EUROPA, LA FORTALEZA DE LA UNIDAD

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LIFE, ARTS AND IDEAS THAT MATTER Great times demand greater minds

Europa, la fortaleza de la unidad

GLOBAL SQUARE
GS magazine
VOL. 5 / 2022

www.globalsquaremagazine.com

interview

MANUEL MUÑIZ | por Nicolás Pérez López-Ibor _2

politics & society

HUMANISMO DIGITAL | por Leonardo Cervera _6 interview

SILVIA MARCU | por Ángel Satué de Córdova _8 geopolitics

RETOS DE LA GUERRA EN UCRANIA PARA LA SEGURIDAD EUROPEA | por Luis Valer _16 interview

FELIX ARTEAGA | por Ángel Satué de Córdova _20 arts & trends

MIGUEL SBATIDA _24 interview

MICHELE WUCKER | por Ángel Satué de Córdova _26 energy & environment

NORTH AND SOUTH POLE | por Christian Clauwers _30 geopolitics

SEGURIDAD ENERGÉTICA UCRANIA | por Francisco Aldecoa Luzarraga _34 interview

JULIO GUINEA | por Nicolás Pérez López-Ibor _36 geopolitics

ALIANZA REFORZADA OTAN | por Ángel Satué de Córdova _44

LITHUANIA AND 1 CHINA POLICY | por Augusto Soto _46 interview

CARLOS PERALTA GALLEGO | _50 arts & trends

CHET BAKER | por Luis Fernando Utreras _52 travels

MARIUPOL | por Ángel Pérez Mora _54 readings

LAS FRONTERAS DE JUPITER | por Silvia Marcu _56

DOCUMENTACIÓN DE GRIEGOS EN INDIAS | por Juan Gil _58

GUERRA CULTURAL | por Alberto Gil Ibáñez _62 tertulia

XXI TERTULIA SOCIEDAD GLOBAL | por José María Lasalle – Leonardo Cervera _64

GS MAGAZINE Edita: Global Square Editorial S.L. , Madrid co-fundadores: Luis Francisco Martínez Montes • Vicente López-Ibor Mayor • director: Luis Francisco Martínez Montes director planificación y operaciones: Nicolás Pérez López-Ibor • diseño y maquetación: Pilar Seidenschnur • asesoría comunicación y marketing: Wasabi Comunicación Integral S.A. • asesoría jurídica: José María Martínez • impresión: Gráficas 82 • consejo asesor: Luis Francisco Martínez • Parag Khanna • Bruce Jentleson • Jaime Olmedo • Hugo Fontela • Daniel Motta • Ana María Salazar • Gabriel Lacerda • Vicente López-Ibor • Facundo Mendizábal • Michele Kearney • Jennifer Clinton • Carlos López-Ibor • Ana Lago •

GS
magazine VOL. 5 / 2022
ISSN: 978-84-949381-9-1 GLOBAL SQUARE

BIOPIC

• Manuel Muñiz is the Provost IE University and Dean of IE School of Global and Public Affairs. In these capacities, he is responsible for the university’s international expansion through strategic alliances and for research and teaching in Public Policy, Global Affairs and Economics. Manuel Muñiz served as State Secretary (Vice Minister) at the Spanish Ministry of Foreign Affairs (2020-2021). In this role, he was responsible for the ministry’s Strategy and Foresight Unit, the Economic Diplomacy Team, and the Communications Department. He coordinated Spain’s 2021–2024 Foreign Policy Strategy, and led the work on the National Strategy on Technology and Global Order.

Previously, Manuel Muñiz was Director of the Program on Transatlantic Relations at Harvard University’s Weatherhead Center for International Affairs, and Fellow at Harvard University’s Belfer Center for Science and International Affairs, where he was one of the promoters of the Project on Europe and the Transatlantic Relationship. He holds a DPhil (PhD) in International Relations from the University of Oxford, a Master in Public Administration from Harvard University, a Master in Financial Markets from the Instituto de Estudios Bursatiles in Madrid, and a Bachelor in Law from Universidad Complutense de Madrid.

MUÑIZ interviews “EUROPA HA DEMOSTRADO EN ESTA CRISIS QUE EXISTE Y QUE TIENE CLAROS SUS VALORES Y PRINCIPIOS”
MANUEL

Global Square entrevista a Manuel Muñiz Villa, abogado español, académico y profesor de relaciones internacionales, actual Provost de la Universidad IE y decano de su Escuela de Asuntos Públicos y Globales, ex secretario de Estado de la España Global, y uno de los mayores expertos en diplomacia económica y tecnológica.

por Nicolás Pérez López-Ibor

Usted está al frente de la escuela de asuntos globales de una prestigiosa Universidad Española, ¿Cómo ve en este sentido el papel de la juventud en el escenario internacional? ¿Existe una mayor preocupación por los desafíos globales que las generaciones previas? ¿Llegarán a liderar los cambios necesarios o será demasiado tarde?

Veo una generación de gente joven muy comprometida con los retos globales, sobre todo en la lucha contra el cambio climático. Es una generación más global que las anteriores, que ha viajado más, conectado más con gente de otras geografías y culturas, y por lo general mejor formada. Mi gran esperanza sobre el futuro emana de estar en contacto con esas personas jóvenes. Los veo capaces de todo lo que se propongan.

Cierto es que van a necesitar habilidad, conocimiento y tesón para atender los retos que van a heredar. El mundo es más volátil que antes y más complejo.

Ante este escenario de tensión en Europa, con Rusia queriendo incorporar definitivamente el territorio ucraniano ocupado, ¿Está la Unión Europea ante su mayor desafío de cara al futuro? ¿Dependerá de su capacidad de reacción su continuidad?

No creo que la invasión rusa de Ucrania sea el mayor desafío al que

“EL MAYOR RETO AL QUE SE ENFRENTA EUROPA ES LA FRACTURA INTERNA QUE VIVIMOS EN NUESTROS PAÍSES”

se enfrenta la Unión Europea. Es, sin lugar a duda, un gran desafío, pero se está enfrentando con determinación y coherencia. De hecho, la UE ha respondido de una manera que no se esperaban en el Kremlin. Con claridad diplomática, con dureza en el ámbito de las sanciones económicas y enviando apoyo financiero a Ucrania, así como ayuda militar. Europa ha demostrado en esta crisis que existe y que tiene claros sus valores y principios. Gracias a esa determinación estamos viendo todos los días como Rusia fracasa en sus objetivos ilegítimos. Y eso son muy buenas noticias para todos.

El mayor reto al que se enfrenta Europa es, desde mi punto de vista, la fractura interna que vivimos en nuestros países. Las crecientes brechas sociales que están llevando a una creciente polarización y fractura política. Ese proceso está llevando al ascenso de fuerzas populistas y en instancias

abiertamente antieuropeístas. Por lo tanto, o sanamos esas brechas sociales o el proyecto europeo vivirá en una permanente fragilidad.

¿Son las sanciones económicas la mejor vía para parar la guerra? ¿Qué otras vías económicas podrían utilizarse?

Sabemos que las sanciones económicas rara vez cambian el comportamiento de un país en el corto plazo. Por lo tanto, no son sustitutivas de otras medidas, como la ayuda militar o la ayuda financiera a corto plazo a los aliados. Pero también sabemos que las sanciones, cuando están bien diseñadas, dañan el desarrollo económico de aquellos países sobre los que se imponen. En el caso de Rusia, el paquete de sanciones impuesto es tan significativo que no cabe la menor duda de que va a cambiar la senda de desarrollo del país. Es indudable que Rusia tendrá, como consecuencia de las sanciones, una economía menor, menos innovadora y menos

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LAS NACIONES UNIDAS

competitiva. Y eso va a alterar su capacidad para proyectar poder a medio plazo.

Al margen de las sanciones formales que imponen los estados hay que tener en cuenta que ser objeto de un paquete sancionador ahuyenta la inversión internacional. En Rusia se han dado dos impactos económicos relevantes desde el inicio de la guerra. El primero como consecuencia de las sanciones de la UE, EEUU y otros. El segundo por el éxodo de empresas occidentales de Rusia. Este segundo fenómeno, que en muchos casos no venía impuesto por las propias sanciones sino que era una respuesta al creciente riesgo reputacional de operar en Rusia, va a tener consecuencias significativas para la economía Rusa. Esta ya suponiendo una pérdida de talento y de innovación inmensa.

Si las Naciones Unidas nacieron para evitar una nueva guerra, y una y otra vez constatamos su impotencia ¿queda en evidencia la necesidad de una reforma de la gobernanza global? ¿Qué sería necesario incluir en una próxima versión de un orden liberal basado en normas?

Las Naciones Unidas evita muchas guerras y logra contener otras. Cualquiera que conozca el efecto de las misiones de paz de NNUU podrá confirmar que la mera presencia de cascos azules salva vidas en

múltiples lugares del mundo.

Los programas de desarrollo, a su vez, garantizan estabilidad y paz en países con gran fragilidad económica e institucional. Todo esto para indicar que si no existieran las Naciones Unidas nos veríamos obligados a inventarlas con cierta urgencia.

El problema se da cuando el agresor es un miembro permanente del Consejo de Seguridad, como es el caso de Rusia. Ahí se produce un bloqueo del Consejo que es el órgano encargado de garantizar la paz internacional. Se han buscado formulas innovadoras en el caso de Rusia como llevar votaciones a la Asamblea General, donde esta ha sido condenada por sus acciones sin paliativos. Pero son derrotas estéticas sin fuerza vinculante en si mismas.

En un escenario ideal se retiraría la capacidad de veto de los grandes poderes en el Consejo de Seguridad. Eso haría que el sistema tuviese fuerza vinculante también para ellos en casos de guerra y paz. Pero como todo el mundo que lea esta entrevista puede entender: a los grandes poderes no les gusta ceder soberanía y someterse al juicio del mundo por mayoría simple.

En general, el mundo parece encontrarse ante un momento de retroceso de los grandes impulsos globales, tras la pandemia y

ahora con la guerra todo parece estancado, ¿existe cierto miedo a la globalización?, ¿es cada vez más lejano el papel de las instituciones multilaterales? ¿es cada vez más fuerte el papel del Estado?

—Creo que vamos a entrar en un ciclo distinto en economía global. Vamos a dejar atrás la época de integración radical que hemos vivido los últimos treinta años y vamos a ser mucho más selectivos en cuanto a nuestros socios económicos y comerciales. Las empresas occidentales están empezando a reevaluar su huella internacional con el ánimo de no repetir los errores de sobreexposición cometidos en Rusia. Esto implica un cierto decoupling o desmantelamiento de partes de la globalización anterior. El escenario de decoupling no es el ideal desde un punto de vista estrictamente económico. Es muy inflacionista, por ejemplo. Pero creo que es hacia el que vamos.

Tras la pandemia muchos estados autoritarios aprovecharon para ejercer mayor control sobre sus ciudadanos, ¿Cuáles son los riegos más fuertes que enfrentan las democracias a nivel global? ¿Es cierto, como algunos piensan, que los regímenes autoritarios son más eficaces que las democracias para enfrentar los riesgos y amenazas tanto en el interior de las sociedades, como a escala global?

Soy un firme creyente en la democracia como forma de gobierno. Creo que produce ciudadanos m á s completos y m á s responsables. Los regímenes autoritarios disminuyen a sus ciudadanos, los infantilizan, los hacen vivir con miedo y los abusan. Por lo tanto, si el debate es sobre “input legitimacy”: honestamente no creo que haya nada defendible

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“SI NO EXISTIERAN
NOS VERÍAMOS OBLIGADOS A INVENTARLAS CON URGENCIA”

en los regímenes autoritarios o dictatoriales.

Pero es que, además, las dictaduras tienen serios problemas de “output”. Son sistemas más rígidos, no escuchan a sus ciudadanos y tienden a tomar peores decisiones. Este es el motivo por el tienen a fracasar como sistemas políticos. No creo que la tecnología haya aun cambiado esta dinámica. Al ser las democracias más transparentes parecen más imperfectas y más frágiles pero la realidad es que son mucho más resilientes.

En el vínculo Atlántico, ¿Es posible una relación armoniosa entre la OTAN y una Comunidad Europea de Defensa robusta? ¿Cómo ve los resultados de la Brújula Estratégica de la UE y el Concepto 2030 de la OTAN que salió de la Cumbre de Madrid?

Sí. La OTAN y la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) son dos caras de la misma moneda. Se puede, y se debe, construir un pilar europeo fuerte dentro de la OTAN. Siempre he pensado que el solapamiento de valores e intereses estratégicos entre Europa y EEUU es muy amplio. Ese es el suelo sobre el que se debe construir la OTAN. Ahora bien, Europa tiene después distintitos intereses o intereses de

distinta intensidad a EEUU; sobre todo en su vecindario. Y eso va a exigir autonomía para llevar a cabo operaciones de seguridad propias. De hecho, la UE ya las lleva a cabo. El único problema es que son aún menores en escala y rara vez de naturaleza militar, o con uso de la fuerza. La Brújula Estratégica nos indica que ese tipo de operaciones van a ser probablemente más comunes a futuro y que por lo tanto la PESC va a necesitar más herramientas y margen de actuación.

Parece que muchos indicadores económicos adelantan previsiones de una posible recesión el próximo año, ¿tiene la Unión Europea capacidad de hacer frente a una nueva crisis cuando apenas está resolviendo los daños de la pandemia?

Mi opinión es que la Unión Europea ha enfrentado con mucho éxito las últimas dos grandes crisis que ha vivido. Primero la de la Covid19 donde fue un actor clave en la respuesta económica, a través de los fondos Next Generation, y después la crisis de Ucrania, con una respuesta diplomática, económica y militar ejemplar. No me cabe la menor duda de que si entramos en recesión, la Unión Europea, el mercado único, y los

múltiples resortes que tiene la Comisión serán de enorme ayuda para los Estados Miembro. Honestamente, no sé qué sería de los países europeos si tuvieran que enfrentarse a estos retos solos. Durante la pandemia de la Covid 19 lo viví en primera persona y desde un cargo público. Sin Europa no habríamos tenido los niveles de actividad turística que tuvimos en el 2020 y 2021, una cuestión esencial para España, no habríamos tenido acceso a vacunas de manera tan temprana, y no habríamos dispuesto, como disponemos ahora de más de 140.000 millones de Euros para reconstruir nuestra economía.

Por último, cómo ve el debate sobre la seguridad energética. Muchos analistas consideran necesario frenar la transición hacia las energías renovables y ponen en duda la consecución de los objetivos en la lucha contra el cambio climático. ¿Cuál es su opinión al respecto? —Creo que hay que acelerar la transición. Que eso no solo nos acerca al cumplimiento de los objetivos de la agenda de lucha contra el cambio climático, sino que además nos otorga mayor autonomía estratégica. La dependencia del gas o el crudo ruso o del de oriente medio no parece una estrategia muy sensata a medio plazo. En Europa tenemos una energía en abundancia y es la renovable. Por supuesto, vamos a tener que asegurar el suministro de ciertos materiales esenciales para la transición energética pero prefiero enfrentar ese reto que el de la importancia de combustibles fósiles que además de complejo es absolutamente dañino para el medio ambiente.

