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En clave de mujer Por: Hna. Cecilia SIERRA, mc
María, modelo de discipulado misionero
Murillo
–Última parte–
E
n el magníficat María revela qué piensa de Dios. Él es santo y misericordioso, es alguien digno de confianza, que hace grandes cosas en y a través de quienes se confían en su gracia. Ella lee su propia experiencia desde la historia de su pueblo. Los juicios de valor del magníficat son la expresión colectiva de su fe y reconocen que Dios está ac-
En el número anterior, vimos que ella sigue a Jesús, desde fuera, y aún siendo su madre, debe hacer un camino de discipulado como todos los demás. Siempre estuvo presente como protagonista al inicio de la predicación de Jesús, acelerando su hora, y también lo está en la hora definitiva: al pie de la cruz. tuando en su persona y en la historia. Haciendo memoria de sus antepasados, María, la chica de esa aldea olvidada, le canta que se acuerda de su misericordia, le promete y cumple sus promesas. ¿Con qué Dios me relaciono? ¿Qué características tiene? Otro pasaje en que sobresale la figura atenta y asertiva de María, es el relato de las bodas de Caná (Jn 2,1-
11). Ella detecta que hay necesidad. En este relato, la madre de Jesús fue invitada a una boda. Habrá estado ayudando muy de cerca como para percatarse que hacía falta el elemento esencial de la fiesta. Con asertividad y prontitud se dirige confiada a su hijo, y creando un espacio abierto, y en tono firme y cálido, le expresa: «no tienen vino» (vv. 3). Ante la respues-