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mis deberes hicieron que mi mente y mi cuerpo llegaran a sufrir un colapso, el ánimo de mis amigas quienes estuvieron siempre ayudándome y deseándome lo mejor sumo a que yo tuviera es fuerza de voluntad para enfrentar todo. Luego de ello tuve que pasar por ese momento contagiándome yo también, pero lo más importante fue que yo lo tomé con mucha más calma y la verdad me cuida mucho y ya no me cuestionaba con todo eso porque sabía que esa enfermedad es mucho más psicológica, sabía que tenía que tener mente positiva, hacer ejercicio y no dejarme derrumbar, pase todo ese proceso y lo supere. Ahora con todo lo que pasado me siento un poco más tranquila y sé que poco a poco estamos volviendo a nuestras actividades diarias, pero también sé que nada volverá a ser igual, que nos tocó pasar por varias situaciones y que el enfrentar una muerte y el no volver a ver a esa persona en un ataúd sino en nada más que polvo nos causa daños emocionales muy fuertes que afectará la vida de cada uno. Indistintamente no solo nos enfermamos del cuerpo sino de la mente, no solo nos quedaron secuelas de la enfermedad nos quedaron secuelas emocionales, en donde los comentarios nos dolieron mucho y donde causaron ansiedad, estrés y muchas lágrimas perdiendo en sí nuestro bienestar psicológico. Aun el más fuerte pudo sentir ese dolor que carcome el alma y el pensamiento y dejó una huella imborrable en nuestro cerebro, que en un día tal vez no está, pero con una sola palabra se acciona y causa nuevamente ese miedo.