Desvaríos de la freaky neurosis. Aborto sí, aborto no, aborto quién sabe Hablar sobre despenalización del aborto, no es fácil. Estar a favor y expresarlo de manera abierta conlleva la crítica y el repudio de la fracción más conservadora de la población. Muchos de ellos, personas cercanas que estimas, no están preparados para entender que existen muchas razones por las cuales una mujer puede tomar una decisión así. El aborto, en algunos estados, es legal únicamente en casos de violación, malformaciones fetales o cuando peligra la vida de la madre. En la Ciudad de México, la despenalización del aborto, implica que este procedimiento puede realizarse a todas aquellas mujeres que lo decidan, sin importar el motivo. A eso le llamamos, respetar la autonomía de una mujer sobre su cuerpo. Existen diversos argumentos contra el aborto, por ejemplo que ser madre es una bendición, que si deberían salvarse las dos vidas, dando en adopción al hijo no deseado; que si abortar es un crimen, hasta el famoso “se embarazan por gusto, pues asuman las consecuencias”. Pero de todos ellos, el más cruel me parece el siguiente: “Ahora, todos quieren embarazarse, sólo para poder abortar”. Como si abortar fuera parte de un plan de vida o vacacional, el cual deseáramos cumplir. Una mujer no se levanta un día diciendo: “¡Oye! como que se me antoja abortar”. ¡No! Abortar no es fácil y precisamente no lo es, porque existen muchos prejuicios al respecto. La mentalidad mexicana se cimentó sobre bases profundamente religiosas, con estructuras patriarcales e ideologías machistas; donde la mujer tiene la carga del cuidado de sus hijos y se exalta la
maternidad como virtud. Para el mexicano, la figura de la madre se equipara a la de una mártir que vive al pendiente de sus hijos, aún a costa de su propio bienestar. Una madre representa sacrificio, abnegación, amor incondicional. Incluso, para enfatizar nuestro carácter religioso-devoto hacia la maternidad, tenemos como ícono la imagen de la Virgen de Guadalupe, a quien cada año, se le ofrecen mandas, peregrinaciones, misas, rosarios y serenatas; todo en aras de la fe. Tal es la importancia de la madre en nuestra cultura. Desde la perspectiva feminista, de la cual me he ido empapando poco a poco; y aún no termino de comprender, decir que un niño no debería nacer, porque sus padres no tienen el dinero suficiente para mantenerlo, es clasista. Realmente, creo que todo ser humano, debería aspirar a tener una calidad de vida; pero en nuestro país, existen millones de personas viviendo en la pobreza. Pedirles que no se reproduzcan, vendría siendo algo así como la ideología nazi; así que no, el enfoque no es por ahí.
agosto 2020
delatripa 42
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