Hacendera I 2018
QUERIDO PÚBLICO ENCARNA MONJE
E
sta es la historia de un humilde grupo de teatro que nació más por coacción que por vocación. Digo por coacción porque, al menos en mi caso, nunca me habría embarcado en esta gran aventura de no ser por el empecinamiento de quien un buen día de San Esteban, charlando a la luz de la hoguera, se le ocurrió que había que formar un grupo de teatro. Lo que yo sentí en ese momento fue un escalofrío tal, solo contrarrestado por el calorcito de la lumbre, pero no pude negarme, no tenía opción, y desde entonces han pasado ya unos años de los que puedo hacer balance. Es cierto que ha habido momentos difíciles, principalmente porque la dedicación a esta actividad requiere gran compromiso y mucho tiempo conjunto del que ninguno de nosotros vamos sobrados. Pero en general ha sido tan positivo, nos ha aportado tantos momentos fascinantes, tantas risas, bromas, anécdotas… Aprovecho este espacio que se me ofrece para dar gracias a nuestro querido público porque posiblemente la gran mayoría leerá el artículo. Pues sí, que sepáis que nos debemos del todo a vosotros, sois el motivo de nuestro existir, porque después de todo el esfuerzo que nos supone sacar cada obra a la luz, queda resarcido con creces por los aplausos
que os arrancamos del corazón. ¡¡CÓMO SE AGRADECE, QUERIDO PÚBLICO!! Esperáis cada nueva obra con tanta ilusión…, de verdad, que no tiene precio. Y ya no digo nada de nuestro bien llamado CLUB DE FANS; ellos, que nos siguen hasta saberse el texto de memoria, pero vuelven a cada actuación como si cada representación fuese la primera. Y al finalizar, cantidad de besos y felicitaciones cuan actores de Hollywood se tratase, sois tan benévolos y nos exigís tan poco, que en estas condiciones es un auténtico placer subir al escenario, sabiendo de antemano que el éxito está asegurado. Querido público, lo que escenificamos no hace falta contarlo, porque de eso sois todos críticos testigos. Pero si se pudiera correr el telón un buen rato antes de la obra y vierais el movimiento de cada uno entre bambalinas, creo que quedaríais fascinados. Son momentos de mucha tensión, de nervios, que algunos suplimos con el texto en la mano, sin desprendernos de él, como si de un amuleto se tratase, otros se toman una tila y hacen ejercicios de relajación, otros simplemente comen sin acaso saber ni lo que están engullendo. Hay quienes incluso dicen no ponerse nerviosos…. Yo no me lo creo y lejos de coger los apuntes, utilizan el móvil, supongo que esta será su válvula de escape. Dicen los grandes que es bueno un poquito de ten-
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sión, lo anormal es lo contrario; yo en eso me baso. Lo cierto es que a medida que se acerca el momento, hasta la maquilladora y el técnico de sonido van aumentando la temperatura.
Si se pudiera correr el telón un buen rato antes de la obra y vierais el movimiento de cada uno entre bambalinas, creo que quedaríais fascinados Y nos cambiamos, maquillamos…, todo con una colaboración sin igual porque siempre hay que echar mano del compañero para pedir algo olvidado, horquillas, calcetines… Y se hace con un nivel de amistad tal, que da gusto tanto pedir como prestar. Cuando todos estamos equipados, se recoge el vestuario, cada uno las pertenencias bien colocadas en su sitio. No quita que esto que llamo orden, al final, no sé qué extraño