irán Castillo aparece de manera provisional. Suben a recibir la silbatina aprobatoria la Miss Travesti, Miss World Nuevo León, Nuevo León Norte, con sus cortes a todo lujo, quienes les premian con aplausos, liberando la tensión en lágrimas pandémicas. La grey celebra el acto. La atmósfera de santidad desquebrajada. Los bailarines de la actriz avenida a cantante, Lorena Herrera, brincan en el tinglado. Prodigiosa elasticidad de la dama y sus danzantes. Los cañones de papeles plateados y multicolores estallan desde la primera melodía, llevados por el viento. Convierten la belleza de lo inmediato en la plataforma de la metamorfosis biológica de los sentidos. Lorena de altas piernas torneadas por sesiones extenuantes de ejercicio, luce transparente y señorial, adictiva, de letra insulsa y simple. Sus caprichos incluyen la molestia contra los organizadores del evento, acusándoles de bloqueo, por tan mal sistema de audio. Cancela su participación, dejando caer el micrófono. En la parte baja de la luz, semi oculto, Eugenio Clariond, entrepreneur norestense de cepa, naufragante de la voracidad de las grandes financieras internacionales, espera con paciencia a Alejandra Rangel Hinojosa, su esposa. De la mano de Joaquín Hurtado, activista fundador del grupo Abrazo y escritor sacralizado de los altos océanos mundanales regiomontanos, Alejandra recibe el reconocimiento Amelio Robles, el primer general revolucionario trans de la historia mexicana.
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ARMANDO GONZÁLEZ RODRÍGUEZ
C
UANDO cumplí los doce años, o tal vez trece o catorce, empecé a notar la
diferencia entre ser del género masculino o del femenino; las mujeres eran más de casa, salían de compras o a la iglesia, pero siempre acompañadas, iban en grupo y no se les permitía ausentarse por mucho tiempo. En cambio, yo podía salir por largas horas, sin avisar y sin compañía, a la plaza o a caminar muy por encima de la falda de la sierra, a tratar de cazar algún conejo o paloma del monte y las consecuencias no pasaban de quedarme sin comer, por llegar demasiado tarde.
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con un grupo de amigos, entre ellos los hermanos Epigmenio y Carmen García. Las llamé aparte y les comuniqué el mensaje de nuestro padre. Irma se incomodó, mas aceptó regresar; pero a Elva le pareció inaceptable que yo la pudiera regresar a la fuerza, por lo cual tuve que hacer precisamente eso: tomarla del brazo y encaminarla hacia nuestra casa. Opuso resistencia uno o dos metros, se liberó de mi mano, pero sólo para caminar más aprisa delante de mí. Creo que su idea era estar antes que yo con nuestro padre y acusarme de maltrato, pero llegamos juntos y entonces él se dirigió sólo a mí. Dijo: “Qué bueno que no tuviste que traerlas a la fuerza, como te pedí”. Ahí experimenté por primera vez la responsabilidad que me estaba confiriendo. A partir de entonces este tipo de situaciones, aunque no frecuentes, siempre llevaban el mismo mensaje: a tus hermanas debemos protegerlas del peligro o situaciones inconvenientes, aún en contra de su voluntad. Pasado el tiempo, después de cumplir dieciocho años, mi padre me sorprendió con este comentario: “Se está festejando con un baile el matrimonio de Javier González, tu primo, y siendo tú un invitado no veo que te animes a asistir… ¿No sabes bailar? ¿No te gusta bailar? Debes aprender a hacerlo pues es la forma en que tenemos los varones de acercarnos un poco a las muchachas… ¿Cómo lo vas a hacer tú?” Lo dicho: a mis hermanas mi padre les imponía restricciones para salir y a mí me empujaba a la calle. En este proceso formativo mi madre también participó activamente y en el mismo sentido. En una ocasión me dijo: “El hombre se caracteriza por tres condiciones; debe ser feo, fuerte y formal. Las tres palabras empiezan con ‘f’, recuérdalo”, me dijo. La escuché y me quedé con la indicación. Al poco tiempo la repitió, mas en esa
Recuerdo que en esas fechas una vez mi padre me llamó y me dijo: “Ve por tus hermanas Irma y Elva; dijeron que estarían aquí a las diez de la noche y no han regresado”. Y continuó: “Están en la casa de mi compadre Domingo García, en la boda de Oralia, su hija”. Yo pregunté: “¿Y si quieren quedarse por más tiempo?” “Tú las traes de las greñas”, me respondió, mostrando impaciencia en el tono. Con una idea ya más clara de lo que él sentía, me encaminé hacia la casa de mi padrino de confirmación, don Domingo, y me les presenté a mis hermanas que estaban disfrutando de la fiesta
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Y siguió: “En cuanto a la formalidad, esta se pone de manifiesto cuando expresas algo y es siempre como si lo firmaras; así generas confianza en los demás, te hace digno de crédito en toda la extensión de la palabra, y se podrá decir: si lo afirma Armando es porque es cierto”. Corrían los años cincuenta del siglo pasado. San Pedro estaba inmerso en una cultura muy machista, pero no faltaban mujeres de pensamiento independiente, no sometidas, como mi madre, aunque ella también formaba parte de esa cultura. En aquel contexto, ¿cómo los de mi generación no íbamos a crecer influidos por esa ideología patriarcal, excluyente y dominante?
