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Cabe plantear la siguiente pregunta: ¿Hemos sido o somos víctimas de la histeria colectiva?, y la respuesta que se avizora es que efectivamente lo hemos sido y lo somos, una sociedad que ha caído en el pánico más de una vez, solo mírennos corriendo a los centros comerciales a vaciar las perchas de papel higiénico o acabando con las reservas de productos de primera necesidad dejando a quienes de verdad lo necesitaban sin nada, siendo esta histeria colectiva el resultado de un nivel de estrés extremo y contagioso, y en este mismo contexto ¿Podría decirse que también somos un montón de hipocondriacos?... también lo somos, y esto principalmente porque ante un virus de magnitudes como el Covid-19, y las implicaciones físicas luego de contagio en nuestro cuerpo, y, por otro lado, las víctimas que ha cobrado desde su inicio hasta el momento de la redacción este ensayo, ha hecho que como sociedad desarrollemos preocupación y miedo extremo de que síntomas menores indiquen esta gravísima enfermedad, todo esto a partir de nuestra interpretación personal. Es así, que desde estas afirmaciones podríamos decir que somos una sociedad llena de hipocondriacos que cayeron en histeria colectiva, pero, el suceso no termina ahí, pues este es apenas el ápice del iceberg, pues detrás de estas primeras afirmaciones se esconden muchas más patologías como trastornos de ansiedad, insomnio, trastornos depresivos, irritabilidad crónica entre otros tantos, entonces, la afirmación de que somos un montón de hipocondriacos que simplemente cayó en la histeria colectiva ¿es correcta?, pues para ser sinceros, no, lo que sí somos es el resultado de una sociedad con mentes cansadas y en base a la definición de la OMS: enfermas. ¿Mentes cansadas? ¿Mentes enfermas? pero de qué estamos hablando, ¿acaso el estar en casa te causa cansancio?, ¿acaso estar en un lugar seguro como tu hogar te enferma?, es algo absurdo e irónico, pero esa es la realidad, y desde mi criterio y mi experiencia personal, puede que a los ojos de terceros, el estar en casa, el cuidar de su hermana menor, el ayudarla con sus deberes, el asistir a clases desde una computadora, el interactuar con los docentes desde un micrófono y el leer PDF’s entre otras acciones de “rutina”, sean normales y no causen ningún tipo de cansancio y mucho menos causen alguna enfermedad, sin embargo, si nos basamos en el precepto de que “nada es lo que parece”, nos daremos cuenta de algo, cuando menos interesante y algo atemorizante, es así que tenemos las siguientes realidades, una vez más lo aclaro, relato las siguientes circunstancias desde mi vivencia, se respeta si es diferente en otros casos. Retomando el tema, si nos fijamos en que el estar encerrado en casa puede que no cambie mucho la realidad de un universitario promedio, si a esta le quitamos la posibilidad de salir al parque a pasear con tu perro, el ir a comprar un helado y disfrutarlo sentado en la vereda o el salir con los colegas, que en su mayoría son actividades que desestresan y ayudan a aliviar las cargas familiares y de estudiante, tendremos una realidad en donde tienes como resultado a un ser humano que comienza a funcionar como un contenedor de estrés. Así mismo, el cuidar de un hermano menor y ayudarlo con sus deberes es una realidad que aquellas personas que tenemos hermanos menores sabemos que es una experiencia bonita y gratificante, sin embargo, si pasamos de esta