ICONOS
Retrato de Orson Welles, nacido en Wisconsin en 1915, fallecido en Hollywood en 1985.
ORSON WELLES
ESE INDÓMITO TALENTO EN 1940, LA PRODUCTORA RKO ofreció a Orson Welles uno de esos contratos con los que todo director sueña: mucho dinero y libertad absoluta para rodar películas, con el guión, los colaboradores y los mimbres a su antojo. Welles solo tenía 24 años, pero la productora quería para sí ese talento que, con una retransmisión radiofónica al frente de sus compañeros de teatro, había conseguido aterrorizar a cientos de miles de estadounidenses haciéndoles creer que realmente los extraterrestres estaban invadiendo el país. Aquel acuerdo no resultó tan fructífero como se esperaba en términos cuantitativos, pero sirvió para dar luz a la que ha pasado a la historia del cine como una de las mejores películas de todos los tiempos, Ciudadano Kane, inspirada en la figura del magnate de los medios William Randolph Hearst, que hizo todo lo posible –no lo suficiente, a tenor los hechos–
por boicotear su éxito. Una película, Mank, relata ahora en Netflix los entresijos de aquel guión, que acabó ganando el Oscar y cuya autoría se disputaron el ego de Welles y la genialidad de Herman Mankiewicz, uno de los grandes y prolíficos autores de la época. La genialidad de Welles, por supuesto, dio mucho más de sí. Películas como Macbeth, Otelo o Campanadas a medianoche son consideradas obras maestras, o Sed de mal, cuyo inicio, un plano secuencia capaz de reunir en tres tensos minutos y un cruce de calles los ingredientes de la trama, forma parte de esos hitos que los aficionados al cine recuerdan. Pareja de Dolores del Río primero, casado con Rita Hayworth después, señalado por el macartismo y enamorado de España, sus cenizas fueron esparcidas en una finca en Ronda de su amigo el torero Antonio Ordóñez. J L Gallego
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