RESEÑAS STROMAE.
Multitude. Música // Stromae, una de las voces más interesantes de los últimos tiempos, vuelve tras un demasiado largo parón de casi nueve años en el que apenas ha publicado nuevo material ni se ha prodigado en actuaciones. El músico belga francófono alcanzó un, tal vez, inesperado éxito mundial, con una propuesta novedosa, que conseguía aunar muchos estilos de diversas partes del mundo en canciones tan bellas como pegadizas, totalmente apartadas de cualquier moda imperante, convirtiéndose en uno de los mejores representantes de las bondades de desenvolverse en un entorno multicultural. La larga pausa hasta este nuevo trabajo no parece haber afectado a la capacidad creativa del autor, siempre curioso y ávido por enriquecer su estilo de diferentes ritmos y sonidos, consiguiendo de nuevo presentar un disco que es poco menos que una vuelta al mundo. En él podemos apreciar reminiscencias musicales de lugares tan diversos como Brasil, Turquía, China, Bulgaria o México tanto en sus ritmos como en el empleo de instrumentos, todo ello, bien asimilado y sin caer en efectismos pretenciosos pues, por encima de todo, estamos ante una lista de soberbias canciones, ricas en matices, melodías y letras, letras que vuelven a apelar a sentimientos universales, quizás una de las claves de lo global del éxito que Stromae ha tenido desde sus comienzos. Contentos por tanto de la vuelta de uno de los grandes artistas surgidos de una Europa continental, algo languideciente en creatividad musical de un tiempo a esta parte ante el empuje y
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ROSALÍA. Motomami. Música // “Una motomami destruye con gusto sus obras anteriores para dar paso a las obras siguientes” es el sexto mandamiento de Rosalía. Antes incluso de su lanzamiento, ‘Motomami’ ya era objeto de polémica con cada adelanto. Muchos estaban convencidos de que la artista del aplaudido ‘El Mal Querer’ (2018) había cambiado y no volvería. Mientras tanto, ella se mordía la lengua y agarraba con fuerza los 16 temas que darían la razón a todos sus detractores, como un perro de presa preparado para matar. ‘Motomami’ llegó y Rosalía desplegó sus alas. En esta ocasión, rescatando los ritmos caribeños con el mismo respeto con el que siempre trató al flamenco, sacudiéndoles la mala fama que el reggaeton ha tenido durante años y elevando el género con una producción avant-pop. Rosalía da las gracias a José Mercé y Niña Pastori, pero también a M.I.A. y a Tego Calderón. Ella es el firme puente generacional que disfruta sin pudor de toda música que consiga mover algo dentro de ella. Rosalía frontea como una veterana sin olvidar que todo esto es pasajero. Disfruta del momento y da rienda suelta a su bien merecida libertad creativa sin privarse de nada. Tras el éxito internacional, la fama se ha convertido en su nuevo amante. Viste los escenarios de sus relaciones de lujo, pero sus obsesiones se mantienen tras la opulencia. El peligro de los celos, el poder del deseo, el duelo por una ausencia. Un equilibrio perfecto de baladas y bangers de amor propio y ajeno explícito escritos por la artista, que ha demostrado ser algo más que una valiente vanguardista. ‘Motomami’ nos habla en primera persona, mostrando el carácter y sentido del humor, su sensualidad exaltada y una vulnerabilidad que en clave de soprano nos desgarra el alma para hacernos bailar segundos después. Janire Goikoetxea. Columbia Records. 17.99€
Polydor. 8.99 € .mp3, 18.90 € CD, 23.90 € Vinilo
hegemonía de otros estilos provenientes de otras latitudes, con uno de los que serán álbumes más destacados de este año. David Tijero.
DIPLO.
Diplo. Música // La historia de Diplo sigue escribiéndose. Es la de una vida dedicada al house con infinitas misiones paralelas para hacer de la electrónica un lugar de encuentro entre culturas. Tras los años dorados de Major Lazer, Diplo nos ha regalado discos conceptuales y colaborativos donde exploraba el country, el pop psicodélico e
Higher Ground 16,99 €
incluso el ambiente. ‘Diplo’ es el primer trabajo en este formato en 18 años del productor, que le había cogido el gusto al sistema dejando caer poderosos singles sin previo aviso en internet que han mantenido su relevancia intacta. Sin hacer demasiado ruido, ‘Diplo’ ha llegado como un alivio de producción acumulada sin pretensiones conceptuales ni intervenciones agresivas en el género. Esta es la banda sonora de su pasión, las sesiones en vivo. Un disco lleno de temas que antes de la era del streaming todo DJ se
guardaba para disfrute exclusivo de la audiencia en directo y los coleccionistas. Es una carta de amor al mainstream y la experiencia colectiva inspirado por los aires de Tulum, nuevo destino de referencia electrónica donde el tribal house repetitivo acompaña todos los atardeceres del año. Durante casi una hora, el album toca el dance contemporáneo de manera superficial, con colaboraciones divertidas y sonidos que no tienen que ser complicados o innovadores, solo de una calidad exquisita que solo alguien como Diplo se puede permitir. En este punto de su carrera, su producción aparentemente effortless crea el mismo efecto que las piruetas de un deportista olímpico. Sobre ellos no ejerce fuerza la gravedad y todo fluye en un espectáculo rutinario reservado para la élite. Janire Goikoetxea.
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