Revista Coral, vol. 9, núms. 1 y 2, abril 1991

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donde se desenvuelve, “el coro de temporada” con ensayos durante los domingos en la mañana parece ser la única alternativa para que algunas iglesias mantengan su coro. Mucha gente que no puede participar del coro en actividades durante el afio, pudiera comprometerse para participar durante Adviento y Navidad, y quizás también en Semana Santa. Pero aun en iglesias que pueden tener un coro de tiempo completo, el darles tiempo libre a los coralistas es importante. En nuestra iglesia, logramos esto de dos maneras. De junio a agosto no tenemos ensayos regulares. Nos reunimos brevemente antes del servicio para repasar himnos y selecciones corales que hemos ensayado durante el año. En los ensayos de la temporada regular variamos la rutina: a veces ensayan las voces femeninas, y a otras veces las voces masculinas.

ra que con un coro reducido podamos participar en el servicio.

Además, esté preparado (a) para circunstancias im­ previstas. En nuestra iglesia, el mes de marzo es cuando más coralistas se nos enferman. Siempre me aseguro de tener algunas selecciones sencillas en el archivo, de mane­

reció en Today’s Liturgy, Vol. 13, No. 3, (c) 1990, reimpreso con permiso de Reformed W orship, No. 13, 1989. Brent Assink es administrador general de la Orquesta Sinfónica de San Francisco.

7. Fije metas altas. Haga todo lo más que pueda para que el coro interprete la música al nivel más alto posible. Si uno se amilana, todo el mundo hará lo mismo y el sentido de logro y contribución del coro se afectará. Si es necesario, posponga la presentación de una pieza que no está bien preparada. Cambie de una pieza de tres partes a una de dos. El coro apreciará el que se exija calidad con consistencia, si las expectativas están definidas con claridad.

Participar en un coro de iglesia que es entusiasta y vibrante puede ser extraordinariamente gratificante y espritualmente enriquecedor. Mediante una planificación adecuada y una identificación realista de los puntos fuertes del coro, el director puede guiar al coro a una relación 6. Prepárese. Los (as) coralistas pueden dar más sifructífera y significativa con los feligreses de la congre­ saben lo que van a ensayar, lo que el director esperar lograr gación: y con Dios, a quien glorifica. al final del ensayo, y cómo espera lograrlo. Si usted requiere más de sus coralistas, exija más de usted mismo. Debe ser obvio que usted ha considerado el itinerario, el repertorio, y la función del coro en la vida de la iglesia. N. d elaR . Este artículo apa­

Talleres Corales La Junta de Directores de la SPDC preparó un currículo para la creación de un ciclo de talleres para coralistas y directores de coros que cubre los próximos tres años. Finalizados estos tres años y habiendo atendido la misma clientela anualmente, se espera que el coralista haya desarrollado destrezas básicas en: Filosofía coral, técnica vocal cora, dicción, respira­ ción, lectura rítmica, y apreciación musical coral.

Técnicas para audicionar, selección del repertorio, planificación de conciertos, el programa, uso de recursos electrónicos, técnica de ensayo, técnica de dirección, el director como maestro, y problemas y necesidades técni­ cas del director. Se divide la isla en cuatro centros básicos para estar accesibles a todos. El primer centro es Caguas, donde yá se celebró el primer taller el pasado 23 de febrero. La persona contacto es Ana Esther Avilés, tel. 746-9431.

Centro

Fecha de taller

Coordinador

Teléfono

Iglesia Evangélica Unida en Naguabo

13 de abril, 1991

Prof. Luis Rosario Nieves

783-7457

Patee

17 de agosto

Félix Riera

842-9023

Mayagüez

23 de noviembre

Jorge L. Mufiíz

868-5258

7 -Coral


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