Los coreógrafos independientes de la tercera generación. Algunos coreógrafos, con una formación de danza exclusivamente moderna o bien que también han adquirido una formación de bailarín de danza clásica, pueden ser considerados, ya sea durante un período momentáneo de su carrera, ya sea durante toda su carrera, como pertenecientes a un grupo de bailarines-coreógrafos autónomos de danza moderna. Algunos trabajarán principalmente en el ámbito de la danza moderna, tales como: Ann Halprin, Jack Moore, JeffDuncan, Don Redlich, ClijfKeuter. Otros se alejarán de ella: John Butler, Glen Tetley, Norman Walker, Lar Lubovitch, mientras que James Waring oscilará sin cesar entre ambas formas. Por último, Mary Anthony, Paul Sanasardo, Manuel Alumy James Cunningham establecerán su propio teatro de danza moderna. Ann HALPRIN. (Winetka, Illinois, 13 de julio de 1920). Ann Halprin (la esposa del arquitecto Lawrence Halprin) se libra a una experiencia sin precedentes desde el seno del San Francisco Dancers' Workshop, grupo que formó en San Francisco en 1969. En efecto, partiendo de la base de que las posibilidades de la expresión corporal sólo habían sido utilizadas, hasta entonces, de una manera imperfecta, Ann Halprin propone explorar el movimiento hasta convertirlo en un auténtico lenguaje, común a todos los seres humanos, que les permita expresarse durante las «ceremonias» comunes. El mensaje que el movimiento debe transmitir debe existir en el mismo corazón de la sociedad de nuestro tiempo, y debe manifestarse mediante creaciones colectivas, especie de rituales destinados a expresar la propia convicción de cada participante. Según Ann Halprin, la creación personal no debe ser una experiencia íntima. Debe ser una experiencia colectiva beneficiosa para el grupo, del cual nadie puede disociarse; ningún bailarín puede quedar aislado. La historia de la danza moderna nos enseña que Nueva York es no sólo la única ciudad de los Estados Unidos, sino también la única ciudad del mundo en la que, desde los años veinticinco, la danza encuentra un terreno para su evolución, y que se ha convertido en el centro de estímulo para la creación, la confrontación, la contestación, y también la consagración. No obstante, desde el momento en que la danza moderna tiende a convertirse en la expresión de un arte visual más que un arte específicamente del movimiento, cabe pensar que se producirá una fragmentación, y que, en un futuro, Nueva York perderá su prerrogativa. En efecto, la experiencia de Ann Halprin es la primera que se sitúa fuera de la gran metrópolis (exceptuando la de Lester Horton en Los Angeles algunos años antes). 254