Cuando pasamos de lo que está plasmado en el papel que debe regir el actuar de Gobiernos en el tema de salud a la realidad del día a día del ejercicio profesional, nos encontramos que la salud es un bien comercializado y parcializado en muchas ocasiones sólo a su aspecto biológico dejando en un segundo plano los aspectos sociales (DSS Determinantes Sociales en Salud) y psicológicos que le influyen. Y es justo en el aspecto psicológico en donde quiero poner el énfasis, puesto que como gremio profesional no hemos tenido el reconocimiento y la inclusión necesarios para incidir favorablemente en la construcción de salud social para nuestra población.
P
ara la Organización Mundial de la Salud, la salud no es sólo la ausencia de afecciones o enfermedades, sino que es un estado de completo bienestar de la persona en lo referente a sus esferas biológica, psicológica y social, por lo que al hablar de salud debemos referirnos a salud integral, ya que dichas esferas están interrelacionadas de forma tal que la afección de una de ellas indudablemente repercutirá en las otras. En México, según el artículo 4 constitucional, “… Toda persona tiene derecho a la protección de la salud…”; lo que significa que los mexicanos tenemos derecho al acceso a los servicios de salud de manera oportuna, eficaz y con acciones de calidad que fomenten y procuren salud; aunado a esto cabe señalar que uno de los derechos humanos fundamentales de toda persona es el goce del grado máximo de salud posible, y que es ésta un alto bien jurídico invaluable y base del desarrollo social de todos los grupos humanos. Así pues, entendida de esta forma, la salud es prioritaria para cada ser humano y su cuidado integral redunda en beneficio directo para la persona que lo recibe y para el grupo del cual forma parte. Recordemos también que el derecho a la salud permite el goce de otros derechos, lo cual le confiere mayor importancia y compromiso para los profesionales que pertenecemos al campo de la salud.
12 ENERO - FEBRERO 2022
Un punto que no podemos dejar de mencionar es la combinación de la población sin seguridad social, los programas sociales con cobertura estrecha y el sistema de salud nacional rebasado, que ponen en evidencia los problemas éticos a los que nos enfrentamos, las inequidades consecuencia de desigualdades sociales y los gastos en salud, que entorpecen el funcionamiento adecuado de todo el sistema y el ejercicio de los profesionales de la salud, incluido el psicólogo. Si bien es cierto, que hay puestos de trabajo con sueldos fijos y prestaciones de ley para los psicólogos, estas opciones son las menos frecuentes en nuestro entorno. No hay las plazas mínimas necesarias para poder atender a la población, los pocos espacios de trabajo en instituciones públicas ofrecen sueldos raquíticos y condiciones de trabajo con materiales escasos y una sobreexplotación de los servicios, mermando en la calidad de los mismos y en la salud del profesional. Por otra parte, es preciso decir que muchos profesionales de la salud y otras áreas valoran la labor del psicólogo, realizando derivaciones de caso cuando lo amerita, haciendo interconsultas para la atención de casos o realizando un trabajo interdisciplinario o transdisciplinario en los abordajes, con resultados más incluyentes y sólidos para las personas. Existen variadas ofertas de ser voluntario profesional para distintas causas sociales, que si bien la loable labor que realizan no es demeritada por los profesionales y muy al contrario, son una excelente manera de ser solidarios y aportar al bienestar de las personas y al fortalecimiento de tales organizaciones; lo cierto es que, difícilmente un psicólogo puede mantenerse únicamente en esta actividad sin otros ingresos fijos que le permitan cubrir sus propias necesidades básicas y las de su familia o dependientes económicos, por lo
Erika Lorena González Franco Colegio de Profesionales de la Psicología del Estado de Jalisco, A.C.
Del papel a la realidad
REPORTAJE
EL PSICÓLOGO EN LOS SERVICIOS DE SALUD