El ahora nuestro
Amazonía: entre la explotación económica y la conservación Juan Carlos Fret-Alvira
La Amazonía, la más grande selva tropical del mundo, con la mayor biodiversidad y cantidad de especies de flora y fauna, donde se produce buena parte de la lluvia de la que se beneficia Suramérica y el agua que llena ríos que crean parte de la energía de plantas hidroeléctricas, cuya región ayuda a la retención del bióxido de carbono que, si no existiera la selva, se liberaría al ambiente y aumentaría sustancialmente el calentamiento global, arde desde hace años y ahora está en un número y daño preocupantes para la región y para el mundo entero. Esa zona cubre varios países del continente suramericano, pero su mayor parte está en territorio brasileño, por ello la inquietud nacional y global por los fuegos que la afligen. Esta es época de sequía, pero las estadísticas muestran que se ha mantenido dentro de lo normal cuando se compara con años anteriores. La diferencia ha sido la presidencia de Jair Bolsonaro, quien desde la campaña política y durante su mandato de apenas ocho meses ha dicho
y repetido que favorece la explotación de la zona protegida para apoyar intereses económicos como los madereros, los mineros, la agricultura y la ganadería, y ha tomado medidas hacia ese fin. Entre ellas, ha liberado millones de hectáreas para esos propósitos, ha reducido la fiscalización, las multas han bajado un tercio para los que deforestan y queman, le redujo el presupuesto al IBAMA (Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables) y destituyó a 21 de 27 directores estatales de esa agencia, pasó el Servicio Forestal del Ministerio de Medio Ambiente al Ministerio de Agricultura, y planifica construir carreteras, puentes y una hidroeléctrica en el territorio. Además, ha manifestado que un terreno tan grande como la Amazonía no puede fiscalizarse y que los indígenas con sus áreas protegidas son un atraso para el progreso del país. Ante ese panorama, los intereses económicos antes mencionados han encontrado mano libre para usurpar sin consecuencias. Un ejemplo grave lo vimos los días 10 y 11 39