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“AL SER LAS DEMOCRACIAS MÁS TRANSPARENTES PARECEN MÁS IMPERFECTAS Y MÁS FRÁGILES, PERO LA REALIDAD ES QUE SON MUCHO MÁS RESILIENTES”

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HACIA UN NUEVO HUMANISMO DIGITAL

Los que entienden de estas cosas nos aseguran que la humanidad habría entrado ya en una nueva revolución industrial, la cuarta. Gracias a las potencialidades asombrosas de la computación cuántica y de la inteligencia artificial, esta nueva revolución industrial transformará nuestro mundo de la misma manera que ya lo hicieron las revoluciones industriales precedentes.

Por tanto, sería un craso error oponerse u obstaculizar, de manera directa o indirecta, unos desarrollos tecnológicos tan prometedores. Antes al contrario, nuestros líderes políticos y empresariales deben fomentarlos, sobre todo porque de su éxito o de su fracaso podría depender incluso la propia supervivencia de nuestra especie, ya sea para prevenir el desastre climático que se nos viene encima o la guerra nuclear que podría desencadenarse a consecuencia de las tensiones subyacentes.

Al mismo tiempo, nuestros líderes políticos y empresariales tienen el deber legal y moral de velar para que estos desarrollos tecnológicos se produzcan de una manera netamente inteligente. Deben hacer oídos sordos a los cantos de sirenas de mogules empresariales movidos principalmente por el ánimo de lucro y la gloria personal, y poner la máxima distancia posible con actores políticos populistas que son un verdadero obstáculo al progreso y la innovación con absurdas proclamas ideológicas, más propias del siglo XIX que del XXI. La historia nos enseña que el desarrollo tecnológico per se no garantiza el progreso de la humanidad. Los grandes avances científicos conseguidos a finales del siglo XIX y comien-

zos del siglo XX hicieron también posible las fosas comunes de Verdún, Auschwitz-Birkenau o Hiroshima. La historia nos enseña que para que el progreso científico-tecnológico se traduzca en un verdadero progreso político-social, el progreso tecnológico debe avanzar firmemente de la mano del respeto firme de la ley y de una gobernanza pública sólida y madura.

De la misma manera que el fracaso de La Sociedad de Naciones desencadenó dos guerras mundiales y más de cien millones de muertos, no podremos ser muy optimistas sobre el futuro de la Humanidad si no vemos pronto avances en gobernanza internacional. El diálogo sin embargo, no significa sólo propuestas más o menos naives de apaciguamiento, sino también acción coordinada de naturaleza disuasoria e incluso punitiva contra aquellos que no respetan los principios básicos de convivencia internacional, como se ha visto recientemente con la invasión criminal de Ucrania y la firme respuesta de la OTAN. Mas la responsabilidad de nuestros líderes políticos y empresariales empieza en entornos mucho más cercanos y que están dentro de su área de influencia, tanto a nivel nacional, como en nuestro proyecto común de la Unión Europea.

Si echamos la vista atrás, vemos que las tres revoluciones industriales precedentes trajeron aparejadas lo que los economistas denominan como externalidades negativas, es decir, el lado oscuro del progreso. Ya en el siglo XIX, Charles Dickens denunció en sus novelas las externalidades negativas de la primera revolución industrial, como el horror del

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Para que el progreso científico tecnológico se traduzca en uno político-social debe avanzar firmemente de la mano del respeto firme de la ley y de una gobernanza pública sólida y madura

hacinamiento en las ciudades o la explotación infantil, terribles realidades que fueron el origen de los movimientos sociales que acabarían desembocando en las democracias representativas del siglo XX.

Esta cuarta revolución industrial traerá sus propias externalidades negativas que ya podemos identificar y contrarrestar con las políticas públicas necesarias. Una de las consecuencias más evidentes del progreso de las tecnologías de información ha sido la patente pérdida de privacidad en línea, un fenómeno al que la UE ha tratado de dar respuesta con el Reglamento General de Protección de Datos. Podrían generarse riesgos similares o aún peores de un desarrollo desregulado de la Inteligencia Artificial, de ahí la nueva apuesta legislativa de la Unión Europea para un Reglamento sobre Inteligencia Artificial, en el que mi empleador, el Supervisor Europeo de Protección de Datos, está llamado a ser la autoridad de supervisión a nivel europeo. En definitiva, y enlazando con el título de esta columna, lo que necesita la humanidad en estos momentos es abrazar un nuevo Humanismo Digital. Si los humanistas de los siglos XVI y XVII, muchos de ellos españoles, lograron persuadir a los dirigentes políticos y empresariales de aquellos años que el centro del universo no debía seguir siendo Dios sino el ser humano, los humanistas del siglo XXI

debemos convencer a los dirigentes políticos y empresariales de nuestro tiempo, que el centro del universo no debe ser el Internet, la tecnología o el metaverso: el centro del universo debe seguir siendo el ser humano, con sus virtudes y sus defectos, su imperfección perpetua y su anhelo de trascendencia. Es por eso que necesitamos tecnologías más humanas y que no nos deshumanicen, políticas públicas valientes que pongan freno a usos descabellados o totalitarios de la tecnología, y autoridades reguladoras y plenamente independientes, a nivel nacional e internacional, que planten cara, en los tribunales si fuere necesario, a quienes pretendan poner en peligro, política o empresarialmente, el verdadero progreso de nuestra sociedad. Algo similar se logró a mediados del siglo XX para el fenómeno de la aviación comercial. Los dirigentes políticos y empresariales de aquella época comprendieron que solo dotando al sector de una regulación muy estricta y estableciendo mecanismos efectivos de gobernanza a nivel internacional se lograría que la gente perdiese el miedo a volar y pudiera existir un nuevo medio de transporte de masas. Setenta años más tarde, cualquier pasajero disfruta hoy en día de la misma seguridad área si despega o aterriza desde el aeropuerto de Madrid o de Kabul, y el número de accidentes y víctimas mortales se reduce cada año, pues cada pequeño incidente se informa sin demora a las autoridades nacionales e internacionales que adoptan las medidas de mejora correspondientes que se aplican en la práctica por los fabricantes de aeronaves y en cualquier aeropuerto del planeta.

En conclusión, de lo que se trata es de convencer a nuestros dirigentes políticos y empresariales de que adopten el mismo enfoque de la aviación comercial al desarrollo y uso de la inteligencia artificial y de las nuevas tecnologías en general, en otras palabras, de que pongamos la seguridad del pasajero en el centro de nuestro universo digital. l

Leonardo Cervera Navas es el Director del Supervisor Europeo de Protección de Datos, la institución de la UE encargada de la promoción y la defensa de la protección de datos a nivel europeo.

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El centro del universo debe seguir siendo el ser humano, con sus virtudes y sus defectos, su imperfección perpetua y su anhelo de trascendencia
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SILVIA MARCU
Investigadora CSIC

Silvia Marcu es Doctora en Geografía e Historia, y Licenciada en Geografía, Lengua y Literatura Francesa. Profesora e investigadora en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Sus líneas de investigación se centran en las migraciones internacionales, población (con especial incidencia en la movilidad humana a través de las fronteras), y los cambios geopolíticos y sociales de Eurasia.

— En su libro afirma que “Ucrania pasó a ser el problema de Europa, y que de su solución parecía que dependía incluso el futuro de Rusia”. ¿Qué quiere decir?  Cuando realicé esta afirmación pensaba concretamente en la posición geoestratégica de Ucrania, en su papel de puente hacia el Mar Negro, que es de hecho, una de las piezas clave de esta guerra injusta a la que asiste impotente Europa y el mundo entero.

— ¿Se anticipó entonces Rusia con su ataque a una situación inevitable de una Ucrania candidata a la Unión y con un pie en la OTAN?

Sí, es cierto que Rusia se anticipó, aunque si lo recordamos bien, Rusia desde siempre quiso (re)conquistar Ucrania, a la que no reconoce como país. Rusia desea volver a recomponer su espacio de “Vecindad Próxima”, su espacio “soviético”. Además, la región del Donbass está en el “ojo del huracán de Rusia” desde hace muchos años, y el año pasado Rusia, estaba a punto de atacar. Esto no quiere decir que la candidatura de Ucrania en la Unión Europea” y en la OTAN fueran inevitables (aunque Rusia no hubiera atacado este año). Como bien sabemos, cualquier país que desee ingresar en las estructuras de valores democráticas occidentales, deben cumplir una serie de criterios antes de su ingreso, en el caso de la UE , firmar primero un Acuerdo de Asociación (que sí, se firmó en el caso de Ucrania, 2014). Sin embargo, hay que cumplir una serie de criterios, y, proba-

blemente, Ucrania estaba encaminada en cumplirlos, aunque el camino de ingreso es largo, como bien sabemos. Por cuanto a la OTAN, las negociaciones también llevan un camino amplio… —Y, en este sentido, ¿hay una especie de maldición clásica por la que el Este de Europa debería, desde el Báltico hasta el Mar Negro, resignarse a ser parte de un Imperio, sea el austríaco, el otomano o el soviético o el ruso, o incluso, siendo provocador, de la UE, o como habla en su libro, ser una “zona tapón”?

Sí, habló en mi libro de una “zona tapón” en términos geopolíticos…. Sin embargo, a mi modo de ver, no se trata de una “maldición clásica” – aunque la metáfora queda muy bien en el contexto, sino de una realidad. El Este de Europa, debemos observarlo, analizarlo y adentrarnos en el conocimiento de la región, con ojo crítico y objetivo. El Este de Europa siempre será situado geográficamente en el Este, y llevará consigo la huella histórica, las raíces culturales de los imperios otomanos, austro-húngaro o soviético. Es difícil cambiar el rumbo de la geopolítica, porque lleva consigo precisamente esa huella histórica que marca la identidad de los pueblos de la región. El hecho de que los países de la zona, y me refiero aquí, no solamente a los países de la Vecindad Próxima de Rusia (Bielorrusia, Moldavia, o Ucrania, y por extensión los países del Cáucaso (Georgia, Armenia, Azerbaiyán) incluso Asia Central – me refiero a los países que ya forman parte

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“Es difícil cambiar el rumbo de la geopolítica, porque lleva consigo precisamente esa huella histórica que marca la identidad de los pueblos de la región”

de la UE (como Rumania o Bulgaria por ejemplo)… Esto dos países, siempre serán países del Este, y siempre llevarán esta huella que nunca desaparecerá, aunque estén ahora bajo el paraguas de la OTAN y de la UE…

Mire usted: Occidente representa un mundo de valores específicos arraigados en la cultura europea en el sentido puro de la palabra. Recordemos que las Comunidades Europeas (de Carbón y Acero) nacieron de los rescoldos de la Segunda Guerra Mundial (allá por 1957) y su vocación fue la paz. Sin embargo, este mismo gran acontecimiento transformado posteriormente en la UE, surgió en plena Guerra Fría, y cuando esta guerra llamada “fría” finalizó, en 1989, seguida por el desplome de la URSS en 1991, todos los pueblos del Este quisieron ser “Europa”, Occidente. Cuestión que es difícil de llevar a cabo. No creo que sea una “maldición”, más bien, considero que es cuestión de tiempo, de cambio generacional, de cambio de mentalidades. Pero repito, la historia y las raíces culturales siempre dejarán su huella en la idiosincrasia de esta región de Europa, que es el Este. Solo hay que realizar un viaje por la región. Recomiendo encarecidamente la obra Los fantasmas de los Balcanesde Robert Kaplan, para un mejor entendimiento… —En esta guerra que padecemos, la posición rusa viene a echar la culpa a la OTAN por buscar la ampliación hacia el este de Europa. Hasta el mismo Gorbachov se lo recriminaba a EE.UU. (“Gorbachov- Vida y Época”, de William Taubman), cuando la realidad es que son los países del este lo que quieren entrar. Es decir, Rusia apoyaría tesis realistas y geopolíticas, mientras que la OTAN, la UE y EE.UU., se decantarían por el idealismo kantiano, favorable a que cada país elija sus alianzas. Me gustaría preguntarle si, en su opinión, pueden el Derecho y la Política obviar la Geografía y la Historia.

Muy interesante debate, el que realiza usted. Como señalaba, adelantando un poco la respuesta, en la pregunta anterior, estos mismos países del Este son los desearían incluso “cambiar” su posición geográfica en el mapa”, su destino histórico, por así decirlo, sus herencias identitarias, a cambio de ser Occidente. Los ciudadanos de estos países, con una preparación impresionante, y unos conocimientos geopolíticos envidiables, harían lo que fuera para poder viajar libremente, formar parte del espacio Schengen viajar a EE.UU., ser “libres” en el verdadero sentido de la palabra. Su pregunta, por lo tanto, es cuanto más apasionante e inteligente, porque sí, el Derecho y la Política, no pueden obviar nunca la posición geográfica de un país, es decir la Geografía, y el papel histórico que arrastra la región. No podría afirmar con certeza que la posición viene a “a echar la culpa a la OTAN por buscar la ampliación”, Rusia conoce que son los precisamente países del Este los que intentan por todas las vías posibles el ingreso en la OTAN. Sin embargo sí, le doy la razón, la OTAN está interesada en la Europa del Este por el deseo de ampliar su esfera de influencia y control geoestratégico de los recursos, en el mundo, que desea que fuera “unipolar” como hasta la actualidad, después, de la caída de la URSS. Conviene en este punto señalar las dos teorías importantes que marcan el rol inestimable de la Geografía y de la Historia en las decisiones políticas y en el destino de los pueblos y que prevalecen sobre el Derecho y la Política. En primer lugar señalo la “Teoría del Heartland” Mackinder 1904 cuya fórmula se puede resumir de este modo: “quien domina la Isla Mundo –es decir el territorio– la tierra del Heartland, dirige el mundo”. Esta teoría del corazón del mundo, es, precisamente, la seguida por Rusia y China en sus empeños de dirigir el mundo en el siglo XXI.

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“El derecho y la política no pueden obviar nunca la posición geográfica de un país, es decir la geografía, y el papel histórico que arrastra la región”

Según Mackinder, Rusia y su capital Moscú, están situadas en el eje central del Heartland.

En segundo lugar, y para contrarrestar esta teoría, señalo la teoría del Rimland (Spikman 1944) que señala que Estados Unidos podrá conquistar el Heartland a través de la potencia marítima, es decir de los mares y los océanos (el anillo de aguas). Si nos referimos, nuevamente, a la guerra que nos ocupa, y si observamos, detenidamente, el deseo de EEUU de ser la única potencia unipolar, y su proximidad a la región del Este,

al mar Negro, podemos observar que el Occidente, más exactamente EEUU utiliza, claramente, la teoría Rimland que rodea como un cinturón al Heartland.

Por lo tanto, estamos regidos por la Geografía y por la Historia, sin obviar nunca, por supuesto, el papel importante del Derecho y de la Política… —Biden pronunció un discurso, desde luego, no breve, hace años, cuando era Vicepresidente de EE.UU., ante la Rada Suprema de Ucrania. Animó a los ucranianos a la búsqueda de su propia

independencia, a perseguir la democracia, etc…¿Era necesario escenificar aquel apoyo? ¿Calibró bien la Administración americana todos estos años, desde la lejanía geográfica y con dos océanos en medio? ¿Qué papel juegan los EE.UU en la solución al conflicto?