ocasión yo ya traía en mente una réplica. Le dije: “Pero no depende tanto y solamente de mí. ¿Qué pasa si se nace debilucho o no muy feo?”. Ella respondió: “Cuando te digo que el hombre debe ser feo me refiero a que no se acicala tanto; sí se afeita, recorta el bigote y el pelo, pero no se polvea las mejillas, ni se maquilla; nosotras sí. Así se acostumbra”. Y continuó: “Si digo que el varón debe ser fuerte, significa tener fortaleza para asumir responsabilidades ante las adversidades y los conflictos. Esto se logra haciendo acopio, a lo largo de su existencia, de valores morales para esgrimirlos como argumentos y poder defender sus ideas frente a los demás, y pedir aclaraciones en situaciones confusas. Es acerca de la fuerza de carácter, más que física, aunque ésta también cuenta”.
F acultad de F ilosofía y L etras de la U niversidad A utónoma de
N uevo L eón
69 Años en la Cultura Ciudad Universitaria, 2019
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Poemas Nicelia Butten
N
ICELIA María Butten Salazar.
Es escritora y editora. Ha trabajado en el campo editorial de libros y publicaciones periódicas difundidas a través de medios impresos y digitales. Como creadora literaria, ha obtenido diversos reconocimientos en cuento, poesía y reseña a nivel estatal y nacional. Cuenta con una antología, Voz del silencio, publicada a cargo del Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA), en 2006. Es egresada de la carrera de Estudios Humanísticos y Sociales de la Universidad de Monterrey.
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Simón
Fascinación
Las malas noticias llegan sin avisar. Son ese golpe seco en el vientre y las manos que buscan aliviar el cuerpo doblado encuentran incredulidad. Nos dejan sin espacio, duelen, duelen y ya. Hacen desear el filo implacable para no sentir más. Tu dolor es tuyo, pero es mío y no sé si mis manos procuren alivio. Quiero ser tu Simón no podemos cambiar el destino, pero en el camino estamos los dos.
Dolores Camina con miedo gira el rostro en cada esquina aprisa camina kilómetros trafica en los barrios por llevar un poco de alimento a casa llora manos vacías sueños de ceniza hijos vivos en el recuerdo. Dolores, en el hombro vecino, se apoya, la compadecen, le dan palmadas. ¿Los hijos que arrancó? Son una nube pasajera. ¿La sangre? Se limpia discreta en los bolsillos. La vida es dura cuando duele en cuerpo, en el propio, porque del dolor ajeno de ese mejor que hablen otros.
