Palabras, libros, historias MICHEL PEISSEL Y SU MUNDO PERDIDO Andrés Ortiz Garay
Mil novecientos cincuenta y ocho no parece una fecha tan lejana y sin embargo, el relato que hace Michel Peissel de un viaje por tierras mayas mexicanas bien podría parecer del siglo XIX. De hecho, se le considera uno de los “últimos y verdaderos exploradores”, y el artículo relata su historia.
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n 1963, la editorial E. P. Dutton, de Nueva York, publicó la primera edición de The Lost World of Quintana Roo: an adventurous quest for Mayan ruins on the untamed coast of Yucatan. El primer libro de Michel Peissel fue traducido luego al español y publicado por Editorial Juventud, de Barcelona, en 1973, con el título El mundo perdido de los mayas. Exploraciones y aventuras en Quintana Roo. Este relato del viaje que su autor realizó en 1958 por la costa del Caribe mexicano se convirtió en una “obra de culto” para los europeos y estadounidenses que gustaban de viajar de manera independiente con la idea de vivir aventuras. Peissel plasmó en ese libro su travesía por los cerca de 500 kilómetros que separan Puha –un punto de la costa enfrente de la isla de Cozumel– de la línea fronteriza entre México y Belice. Ese recorrido, que Peissel llevó a cabo básicamente caminando, hoy se hace en pocas horas en vehículos de automotor por una carretera (la federal 307) que no existía en aquel tiempo. Como tampoco había poblados de importancia y mucho menos las ciudades que hoy dan fama mundial a la llamada “Riviera Maya”. La brillante narración de Peissel retrata un mundo ya perdido en el que la jungla, el manglar, los cocotales y los caudalosos ríos constituían barreras naturales que dificultaban el paso, al mismo tiempo que la fauna salvaje y la gente que allí habitaba constituían un enigma en buena medida amenazante para el extraño. En las décadas de 1960 y 1970, el libro de Peissel (que además de en español se ha publicado en varios idiomas) fue una fuente inspiradora de deseos y fantasías para muchos viajeros lanzados a la búsqueda del Edén perdido en
CORREO del MAESTRO
núm. 202 marzo 2013
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