Creo que no…. Recuerdo con nitidez este discurso… No era necesario aquel discurso, Ucrania consiguió su independencia el 1 de diciembre de 1991, cuando un 90,3% de la población votó a favor de la independencia, al mismo tiempo que Leonid Kravchuk fue elegido primer presidente de Ucrania. Ucrania supo, desde el primer momento que su deseo era el ingreso en las estructuras europeas y atlánticas. Pero al mismo tiempo conocía las dificultades que se encontraría por el camino. Recuerden los acontecimientos posteriores, la época de Yanukovici, de Timosenko, la “Revolución Naranja”. Los grandes “revolucionarios” de aquella época no tan lejana, estudiaron en Estados Unidos… Y todas las acciones fueron realizadas con el apoyo americano. Pero Rusia siempre estuvo allí para parar los anhelos de integración. Sabiendo además que la identidad de la región del Donbass es en su mayor parte rusa, tal como lo es la de la Crimea. Ucrania en sí misma es una mezcla de identidades. Pensemos, a título de ejemplo en la región de Odessa, en la Transcarpatia, donde en su mayor parte la etnia de la población es rumana. Por lo tanto, podemos hablar de una Ucrania dividida: la parte occidental representa el núcleo de la idea nacionalista ucraniana, donde se habla ucraniano, mientras que la parte oriental tienen la gran parte de la etnia rusa y habla mayoritariamente ruso… Por ello, no creo que calibrara bien la Administración americana por aquel entonces… Desde mis conocimientos geopolíticos, como ciudadana nacida en la frontera entre tres países Ruma-

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nia, Moldavia, Ucrania, el Occidente, nunca tendrá la fuerza necesaria para “occidentalizar” el Este de Europa… Precisamente, por esta idiosincrasia tan diferente a todos los niveles, de cultura, y de mentalidad…A pesar de que la juventud puede, sí, cambiar el rumbo. Pero para ello, debe pasar un largo periodo de tiempo… Rumania, por ejemplo, tras 15 años de su ingreso en la UE, (2007) no tiene la capacidad necesaria de reorganizar su infraestructura de transporte. No tiene la plena capacidad de utilizar los fondos estructurales y de cohesión de la UE. Es un país que sí,

custodia 2700 km de la frontera de la UE, y ahora mismo el la “ultima” frontera segura de la OTAN y de la UE, pero aún así… es difícil señalar que es un país que asumió de modo global los valores occidentales…

Actualmente, sinceramente, creo que EEUU podría jugar un rol importante, si tuviera voluntad de diálogo, mediante el siguiente escenario: incluir a Ucrania en la OTAN, a cambio de la cesión (léase) reconocimiento de la anexión de la región del Donbass a Rusia. Sin embargo, no vaticino que lo haga. Y no porque sigue enviando armas, para fomentar la guerra en vez de buscar la mesa de negociación de la paz, sino porque teme a Rusia, - por su potencial nuclear, al estallido de una catástrofe mundial, - y por supuesto que teme perder el acceso al Mar Negro, (aunque lo tenga parcialmente, a través de Rumania, Bulgaria y Turquía) pieza estratégica clave. Recordemos que Rusia ya con la anexión del Donbass y de Crimea tiene el corredor que le asegura la salida al Mar Negro. —Jrushchov en 1954 decidió regalar Crimea a Ucrania. Habían pasado 300 años desde la anexión de esta península al Imperio de los zares. Rusia lo ane-

xionó “motu proprio” en 2014. Ahora, hace lo mismo con el este de Ucrania. Realmente, ¿Cree que se enquistará a modo de conflicto perpetuo, en el corazón de Rusia (el este de Ucrania, el Donbass), este problema? ¿Cree, como apunta en su libro, que vivimos una nueva edición de la teoría del Heartland, de Mackinder?

Sí, ya lo adelanté un poco más arriba, lo que pone de manifiesto nuestra sintonía de pensamiento. Además de Crimea anexionada desde 2014 a Rusia (con una mayoría de rusos en su composición demográfica que votaron a favor de la anexión), la región del Donbass que está actualmente atacada por Rusia, desde febrero de 2021, también tiene en su composición subregiones como Lugansk y Donetsk, donde la mayor parte de la población es rusa. Rusia nunca reconoció a la región de Donbass como ucraniana, de hecho Rusia no quiere reconocer como señalé más arriba… siquiera a Ucrania como país independiente. Y nunca cesará en su empeño de reconquistar gran parte de Ucrania, sobre todo la región que rodea al mar Negro. Un empeño es tener salida al mar Negro, y cerrar las puertas a Ucrania a este mar. Por

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“Estamos regidos por la geografía y la historia, sin olvidar nunca el papel del derecho y la política”

ello conquistó el estrecho de Kercy para bloquear la salida al Mar de Azov a Ucrania y bloquear también de este modo, el comercio con cereales. No olvidar, que la parte Este tienen una identidad rusa, ortodoxa, mientras que la parte occidental es católica, más próxima a Polonia. Y, sobre todo, y lo más importante: Kiev fue la primera capital de Rusia ( La Rusia de Kiev: 980-1054). Se tratará al final de un problema perpetuo, que se podría solucionar fácilmente, si hubiera voluntad para hacerlo. Creo que el error de Rusia fue el ataque brutal a Ucrania, en vez de proponer el referéndum de anexión. Sin embargo, Rusia sabía, que nunca lo hubiese conseguido, por las ansias que el presidente ucraniano tiene para que su país forme parte del Occidente, por la afinidad que tiene con Estados Unidos. No, no es reprochable esta afinidad, a fin de cuentas Ucrania busca la democracia, o esto creo… Pero hablamos claramente de la teoría de Heartland aquí, con el apoyo de China y de otros países como India, los países de América Latina, o los países neutrales, como Turquía, con el corazón partido entre el Oriente y el Occidente (miembro de la OTAN desde 1952) pero en la antesala del ingreso en la UE desde 1968) - recordemos que tiene sólo un Acuerdo Aduanero con la UE(1995) y que es un país con intereses propios en el mar Negro y en el tablero geopolítico – presto a aceptar pactos (como el de la vergüenza – recuerden el episodio de 2015 y a los refugiados sirios que se quedaron “atrapados” en Turquía, por el “no” claro de una UE incapaz de gestionar la política migratoria… Creo que Mackinder tuvo razón…. El siglo XXI puede pertenecer a Eurasia… —Usted escribe que “sin duda alguna (…) la prioridad más importante para los ciudadanos ucranianos consiste en solucionar los problemas que quedan pen-

dientes con Rusia, y la restauración de la paz en el país”. ¿Ve posible que algún día impere la paz entre estas dos naciones? ¿Prevalece en el sentir de los ciudadanos ese deseo de paz, o el de revancha, tristemente, va a imponerse? La oleada de migrantes hacia la Unión Europea, ¿Qué impacto tendrá en esas personas, en sus vidas, profesiones, relaciones,...? ¿La UE está respondiendo a esta nueva crisis de refugiados, mejor que con la anterior provocada por la guerra de Siria?

Hay aquí una serie de preguntas muy interesantes e importantes… vamos una por una. Sí, veo posible que algún día impere la paz entre los dos países, aunque no lleguemos, probablemente, a vislumbrarlo nosotros ahora. Para que ello se lleve a cabo, no obstante, han de ocurrir varios acontecimientos: que los dos países tengan el uso de la razón: ser capaces de reconocer sus errores y enmendarlos. En primer lugar, pensemos en Rusia. En ese gran país – al que no podemos aislar desde el Occidente eternamente - habrá cambios sólo si lo decide el pueblo ruso. La juventud. Sólo una revolución interna podrá cambiar el régimen. Hasta entonces se perpetuará el anhelo de reconquista, no sólo del presidente actual, sino de sus seguidores más jóvenes y de la mayor parte de la población rusa. La población joven que actualmente huye para salvar sus vidas, podría iniciar la llama de una revolución. Como lo hizo Rumania en aquel memorable diciembre de 1989. Pero hoy por hoy, no lo veo factible. Por otra parte, se espera de Ucrania, que reconozca que también está en litigios y tensiones con otros países por territorios que no le pertenecen (véase las regiones rumanas, el canal Bastroe construido en el Delta del Danubio – que es territorio rumano) para tener acceso al mar Negro (porque ellos presentían los ataques rusos y la búsqueda de reconquistar

sus territorios desde siempre), o la Isla de las Serpientes - de gran valor estratégico - situada en el mar Negro que también fue rumana, y el Tribunal de la Haya decidió repartirla entre las dos naciones, pero ofreciendo a Ucrania una mayor porción del territorio… Y podría seguir… Pero sí, veo posible en el futuro, un entendimiento, con el cambio generacional…

Por cuanto a su segunda pregunta, de este apartado, creo que por ahora, tristemente podemos señalar el deseo de revancha, antes que el deseo de

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“Occidente nunca tendrá la fuerza necesaria para occidentalizar el este de Europa, por la idiosincracia tan diferente de cultura y de mentalidad, a pesar de que la juventud puede cambiar el rumbo, pero para ello deben pasar un largo periodo de tiempo”

paz. Teniendo el apoyo total del Occidente, los ciudadanos ucranianos que se permitieron huir del horror, porque no todos lo pueden hacer, salieron de su país, y se prevé que se forme una diáspora impresionante que defienda el deseo de revancha en los próximos años… Algunos regresaron, y siguen deseando revancha. Por esto pienso que la paz, tiene que llegar, por ahora, a través de acuerdos diplomáticos, para que la ciudadanía cambie de mentalidad. Que se eduque en el deseo de buscar la paz.

Y sí, la oleada de migrantes hacia la Unión Europea, creo que tendrá un impacto positivo… De las 41,4 millones personas, (la población de Ucrania), 9 millones de personas abandonaron a su país, y otras 6,5 millones personas se desplazaron internamente(ONU, 2022;ACNUR,2022). Más de la mitad cruzaron las fronteras de los países limítrofes, abarcando, todos los países de la UE. A España llegaron 110.000 personas que ya recibieron la protec-

ción temporal como refugiados, (Gobierno de España, septiembre,2022). “Vamos a darles toda la protección y oportunidades posibles, para que se sientan como en casa” (Presidente del Gobierno, 2022). Y sabemos que existe una excepcionalidad que reviste la acogida de personas procedentes de Ucrania. Hablamos de la “protección temporal”, que, a diferencia de la “protección internacional” agiliza los trámites “de modo exprés” y “deriva” a las personas, ofrecer atención total frente a la incertidumbre, para reiniciar sus vidas. Por lo tanto, la UE dio y sigue dando muestras de clara e indudable solidaridad con el pueblo ucraniano, que tendrá la posibilidad, en primer lugar de reorganizar sus vidas y la de sus hijos, aprender otros idiomas y tener la oportunidad de quedarse tras los dos años de acogida en los países receptores, creando esta gran diáspora ucraniana que señalaba más arriba, que defienda su país en el futuro. Se les ofrecen incluso puestos de trabajo según su formación. A título de ejemplo, en el CSIC, obtuve hace poco, un proyecto sobre el impacto que tiene la guerra de Ucrania sobre España en el contexto geopolítico europeo, y se le ofrece la posibilidad a una persona ucraniana que venga al CSIC a trabajar en su campo que es la investigación. Y no se trata sólo de mi proyecto, se ofrecieron varios en nuestra institución… Y así, en cada área de trabajo. Con ello, quiero señalar que el impacto es positivo, a pesar de haber abandonado sus hogares. Aunque en condiciones trágicas… no se han ido hacia la nada, incluso pudieron escoger países. En Rumania se quedaron pocos, porque prefieren los países más desarrollados, como Polonia, Alemania, o los países nórdicos. “Gloria Ucrania” es su lema aquí en España, y en todos los países de la UE. Nunca la UE se volcó con tanta

fuerza y magnitud con los refugiados de ningún otro país.

—En un momento de su libro, valora que Zelensky, en las pasadas elecciones de 2019, recibió el control total sobre el Parlamento, controlando la Rada Suprema y el Gobierno. Con 250 de los 450 diputados. Es decir, que los propios ucranianos habrían hecho su particular transición, y Rusia vendría a truncarla…¿Cree que ha sido Zelenski un candidato de unidad, como lo pudo ser Adolfo Suarez en España?

Puedes ser… Puede que tenga usted razón… el pueblo ucraniano deseaba un líder con un perfil digamos… diferente… Un ciudadano con relaciones, un actor, una persona con vocación europeísta, de unión…. Sí, si tenemos en cuenta su gran trabajo desde febrero, desde el estallido de la guerra, sus apariciones su deseo de lograr la victoria, sus reiteradas peticiones al Occidente de apoyo… sí… Pero no me atrevería ni de lejos comparar la figura de Zelenski con la de Adolfo Suárez, que fue una gran figura para la transición en España. Además, volveríamos de nuevo al debate Occidente-Oriente… No creo que podemos comparar. –Como se sabe, Rusia era y es favorable a una cooperación tecnológica con la Unión Europea, a cambio, de dar recursos y cooperación energética. Rusia, en las última décadas ha sido el Plan B de Alemania (“Prisoneros de la geografía”, de Tim Marshall), si el eje franco-alemán no llegara a un entendimiento. Esto, evidentemente, con la guerra de Ucrania, ha dejado de ser así. Quo vadis Alemania?

–Muy interesante e inquietante pregunta. Confío en una cordura por parte de las dos partes: UE (Alemania) y Rusia, por el bien del pueblo alemán, que depende en su mayor parte (como Estonia) de la energía rusa. Rusia siempre encontrará un mercado para vender su energía, en

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“Sí veo posible que algún día impere la paz entre los dos países, pero para que ello se lleve a cabo, los dos países deben tener el uso de la razón y reconocer sus errores y enmendarlos”.

el Este. Rusia es un país con recursos en todos los sentidos. Pero Alemania se verá obligada a esta “gran trasformación energética” que se prepara en la UE, y que tendríamos que ver cómo se llevaría a cabo. Me gustaría saber que todo se pueda solucionar a favor de Alemania, y que el gas ruso pueda volver a ese país. Las relaciones entre los dos países siempre fueron cordiales, probablemente por este interés… pero para que ello ocurra, es necesaria la paz. Y no sé si el invierno que se aproxima podría traer consigo un atisbo de paz… –¿Afectará a la unidad europea esta guerra? Y, dentro de la Unión Europea, ¿cree que el eje de Visegrado, beligerante con cualquier forma de componenda con Rusia, llevará el peso de la Política exterior, en oposición a las políticas de Francia y Alemania?

Creo que la guerra, a pesar de ser un factor de discordia en la UE, sobre todo, por las tendencias de ultraderecha de algunos países de Visegrado, incluso más recientemente en Italia, además de otros intereses de carácter nacionalista, no afectará la unidad, la cohesión de Europa. Creo que la UE permanecerá unida, y las muestras se ven a diario… pero repito, es necesaria siempre que haya unión en las decisiones, en las reuniones, en las cumbres. Sentarse para aproximare a Rusia de algún modo, más allá de los paquetes de sanciones. Porque la sanción trae siempre revancha. Cuanta más sanción, más revancha… Es lo que observamos desde febrero hasta la actualidad… Y los que pagan son siempre los ciudadanos…. Mediante la tremenda inflación, la subida de los precios, el frío invierno que se aproxima… El corte de energía. La independencia energética en la UE, será todo un reto. —Se hace eco de las palabras de Brzezinski, en 1998, cuando dijo que “la transformación de Ucrania de una

prolongación europea de Rusia en una barrera de Rusia hacia Europa será muy difícilmente aceptada por Moscú”. Si se sabía esto ya en 1998,….¿cómo explica el cambio de actitud de Putin hacia Occidente, desde los tiempos en que Rusia se asoció a la Plataforma para la Paz, en el marco de la OTAN? Realmente, como pensaba Gorbachov y, sin duda Putin, ¿Occidente se ha separado de una promesa de construir una estructura de seguridad paneuropea, con Rusia dentro?