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Yo no te estaba buscando ni tú a mí, pero nos encontramos amorosa conjunción de los astros nos miramos, nos reconocemos antes lejanos, separados, incompletos. Potros rascan la tierra ansiosos por arrojarse, entregarse al abrazo profundo metáfora del amor, espíritu y cuerpo. En ese lazo indisoluble donde se teje tu amor y el mío crece el nuestro tierno, puro, trascendente libremente entregado a la vida como el llanto de un recién nacido. Y luego la fatalidad la noción terrible de dejar de existir por ser del otro las ganas de huir y el tirón de las cadenas doloroso frío a la distancia. Un pensamiento y su enemigo entran y salen por las puertas de la mente ya se abre y casi se cierra, para volverse a abrir, entrar y salir sin cesar hasta que la madrugada tiernamente los aquieta. Tregua breve. Es amor, destino, belleza y fatalidad como dos mitades antes separadas nos volvemos a encontrar.
Cartografías literarias Lenguaje y deseo, de
c oral a guirre
Víctor Barrera Enderle
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N un momento de reflexión sobre
la escritura, el narrador de Rojo y negro, ese maravilloso artefacto literario de Sthendal, dice: “Las cartas sólo cambian cada veinte años, según el tipo de ocupación que esté de moda. Seguramente eran menos descoloridas en época del imperio.” El modo realista y pragmático que comenzaba a imperar en la década de 1830, en la Francia postnapoleónica, hacía añorar a Mathilde las misivas plagadas de romanticismo y actos heroicos del pasado reciente. Como todos los géneros testimoniales, la literatura epistolar está vinculada de manera directa con la circunstancia de su propia escritura. Hoy, las cartas parecen cosa del pasado; sin embargo, el lenguaje comunicativo recobra fuerza, aunque de manera atomizada, en las redes sociales y las nuevas vías de mensajería digital. El mecanismo es más o menos parecido: establecer un canal de comunicación privado entre dos interlocutores. En la historia de la literatura latinoamericana moderna existe todavía un corpus inmenso de textos por explorar, en ese peculiar conjunto las cartas ocupan un lugar destacado: son una inmensa red de comunicación privada, donde se exhiben ideas,
Lenguaje y deseo. La correspondencia de Alfonso Reyes y Nieves Gonnet.
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común denominador (además, por supuesto, de su vínculo con Reyes) de estos ensayos es la nacionalidad de los interlocutores. La relación entre Argentina y México se revela, en distintos grados, en cada uno de los trabajos. No es casualidad: con estos escritos, la propia Coral Aguirre, argentina de nacimiento, ha tratado de dilucidar su relación personal con México, y al hacerlo se ha convertido en una extraordinaria cartógrafa de la literatura latinoamericana: ha develado redes y vasos comunicantes entre autores y obras de ambos hemisferios. La diferencia entre este ensayo, del que ahora doy cuenta, y los anteriores, es que Nieves no es una figura vinculada a la intelectualidad o literatura argentinas, sino una suerte de socialité de la vida cultural porteña. Mujer inteligente y sensible que había establecido en su propia casa un espacio alternativo para la formación cultural: las tertulias. El material con el cual trabaja Coral es inédito, había permanecido archivado, en los cajones de la Capilla Alfonsina, durante más de 50 años. Estamos hablando de 30 cartas de Alfonso Reyes y 45 de Nieves; en un lapso temporal que va de diciembre de 1926 a noviembre de 1959 (un mes antes de la muerte del escritor regiomontano). Coral lo explica desde las primeras páginas: “Nieves Gonnet y Alfonso Reyes en estas cartas tejen entrambos la ética de una escritura signada por lo que va del uno al otro sin avatares pero también sin resguardo ni prejuicio. Es ese el flujo que dispone de los límites el que me interesa tratar”. La ensayista rastrea el inicio de esta relación: la manera en que se conocieron. Alfonso Reyes arribó a Buenos Aires en 1927 para establecer la embajada de México. Permanecería en Argentina hasta 1930 (cuando partió a Brasil), luego regresaría por un breve periodo (1936-1937). Nieves conocía a Reyes por su trayectoria literaria. Antes de tratarlo en persona ya lo había
