P SICOLOGÍ A
LA CURIOSIDAD EN LAS RELACIONES, ¿MOTOR O CONFLICTO? por Fernanda B al l esteros i m ágenes de Kat Kri stof
En términos del psicoanálisis, nuestra curiosidad, o “pulsión de saber”, nos acerca a los otros para dar lugar a la intimidad. En ella, el deseo y el pensamiento se entrelazan y pueden llevarnos a lugares oscuros o brillantes en función de nuestra capacidad de dominar el ego y de tender puentes hacia los demás.
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iras cautelosamente la chapa de una puerta, sin saber si del otro lado van a aceptar que entres o no. Atracción espontánea, natural. ¿Para qué lo haces si nadie te lo pidió? ¿Qué tanto quieres ver, oler, tocar, aprender, confrontarte? ¿Qué tanto calculas los efectos de entrar a ese espacio? La curiosidad es una culebra que cava, por debajo de la tierra, conexiones con los otros. ¿Cómo distinguir entre los túneles que crean puntos de encuentro y los que, enredados, engendran laberintos? ¿En qué momento la curiosidad pasa de ser constructiva a perversa, destructiva? La psicoanalista Melanie Klein escribió que la curiosidad en el humano es un impulso innato que viene desde el primer objeto de conocimiento, desde la exploración del cuerpo materno. Fuerza epistemofílica. Luego viene la edad de las preguntas. El qué-es-eso cada dos minutos de cuando fuiste niño. Klein remarca la importancia de que alguien te responda a esas preguntas sin anticiparlas para que desarrolles tu curiosidad sin represión: una base para el desarrollo intelectual y creativo.
Todas las imágenes son de Kat Kristof. Cortesía de la artista. CA P I TE L | CU R IOSI DAD
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