Es cierto que nuestra identidad como región se conforma por un cúmulo de microidentidades, códigos: que nos dividen: lenguaje, color de piel, sexualidad, etnicidades, nacionalidades y patrioterismos. Experiencias que nos unifican: corporeidad y constantes desplazamientos. Todas, todos, todes somos migrantes y en nuestra propia humanidad subyace el anhelo de vivir en paz. De vivir. Estas páginas de La Domadora están dedicadas a los que no son de aquí ni de allá, nuestra casa [el mundo] es su casa.