Anna SOKOLOW. Bailarina y coreógrafo independiente. Colaboradora de Louis Horst y de Martha Graham. Su grupo. Anna Sokolow implanta la danza moderna en México. Su obra coreográfica. Anna SOKOLOW. (Hartford, Connecticut, 22 de febrero de 1913) En tanto que coreógrafa, Anna Sokolow busca y encuentra el impulso que anima su creación artística en el corazón de los acontecimientos y de los problemas que se les plantean a los seres humanos de nuestra sociedad contemporánea. Después de rechazar cualquier otra influencia ajena a la que le dicta el hecho cotidiano, su obra se convierte en su mensaje, caracterizado por la calidad de su estilo de danza que se distingue por la nitidez tajante de un gesto personal que quiere ser audaz aunque, a menudo, frágil. Con Anna Sokolow, la abstracción de las formas reales engendra la forma pura de la danza. Pero dicha abstracción debe ser tratada con sensibilidad sí se quiere evitar la frialdad o la rigidez de estilo. Es una creadora preocupada esencialmente por las estructuras de la danza, sólo la música puede a veces influirla, ya que, para la coreógrafa, la música evoca la imagen que puede traducir inmediatamente en movimiento, excluyendo de su proceso de creación cualquier otro elemento, como decorado o vestuario. Hija de una familia modesta de emigrados polacos, a la edad de diez años empieza a estudiar con Blanche Talmud. Pero su verdadero contacto con la danza se produce en el Neighborhood Playhouse, al conocer a Louis Horst y Martha Graham. A partir de 1930, forma parte del grupo de Graham, en el que permanece hasta 1939, sin llegar, no obstante, a identificarse con el estilo de una bailarina típicamente Graham. Sin dejar de trabajar en el seno del grupo, prosigue su formación y se convierte en la ayudante de Louis Horst en el Neighborhood Playhouse. Dando prueba de una madurez artística precoz, desde sus primeros años de trabajo encuentra las características de su propio estilo. En 1934, Anna Sokolow constituye su primer grupo de bailarines, lo cual le permite entonces interpretar los numerosos solos que compone para sí misma y presentar otros trabajos personales creados especialmente para los miembros de su pequeña compañía. Aquel mismo año fue a la U.R.S.S., donde permaneció siete meses. A partir de su regreso a Nueva York, decide desarrollar su abanico de conocimientos de la danza, y para conseguirlo empieza a estudiar clásico en la escuela de la Metropolitan Opera.
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