Desde que tengo uso de razón he dibujado, era parte de mis juegos y también un refugio cuando estaba triste. Con el paso de los años me di cuenta que dibujar provocaba que sacara mejores notas en mis clases del colegio. Estudié Diseño de la Comunicación Gráfica y Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM.Nunca olvidaré mi primera clase de dibujo artístico, fue el desnudo de una mujer indígena de Xochimilco. Ahí decidí que dedicaría mi vida entera a dibujar y a pintar. Para mi dibujar y pintar es muy parecido a meditar u orar, porque me enfoco en el aquí y ahora. Me encanta, y esto me ha ayudado a salir de algunos baches en mi vida.
En mi experiencia como profesora de dibujo y pintura, ha sido muy gratificante ver la sonrisa de niños y adultos al descubrir que todos podemos dibujar y que tenemos un cerebro maravilloso con el cual ejercitamos la creatividad. Mis alumnos me dicen que son felices cuando dibujan.
De las cosas que han marcado mi carrera está un profesor que hace algunos años me dijo: “Los Artistas Plásticos nunca nos jubilamos, al contrario, entre más viejos más experiencia adquirimos” hoy sé que tenía mucha razón.
Así, mi curso se llama “Sé feliz dibujando”, porque mi especialidad es enseñar desde cero hasta que lo logren, y eso me convierte en una facilitadora de la felicidad.
Otra experienca fue hace aproximadamente 15 años, con una pintora en España, con quien pinté en el estudio de su padre. Ella me preguntó si creía en Dios, y yo conteste: “Por supuesto que sí”. Y ella me argumento: “Yo soy agnóstica, pero si Dios existe y tu crees en Él, que mejor alabanza que desarrollar los dones y talentos que te ha dado”.
Te invito a ser parte de esta felicidad y descubrir al artista que llevas dentro. Eso hará que aumente tu autoestima y te des cuenta de que puedes emprender muchas cosas en tu vida. Porque al dibujar tu creatividad crece y, si tienes hijos, prueba a dibujar con ellos, te aseguro que su relación se hará más estrecha y descubrirás otras cosas que ni te imaginas.
Me impactó tanto, que decidí hacer de esto mi propósito en la vida, y empecé a dar clases a niños desde los cinco hasta los 80 años. Y lo menciona así porque, cuando doy clases, les digo a mis alumnos que la condición es que, si son adultos, vuelvan a ser niños.
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