INTRODUCCIÓN.
La danza moderna es una forma de expresión corporal originada por la transposición que hace el bailarín, mediante una formulación personal, de un hecho, una idea, una sensación o un sentimiento. Esta danza moderna se convierte así en un modo de ser para el hombre que quiere hablar con su cuerpo bailando descalzo. Esto implica, para el bailarín de danza moderna, la necesidad permanente de encontrar en sí mismo los principios de una técnica que, como en el caso de la danza clásica, está sujeta a unas reglas. Pero las normas son diferentes. Dicha diferencia reside tanto en la técnica como en el origen de la motivación del movimiento. Un bailarín de danza moderna debe, pues, inventar y reinventar una y otra vez una fraseología del movimiento a fin de que éste conserve siempre su carácter inédito y traduzca el mundo interior del ejecutante. La danza moderna es un producto del siglo XX. No es fruto del azar sino de una necesidad, la necesidad que se impone naturalmente a ciertos artistas convencidos de que en lo sucesivo les será imposible crear al margen de las preocupaciones estéticas de su época. A principios del siglo XX, asistimos a un período de tanteo, de búsqueda, durante el cual los experimentos se prestan a veces a confusión. En efecto, las pioneras de la danza moderna, dos mujeres americanas: Isadora Duncan y Ruth St.Denis no son aceptadas, en un principio, como bailarinas de danza moderna. Para estas artistas, la danza es el reflejo de lo que sienten, de lo que quieren expresar intensamente con su cuerpo, sin preocuparse de consideraciones de orden técnico o estético. Son bailarinas libres. Durante algún tiempo, el calificativo de «libre» se da a todo tipo de formas de danza distintas a la danza teatral conocida hasta aquel entonces, lo cual se fundamenta sobre unas bases elaboradas y después codificadas a partir del siglo XVII. Los pasos, los gestos y las posturas de esta danza teatral se inscriben siempre en el férreo marco de los principios inmutables de la técnica clásica. El hecho de que Isadora Duncan y Ruth St.Denis no se sometan a las leyes de la danza clásica no implica necesariamente que establezcan un nuevo sistema de baile basado en otros principios igualmente inmutables. Como pioneras de la danza moderna, constituyen el primer grupo de bailarines modernos, al cual hay también que incorporar al bailarín americano Ted Shawn. Si estos bailarines rechazan las reglas del sistema clásico, lo hacen a sabiendas, con el fin de dar libre curso a su inspiración y expresar con su danza un talante que les es propio, sin otra preocupación que la de vivir su danza.
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