Sí, me hago eco de las palabras de Brzezinski, en 1998, cuando dijo que “la transformación de Ucrania de una prolongación europea de Rusia en una barrera de Rusia hacia Europa será muy difícilmente aceptado por Moscú”… Pero también comprendo el deseo de Rusia de aproximarse a la Unión Europea, desde su poder… energético, su gran capital humano… Rusia pensaba – y creo que todavía anhela –la formación de una Eurasia fuerte, de la que forme parte además de China, también la UE: Rusia, en mi opinión, actualmente sufre por la soledad a la que está sometida. Ya nadie la reconoce. Está sola. E intenta recuperar poco a poco las relaciones con algunos países de la UE (véase la puesta en marcha del gaseoducto hacia Austria e Italia), o los intentos de (re)aproximación al menos al nivel científico -campo en el cual trabajo. Además, creo que desde Europa, en cuanto se logre el alto el fuego, no se puede aislar continuamente al más grande país del mundo, que además, tiene el apoyo de China. Ahora bien, desconozco si encontrará tan pronto el perdón de la UE… si la UE tendrá pronto la voluntad de aproximación a Rusia. El tiempo lo dirá. Las nuevas generaciones, las de cambio, tendrán esta tarea. Apuesto, por un mundo multipolar, por un Nuevo Orden Mundial, en el cual, cada país, cada región tengo su esfera

de influencia, que no de poder: económica, energética, militar, cultural, científica… Que haya una confluencia, una sinergia entre las potencias. Creo que sólo de este modo se lograría la paz entre las naciones y un cierto equilibrio geopolítico en el tablero mundial. En el siglo XXI es difícil hablar ya de unipolaridad. l

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“La paz tiene que llegar ahora a través de acuerdos diplomáticos para que la ciudadanía cambie de mentalidad. Que se eduque en el deseo de buscar la paz”.

LA GUERRA EN UCRANIA COMO CATALIZADOR DE LOS RETOS Y OPORTUNIDADES DE LA SEGURIDAD EUROPEA

En pleno desarrollo de la guerra de Ucrania, Europa está de nuevo inmersa en un conflicto bélico cuya intensidad y dimensión no se recordaba en el “Viejo Continente” desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Focalizando el sujeto de análisis en la Unión Europea, los 27 han mostrado desde la invasión rusa una notable firmeza y unidad en la toma de decisiones punitivas hacia Moscú. Prueba de ello han sido las numerosas sanciones anunciadas y ejecutadas contra Rusia y que están en la base de su cada vez más comprometida situación en Ucrania. La invasión rusa de Ucrania sacudió los cimientos comunitarios una vez más en la última década, decenio donde Bruselas ha conocido más episodios de incertidumbre que de estabilidad. Empero, como se ha anotado previamente, desde los albores de la invasión, los Estados miembro han mostrado una, a grandes rasgos, perfecta sintonía en su apoyo firme a Ucrania como país atacado en su integridad territorial.

Decía Jean Monnet, uno de los padres fundadores de la actual UE que “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis”. Recientemente este argumento ha sido compartido por el actual Alto Representante de Política Exterior, Josep Borrell. Efectivamente, las grandes perturbaciones sistémicas han acabado haciendo de la UE lo que es actualmente. Antecedentes de la seguridad europea: de la PESD a la PCSD

La denominada como “Europa de la Defensa” puede ser una de las grandes beneficiadas del contexto europeo actual. En el Tratado de Maastricht de 1993 se estableció por vez primera la Política Europea de Seguridad Común, avanzando en 1999 con la articulación de la Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD).

El objetivo de esta institución era la de ser la génesis de una Europa con capacidad de actuar con mayor autonomía en materia de Seguridad y Defensa.

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Misiones y operaciones de la PCSD. Fuente: GEOPOL 21

La principal consecución en aquel momento fue la creación de las “Misiones Petersberg”, las cuales tenían como objeto la gestión de las crisis internacionales desde el punto de vista de las misiones humanitarias. Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa en 2009 surgió la actual Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), la cual sustituyó a la PESD como principal marco normativo en materia securitaria comunitaria. El siguiente hito temporal destacable se sitúa en 2017, cuando se articula la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO). Contará desde sus inicios con 25 de los 27 Estados miembro (con la salvedad de Malta y Dinamarca)

y su razón de ser es la de implementar diversos compromisos que ayuden a profundizar en la Seguridad y Defensa europea, así como facilitar la colaboración de los países de la Unión en este ámbito. En la actualidad son cuatro los ciclos de proyectos PESCO (con un total de 60 proyectos), abordando diversas temáticas como la mejora de la tecnología marítima, o la articulación de sistemas aéreos tripulados remotamente.

Retos y oportunidades de la seguridad de una Unión Europea que debe seguir siendo un actor global Como se ha mencionado previamente, el volátil contexto actual en Europa abre ante la Unión un auténtico horizonte de retos, pero también de oportunidades, sobre todo en lo referido a una más y mejor integración securitaria. En este punto, es vital mencionar uno de los aspectos que puede ser el vehículo motor de la seguridad europea de los próximos años y décadas: el concepto de autonomía estratégica. Se trata de un término que surgió al albor de las políticas de defensa europeas y de las capacidades militares indispensables para poder llevar a cabo acciones autónomas como actor estratégico. Será en la Estrategia Global de

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“La denominada como Europa de la Defensa puede ser una de las grandes beneficiadas del contexto europeo actual”
Misiones y operaciones de la PCSD. Fuente: GEOPOL 21

Seguridad de la UE de 2016 cuando se institucionalice con mayor énfasis por parte de las autoridades comunitarias. Será en 2020 y, en el contexto pandémico y de carestía de productos básicos para hacer frente a la COVID-19, cuando el Consejo Europeo decida conceder una dimensión holística al concepto, adquiriendo el apellido y adjetivo de “abierta” y “abriéndose” a nuevas temáticas ajenas a lo estrictamente securitario. No obstante, sin abandonar esta dimensión, la autonomía estratégica puede abordarse desde tres prismas: el político (estrategia), el operativo (capacidades) y el industrial (equipos). Con ello, se conjugaban tres ámbitos básicos cuya conjunción puede originar una Unión Europea más capaz de salvaguardar su propia seguridad y defensa. Precisamente, el desarrollo de la autonomía estratégica puede y debe ser la oportunidad que la Unión Europea aproveche para hacer factible la máxima de Monnet sobre las crisis y las oportunidades históricas de los 27. Los retos son de sobra conocidos, pero pueden amalgamarse en la siguiente afirmación: el contexto geopolítico actual es cada vez más volátil e incierto para una Unión Europea que puede seguir perdiendo peso relativo en el proceso de toma de decisiones internacionales.

Proceso de desarrollo de las capacidades securitarias de la Unión Europea. Fuente: Consejo Europeo Efectivamente, se está asistiendo a un lento declinar del mundo occidental en las últimas décadas frente al dinámico empuje de un continente asiático cuyas potencias regionales, como China, parecen querer “asaltar”

“El volátil contexto actual en Europa abre ante la Unión un autentico horizonte de retos, pero también de oportunidades, sobre todo en lo referido a una más y mejor integración securitaria”

el indiscutible liderazgo estadounidense al frente del hegemón mundial. Es indudable que la Unión Europea, por historia, cultura y valores compartidos debe seguir siendo un aliado fiable de Washington. Sin embargo, la tumultuosa experiencia de la “Administración Trump” (2016-2020) puso a Bruselas “frente al espejo”: por vez primera desde el fin de la Segunda Guerra Mundial el tradicional aliado estadounidense parecía virar hacia tesis más introspectivas e independientes, abandonando su tradicional alineamiento con la Unión Europea en particular y, con el mundo occidental con su rechazo a la membresía de EE.UU. en la OTAN, en general. En este sentido, la citada Estrategia Global de Seguridad de 2016 actuó de forma profética: apenas unos meses antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, en dicho documento se anuncia por vez primera que “Europa está en peligro”. En efecto, tanto la vecindad europea meridional como la oriental han tornado en regiones profundamente inestables y cuyo devenir negativo puede sacudir los cimientos de una Unión Europea que, desde la Gran Recesión de 2008 no parece encontrar un periodo de relativa calma. Es por ello por lo que la actual guerra en Ucrania puede y debe servir de catalizador para avanzar hacia una más perfecta política de seguridad y defensa a nivel comunitario sin que ello signifique renunciar al tradicional alineamiento securitario europeo con Estados Unidos a través de la OTAN. l

Ricardo Gómez Laorga. Codirector de GEOPOL 21. Doctorado en Ciencia Política y de la Administración y Relaciones Internacionales en Universidad Complutense de Madrid. Coordinador del Grado en Ciencias de la Seguridad en la Universidad Isabel I.

Fuentes consultadas:

• Arteaga, F. (2017): “La autonomía estratégica y la defensa europea”. Análisis Real Instituto Elcano. Disponible en: https://media.realinstitutoelcano.org/wp-content/uploads/2017/10/ ari76-2017-arteaga-autonomia-estrategica-defensa-europea.pdf

• Borrell, J. (2020): “Por qué es importante la autonomía estratégica europea”. Blog del AR/VP, Servicio Europeo de Acción Exterior. Disponible en https://eda.europa.eu/what-we-do/EU-defenceinitiatives/permanent-structured-cooperation-(PESCO)

• European Defence Agency (2022): Permanent Structured Cooperation (PESCO). Disponible en: https://eda.europa.eu/whatwe-do/EU-defence-initiatives/permanent-structured-cooperation(PESCO)

• Molina, M.J. y Benedicto, M.Á. (2020): “Autonomía estratégica bajo el prisma de la Estrategia Global Europea: directrices de su marco regulatorio”. Cuadernos Europeos de Deusto, núm. 62, pp. 59-98.

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FÉLIX ARTEAGA

UNA EUROPA MÁS ASERTIVA PODRÍA ACABAR CON LA DOBLE VARA DE MEDIR DE LOS AMERICANOS

Con motivo de la Cumbre extraordinaria de la Alianza Atlántica, que se celebra en Madrid estos días, Páginas Digital entrevista a Félix Arteaga, analista e investigador principal de Seguridad y Defensa, del Real Instituto Elcano de Estudios Estratégicos.

Conversamos con Félix Arteaga sobre el nuevo concepto estratégico de la OTAN y sobre los grandes desafíos que tiene ante sí la Alianza Atlántica que, como veremos, se pueden reconducir a cinco: la rivalidad sistémica entre grandes potencias; la guerra a través de métodos híbridos; la guerra a través de terceros (“proxy wars”); la guerra contra el terrorismo internacional yihadista; y, por último, el desafío que supone la evolución enormemente ágil, rápida y flexible de las tecnologías disruptivas y emergentes.

— ¿Por qué es necesario un nuevo ejercicio de pensamiento estratégico

de la OTAN? ¿Tocaba tras diez años del anterior?

—Realmente no se convoca una cumbre de estas características porque toque. Cuando el impulso de un pensamiento estratégico se agota, y esto se nota, porque el contexto estratégico cambia, se renueva el concepto estratégico.

¿Qué riesgos tiene un proceso de esta naturaleza?

—Qué duda cabe que esto es como abrir la caja de Pandora, porque lo habitual es que mientras dura este ejercicio de reflexión, cada socio y estado miembro de la OTAN pregunte sobre las cuestiones que más le preocupen,

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el famoso ‘qué hay de lo mío’. Surgen reivindicaciones tradicionales de los diferentes países, lo que condiciona una reflexión estratégica tranquila, serena.

Esto hace que existan siempre ciertas reticencias al cambio. Que los estados sean poco proclives a cambiar sistemáticamente el concepto estratégico.

— ¿A qué contexto estratégico se refería?

—Lo que sucede esta vez es que se ha entrado en una competición geopolítica con China y con Rusia, desde hace unos años, y se ha venido imponiendo la realidad. Cuando la Administración de EEUU pasó de Trump a los demócratas,

se hizo necesario revisar el concepto estratégico.

En 2020 el secretario general de la OTAN orientó ya el pensamiento hacia 2030, creando un grupo de trabajo, de expertos, a modo de reflexión inicial no vinculante, y sobre esta reflexión se hizo la reunión del Consejo Atlántico de junio de 2021, que dio el mandato para organizar una cumbre extraordinaria en Madrid, para abordar el concepto estratégico.

El nuevo concepto estratégico se había venido elaborando por EEUU y los británicos desde 2020, en el seno del comité militar de la OTAN, pues esta-

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“Cuando el impulso de un pensamiento estratégico se agota, se renueva el concepto estratégico”
Félix Arteaga Investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano.

ban mucho más sensibilizados que los demás respecto a la derivada militar de la competición geopolítica con Rusia y China.

En ese comunicado de junio pasado, la OTAN ya da un mandato para ese nuevo concepto estratégico que viene ya a la presente cumbre “preelaborado” realmente en sus puntos principales, pero ahora, con la guerra de Ucrania, lo que sucederá es la actualización y revisión de lo que se había venido trabajando estos años anteriores. Pero lo básico, a estas alturas, ya está acordado y responde a una realidad de confrontación geopolítica a largo plazo con China, aunque no únicamente, y con Rusia, más bien en el ámbito militar, a corto plazo. Esto será lo más novedoso y significativo del futuro concepto estratégico.

— ¿Será la OTAN el primer foro de Occidente para las cuestiones de seguridad que nos afecten en Occidente?

—En primer lugar, la OTAN, en resumidas cuentas, va a seguir siendo una organización de defensa, no de seguridad, centrada como núcleo de

actuación, en (1) la defensa colectiva, (2) la gestión de crisis y (3) la seguridad cooperativa. Estas son las tres misiones básicas de defensa, y va a seguir siendo una organización de defensa. No es una organización, por tanto, de seguridad, sino de defensa, aunque utilice el término anglosajón de seguridad.

Su núcleo de actuación va a ser defensa, y lo que sea “nation building”, aspectos no militares de la seguridad, intervención humanitaria… quedarán fuera de la agenda. En este sentido se va a reforzar la defensa de territorio, sin duda alguna, en detrimento de la gestión de crisis y la seguridad cooperativa. Estos dos esfuerzos dedicados, no obstante, se podrán compartir con otros agentes.

— ¿Seguirá siendo la OTAN un actor regional?

—Efectivamente, la OTAN va seguir siendo un actor regional, y lo veremos en el concepto estratégico, pero con proyección global que, sin embargo, se va a hacer vía socios, partners, con los que EEUU y sus aliados europeos quieren establecer una relación de ayuda, tanto en Asia Pacífico, con Japón, Nueva Zelanda, Australia… como seguramente también con algún país de África, como Mauritania, contando con otras organizaciones regionales. De esta forma, la OTAN colaborará con estos terceros, básicamente en gestión de crisis y seguridad cooperativa, con el objeto de no tener que desplegar tropas a miles de kilómetros, en esos escenarios de confrontación geopolítica que se den. — ¿Cómo han influido las lecciones libia y afgana?

—Los esfuerzos se dedicarán a la defensa territorial, por la necesidad de reforzar las fronteras y, por otro lado, también influye, en este detraimiento de la proyección de fuerza, tanto la experiencia de Libia como la de Afganistán, que han minado en cierta medida la credibilidad de la Alianza acerca de

la utilidad de las misiones de gestión de crisis. Por tanto, difícilmente, salvo en la lucha contra el terrorismo (a través de la Coalición Internacional contra el Terrorismo Global, que no es OTAN estrictamente), veremos a la OTAN liderar misiones internacionales, para evitar así su propio desgaste.

