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Introducción
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a historia del arte desde su creación ha sepultado a las mujeres artistas mostrando diferentes grados de opresión y marginación con base en una diferencia de naturaleza sexual. Las mujeres siempre han producido arte, lo que sucede es que el comportamiento sexista y la desigual división del trabajo reservaron la posibilidad de dedicarse a la creación artística sólo a una minoría femenina dentro del sector productivo —mayoritariamente masculino—, relegando a la mujer al trabajo doméstico y a la reproducción del género humano, como si esto fuera algo normal y lógico. Sin embargo, esta realidad sociocultural se rompió, y hoy la mujer ha logrado ser admitida totalmente en el área de la producción en general y de la producción artística en particular. Un ejemplo de este cambio de orientación la encontramos en la exposición titulada “La otra mitad de la vanguardia”, que se lleva a cabo en Milán, en el Palazzo Reale en 1989, donde se muestra más de cien obras de arte de creadoras de nuestro siglo (Vásquez, 1996, p. 23). Cuando se instituyó la historia como materia de estudio, fue la responsable de contarnos todo a partir de los hitos singulares, y mediante la exaltación de lo sublime y extraordinario. Fuera de este proceso quedaron las mujeres a pesar del movimiento ilustrado, pues la jerarquización impuesta por la academia infravaloró el trabajo femenino, ya que como vemos, las condiciones de su género las excluyeron de una formación artística completa que limitaba temas y forma de expresarlos. Las limitaciones del acceso a las academias comportaban graves deficiencias en la formación de las artistas. Poco a poco las academias amplían formación en las distintas secciones de pintura, escultura o grabado; se van abriendo aulas específicas para mujeres, en las que se mantiene la prohibición total y absoluta de las clases de desnudo, lo que las excluía definitivamente de la práctica de la escultura y limi-