Revista Infortambo 374_ Julio 2020

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— julio 2020

INVESTIGACIONES

Rastreando a los científicos

Marcelo E. Fernández Asesor privado

Sostenibilidad en sistemas pastoriles (II parte) En la columna anterior se mencionó un trabajo realizado en el estado de Michigan, EE.UU. En esta nueva columna, se ampliarán algunos conceptos. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) fue creado en 1988 para facilitar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. “Las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) son la causa dominante del calentamiento global. Dentro de las actividades antropogénicas, la ganadería juega un rol importante, contribuyendo con el 14,5% del total de las emisiones de GEI”, dice el IPCC. Ahora bien, también se evaluó que para el año 2050, la demanda por carne y leche se va a duplicar, lo que obligaría a esforzarse para alcanzar esa demanda de una manera sostenible. Pero, ¿de qué hablamos cuando decimos “Sostenible”? la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo (WCED por sus siglas en inglés) dice que, “en

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términos generales, sostenibilidad refiere a la capacidad de progresar, satisfaciendo las necesidades del presente, teniendo en cuenta y considerando las necesidades de las futuras generaciones.” Esto requiere analizar de forma balanceada, los aspectos ambientales, económicos y sociales de un sistema. Yendo al sistema “Explotación agropecuaria”, la sostenibilidad se puede medir mediante indicadores denominados “Huellas”, para evaluar cómo afectan las actividades humanas a la sostenibilidad. Hay muchos tipos de huellas, con su propia definición, sus unidades, herramientas de estimación, etc. Por ejemplo, la FAO en el 2010 utilizó la Huella de Carbono para evaluar la sostenibilidad global de la lechería. Sin embargo, utilizar el dato de una sola huella no es la mejor manera de medir la sostenibilidad total, especialmente para el sector de alimentos. Luego de analizar diversos estudios, se concluyó que la mejor manera de evaluar un sistema era teniendo en cuenta las interrelaciones entre carbono, agua, energía y aspectos económicos. En el estudio

considerado, se acuñó un nuevo índice llamado “Huella Alimento”. De esta manera se pudo identificar, en sistemas lecheros pastoriles, la combinación de especies para pasturas y la producción de leche más sostenible para una región determinada. Se utilizó para evaluar la empresa en totalidad, el modelo IFSM (Integrated Farm System Model). Este modelo desarrollado por el USDA, ha sido validado en todo el mundo, a pesar de haber sido creado para las regiones templadas de EE.UU. Las huellas analizadas fueron: Huella de Carbono: representa la cantidad de emisión de GEI durante el ciclo de un producto o un proceso. Las unidades son toneladas de equivalentes CO2. Huella de Agua: mide el volumen de agua consumida en un ciclo de producción. Huella de Energía: es la medición de la energía fósil o renovable, utilizada en la elaboración de un producto. No se tiene en cuenta la energía solar para la fotosíntesis.


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