Lección 5. La búsqueda constante de la felicidad en la vida y en el trabajo 111
Aunque los retos que viví fueron a mediados de los noventa, uno de los grandes desafíos de las organizaciones del siglo xxi es alcanzar «la felicidad» de los empleados dentro de su trabajo. Pareciera, sobre todo en México, que asistir al trabajo es un «pecado», un «castigo», una «carga» que es necesaria para sobrevivir desde un ángulo económico. Por el contrario, tal como indicaba Hiroki senséi: […] toda persona tiene que encontrar su rumbo y propósito en la vida… además, mientras transita el camino debe sentir gusto, orgullo y felicidad al momento que hace su tarea. Por lo tanto, esto nos lleva a reflexionar que cuando tenemos una visión y misión de vida, trabajar debe ser el medio por el cual uno como persona alcanza su plenitud cada día de su vida. Gill Hasson (2018) describe en su libro Happiness que la felicidad es un sentimiento general de bienestar. De hecho, para este autor la felicidad está centrada en el poder que cada persona tiene de hacerse feliz por sí misma. Hace cerca de dos mil años, en la antigua Grecia, el gran filósofo Aristóteles indicaba en su Ética nicomáquea que la felicidad era «cierta actividad del alma que va acorde a las virtudes del hombre» y, por lo tanto, la dividía en dos tipos: 1) eudaimónica y 2) hedónica. La eudaimonía aristotélica se refiere a tener un propósito en la vida, a encontrarle significado a lo que se hace a largo plazo, al destino que queremos encontrar, a vivir bien y hacer buenos actos en el transcurso de la vida. Mientras que la felicidad hedónica es el placer a corto plazo, eventos, acciones, situaciones que nos hacen feliz en un breve momento. Para Aristóteles alcanzar la felicidad era fundamental para todo ser humano porque si esto no era así, o no se alcanzaba, entonces podía afectar la salud, las relaciones personales o el desempeño en el trabajo de
Capítulo 四
Diez lecciones del management de un samurái mexicano