NATURISMO CIENCIA PURA
El célebre doctor Lahmann, jefe de varios sanatorios europeos, y autor de famosos tratados sobre alimentación, afirmó que la ingesta de carne produce la guerra y la barbarie como fatal reacción contra el pueblo que la come. Fue Protágoras quien dijo: “Mientras los hombres maten animales para comérselos, se matarán entre sí”. Cabe reflexionar que una civilización o sociedad que se permita una alimentación en base a la tortura, matanza y muerte atroz de los animales, ésta sociedad alimenta la violencia dentro sí.
El
CARNIVORISMO y su influencia sobre la
PSIQUIS Conduce a la
VIOLENCIA L
a ola creciente de violencia y criminalidad que se extiende por todo el planeta, exige cuidadosas y profundas reflexiones. Técnicos, sociólogos, psicólogos, educadores, etc. han reconocido su fracaso para lograr en los procesos correctivos un resultado científicamente válido. El célebre doctor Lahmann, jefe de varios sanatorios europeos, y autor de famosos tratados sobre alimentación, afirmó que la ingesta de carne produce la guerra y la barbarie como fatal reacción contra el pueblo que la come. Fue Protágoras quien dijo: “Mientras los hombres maten animales para comérselos, se matarán entre sí”. Cabe reflexionar que una civilización
o sociedad que se permita una alimentación en base a la tortura, matanza y muerte atroz de los animales, ésta sociedad alimenta la violencia dentro sí. La influencia de la alimentación sobre la psiquis ha sido observada desde la más remota antigüedad: el origen de la antropofagia y el carnivorismo puede hallarse, quizás, cuando algunos bárbaros creían que comiéndose el corazón de una gran guerrero, caído en la lid, se asimilarían su coraje. Amílcar Barca alimentaba a su hijo Aníbal con sesos de tigre, para que fuese bravo y combativo. Modernas investigaciones afirman que la molécula de proteína está indisolublemente unida a un elemento
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psíquico del animal que la fabricó para sí, con un sello indeleble que subsiste en los últimos aminoácidos, después que los agentes químicos de la digestión desintegran las sustancias nitrogenadas. Para aumentar la belicosidad de los gallos de riña, se les da carne cruda, alimento favorito de las fieras, que distan mucho de ser los animales más fuertes y sanos de la naturaleza; los herbívoros, como los paquidermos, equinos, bovinos, etc., tienen más fuerza y rinden un esfuerzo útil que no pueden prestar los carnívoros; éstos necesitan toda su energía vital para el propio sustento sin que puedan dar nada de ella; lo que se destaca es la fiereza de unos y la mansedumbre de otros. La “psiquis” animal que ingerimos con la carne, es la causa del poco control que tenemos sobre nuestras pasiones, pensamientos y sentimientos. Por aquel fanatismo religioso por el cual hay que “salvar el espíritu” y no el cuerpo, recordemos el axioma “ment sanum in corpore sanum”, o sea “mente sana en cuerpo sano”. La carne, alimento antifisiológico, con sus tóxicos fuertemente activos (ptomaína, cadaverina, necrolisina, etc.) es un veneno lento pero seguro, que provoca serios trastornos cerebrales, debido a que el cerebro es regenerado contínuamente con el “material” suministrado por la sangre, que a su vez está formada con los alimentos que ingerimos. El Dr. Eduardo Alfonso dijo: “ingerir un trozo de carne supone dar al organismo un producto en el cual predominan las “fuerzas destructivas” de la naturaleza puesto que como resto cadavérico no le queda otra misión que desintegrarse por la putrefacción; en cambio ingerir una fruta o un vegetal es regalar al organismo elementos nutritivos donde se acumulan las “fuerzas constructivas”. Esto constituye el primer paso de la reforma moral y del dominio de sí mismo”.
Muchos grandes hombres fueron vegetarianos: Darwin, Buffon, Linneo, Cuvier, Edison, Ford, Rockefeller, Descartes, Kant, Amado Nervo, muchos padres de la Iglesia, también San Francisco, que llamaba hermanos a los animales, Pitágoras, posiblemente Sócrates y Platón, que en “La República” abominaba de los guisos atenienses y de la salsa negra que gustaba a los espartanos; recomendaba comidas sencillas, para lograr la salud de los ciudadanos y la fortaleza de los soldados. La máxima sencillez consistía en comer cada vez una sola cosa, sin mezcla ni condimento alguno, con lo que se evitarían las incompatibilidades alimenticias ya intuidas por el genio griego. La ciencia va descubriendo estas verdades y la medicina recurre cada vez más a las vitaminas, a la clorofila y otros remedios vegetales