— Este ejercicio de pensamiento estratégico de la OTAN coincide con el reciente realizado por la Unión Europea, la llamada “Brújula Estratégica” (“Strategic Compass”), ¿habrá reparto de tareas entre la OTAN y la UE?

—La Brújula Estratégica es clara en este aspecto y no cuestiona la defensa territorial de OTAN del territorio europeo. Por ejemplo, la petición de entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN, siendo miembros de la Unión Europea, lo confirmaría. Deja claro que la Unión Europea, en defensa territorial, no va a estar, por lo que la división de trabajo se refiere a las funciones de gestión de crisis y seguridad cooperativa. En concreto, sobre gestión de crisis, irá a menos en la Unión Europea, por mucho que diga que en 2025 va a poner en marcha un “Battle Group” reforzado, pues se da la problemática de siempre, que es la falta de capacidad de los estados miembros de implicarse en operaciones militares de combate. En cuanto a la seguridad cooperativa, se tenderá a la colaboración a través de socios europeos, o con otras organizaciones, como la Unión Africana o la Liga Árabe, quedando claro que todo lo que quede fuera de los intereses vitales de EEUU, que es básicamente Asia, todo lo demás es susceptible de delegación, lo vimos en Libia.

De todos modos, mi impresión es que la división de tareas no será expresa, no será tan explícita. Se jugará también con cierta ambigüedad, a efectos disuasorios, aunque se dé en la práctica.

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“Pasamos de una rivalidad a una competición estratégica donde no hay normas que se cumplan, y todos los instrumentos de los actores se usan como armas”

Lo que va a acercar la relación entre la OTAN y la UE es que los países miembros van a gastar más dinero, y que mucho de ese dinero se va a dedicar, es verdad, a la industria europea –es lógico, porque compran nacional los estados europeos– pero también a comprar equipos americanos, lo que reducirá las tensiones entre EEUU y la Unión Europea.

— ¿Hay alguna línea clara de colaboración entre OTAN y la Unión Europea?

—Se abre un nuevo frente de colaboración o competición, que es la innovación. Todo lo que tiene que ver con la innovación tecnológica, tecnologías disruptivas o emergentes. Tanto la Unión Europea como OTAN han creado “hubbs” de aceleradores de innovación y el estado que ponga dinero podrá llevarse los proyectos para su industria. Pero digamos que la tensión habitual entre ambas orillas del Atlántico se redujo mucho cuando a las empresas de EEUU se les permitió participar en programas europeos, eso sí, con unas

condiciones mínimas. Además, el flujo de dinero va a permitir comprar equipos americanos y además se ha demostrado que las iniciativas de la Unión Europea en adquisiciones de material de defensa son una cuestión de mercado, no contra EEUU, pues cada estado compra donde le interesa más, dado que las compras pivotan, sobre todo, en las naciones, pues no hay de momento adquisiciones centralizadas de la Unión Europea. De hecho, los estados miembros se lo han recordado a la Comisión hace poco, que las compras las deciden ellos, no la Comisión europea. En todo caso, con esta situación de competición frente a Rusia, las distancias entre socios son menores y existe un nuevo marco de colaboración el Consejo UE-EEUU, de comercio y tecnología, que va a ser un elemento fundamental para la competición geopolítica, sobre todo con China.

Es un nuevo foro en el que una Europa más asertiva podría acabar con la doble vara de medir de los americanos, por ejemplo, haciendo que hubiera menos trabas a exportaciones europeas a EEUU. También puede servir para afianzar el principio de reciprocidad entre EEUU y la UE, de modo que se traduzca en mayor presencia de la industria europea en EEUU y, sobre todo, en el ámbito de la normativa norteamericana de control de exportaciones de material militar (ITAR), donde los europeos encuentran problemas por el proteccionismo norteamericano.

— ¿Estamos ante una guerra fría incipiente, no solo con Rusia o China? ¿Se está dividiendo el mundo? —Constatamos que el orden de posguerra y liberal se ha ido erosionando y, aunque no está formalmente desmantelado, no funciona, porque hay muchos actores nuevos que consideran que el diseño de ese orden ha favorecido a Occidente en detrimento suyo, por lo que han dejado de colaborar.

Esto explica el declive del multilateralismo que tanto ha favorecido a EEUU y Europa, y entramos en un periodo de falta de reglas, normas, de competencia. Es cierto que siempre ha existido rivalidad, pero tenía como formas de alivio las normas e instituciones. Pasamos de una rivalidad a una competición estratégica donde no hay normas que se cumplan, y todos los instrumentos de los actores se usan como armas. Hay enfrentamientos comerciales tecnológicos, comerciales, por divisas… Hay un riesgo real que se materializa en la fragmentación de ese orden en dos o tres espacios tecnológicos, de internet, de divisas, en múltiples espacios. Es la expectativa que tenemos y se irá consolidando a medida que se tome conciencia por parte de Occidente, Europa sobre todo, de que esa competición conlleva un riesgo sistémico, de modo que los actores que no reivindiquen el multilateralismo puedan llegar a desbordar a los europeos movidos por sus intereses nacionales. Estamos hablando de India y otros países asiáticos que compiten, por ejemplo, en el mercado internacional sin respeto a las normas.

Un mundo competitivo, sin normas, va a erosionar el estado del bienestar en Occidente y lo hará más y más en la medida en que no se integren todos los instrumentos de los países aliados para competir.

China lo tiene muy fácil, pero Occidente está muy fragmentado y con poco tamaño crítico para hacer frente a la competición global. Esto es lo que vemos, y lo que emerge en distintos documentos como el del Concepto Estratégico de OTAN, en el enfoque geopolítico de la Comisión europea, de otros países… Todos están adaptando su tradicional política exterior, de defensa y de seguridad, para adaptarlos a este mundo de competición que se nos viene.

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“Tras el declieve del multialteralismo que tanto ha favorecido a EEUU y Europa y entramos en un periodo de falta de reglas, normas, de competencia”.

MIGUEL SBASTIDA arts & trends

ARTISTA

Miguel Sbastida (España, 1989) se graduó de un Máster en Bellas Artes en Práctica de Estudio en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago (2015-17), con el apoyo total de una beca de la Fundación La Caixa; donde fue nominado a los premios Fundación Dedalus en Escultura. Completó una Licenciatura en Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid (2007-12) después de sus estudios de BFA en Holanda (2011) y Canadá (2012). Desde entonces, ha participado en simposios y seminarios internacionales como Climate-Truth-Now Chicago (2017), Ética para hacer en el Antropoceno (2018), Sostenibilidad (o no tanto) en la creación artística y sus instituciones (2020), o II Foro Herbart Raíces & Semillas (2021). Durante los últimos diez años, sus obras se han expuesto internacionalmente en espacios como ARCO Madrid, Locust Projects, BOZAR Bruselas, Korea Foundation Gallery Seoul, CDAN Museum, the Zhou B Art Center, Es Baluard Museum, Boghossian Foundation, Museo Centre del Carme, Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, o el Instituto Holandés de Media Art; entre otros.

Su práctica ha sido galardonada con varios premios y becas, incluyendo la Beca de Mediación Internacional de Corea

del Sur del Asia Culture Center, Madrid Art Funds, Emerging Illinois Artists, Circuitos de Artes Plásticas, Oneminutes Film Art Amsterdam, la beca de residencia de la Fundación BilbaoArte, o la Escuela de la Premio al Desarrollo Profesional del Instituto de Arte de Chicago.

Su performance y libro Walk Like a Glacier (2016/17) han sido presentados en Antennae-The Journal for Nature in Visual Culture, y han sido ampliamente adquiridos por instituciones en los Estados Unidos; incluyendo la Colección de libros de artista Joan Flasch de la Escuela del Instituto de Arte de Chicago, la Colección Haas de la Universidad de Yale, la Colección especial de la Universidad de Harvard, la Biblioteca Geisel de la Universidad de California en San Diego y la Colección de libros de artistas del Museo de Arte Moderno MoMA Franklin Furnace, entre otros.Parte de su obra se encuentra en colecciones como la del Instituto de Cultura de Asia de Corea del Sur, el Museo Davis, la Universidad de Ottawa, la Fundación BilbaoArte o la Fundación Oneminutes Holanda.

Miguel reside actualmente en Madrid (España) y su trabajo está representado por LMNO Gallery en Bruselas y Lucía Mendoza Gallery en Madrid.

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Soy un artista visual transdisciplinario que trabaja a través de la instalación, la performance situada y el video, en una investigación sobre las intersecciones de los fenómenos geológicos, las ecologías culturales y el colapso climático. Mis proyectos son una investigación altamente conceptual y estética sobre la geopoética de la materia, el tiempo y los procesos ambientales desarrollados a partir de una sinergia de influencias científicas, ecocríticas y filosóficas; incluyendo las poshumanidades, las ciencias naturales, el activismo ambiental y los estudios poscoloniales. Entiendo la creación artística como un aparato para el análisis epistemológico y como un punto de acceso para el diálogo interdisciplinario y la transformación social. Nacido en una familia de científicos, recuerdo cómo mis padres a menudo me describían los sistemas complejos que configuran nuestros cuerpos mientras navegábamos y recogíamos fósiles por la costa atlántica de España. Aprender a observar los procesos de la naturaleza a través de la fisicalidad de estos encuentros y comprender mi relación con ellos de manera inmediata y perspicaz siempre ha sido una de mis mayores preocupaciones. En mis obras establezco sinergias entre lo biológico y lo geológico, las viejas divisiones occidentales entre lo cultural y lo natural, lo vital y lo inerte; como formas de interrogar las jerarquías antropocéntricas que imponemos a la naturaleza.

Entiendo la materia en sí misma como una forma activa de agencia; un sistema de significado que es tanto inherente como culturalmente construido. Mi trabajo responde al sitio y es específico del material, en un esfuerzo por abordar, in-

“En mis obras establezco sinergias entre lo biológico y lo geológico, las viejas divisiones occidentales, entre lo cultural y lo natural, lo vital y lo inerte, como formas de interrogar las jerarquías antropocéntricas que imponemos a la naturaleza”

terrogar y mediar este significado para el espectador. Por lo tanto, mis proyectos son a menudo tanto una crítica como una investigación arqueológica de los componentes y la historia material de los objetos y espacios. Algunos de estos significados se cuestionan e integran aún más a través de la performance como una forma de conocimiento incorporado, a través de intervenciones comprometidas con el medio ambiente o mediante procedimientos escultóricos que revelan transformaciones materiales y temporales invisibles para el ojo humano; entre otras estrategias. A partir de estas relaciones, mi trabajo busca generar espacios generativos de reflexión crítica en torno a conceptos de sustentabilidad, deconstrucción del dualismo naturaleza/ cultura, subjetividades humanas descentradas y nuevas narrativas más inclusivas para el pensamiento sinérgico, simbiótico y entrelazado en nuestra relación con el Organismo Tierra. l

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MICHELE M. WUCKER

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interviews
“We need every single government, every single organization and every single citizen to do their part. That will create a virtuous cycle of positive action”
Is an American author, commentator, and policy analyst specializing in the global economy and anticipating crises.

por Ángel Satué de Córdova

In 2015, she founded Gray Rhino & Company. She is the autor, inter alia, of The Gray Rhino and her new book, YOU ARE WHAT YOU RISK: The New Art and Science of Navigating an Uncertain World (Pegasus Books, April 2021) that takes a much more personal look at what makes each one of us likely to embrace, avoid, or confront the risks we face. It shows how culture, values and societal norms interact with our innate personality, the experiences that shaped us, the social context, and the habits we can develop to make better risk decisions. And it provides a new vocabulary for thinking and talking about risk.

In recent years, your life has been dedicated to the study of global risks, of risk. Why? Is there something magical in human’s relationship with risk and uncertainty?

My interest in risk began when I was writing about capital markets, especially trading of debt and sovereign credit risk in Latin America. The gray rhino metaphor began with a question about why Argentina failed to act in time to keep its credit crisis from spinning out of control. I’ve become interested in the human aspect much more recently, and realized I have been studying risk since before I consciously acknowledged it. The first chapter of my first book, Why the Cocks Fight: Dominicans, Haitians, and the Struggle for Hispaniola, begins with a quote from the anthropologist Clifford Geertz’s famous essay on a Balinese cockfight: “What [the cockfight] says is not merely that risk is exciting, loss depressing, or triumph gratifying, but that it is of these emotions, thus exampled, that society is built and individuals put together.” That book was published in 1999. When I wrote Why the Cocks Fight, I was interested in questions of how society is built, but through a lens of anthropology, history, sociology, political science, economics, and literature. So now I suppose I am filling in the missing piece –risk—that was there all along.

— In your book, you say that we are or become or make ourselves according to the risks we take. Are we prisoners of our perception of risk, like the mythological hero Orestes, prisoner of “the Furies”?

People who are not self-aware are prisoners of their perceptions of risk. Each of us has a distinct “risk fingerprint” made up of our innate personality, upbringing and

experiences, environment and habits, all of which interact with each other. Being aware of these influences can give us some sense of control over our decisions even though we cannot change our pasts or our personalities. People often ask me if there is an “ideal” risk personality type. There is no ideal type because part of the richness of humanity is the variety of perspectives people bring to life. We need bold risk seekers and adventurers, but we also need the careful, methodical types who keep the lights on and all kinds of personalities in between. People often gravitate to professions that fit their personalities, while others who are unhappy in their jobs may simply be mismatched in a company culture or profession that does not make the most of the strengths of their risk fingerprint.

— After reading your last book, I would say that, in a certain way, living is equal to the risks we venture to take, but that taking risks is not taking crazy risks, do you think that taking risks implies an adventure to know ourselves, to know our environment, to know the risk perceptions of others?

Ooh, I love the way you put that. Self awareness is an adventure that can be full of surprises, both things we are not happy to see and others that are delights. Some people are afraid to take this risk, but they are the ones who would benefit most

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interviews
“People who are not self-aware are prisioners of their perceptions of risk”

from exploring the uncertain terrain of their own personalities and minds.

— Why did you coin the term Grey Rhinoceros a few years ago to refer to risks that, in one way or another, can be anticipated? Wouldn’t risks be more like bulls, which can be fought –if you know-?

I wanted a relatable way to talk about what makes the difference between people who see a danger and act on it, and those who look away or freeze. I pictured a big danger coming right at you and giving a choice of what to do. So the metaphor became rhino because it’s big and its horn is dangerous; and gray because it’s obvious that the rhino is gray. The color also suggests how surprisingly vulnerable humans are to missing what’s right in front of us, since both the “black rhino” and “white rhino” species are gray and neither matches the color of its name. Using an animal

followed the tradition of Aesop and other story tellers throughout history.

— The personalist thinker E. Mounier said that “the mass of men prefer servitude in security to the risk of independence; to human adventure”. Have we forgotten to live, at least in the West, in the sense of taking risks?

It’s not a coincidence that Western societies are full of over-protective helicopter parents at the same time that other people pay lots of money to pursue extreme sports and other dangerous pastimes. I think many Westerners forget how much risk “playing it safe” involves. Much of our

risk taking is passive, in the sense of not making the changes we need in fact of a looming danger, as opposed to active risk taking by choice. When we think we’re avoiding risks, it’s not that we’re not taking risks at all but rather that we’re taking different risks. Unfortunately, often doing nothing is the biggest risk of all. We need a mindset shift, to one that weighs the positives and negatives of acting or not acting.

— You have written about risks, but have you thought about fears?

