PORTADA
ELEGANCIA DESCONFIADA A pesar de su ritmo de trabajo y de los elogios de la crítica, a Bill Nighy no le sobra confianza. Para mejorarla, lleva siempre traje a medida y prefiere personajes que vistan bien, como en Living, escrita por Kazuo Ishiguro. TEXTO IRENE CRESPO FOTOGRAFÍA ALEX BRAMALL
A BILL NIGHY (CATERHAM, INGLATERRA, 1949) aún pueden pararle “unas 15 o 20 veces al día por la calle” para felicitarle por su trabajo, pedirle una fotografía o un autógrafo. Y la gran mayoría de esas veces le reconocen y le celebran por el mismo personaje: Billy Mack, el rockero trasnochado que interpretó en Love Actually (2003). Pero entre antes y después de ese momento, este actor de clase trabajadora acumula casi cinco décadas de proyectos en teatro, cine y televisión a un ritmo que no tiene pensado frenar, porque sigue disfrutando de su profesión como el primer día o incluso más aún ahora. “Cuando empecé me odiaba como actor”, admite. Los principios de Nighy no fueron sencillos. Hijo de un mecánico y de una enfermera, nació y creció en un barrio obrero y en un tiempo en el que “eso de ser actor no era ni siquiera una opción”. Intentó estudiar
periodismo, pero la nota no se lo permitió y, animado por “la primera mujer a la que deseaba desesperadamente gustar”, empezó a estudiar interpretación sin planes de futuro. Subsistió con trabajos alimenticios, vendiendo ropa, de mensajero…, pasó una temporada en París hasta que el dinero se agotó. “Cogía cualquier trabajo porque no tenía dinero y, si te quedabas sin ideas en aquellos días, conseguías una furgoneta Volkswagen, la pintabas de violeta y te ibas a Nepal”, cuenta a menudo con su habitual retranca británica. A punto estuvo de abandonar, aunque su padre le frenó. “Pero si has salido en la tele”, le dijo refiriéndose al único capítulo de la serie Softly Softly (1976) en el que apareció. “Hablamos de la prehistoria de la televisión y yo debía de ser el tercer ladrón por la derecha”. Pero hizo caso a su padre y poco después surgió su primera gran oportunidad: formar parte de la compañía teatral Everymen
50