Correo del Maestro Núm. 189 - Febrero de 2012

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antes DEL AULA

Comanejo o manejo compartido: UNA ESTRATEGIA DE CONSERVACIÓN Citlalli Álvarez

El deterioro de los ecosistemas terrestres y acuáticos producido por las acciones humanas ha sido un tema recurrente en las reuniones internacionales desde hace muchas décadas. En este artículo veremos algunas de las medidas que se proponen para que la conservación del ecosistema no sea sólo responsabilidad de organismos especializados, sino de todos nosotros.

e

n respuesta a las preocupaciones sobre la alteración ambiental de todo el mundo, los países comenzaron a considerar la necesidad de proteger la vida silvestre y se han implementado diversas estrategias de conservación para mejorar la salud de los ecosistemas. Algunos ejemplos de estrategias son: áreas naturales protegidas, unidades de manejo para la conservación de la vida silvestre, bancos de germoplasma,1 proyectos de recuperación de especies prioritarias, leyes, convenios internacionales, ordenamientos ecológicos de territorios, zoológicos y la creación de organizaciones no gubernamentales entre otros.2 El desafío en la conservación es lograr un equilibrio entre el uso adecuado de los recursos

1

Banco de germoplasma: Lugar donde se mantienen a individuos representativos o a sus partes reproductivas (semillas, esporas, semen congelado, etc.) con el ½n de evitar la pérdida de la diversidad genética.

CORREO del MAESTRO

núm. 189 febrero 2012

y el abastecimiento de las necesidades de la humanidad sin dañar los ecosistemas. Cuando la humanidad emplea los recursos de una manera 2

Berkes, F., et al., “Co-management and community-based management”, en Managing small-scale ½sheries: alternative directions and methods, IDRC, Ottawa, 2001, pp. 193-222; Jessen, S. y N. Lerch, “Baja to Bering Sea marine conservation initiative: discussion paper for the meeting of May 23-24”, La Paz, Baja California Sur, Canadian Parks and Wilderness Society, Vancouver, 2000; Jessen, S. y N. Lerch, “Baja to the Bering Sea: a North American marine conservation initiative”, en Environments, núm. 27(3), 1999, pp. 67-89; Gary, W. A., et al., “Marine reserves are necessary but not suf½cient for marine conservation”, en Ecological Applications, núm. 8(1), S79-S92, 1998; Agardy, T., Marine Protected Areas and Ocean Conservation, Academic Press, San Diego, 1997; Ballantine, W. J., “Marine reserves in New Zealand”, ponencia en el 2nd. World Fisheries Congress, Univ. Qld., Brisbane, Australia, 1997, 23 pp.; Farrow, S., “Marine protected areas: emerging economics”, en Marine Policy, núm. 20(6), 1996, pp. 439-446; Kazmers, M., et al, Four ¾agship sites Baja California to Bering Sea marine conservation initiative, North American Fund for Environmental Cooperation, folleto, s.d.; CPAWS-BC (Canadian Parks and Wilderness Society-British Columbia), “About Marine Protected Areas and The Baja California to Bering Sea Initiative”, s. f., disponible en: www.cpawsbc.org/marine/mpas/ mpa_background.php.

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