UNIÓN “JOSÉ REVUELTAS”
JESÚS JARAMILLO NOCTURNO Dos hexágonos paralelos de color rojo aparecían inclinados levemente en el espacio. Era la noche densa y de silencio inerte, acompañada de parloteos lejanos e iluminaciones difusas
que aterrorizaban más que la soledad. El verborreo lejano era vulgar, con ritmos sonoros des-
ca más se volvió a ver. Pero tres minutos después, entre lágrimas calladas, aparecieron los
hexágonos rojos en tamaño real, y se vio atraído hacia ellos por una fuerza sobrenatural. En contra de sí mismo y sus deseos, tiritando de miedo, colocó sus pies en un hexágono y se marchó.
cendientes de los estragos automovilísticos y se repetía exhaustivamente. Una sábana cubría el
cuerpo congelado de un joven que no podía dormir como cualquier otro en su habitación afable. Después de tantas guerras internas entre pensamientos, sensaciones y procesos neuróticos ato-
londrados, cubrió su rostro con el antebrazo derecho. Entonces aparecieron los hexágonos rojos, saludándole como viejos conocidos con gracia y enseñando los dientes. Inmediatamente él se levantó de la cama y se golpeó la frente. "Si no te
apagas por las buenas lo harás por las malas" pensó, pero era inútil el castigo propio. Cerró los ojos y los hexágonos se mantenían allí creciendo cada vez más, hasta cubrir el aura de sus pers-
pectivas, y con intolerancia el puberto se dirigió al lavabo, derramando ríos en su mirada sombría por las secuelas de un insomnio inteligente y tenebroso como Hannibal Lecter. Llegó a la sala y
encendió la luz, observando su silueta con dificultad en el espejo. Apagó la luz nuevamente: ya no aparecía su reflejo; repitió el proceso con afán de mísero hasta que se quemó el bombillo y nun14