Risk is a constant balancing act between hopes and fears. Each one of us approaches risk with a different mix of what we hope versus what we fear, whether we see risk taking as more danger or opportunity or a mix, and how comfortable we are with our hopes and fears. Some of us fear our hopes coming true.

— Educating is a risk, insofar as it starts from the freedom of the student, of the other, and this is uncontrollable. Are we educated in this risk, which is to trust in the freedom of the other?

R esearch by Paul Slovic and others shows that the more control people have over a situation, the less risk they perceive and the more risk they will tolerate. Related to this is the phenomenon that the more people know about a situation, the more comfortable they feel. Knowledge can feel like control. But true knowledge comes from engaging with new and surprising ideas, from being able to hold multiple seemingly contradictory facts in mind, and from wrestling truth away from our internal and societal biases. It’s debatable how much freedom students today have; just look at some of the culture wars on campuses. Many people find it easier to settle comfortably into one ideological clique or the other instead of taking the more difficult, independent path that

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interviews
“When we think we´re avoiding risks, it´s not that we´re not taking arisks at all but rather that we¨re taking different risks”
“Risk is a constant balancing act between hopes and fears”

takes the best and rejects the worst of each clique.

— In your book you go into the concept of “risk umbrella”. It seems to me a very interesting concept to develop, from the point of view of public policies and the social contract. Is our relationship as citizens with the state and as part of society going to change after this pandemic?

We’ve only begun to grapple with the issues that the pandemic has raised regarding the relationship between citizens and the state. Nevertheless, this is going to be the most important question determining our futures: what kind of risk umbrella will governments, businesses, and civil society provide?. From the first groups of cave people huddled around fires to early city states to nations and today’s multilateral organizations, people have come together to share the responsibilities of fending off risk. The legitimacy of governments depends on how well

they protect their citizens, including by inspiring their citizens to do their part to protect each other. We’ve seen a wide range of policy choices and risk messages during the pandemic, involving public health, social safety nets, and other protections. It’s very concerning to see large groups of people refusing to protect themselves and others by rejecting masks and vaccines without legitimate medical reasons to do so. When the virus situation becomes less urgent, we’ll see which changes stay with us, how others evolve, and which ones revert to the mean or even regress.

— Do you think that the way to build a global civil society is to assume that it is possible to take some control, at least partially, of some of the global risks?

A sense of human agency -the feeling that each one of us has the power to change- is essential to facing up to global and local risks. When people feel they cannot create a significant impact, they are less likely to do anything at all. Part of the challenge of global risks like climate change and pandemics is that they feel so big that it’s hard to picture how any single person can make a difference. But to solve those challenges, we need as many single individuals as possible to do what they can, both in changing their own behavior and in pushing governments and businesses to do their parts. We need every single government, every

single organization, and every single citizen to do their part. That will create a virtuous cycle of positive action.

— Finally, you talk a lot about a sense of purpose to put risk in its proper place. Even Dante, had to ask Virgil for guidance to get out of that “dark jungle” (sins, vices) he was in. In our VUCA world, what or who would be our Virgil?

Each person has to find their own Virgil or guiding star, because each of us sees our purpose differently. So there’s no single oracle. Risk is about making choices, which in turn relies on priorities. When your purpose and priorities are clear, you gain clarity when facing difficult choices. In the United States right now, for example, we’re seeing record numbers of people quitting their jobs. Some observers characterize that as “taking bigger risks.” No. I completely disagree. During the pandemic, people have spent more time thinking of what they care about most –in other words, their purpose-and re-ordered their priorities. They’ve also begun to see the risk inherent in sitting in place. l

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“What kind of risk umbrella will governments, businesses, and civil society provide?”
interviews
“We need every single government, every single organization and every single citizen to do their part. That will create a virtuous cycle of positive action”

NORTH AND SOUTH POLE

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energy & environment
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“A voyage in which every individual can find their own beauty and emotions, for a free natural world that wishes nothing more than to liberate itself from its human hold”

Beyond their familiar sounding names, few amongst us know much about the Poles.

They remain in many minds remote and virtually inaccessible places. However, the passage of man has already left some indelible traces and in our times, as never before, climate change, greed for appropriation for exploitation and anthropogenic uses have left them fragile.

Therefore it is vital that testimonies of experts in the field and nature lovers in general are brought to the attention of

the wider public. The reports presented to us by these professionals and passionate explorers are essential insights to expose the mutations inflicted by human activity, which are unfortunately accelerating at an ever increasing speed.

Knowledgeable photographer Christian Clauwers is one of those explorers, and through this testimony he projects us into this polar universe, giving each of his photographs a vision that goes well beyond a frozen moment in time. These freeze-frames leave room for imagination and lead us into a voyage in which every individual can find their own beauty and emotions, for a free natural world that wishes nothing more than to liberate itself from its human hold.

Every photograph ceases to be just a cliche and instead becomes a canvas

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science & innovation
“The protection of the Poles demands a full engagement of us all and this work can contribute to a great extend

of discovery that enhances our understanding. This is a commitment and a process which is very much part of the ambition and the mission of Centre National de la mer, Nausicaá.

Let us accept and insist that these areas can conserve their natural immunity. The protection of the Poles demands a full engagement of us all and this work can contribute to a great extent.

Let us therefore bear in mind that the more we want to liberate ourselves from nature, the more vulnerable we become ourselves … what do we need conquests for .. in these polar regions which are like the oceans, common goods of humanity to be preserved.

We thank Christian Clauwers for offering us this testimony. l

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science & innovation
Dominique Godefroy Chairman and CEO of Nausicaá Director of IFREMER Manche Mer du Nord.

LA UNIÓN EUROPEA FRENTE AL DESAFÍO DE LA AGRESIÓN RUSA A UCRANIA

El principal desafío que tiene en la actualidad la Unión Europea es la agresión rusa a Ucrania, en donde ha adoptado una política clara de contención a la misma, mediante un conjunto de medidas y, con ello, se están transformando las consecuencias dramáticas de la guerra, en un proceso de convergencia política, económica y social entre los Estados Miembros, y de fortalecimiento de su presencia internacional.

La UE adoptó desde el día siguiente, 25 de febrero, del inicio de la agresión una decisión solemne del Consejo Europeo donde rechazaba de forma total este inicio de hostilidades, por ser una vio-

lación completa del Derecho Internacional y por ser contraria a los principios y valores de la UE. Y, sobre todo, por que lo entendía no solo como una agresión armada contra Ucrania, sino una agresión contra el conjunto del modelo de la UE, a los valores y derechos y al modelo político y social. Desde entonces, y a lo largo de estos ocho meses, la UE ha mantenido una posición clara, a través de un conjunto de medidas y de políticas, especialmente mediante los ocho paquetes de sanciones, el último adoptado en el mes de octubre, con el fin de conseguir la retirada total de las tropas rusas del territorio soberano de Ucrania, así como de defender la integridad territorial ucraniana, incluyendo a Crimea, territorio anexionado en 2014. Es importante resaltar que durante los primeros meses de la agresión se decía, especialmente en nuestra opinión pública, que la sociedad civil europea, como consecuencia de los costes que estaba teniendo y tendría la guerra, derivados de una subida de precios de la energía y la inflación general; se iba a cansar de apoyar a Ucrania. Y que, por lo tanto, se iba a debilitar esta actitud clara y contundente, ya que el efecto de la guerra y la sanciones sobre el conjunto de la ciudadanía europea son enormes.

Hay que resaltar que, por un lado, el apoyo de los ciudadanos a las medidas de la UE frente a la guerra de agresión, medidos a través del último Eurobarómetro publicado en el mes de septiembre, está siendo completo. E incluso se ha ido incrementando con el paso de los meses, estando por encima del 80% de la población como media

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geopolitics

entre los países europeos, si bien con pocas diferencias entre ellos. Cabe destacar si acaso, que la medida de ayuda a Ucrania que menor apoyo tiene, no son las sanciones o los recortes sobre el consumo energético; sino el envío armamentístico. Es decir, que los ciudadanos europeos apoyan, nuevamente, a la UE como potencia normativa. Por otro lado, tanto las instituciones (Parlamento Europeo, Comisión y Consejo Europeo) como los Estados Miembros cada vez actúan con mayor contundencia en contra de Rusia y a favor de Ucrania. Así se manifestaron, por ejemplo, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el 14 de septiembre en el Discurso Anual sobre el Estado de la Unión Europea, y en el debate posterior donde los principales grupos políticos europeos se pronunciaron en esta misma línea.

O más recientemente en las conclusiones del Consejo Europeo del 20 y 21 de octubre de 2022 en donde el Consejo Europeo reiteró “su taxativa condena y firme rechazo a la anexión ilegal por parte de Rusia a las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, al igual que en el caso de Crimea y Sebastopol, la Unión Europea jamás reconocerá esta anexión ilegal”. Igualmente, en estas conclusiones del Consejo los Estados Miembros “buscaron reforzar las medidas económicas, políticas, sociales, humanitarias, de aislamiento diplomático contra Rusia”.

Al mismo tiempo que se recogían de nuevo las medidas de apoyo y las tareas de socorro a Ucrania, así como su rehabilitación y reconstrucción, junto con otros socios e instituciones financieras internacionales. La UE ha convocado varios foros internacionales para crear un fondo que financie la recuperación del país. Por un lado, el celebrado en la ciudad suiza de Lugano en verano, en segundo lugar en Berlín en septiembre, y el pasado 4 de noviembre en la reunión en Münster de los ministros

de Asuntos Exteriores el seno del G7 donde se han adoptado medidas de apoyo económico y financiero de gran relevancia.

Con todo ello la UE, además de un pequeño apoyo militar a través del Fondo de Facilitación para la Paz y de las ayudas militares de cada uno de los Estados Miembros, está dando un soporte mucho más profundo a través de medios no militares. No nos referimos solo a las sanciones económicas, que están haciendo mella en la economía rusa, sino también al apoyo político completo, la ayuda económica y financiera, al apoyo diplomático que está logrando un aislamiento progresivo de Rusia en el escenario internacional.

Y en relación con la ayuda humanitaria, donde existen varios capítulos, es importante recordar que ya hay, como resultado de la guerra, 15 millones de desplazados, de los que 7 millones son desplazados dentro de Ucrania, que se han trasladado de las ciudades del este del país, que están viviendo de cerca el conflicto, hacia las ciudades al oeste. Y otros 8 millones de refugiados externos, números que se incrementarán probablemente en los próximos meses como consecuencia del invierno, el frío y la falta de energía, por la destrucción de las infraestructuras energéticas. Estos 8 millones de personas se han podido beneficiar de la Directiva de Protección Temporal Europea, aprobada en 2011, y puesta en marcha por vez primera en esta crisis, dando ya cobertura a 6 millones de personas. A veces se insiste en una negociación y alto al fuego, pero hay que entender que en esta ocasión, el estado agresión, que es Rusia, no lo quiere. Y, sobre todo, que nos hallamos en situaciones muy diferentes. Son ilustrativas algunas pancartas vistas en manifestaciones en contra de la guerra de agresión que rezan “If Russia stop fighting there will be no more war. If Ukraine stop fighting there will be no more Ukraine”. Es decir, que para que termine la Guerra es impresncindible que Rusia termine con la agresión. Y, para ello, la UE y los Estados Miembros están incluso reforzando sus acciones para lograr este objetivo. l

Francisco Aldecoa Luzarraga es Catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, y Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo.

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geopolitics

JULIO GUINEA

El profesor Julio Guinea es licenciado en Historia y Graduado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense, Máster en Unión Europea por la Universidad CEU San Pablo y en Diplomacia y Relaciones Internacionales por la Escuela Diplomática de España. Es también Doctor en Derecho por UDIMA con una tesis que versa sobre la Articulación Jurídica de la Política Exterior y de Seguridad Común y de la Política Común de Seguridad y Defensa. Ha publicado dos monografías en la editorial Aranzadi: Historia de la Política Exterior de la Unión Europea e Historia de la Política de Seguridad y Defensa de la Unión Europea.

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interviews
Profesor de Unión Europea e Historia en Universidad Rey Juan Carlos y Coordinador en el Máster oficial UE-China por Nicolás Pérez López-Ibor

La cuestión de la seguridad en Europa, desde los atentados del 11 de septiembre del 2001, es una temática que viene siendo una preocupación constante para los líderes europeos. Los atentados de Madrid, el 11 de marzo de 2004, y de Londres, el 7 de julio de 2005, pusieron de manifiesto la debilidad de las estructuras de seguridad europeas, para hacer frente a los retos de la radicalización y el terrorismo del siglo XXI.

Entre 2006 y 2009, los europeos fuimos testigos de crisis energéticas, por problemas y desavenencias entre rusos y ucranianos, que afectaron al suministro gasístico, lo que puso sobre aviso a las autoridades europeas, para mantener una política exterior que salvaguardase la seguridad en la recepción de la energía.

La entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el 1 de diciembre de 2009, coincide con los primeros años de actuación por parte de Catherine Ashton, al frente del Servicio Europeo de Acción Exterior. En esos años, el tema de la defensa sería relegado a un segundo plano, pero con la llegada de la italiana Federica Mogherini y, especialmente, desde la asunción de responsabilidades al más alto nivel de la acción exterior de la Unión, por parte de Josep Borrell, han sido los principales valedores y protagonistas de la Europa de la defensa. Desde el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania en el año 2022, los europeos hemos comenzado a reaccionar y a darnos cuenta de que necesitamos una defensa cada vez más europea lo que ha puesto de manifiesto la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, quien en distintas ocasiones, y desde diferentes foros, no ha eludido pronunciarse sobre la necesidad de fortalecer la seguridad frente a las amenazas exteriores.

No en vano, antes de ser elegida presidenta del Ejecutivo europeo había sido ministra de defensa de Alemania y ya había asumido que Europa debería articular una defensa común. Estos planes se encuentran actualmente en estudio y consideración debido a que la guerra está sacudiendo con dureza al continente europeo y es una de las demandas que han planteado los paneles ciudadanos, tras la Conferencia sobre el Futuro de Europa. —¿Qué notas definirían la actual situación mundial de defensa y seguridad internacional?

Las que mejor definen la situación mundial actual son la de: incertidumbre e inestabilidad. El Mundo está dividido políticamente en Estados nación, grandes beneficiados del conocido proceso de mundialización, y aunque muchos de ellos apuestan por la cooperación, para abordar los retos que nos presenta la globalización, hay otros que no se guían por el respeto al Derecho Internacional o apuestan por el diálogo, sino que anteponen el uso de la fuerza y defienden una belicosidad decimonónica, atacando a otros Estados, con el fin de conseguir sus objetivos políticos o económicos. En ese sentido, cuando observamos abiertamente que hay Estados incapaces de apostar por la resolución pacífica de sus controversias o que directamente se encuentran en una situación de crisis interna, tan fuerte, que les impide asegurar su seguridad, supone directamente una amenaza que, a largo plazo, termina afectando a la Comunidad Internacional.

Debido a la dinámica de creciente interdependencia, cada vez con mayor notoriedad nuestra estabilidad depende de la que exista en el conjunto del planeta y, si en estos momentos, en el contexto europeo nos encontramos con una guerra en un país con centrales nucleares, eso puede oca-

sionar un problema muy severo para la seguridad a corto y medio plazo. De la misma manera que en el Sahel nos encontramos con Estados incapaces de asegurar el orden interno y comprometen la estabilidad de la región, Europa se ve afectada en su seguridad debido al tráfico de opiáceos, personas, armas… con las fronteras tan porosas, proliferando grupos al margen del Estado, cuyo fin es el de la delincuencia o la actuación terrorista.

