El legado de la piedra
Es complicado explicar quién soy,ya que se supone que estoy en desuso, pero mi nombre se lee en varios locales comerciales del barrio Ricaurte en Bogotá, puede que sí preguntas por mi a tu madre o a algún amigo, este no me reconozca o me confunda con algo de la prehistoria,esto es normal, debido a que mi nombre comienza con “lito”, que significa piedra e inevitablemente terminan creyendo que soy pintura rupestre, “rupes” significa roca, y por ahí van nuestras similitudes lejanas, tan lejanas que podríamos ser familiares y conocernos con 20 años en una fiesta de nuestro pueblo, es verdad que en las universidades me conocen un poco más,en especial en Artes Plásticas, suele haber al menos una materia con mi nombre por ahí. En resumen yo diría que soy un medio de expresión,pero esto puede sonar muy petulante y quien me lea seguro querrá cambiar de
historia lo más rápido que pueda, lo que pasa es que no hay otra definición mejor, porque mi doble naturaleza no me deja en paz: soy arte y soy oficio, y el término medio es ser una técnica. Creo que lo más fácil sería empezar por mi origen, fuí un accidente, así como muchos humanos, nací por error en 1796, o bueno, así es como se conoce, mi creador, ¿o padre?, es Alois Senefelder, y la leyenda con la que explica mi nacimiento es que necesitaba hacer una lista y coincidencialmente lo único que estaba a su alcance era una piedra pulida y un lápiz graso, a partir de este romántico incidente empieza a experimentar más con el principio de rechazo entre el agua y la grasa, creo que dejando de lado esta fantasía es importante resaltar que mi padre ya había estado buscándome, él quería una forma de impresión barata para sus partituras, ya que nadie había querido editar estas y sus obras de teatro, decidió hacerlo él mismo, a veces pienso que si mi padre me hubiera usaEl legado de la piedra 31