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FRAGANCIAS
La aristocracia del perfume Durante la última década, hemos asistido a un interés renacido por los vikingos. VIKING, lanzada en 2017 por CREED, homenajeaba el espíritu de aventura de esa cultura. Ahora, la casa bicentenaria renueva la apuesta con Viking Cologne. por HÉCTOR IZQUIERDO
Creed es una de las marcas de perfumería más fascinantes del mundo. Nació en 1760 en Londres –un siglo después se mudaría a París– como el proveedor de fragancias exclusivas y absolutamente bespoke para la realeza y la aristocracia británicas, primero, y europeas, después. Y así continuó durante más de 200 años. Hasta 1970, con la aparición en escena de Olivier Creed –sexta generación de la familia–, la casa no se abrió al público masivo. Desde entonces, las fragancias de Creed se han movido a medio camino entre la creación de nicho y el éxito de ventas. Están presentes en la cultura popular y, al mismo tiempo, conservan el encanto de lo exclusivo. Aventus, lanzada en 2010, es un buen ejemplo.
FOTOGRAFÍA: CORTESÍA DE CREED.
ESPÍRITU DE AVENTURA
El clásico frasco de Creed, con sus relieves aristocráticos, adquiere tonos naranjas en Viking Cologne.
Olivier Creed y Erwin, su hijo, han conseguido encontrar un equilibrio entre las exigencias del mainstream –con su ritmo de lanzamientos frenético– y el trabajo artesanal. Cuando se lanzó Viking en 2017, por ejemplo, representó la primera fragancia masculina de la casa desde 2010. Viking Cologne reinterpreta ahora esa exitosa creación en forma de un soisticado fougére aromático. De salida cítrica y picante (gracias a la bergamota, el limón, la mandarina y la pimienta), evoluciona hacia el mundo de las plantas aromáticas (geranio, lavanda, romero y salvia) para encontrar ijación en las maderas de sándalo y cedro, el incienso, el patchouli y el vetiver. El frasco, perfectamente reconocible, es el ya icónico de la marca, con toques naranjas y la leyenda Viking Cologne en una placa de metal.