Europa durante la Guerra Fría estuvo dividida. La parte occidental se encontraba bajo el paraguas norteamericano y la protección de la OTAN irradiaba con gran precisión, disuadiendo de cualquier ataque o amenaza, mientras que la parte oriental se encontraba bajo la influencia de la URSS y el Pacto de Varsovia. Tras la caída del muro de Berlín y la llegada de la libertad y la democracia a esos Estados, sometidos por el comunismo soviético, optarían por formar parte de la Unión Europea, que apostaba decididamente por la defensa del Estado de Derecho, la democracia y los Derechos Humanos, dejando en un segundo plano su seguridad exterior

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“Debido a la dinámica de creciente interdependencia, cada vez con mayor notoriedad nuestra estabilidad depende de la del conjunto del planeta”

y confiando en exceso en el poder de los Estados Unidos, para su protección. A la vista de los retos a los que nos enfrentamos los europeos, que se han diversificado enormemente, tendríamos que ser conscientes y capaces de asumir la multiplicidad de variables que afectan a nuestra seguridad y tomar un papel más activo en nuestra defensa. —¿Siguen teniendo un papel importante las relaciones diplomáticas entre los países en el mundo polarizado en el que vivimos actualmente?

La diplomacia sigue siendo vital para conducir las relaciones internacionales y las conversaciones de carácter bilateral o multilateral entre los Estados. Hemos mencionado que la forma política más importante para gobernar el territorio sigue siendo, en el 2022, el Estado nación. Concebido desde el contexto europeo y extendido por los 5 continentes, al hilo del proceso de expansión, conquista y colonización europeo. En el siglo XVIII se crearon los primeros Estados independizados del dominio europeo, en América, pero en el siglo

XX llegará la descolonización tanto a África como Asia y los Estados alrededor del mundo proliferarán y se multiplicarán. El mundo ha pasado en pocos siglos de media docena de Estados a casi 200.

En ese sentido, la importancia de las relaciones diplomáticas crecerá de manera proporcional al incremento de Estados en el mundo y aunque en el pasado las relaciones se basaban más en el uso del hard power, o poder duro, hoy vivimos en un contexto imbuido por el pensamiento wilsoniano, y que ha marcado el devenir del s. XX desde que el célebre Presidente demócrata de los Estados Unidos de América durante la I Guerra Mundial, Woodrow Wilson, abogaría en las negociaciones del Tratado de Versalles, la articulación de organismos internacionales para resolver las diferencias entre Estados. Fruto de aquel pensamiento se articularía la Sociedad de Naciones y, posteriormente, las Naciones Unidas, que son un foro imprescindible para entender las relaciones diplomáticas, sobre todo en el mes de septiembre, cuando todos los años acuden los principales mandatarios a la sede de la organización en Nueva York, para ofrecer al mundo su visión y mantener conversaciones con otros Estados.

Por lo tanto, las Relaciones Diplomáticas, son el principal canal para que los Estados se comuniquen hoy, guiados por las normas de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961. Cada vez más los retos globales sobrepasan las posibilidades de maniobra de los Estados nación, desde una pandemia global, una crisis medioambiental o económica, humanitaria o de cualquier otra índole, precisando a los Estados el enfrascarse en conversaciones profundas, para llegar

a acuerdos, en lo que conocemos como cooperación jurídica internacional, y suscribir Tratados que luchen contra el calentamiento global, la contaminación por plásticos, el uso de minas antipersona o cualquier otra materia que pudiéramos imaginar. Las negociaciones de esos acuerdos se producen gracias a la diplomacia, sin la cual la comunicación entre Estados sería imposible.

—¿Se podría decir que la Agencia Europea de Defensa se crea en torno a la idea «Si quieres la paz, prepara la guerra»?

La AED se crea con posterioridad a la Convención que redactó el borrador de Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa. Tras culminar aquel proceso, el presidente de la convención, Valéry Giscard d’Estaing, entregaría a los jefes de Estado y de gobierno reunidos en Tesalónica, el 19 y 20 de junio de 2003, el borrador del Tratado y en aquel encuentro del Consejo Europeo, los líderes reflexionaron sobre el papel de la defensa en el contexto europeo.

Era necesario y oportuno que, ya que la UE iba a contar con una Constitución en la cual se especificaba la articulación de una política común de seguridad y defensa, se pusiera en funcionamiento una agencia específica para aprovisionar de innovaciones tecnológicas en el campo militar a los Estados miembro.

De ahí que la AED naciera no para prepararse para la guerra sino para dotar a la Unión Europea de una mayor fortaleza en el campo de la defensa, cuando estaba en ciernes la ratificación del Tratado Constitucional. Ello suponía que la UE apostaba por consolidar su poder en el campo militar y podría dejar de ser considerada como dependiente frente al poderío militar estadounidense.

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“Desde el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, los europeos hemos comenzado a reaccionar y darnos cuenta de que necesitamos una defensa cada vez más europea”

El principal inconveniente fue que la Constitución Europea no llegaría a entrar en vigor porque Francia y Países Bajos votaron negativamente en sendos referendums de ratificación, en mayo y junio de 2005. La Agencia Europea de Armamento continuó su trabajo, pero con escasos medios y con bastante precariedad. —¿Qué funciones tiene esta Agencia?

La AED es una agencia de la Unión Europea que promueve y facilita la integración entre los Estados miembro dentro de la Política Común de Seguridad y Defensa. Está encabezada por el Alto Representante, Josep Borrell, e informa al Consejo. Su creación se remonta, como hemos expuesto, al interés que manifestaron los líderes europeos, en el Consejo Europeo de Tesalónica de junio de 2003, y que el 12 de julio de 2004 y fue formalmente establecida en el edificio Kortenberg en Bruselas. Todos los Estados miembro de la Unión participan en la Agencia, salvo Dinamarca, que desde su prime-

ra negativa a ratificar el Tratado de Maastricht en 1992, se autoexcluyeron de la construcción de la Defensa europea, negándose a participar en las operaciones militares de la UE ni en los procesos de decisión de la UE relacionados con las operaciones militares. Recientemente, han decidido vincularse, tras el referéndum nacional celebrado el 1 de junio de 2022, pero llevan 30 años de retraso en su integración.

La misión de la AED es apoyar a los Estados miembro y al Consejo en su esfuerzo por mejorar las capacidades de defensa europeas en el campo de la gestión de crisis y para mantener la Política Europea de Seguridad y Defensa tal como está ahora y se desarrolla en el futuro.

Para ello, cuenta con cuatro grandes objetivos: apoyar el desarrollo de las capacidades de defensa y la cooperación militar entre los Estados miembro de la Unión Europea; estimular la investigación y la tecnología (I+T) de defensa y fortalecer la indus-

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“Cada vez los retos globales sobrepasan las posibilidades de maniobra de los Estados nación, precisando a los Estados el enfrascarse en conversaciones profundas para llegar a acuerdos”

tria de defensa europea; actuar como una interfaz militar para las políticas de la Unión Europea.

Así, la Agencia actúa como catalizador, promueve colaboraciones, lanzas nuevas iniciativas e introduce soluciones para mejorar las capacidades de defensa de la UE. Es el foro privilegiado al que pueden acudir los Estados miembro que desean desarrollar capacidades en cooperación de armamento y facilita el desarrollo de las capacidades necesarias para sustentar la Política Común de Seguridad y Defensa de la Unión. El gran inconveniente es su presupuesto, que cuenta con solo 35 millones de euros anuales. Si comparamos esta cifra con el presupuesto del Departamento de Defensa de los Estados Unidos que ronda los 721 mil millones de dólares, vemos que la Agencia Europea es un granito de arena, en comparación con su hermana mayor norteamericana. —¿Ve usted factible la creación, en un futuro cercano, de un ejército europeo? ¿Qué características tendría?

Es difícil predecirlo, porque los estados han antepuesto sus intereses nacionales en la investigación militar y en el desarrollo de sus capacida-

des de defensa, en vez de converger en el ámbito europeo. Cada cual ha optado por seguir su camino. Eso supone que a día de hoy contamos con 27 Fuerzas Armadas, gastamos 240 mil millones de euros en defensa entre todos los 27 Estados miembro, pero cada uno lo gasta en lo que quiere, sin visión de conjunto, En cifras gastamos la misma cantidad

que China o cuatro veces más que Rusia, contamos con más de 130 sistemas de misiles diferentes, con 2,4 millones de soldados en total, pero no contamos con un mando común europeo. Somos incapaces de tener un poder disuasorio frente a terceros países que nos quieran atacar y la sensación del ciudadano europeo es que la Unión Europea carece de una verdadera defensa, para hacer frente a las amenazas exteriores. Solo sería factible crear un Ejército europeo si hubiera voluntad política suficiente para ello, pero actualmente no existe semejante consenso. Entre septiembre y octubre de 1950, los franceses propusieron la creación de una Comunidad Europea de Defensa, con el conocido como Plan Pleven. Eran los años iniciales de la Guerra Fría y Corea del Norte había invadido Corea del Sur. La guerra en Asia levantaba los peores temores sobre si los soviéticos pudieran realizar el mismo movimiento en el contexto europeo y supondría el detonante de las negociaciones para la futura Comunidad Europea de Defensa. Su Tratado se firmaría el 27 de mayo de 1952 y se comienza las ratificaciones en esos años, pero en agosto de 1954 los franceses votaron negativamente en la Asamblea Nacional y ese esfuerzo dinamitará la integración de la defensa en Europa, hasta el tratado de Maastricht de 1992.

Actualmente, la guerra entre Ucrania y Rusia podría ser el elemento que fortaleciese el deseo de los líderes europeos por crear una defensa común, pero todavía no se han dado los pasos necesarios para alcanzar dicho objetivo. Lo primero y esencial es que los líderes europeos lo quisieran y por ahora no existe tal grado de aceptación. Al fin y al cabo, la construcción europea avanza al hilo

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“La receta para que la UE ayude a que la guerra acabe pronto es evitar que decaiga la moral del pueblo ucraniano incrementando su esperanza en una futura unión con el resto de los europeos”

de los acontecimientos y conectada al voluntarismo de los líderes que están al frente de los Estados miembro. Si son europeístas avanzamos, y si no lo son, nos detenemos porque el Consejo Europeo no orienta o porque el Consejo se enzarza en bloqueos. Hace falta que llegue una crisis para que el voluntarismo se abra paso y se opte por soluciones europeas ante un problema global, por eso Jean Monnet tenía razón: solo con las crisis Europa se construirá. En caso de que un día llegue una crisis que provoque el deseo irrefrenable de crear un ejército europeo, se atribuiría la competencia de defensa nacional a la Unión, para que ésta lo ejecutase. Se le atribuiría mayor presupuesto, y sería la responsable de defender a los europeos en su integridad. Por lo tanto, veríamos el comienzo de una estructura estatal federal, con una mayor responsabilidad en el campo de las relaciones internacionales y sería un sujeto político más poderoso. Una defensa única europea debería ser seguida por una política exterior única europea y no 27 voces en el campo exterior. Por tanto, un cambio de esta magnitud exigiría un profundo sacrificio en términos de poder y soberanía a los Estados miembro que aún han sido incapaces de renunciar. Lo han hecho en áreas como la moneda, las fronteras interiores, etc… pero las áreas decisivas, como son la política exterior y la defensa la guardan celosamente bajo su control y ello está impidiendo a la Unión Europea asumir un rol más destacado en el escenario geopolítico mundial. —En marzo de este año, el Consejo de la UE adopta la denominada Brújula Estratégica. ¿Qué mejoras aporta a la Defensa Europea? ¿Cree usted que son suficientes?

La Brújula Estratégica dota a Unión Europea un ambicioso plan de acción para fortalecer la política de seguridad y defensa de la UE de aquí a 2030, cuyo objetivo es el de hacer de la Unión un proveedor de seguridad más fuerte y más capaz, mejorando su autonomía estratégica y su capacidad para trabajar con socios, para salvaguardar sus valores e intereses.

La Brújula Estratégica proporciona una evaluación compartida del entorno estratégico en el que opera la Unión Europea, tanto de las amenazas y los desafíos a los que se enfrenta a la par que presenta propuestas concretas y viables, con un calendario de implementación muy preciso, con el fin de mejorar la capacidad de la Unión, para actuar con decisión en las crisis y defender su seguridad y la de sus ciudadanos. Para ello, se establece una fuerte

capacidad de despliegue rápido de la Unión Europea de hasta 5000 soldados para diferentes tipos de crisis. Se prepara a la organización, para desplegar 200 expertos de misión en Política Común de Seguridad y Defensa, totalmente equipados en un plazo de 30 días, incluso en entornos complejos. Se pueden realizar ejercicios regulares en vivo, en tierra y en mar, se apuesta por mejorar la movilidad militar y se refuerzan las misiones y operaciones civiles y militares de la Política Común de Seguridad y Defensa, mediante la promoción de un proceso de toma de decisiones más rápido y flexible, actuando de manera más sólida y garantizando una mayor solidaridad financiera. Se asume un uso mayor del Fondo Europeo para la Paz, para apoyar a los socios. A la par que se potencia sus capacidades de análisis de inteligencia, se desarrolla una caja de herramientas híbrida y equipos de respuesta que reúnan diferentes instrumentos para detectar y responder a una amplia gama de amenazas híbridas y se pone en marcha una política de defensa cibernética de la UE para estar mejor preparados y responder a los ataques cibernéticos. Se asume por parte de la Unión una lucha contra la manipulación e interferencia de información extranjera, a la par que se desarrolla una estrategia espacial de la Unión Europea para la seguridad y la defensa y se refuerza el papel de la Unión como actor de la seguridad marítima. Todo ello supone una mejora sustancial de los gastos de defensa de los Estados miembro, para reducir las brechas críticas de capacidad militar y civil y fortalecer la base industrial y tecnológica de defensa europea. La Unión no trabajará sola y la Brújula propone fortalecer la cooperación de la Unión Europea con sus socios

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“Somos incapaces de tener un poder disuasorio frente a terceros países que nos quieran atacar y la sensación del ciudadano europeo es que la UE carece de una verdadera defensa para hacer frente a las amenazas exteriores”

estratégicos como la OTAN, la ONU y socios regionales, incluidos la OSCE, la UA y la ASEAN. Al mismo tiempo, apuesta por desarrollar asociaciones bilaterales más personalizadas con países afines y socios estratégicos, como EE. UU., Canadá, Noruega, el Reino Unido, Japón… o bien desarrolla asociaciones personalizadas en los Balcanes Occidentales, el vecindario oriental y meridional, África, Asia y América Latina, incluso mediante la mejora del diálogo y la cooperación, la promoción de la participación en las misiones y operaciones. Con todas estas mejoras, si solo quedan plasmadas en el papel, van a ser teóricamente muy hermosas, pero debemos esperar con cautela y analizar en un par de años si se observa un resultado en su implementación, ver las misiones que se han realizado y la actuación que se

“La guerra entre Ucrania y Rusia podría ser el elemento que fortaleciera el deseo de los líderes europeos por crear una defensa común, pero todavía no se han dado los pasos necesarios para alcanzar ese objetivo”

ha llevado a cabo. No obstante, la Brújula Estratégica no es la panacea y estamos todavía muy lejos de un ejército europeo, que es lo que la Unión Europea necesita en los momentos de gravedad en los que nos encontramos actualmente.

