¡Conócela!
Ella es Lupita Moreno
Sem. Emmanuel A. Martínez Olmeda, I de Teología
E
s un gusto poder saludarte a ti soci@ que nos lees y acompañas en esta edición más del boletín Esfuerzo. En esta ocasión me llena de alegría compartirte el testimonio de una socia que ha permanecido cercana y siempre con una actitud intercesora por nuestra vocación. Ella es Lupita Moreno perteneciente a la parroquia de Jesús Buen Pastor, de la colonia Nuevo Hermosillo y presta el servicio en la catequesis desde hace 18 años. Tiene aprox. 11 años siendo socia de la obra de las vocaciones y conoció este apostolado por 3 seminaristas: Diego Bagnod, Emanuel Reyes y Javier Celaya, quienes asistían al centro de catecismo “Nuestra señora del refugio”. Ella comparte: “Me invitaron para que tuviera una motivación ya que mi mamá en ese año falleció. Anteriormente conocía esto, porque compraba los boletines de esfuerzo pero nunca había participado”. Comparte que constantemente ora por las vocaciones porque la iglesia necesita sacerdotes buenos, para que aumente el pueblo de Dios. “Tengo bastantes amigos en el seminario, algunos ya salieron, y otros ya son sacerdotes. Oro por ellos, y por todos los sacerdotes para que sigan adelante y no se rindan, que no se desmotiven, y se llenen cada día más de Dios. Pero también para que entren nuevos, porque se necesitan” Es el motivo que constantemente la invita a orar por las
vocaciones. Considera importante apoyar a la formación sacerdotal porque ve en los sacerdotes una forma de acompañar y de responder también a la ayuda que puedan necesitar donde sea que vayan, a un pueblo, una nueva parroquia o en cualquier actividad. Ella siente que necesitan los sacerdotes, y quienes se están formando, personas que los reciban amablemente y sobre todo que los hagan sentir parte de la comunidad. “Es muy bonito ver que entran nuevos, la gente los recibe con mucha alegría y cariño deseando verlos terminar su formación y también que se sientan bien, dentro y fuera del seminario, porque es un llamado de Dios para ellos”. Algunos de los frutos que le ha dejado la obra de las vocaciones en su vida ha sido la paz que siente en las juntas de socias, misas en el seminario, horas santas, etc. También el hecho que se siente en casa las veces que le tocaba visitar al seminario, el cariño de los sacerdotes y seminaristas y de sus compañeras socias son momentos agradables que comparte: “Me ha tocado ver a muchachos que nos invitan a las misas de sus ordenaciones, es una alegría y un gusto saber que nuestras oraciones han dado fruto”. Esto y más ha sido la experiencia de Lupita, socia de la obra de las vocaciones que mes con mes, actividad tras actividad se ha mostrado cercana a nuestra casa de formación. Un cariño que se corresponde a través de la oración y cercanía. ¡Gracias por ser parte de esta obra de Dios!
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