6 de septiembre de 2019
Colo Marlyn Maldonado Santiago
Cuentas los dulces de coco que hay en la bandeja. Los mismos que piensas vender ese día en el semáforo de la 65. Te sientas en la mesa redonda y esperas a que Juana te prepare el café puya. Te lo sirve y la miras unos instantes. Ella está de espalda y pone en agua algunos platos sucios en el fregadero. Te tomas el café y te levantas. Caminas por el pasillo que conduce a la puerta de atrás de tu casa. La noche anterior había caído un aguacero y hundes tus chancletas en el fango para llegar a los corrales de zinc donde tienes tus gallos y gallinas. Esa noche habías dormido bien. El sonido de la lluvia cayendo sobre el zinc te relajaba. Aunque Juana siempre te decía que la lluvia no es buena para los huesos de los viejos. Vuelves a la casa y dejas las chancletas afuera. Entras descalzo al cuarto y te pones una camisa de botones y unos zapatos. Vas a la cocina y recoges la bandeja de dulce de coco que Juana había envuelto en papel de plástico. Sales de la casa y caminas por la calle de brea que conecta las pocas casas de tu barrio. Silbas una canción que tú mismo habías inventado
para tu barrio Colo. Caminas hasta la única entrada y salida del barrio que sale a la avenida 65. Te diriges a la izquierda para llegar al semáforo donde vendes los dulces. Pero antes, miras la escultura en mosaico que te recuerda un vejigante sin la máscara y que el municipio de Carolina había puesto allí para distinguir el barrio. A ti te parecía innecesaria. Eso era lo único que se veía desde la 65. Pero aun así sabías que los que transitan por la avenida no miran esa figura en mosaico que dice Barrio Colo en su cuerpo, aunque esté lleno de colores. Colo siempre ha estado rodeado de árboles, pero antes estaba rodeado por un bosque. En las tardes, cuando tu piel quemada ya no aguanta más un rayo de sol, cuando el pañuelo que te pones en tu cabeza ya no filtra tu sudor, decides regresar. Siempre regresabas por la parte de atrás del barrio. Ese camino te parecía más corto en las tardes. Atraviesas el centro comercial que ya hace años que lo cerca. Pasas por la acera que está al frente del Oriental Bank, el Subway, Longhorn y Wendys. Piensas que 84