pasiones, denuestos, intuiciones y teorías que difícilmente se expondrían de manera pública. Doy un ejemplo que viene al caso. La producción literaria de Alfonso Reyes abarca 26 tomos en sus Obras completas; se estima que su producción privada (diarios y cartas) daría para otra veintena de volúmenes. Y poco a poco ese inmenso continente escritural comienza a ser cartografiado. Ya se ha publicado casi la totalidad del Diario; pero aún estamos lejos de conocer todas las cartas que envió y recibió el escritor regiomontano. Cada año, sin embargo, aparecen algunos avances. Este 2018, la Universidad Autónoma de Nuevo León publicó Lenguaje y deseo. La correspondencia de Alfonso Reyes y Nieves Gonnet. La escritora Coral Aguirre es la encargada, vía el ensayo, de convertirse en la mediadora entre esta correspondencia y nosotros. Su lectura es ágil e iluminadora: nos describe la circunstancia que envuelve la redacción de estas cartas y nos lleva de la mano a lo largo de una dilatada relación epistolar. De ahí que no tengamos en nuestras manos sólo un paquete de cartas añejas y amarillas por el paso del tiempo (sujetadas por una liga o un listón descolorido), sino la recreación de un diálogo íntimo e intenso: la bitácora del encuentro amoroso y pasional entre dos personas de distintas nacionalidades y profesiones. Por tercera vez, Coral Aguirre se hace cargo de la literatura epistolar alfonsina, primero fue el cruce de cartas entre Reyes y Borges, luego la correspondencia del regiomontano con Victoria Ocampo, y ahora reflexiona, como ya he consignado, en torno a las misivas con Nieve Gonnet. El
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leído (el gran amigo del escritor regiomontano: Pedro Henríquez Ureña era contertulio de Gonnet). Muy pronto, el trato cortés dio paso a vínculos más intensos: “La argentina Nieves propone el giro desde su pasión amorosa sin tapujos ni ambages.” Aquí empieza la historia que cuenta Coral Aguirre. Reyes, acostumbrado al flirteo, se ve sacudido por la conducta directa de Nieves, y de eso deja constancia la ensayista: “Lo que sí sé es que la interpelación de Nieves Gonnet conmueve el universo racional de Reyes, lo enfrenta al Otro.” La “colisión” deja rastros en la obra del escritor: pistas secretas que poco a poco van emergiendo a la luz. La literatura epistolar precisa la distancia, la ausencia de los interlocutores para concretarse. Poco queda registrado de sus encuentros furtivos. La partida de Reyes al Brasil detona con mayor fuerza la escritura de las cartas. En una carta, fechada el 23 de febrero de 1930, Nieves le confiesa a Alfonso: “Hablo mal, escribo peor, atropello, y sobre todo cambio de actitud a cada momento, pero para quien me ha dado el inmenso bien de entrar un poco dentro de mí misma sabe, que una sola cosa interesa y rige mi vida entera, la extrema utilidad, atravesando toda manifestación moral vital de mi vida es una y nada más que una. Querer y que me quieran. Todo lo demás, la inteligencia (manifestación que más aprecio), los talentos, las condiciones físicas, los intereses materiales y económicos, todo al servicio, del único y último interés.” En contraparte, Reyes trata de encausar la relación por otras vías, más formales: “Nieves querida: Quince días he tardado en poder escribirte. Y aun ahora, no estoy seguro. No esperes, en todo caso, que de esta vez sea capaz de contestar tu última carta. No puedo por ahora sondear con claridad dentro de mí mismo. El cambio ha sido muy brusco, y el arrancamiento, realmente brutal. Estoy todo desconcertado. No tenía conciencia de ser tan porteño.
¿Qué diablos tiene, pues, Buenos Aires? ¿Qué tenéis vosotros? - A otra cosa, a otra cosa, que no quiero entristecerme más.” La carta es de abril de ese mismo año de 1930. Lenguaje y deseo explora a profundidad esas dos instancias: sus impulsos de atracción y sus contrastes. El deseo como fuerza motora y el lenguaje como el espacio simbólico donde encausar esa fuerza. La vida alejó para siempre a Alfonso Reyes y a Nieves Gonnet. El primero regresó definitivamente a México en 1939 y permaneció en la capital del país hasta su muerte, 20 años más tarde. La argentina se quedó en Buenos Aires, haciéndose cargo de su familia y llevando una vida privada. Los hijos crecieron, las pasiones se marchitaron. Pero el diálogo continuó y se convirtió en una larga reflexión sobre la amistad y sobre el arte de madurar y envejecer. ¡Gran lección sobre la vida!
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