REPORTAJE
ELEFANTE
Tras la muerte, en mayo pasado, de George Floyd, tanto artistas, futbolistas, organizaciones y empresas globales se sumaron a la causa de Black Lives Matter. POR GEORGINA NAVARRETE
omo un bucle, la historia se repite. Más de medio siglo ha pasado desde que se firmó la Ley de Derechos Civiles de Estados Unidos en julio de 1964; sin embargo, el gran elefante blanco en medio de la habitación está ahí, inamovible, alegando inocencia... pero con las manos ensangrentadas. En 2013, después de que George Zimmerman fuera absuelto, un guardia blanco que había asesinado un año antes a Trayvon Martin, un joven negro de 17 años, en un polémico y extraño caso de “defensa propia”, surgió el movimiento #BlackLivesMatter, con la “misión de erradicar la supremacía blanca” y todos los abusos e injusticias que solapa, según dice en su página web. El hashtag fue creado por Patrisse KhanCullors con base en una frase que su compañera de lucha, Alicia Garza, escribió en una carta a la comunidad negra luego del incidente de Martin. La frase se potenció a su paso por las redes sociales y tras la muerte de una nueva víctima: Michael Brown, en 2014. Hoy es la bandera de una organización con el mismo nombre que se ha expandido en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Lamentablemente, Trayvon y Brown no fueron los primeros, ni los últimos. Asfixiados durante el arresto, golpeados hasta morir o baleados aún cuando estaban desarmados, de entonces hasta ahora, ha habido al menos otra decena de muertes de afroamericanos por acciones policiales que implican uso indebido de la fuerza. Ya como organización internacional, instituida por Garza, Khan-Cullors y Opal Tometi, Black Lives Matter ha aumentado su visibilidad y alcances, pero en mayo pasado recibió un nuevo impulso luego de la muerte de George Floyd en A UT É NT IC O VE R T I CA L • 2 2 • S E P T I E MB RE 20 20