La maldición del futbol Etgar Keret
M
34
e llamo Etgar Keret y soy aficionado al equipo de futbol Maccabi Petah Tikva. Al escribir esta frase, me siento como un borracho avejentado en una reunión de aa, con una importante diferencia: es mucho más fácil comprender cómo alguien puede caer en las garras del alcoholismo. Aquí van algunos hechos dolorosos sobre el equipo de futbol Maccabi Petah Tikva: aunque se fundó hace más de cien años (es el segundo equipo más antiguo de Israel), jamás ha ganado un campeonato y, en los últimos sesenta años, ni siquiera el torneo de copa. El legendario entrenador del club, Itzik Luzon, se hizo mundialmente famoso entre los aficionados al deporte cuando Fue en mi quinto cumpleaños cuando mi expuso sus genitales frente a los aficionados del equipo rival durante un derby. Los principales jugadores del Maccabi Petah personalidad oportunista asomó su ho- Tikva aparecen en repeticiones televisivas solo cuando escupen rrible cabeza por vez primera. En lugar o patean a los rivales, y con toda razón, pues con ver el resto de sus jugadas geniales una sola vez es suficiente. de permanecer en la banca depresiva, Reza el adagio que se puede elegir a los amores pero no a la corrí al campo gritando como loco y me familia. En el eje que separa a los amores de la familia, ¿dónde situada exactamente la afición por un equipo de futbol? sumé a la bola de jugadores del equipo queda Para mí, seguir a un equipo de futbol, al menos como lo harival. Nuestro familiar, que seguía para- go yo con el Maccabi Petah Tikva, es similar a contagiarse de enfermedad de transmisión sexual: es algo por completo do junto a la banca del equipo perdedor una indeseable, pero cuando sucede, hay que hacerse responsaintentando consolar a sus jugadores, ble. Después de todo, nadie me obligó a ser aficionado de un que tiene tan pocos aficionados y tan poco talento, que me hizo señas para que regresara. Pero equipo nunca juega en mi ciudad natal de Ramat Gan ni tampoco la dicha idea no me atraía en absoluto. representa. Y, como sucede con las historias detrás de las enfermedades de transmisión sexual, la explicación de cómo fue que me aficioné a este equipo yace en un terrible momento del cual me arrepentiré la vida entera. La triste historia de cómo me convertí en fanático del Maccabi Petah Tikva comienza en mi cumpleaños número cinco. Un pariente lejano que trabajaba para la gerencia del equipo de futbol local accedió a llevarme a un partido como locales para mi cumpleaños. Como regalo especial, único en la vida, se me permitiría sentarme en la banca del equipo. Era un juego de particular importancia porque el perdedor descendería a la división inferior, así que el estadio estaría a reventar de fanáticos enfebrecidos. Como niño hiperactivo con un ligero caso de trastorno de déficit de atención, en realidad no le puse mucha atención al aburrido juego empatado sin goles, hasta el último minuto, cuando el equipo visitante hizo lo inesperado: anotó el gol de la victoria que haría descender al equipo local a la división inferior. El público en las gradas quedó devastado, e incluso algunos de los jugadores sustitutos de