Casi siempre referimos al campo como espacio de producción, como ámbito fundamental en la generación de distintas economías para el país. Pero el campo es también el lugar donde ha sedimentado una cultura nacional y regional. En sus praderas y sierras, en la cercanía de sus arroyos y ríos, queda todavía un importante y valioso patrimonio que habla de la cultura de nuestros antepasados y, por tanto, de nosotros mismos.
Este libro propone recorrer y reconocer ese patrimonio, algo olvidado y perdido en la soledad del paisaje rural. A través de un conjunto de textos elaborados por especialistas en disciplinas como la arqueología, la arquitectura y la historia del arte —acompañado por elocuentes imágenes fotográficas —, se abordan bienes tan interesantes como los antiguos hornos de cal, los cercos de piedra y de palma, los espacios de enterramiento y sus capillas funerarias, las bodegas, los molinos y los saladeros de carne.