Lección 7. El mindfulness y la sistematización del trabajo 118
Hiroki senséi fue sabio cuando me indicó que en la vida se tiene que ir con todos nuestros sentidos conectados observando lo que nos rodea. Pero no basta con sólo observar el gemba, es necesario adentrarlo en nuestro pensamiento para que de forma sistemática lo podamos ejecutar. Gran parte de los ejercicios realizados en el monte Haguro y en las otras montañas sagradas buscaron siempre el mindfulness de mi persona y la creación de una rutina sistemática para cultivar pensamientos positivos y aprendizajes. El mindfulness, de acuerdo a Coll (2015), es el proceso de cultivo mediante el cual se fomentan las emociones que engendran los valores positivos universales de las personas y se minimizan las emociones que resultan tóxicas al pensamiento del ser humano. En términos prácticos: todo gerente debe reconocer, en su día a día, qué valores o pensamientos positivos rodean su gestión en términos de impacto a su personal, a la empresa y a la sociedad en general. Por lo tanto, aspectos como la amabilidad, bondad, justicia, amor por el trabajo, orgullo por la tarea, entre otros, deben ser emociones presentes en todo momento en la actividad gerencial. Se trata de que el gerente maximice estas «semillas» positivas en su conducta, comportamiento y prácticas gerenciales. Por otra parte, su trabajo también es eliminar y minimizar todos aquellos valores negativos que se puedan presentar en su gestión. Por ejemplo: envidia, corrupción, rabia, enfado y egoísmo extremo. Su trabajo gerencial no sólo reside en su trabajo en sí, sino en su forma de conducirse. Así pues, maximizar valores positivos y reducir los negativos (mindfulness) es la principal práctica gerencial de un gerente que comulga con la filosofía kaizen. Finalmente, no basta para el gerente sólo despertar y actuar en una corriente de valores positivos, es necesario sistematizarlos y estandarizarlos para conseguir la ejecución constante y
Universidad de las Américas Puebla