Hacendera I 2018
LOS SEÑORES DEL COMÚN (un respeto) ROBERTO CARRO FERNÁNDEZ
A No falten a la historia y de paso a la verdad cuando dicen que pretenden profesionalizar algo que les da mil vueltas en legitimidad, gestión transparente y amor por la tierra
ver cómo lo explico para que se entienda. Resulta que ahora, con eso de que quieren “profesionalizar las juntas vecinales”, se hace necesario cargarse al vecino/secretario. Más tarde serán los vocales y, finalmente, el pedáneo. En mi opinión, esta de ahora no deja de ser una maniobra más dentro de esa estrategia de desamortización encubierta que ya empezó hace unos años; incluso diría siglos. Es que parece que la gestión del común es una cosa que se nos ha ocurrido a la gente de los pueblos –ocurrentes que somos-, ayer por la tarde. Y como somos gente rural, embrutecida y con estudios primarios o sin ellos, pues no nos manejamos, claro. No queda otra que recordarles a estos leguleyos de nueva hornada, que esto de gobernar el común tiene siglos de historia. Y que fue precisamente esa capacidad de autogestión,
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la que les ha dado la fortaleza necesaria para afrontar con éxito los cambios que se han venido produciendo desde los tiempos en que su legalidad jurídica adquirió carta de naturaleza con la otorgación a las comunidades rurales – sobre todo, por parte de los reyes del Viejo Reino de León-, de fueros, cartas pueblas medievales y derecho consuetudinario (basado en la costumbre). Todo ello con el fin de adaptarse a los nuevos tiempos y conservar las esencias de una tradición hecha norma, que además llevaba impresos valores de colectivismo y solidaridad que ya los querrían algunos para sí. Pero no es nada nuevo esto de atacar a lo que funciona. A lo largo de su dilatada vida, el poder concejil se ha visto asaltado en más de una ocasión por el propio Estado, por la nobleza señorial, o por la poderosa burguesía urbana. A