—En cuanto al conflicto de Rusia y Ucrania, ¿se podría haber evitado con una intervención temprana por parte de la UE?

El conflicto entre Rusia y Ucrania se podría haber evitado perfectamente si, desde el 2008, cuando los ucranianos ya nos pidieron en las Cumbres que celebraban anualmente con la Unión Europea y en las que mostraban su deseo de formar parte de la Unión, les hubiéramos abierto las puertas en aquel momento, hubiéramos llevado a cabo con ellos unas negociaciones profundas de adhesión y hubiéramos estado dispuestos a otorgarles la membresía a la Unión para el año 2016 o 2018.

Si Ucrania hubiera sido ya un Estado miembro o hubieran tenido un horizonte claro para su adhesión, Rusia no lo habría invadido porque los Estados miembro de la UE tienen, desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, una cláusula de Defensa Mutua, en el artículo 42, epígrafe 7 del Tratado de la Unión Europea, en el que se prevé que, en caso de que un país de la UE sea objeto de un ataque armado en su territorio, los demás países de la UE le prestarán ayuda y asistencia por todos los medios de que dispongan, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas. Por lo tanto, la guerra no se ha podido evitar, entre otras muchas razones, porque Ucrania no formaba parte de la UE y en vez de facilitarle el camino a la adhesión, se le dio largas y únicamente se ha aprobado su solicitud de adhesión cuando Rusia

ha invadido su territorio. Esa lentitud y torpeza europea ha resultado enormemente costosa. Al fin y al cabo, los Estados miembro desde 2004 tienen escasísimas ganas de ampliar la Unión hacia los Balcanes o hacia la Europa oriental y, por lo tanto, las adhesiones se han producido con mucha menos frecuencia. Ese puede ser considerado como el mayor fallo de estos últimos años en las relaciones con Ucrania y la deuda que le debemos a su pueblo.

—¿Qué otras medidas podría tomar la UE para terminar esta guerra?

La Unión en estos momentos puede aprobar paquetes de sanciones mucho más contundentes y severos que los que actualmente ha adoptado y podría ser más vigilante con el cumplimiento de dichas sanciones porque existen investigaciones que revelan cómo, por ejemplo, las fuerzas rusas están saltándose el embargo en la venta de productos petrolíferos, conduciendo sus buques a alta mar, llenando de hidrocarburos buques con bandera de terceros países y posteriormente dichos buques, descargando la mercancía ufanamente en los puertos europeos. La trazabilidad del producto debía ser mejorada, para evitar semejante descaro en la violación de las sanciones.

Rusia está cometiendo crímenes atroces tanto de guerra como contra la humanidad y aunque la Unión Europea esté ayudando a Ucrania en las investigaciones, tendría que ser más activa a la hora de denunciarlo desde cualquier foro, plataforma y, por supuesto, apostar por la coherencia en el plano de las relaciones internacionales. Lo que supone que, a los violadores de Derechos Humanos, no se les puede comprar o adquirir mercancías, productos o hidrocarburos porque como hemos

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aprendido de estos últimos años en los que nos hemos realmente abrazado a los rusos en términos energéticos, echarse en manos de un dictador, como Putin, trae enormes consecuencias y la dependencia supone un alto coste.

En estos momentos, la UE debe buscar a los aliados que apoyan a Rusia en su estrategia de guerra, porque el dinero es el combustible de la guerra y si la Unión Europea no financia con la compra de energía el conflicto, habrá terceros Estados en el mundo que lo sigan haciendo y adquieran de Rusia su gas y su petróleo. La UE debe encontrar y negociar con aquellos que estén apoyando indirectamente al régimen de Putin, para que opten por otra alternativa. Además, se deben aprobar más sanciones sobre Rusia lo que inevitablemente, conducirá a un mayor sufrimiento y una durísima crisis económica que pondrá sobre las cuerdas al futuro de su líder o bien dará alas al discurso que viene planteando de “Occidente quiere acabar con Rusia”.

Sin embargo, no debemos caer en la trampa, aunque pueda resultar costosa. En ocasiones se puede ganar una guerra sin pegar un solo tiro y la Unión Europea con todas las herramientas de las que dispone lo puede hacer, pero precisa de mayor agilidad a la hora de negociar sus sanciones y evitar vetos nacionales que irrumpen en las sesiones del Consejo de Asuntos Exteriores y retardan en exceso la actuación exterior de la Unión.

La receta para que la Unión Europea ayude a que la guerra acabe pronto no es la de dejar de suministrar armas porque eso infringiría una terrible derrota sobre el pueblo ucraniano y las condiciones serían enormemente negativas para el país, sino evitar que decaiga la moral del pueblo ucraniano, incrementar su esperanza en una futura Unión con el resto de los europeos y sancionar más duramente a los oligarcas y a la élite política rusa que son los que financian y apoyan esta gran empresa bélica de muerte y destrucción. l

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“Las áreas decisivas como la politica exterior y la defensa guardada celosamente bajo el control de los Estados miembro, están impidiendo a la UE asumir un rol más destacado en el escenario geopolítico mundial”

ALIANZA REFORZADA

El ulular de los coches de policía y de la secreta, el ir y venir de furgonetas de lujo atravesando a la velocidad de un rayo la Castellana y otras calles de renombre, desde el aeropuerto a los hoteles, y vuelta, han dejado paso al sonido seco de algún martillo de obra, a las cotorras y las chicharras. Madrid vuelve a su ser, en espera de un verano apacible, sin sobresaltos, que se merece, con la vista puesta en la inflación, el paro, las vacaciones para el que pueda y la pandemia. Dos  madrides, o tres contando a las televisiones. Uno, conectado a una sociedad global y cosmopolita. Otro, castizo, conectado a su caña y pincho.

Finalmente, en la cumbre no estuvo el presidente de Ucrania, que no encajaría en la definición de héroe de un personaje de Le Carré, que decía que “héroe era el primer hombre en escapar por la puerta trasera cuando se pedían

voluntarios” (La Casa Rusia). Tampoco Rusia atacó Madrid (es de suponer que sí cibernéticamente hablando, pero ojos que no ven…), que de todo se habló en la Villa y Corte. España es un pilar fundamental de la OTAN, y probablemente cuente con la base norteamericana más importante de Europa, desde luego sí en términos navales, más ahora que se unen dos nuevos buques a Rota, que conforman el escudo antimisiles. Se cumplían 40 años de nuestra entrada en esta formidable alianza defensiva.

La OTAN es una Alianza militar, venida a más, sorprendentemente, tras los fiascos de Afganistán y Libia, al recordar “tiempos mejores”, en que el enemigo era la URSS. Es natural que encuentre cierto acomodo en sacar antiguas visiones estratégicas que dan un cierto sentido, en una búsqueda de un propósito anhelado, desde que cayera el Telón de Acero en 1989.

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Pero si algo es, pese a Francia, es una alianza política, venida a más, en cuanto Suecia y Finlandia entren (el 5 de julio firmaron los protocolos de adhesión) y que va encontrando un nuevo sentido estratégico –el fin de la cumbre era aprobar el nuevo concepto estratégico–, en torno al concepto poco conocido de la seguridad humana, que abarca lo militar pero también lo climático, lo político, las catástrofes naturales y sanitarias, las crisis migratorias y alimentarias o las nuevas tecnologías emergentes. En definitiva, poner proa al gobierno de los asuntos globales desde una dimensión de seguridad ampliada.

En un mundo como el que vivimos, siempre al borde del caos universal, y a pesar de la evidente amenaza rusa, estableciendo un nuevo telón (de tela), la Alianza encuentra en la defensa del territorio de los países que la integran, y en una concepción más amplia de la seguridad, una clara razón de ser. No olvidemos empero que la Alianza no existe más allá de los 30 países que la conforman, y de su mayor contribuyente (EE.UU. aporta el 70% del presupuesto).

En esta cumbre se ha aprobado el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN –el octavo desde su fundación– que se sustenta en unas consideraciones de fondo que interesa enumerar:

1. EE.UU. está ahí, comprometido con Europa, y Europa está ahí, comprometida entre sus países miembros, y también con la cooperación con los EE.UU.

2. Europa está comprometida con EE.UU. y en este sentido, el vínculo transatlántico se reconoce como existente, como importante, y constituyente de una relación especial y necesaria.

3. Entra en juego la “realpolitik”, y es mejor estar en el club que no estar, aunque se entra por invitación, y se apoya a quien se considera, en función de consideraciones estratégicas (por ejemplo, para frenar ciertas aspiraciones, en el caso de Rusia).

4. Por primera vez se dice abiertamente que el continente no está en paz (“ The Euro-Atlantic area is not at peace ”).

5. Se hace una referencia explícita a las armas nucleares de la Alianza, en concreto se dice que la Alianza pueda llegar a utilizar su capacidad nuclear es algo extremadamente remoto, y que cualquier ataque nuclear a la OTAN (no dice que sufra las consecuencias de un ataque, sino ataque directo) alteraría la naturaleza del conflicto (¿se piensa en Rusia?). En todo caso, se afirma la capacidad y resolución de la Alianza para imponer costes al adversario, no indica de qué naturaleza, de

modo que los costes superarían con creces todo beneficio que tales adversarios pudieran pensar en obtener.

6. Se abre la Alianza a la cooperación con otras organizaciones y países (Nueva Zelanda, Japón, Corea del Sur, Australia) y se asientan las bases para alentar una Unión Europea de la defensa, como pilar fundamental de la Alianza. De este modo, queda modulado el concepto de autonomía estratégica de la Unión Europea, que nunca quiso significar la independencia de criterio, pero sí cierta emancipación, para algunas cuestiones y zonas del globo donde el actuar europeo pudiera no depender de EE.UU. En particular, la Alianza “reconoce el valor de una Europa más fuerte y más capaz que contribuya a la seguridad global y transatlántica”. La idea fuerza es la de complementariedad y cooperación.

No obstante, para la cuestión rusa y la china, no olvidemos que, para la Europa occidental, son dos países con los que se pretende tener cierto entendimiento, si bien todo pasa primero por construir la confianza, en torno a unas reglas comunes, de gobierno, que no dejan de ser de entendimiento y, hoy por hoy, es un asunto de décadas. El problema para la Alianza, y para la Unión Europea, es que nuestra fortaleza es vista como debilidad desde Jerusalén hacia el oriente y, en este sentido, es de esperar que las tensiones desencadenen tensiones aún mayores y seísmos en torno a la seguridad humana. Es clave, por tanto, trabajar en la percepción que terceros tengan acerca de nuestras fortalezas, que lo son de veras. Acerca de nuestra  polis. Trabajar el plano ontológico del euro-atlantismo, y que conlleva un debate político, que lejos de ser una debilidad, es una ocasión para la mejora; y las presiones migratorias, una ocasión para el encuentro con otros, distintos pero igualmente dignos en derechos, y una ocasión para profundizar en la noción de ciudadanía; y así con todos los retos globales sobre la mesa. Nos ven débiles cuando somos fuertes, y eso es una gran amenaza que se cierne sobre nuestras cabezas, y una grave paradoja que hay que atajar cuanto antes. Entendamos Grecia, porque somos Grecia… y Roma. No cabe una concepción sin la otra, pese a las reticencias francesas. Si algo nos ha dejado la Cumbre de Madrid es la sensación de que los aliados han vuelto a pronunciar un juramento secreto, quién sabe si bajo los salones de Palacio o en algún otro lugar. Lo que es claro es que la Alianza sale reforzada, y de eso habrán dado cuenta las delegaciones y embajadas de terceros países que en Madrid tiene su sede diplomática.

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EIGHT REASONS FOR DE-ESCALATION

In principle, due to an unfathomable reason the European Union (EU) seems to be getting dragged by Lithuania towards an absurd conflict at the wrong moment –partly diverting East-West Brussels agenda– thanks to Vilnius decision to renounce the political commitment it made when establishing diplomatic ties with China in 1991.

By allowing a Taiwanese representative office to open under such a name (not using “Taipei”) in Vilnius last July, Lithuania opened the door to disrupting a bilateral tie, additionally introducing an unnecessary obstacle to theratification of the EU-China Comprehensive Agreement on Investment (CAI), the most ambitious document of its kind ever conceived and concluded in December 2020, which is already facing challenges of its own. As Beijing signed the joint communique with Vilnius coming out of the crumbling Soviet system, in 1990, authorities were full of hopes to create a better tomorrow and to contribute

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LITHUANIA AND THE ONE-CHINA POLICY:
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Augusto Director of Dialogue with China Project, Barcelona

to a better international atmosphere. Thirty years later, by recognizing Beijing, Lithuania explicitly accepted to respect China’s sovereignty as well as its territorial integrity. By not keeping in mind the big picture, the Baltic state is neglecting previous commitments, apparently unaware of the unpredictability of the global economy, added to Europe’s worst security crisis since the Second World War triggered in February 2022.

A clever assessment seems gone and one question is why, particularly since in early January Lithuania’s president, Gitanas Naus ėda, declared that the decision to allow Taiwan to open a representative office in Vilnius under its own name was “a mistake” and not consulted with him.

EIGHT REASONS TO DE-ESCALATE

FIRST. The recognition of Beijing as the only capital of China and a one-China policy is part of the interrelated architecture of peace, trade and stability whose virtue was paved with China’s accession to the United Nations in 1971. The following year it was reinforced with president’s Nixon trip to China and the ensuing Shanghai communiqué leading to the recognition of the one-China policy in 1972 and whose 50 th anniversary is internationally celebrated this week. Those steps in turn paved the way to the establishment of US-China relations in 1979, preceded by the establishment of relations between the then European Economic Community and Beijing, in 1975, also recognizing the one-China policy. In other words, the principle is an anker in Western relations with China and valid in diplomatic ties for almost 200 countries around the world.

SECOND. Europe is currently closer to major power confrontation than at any point since the end of the II World War and Lithuania seems to perceive itself in the frontline. And yet, precisely over the last months and weeks is asking for further challenges, and for the rest of the continent, by adding an unnecessary complexity to its foreign policy and international trade. For what sense does it

make provoke trade disruption not only with the world’s second largest economy (soon the first), which at the same time is EU’s largest trading partner? Or in other words, what is the point of dissociating oneself from the economy that in the past decade and during this one has been and will continue to be responsible for a third of the world’s economic growth? Furthermore, some two-thirds of the world’s countries (including the EU as a whole) already trade more with China than with the U.S. and roughly half of the world’s countries trade with China at least twice as much as with the US.

THIRD. Lithuanian approach is altering supply chains in Europe and beyond. Therefore, important European companies have been calling Vilnius to de-escalate by reversing Lithuanian decision taken last July in order to normalize ties with Beijing. Indeed,the standoff threatens the Baltic state’s industry, which has built up clusters of factories making parts destined for overseas. Among them car parts and lasers, furniture and clothing. As a result, hundreds of containers of goods and parts are facing uncertain destiny. After all, trade,

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investments, is all about seeking profits and avoiding disadvantages, including the avoidance of fundamental diplomatic misunderstandings in the first place.

FOURTH. Particularly, if the Lithuanian approach persists in not contemplating the diplomatic normality defining the foundations of the bilateral relationship, it could complicate and already entangled CAI’s ratification process. Let us remember that this agreement provides for better access to the respective markets, compromising the will to further clarify the business environment through greater institutional guarantees.

Indeed, from a broad and technical perspective, EU’s Commission president, Ursula von der Leyen, timely highlighted that the agreement will provide more transparency in granting of public subsidies, more mutual access to markets, limitations on the obligatory transfer of European technology, and

will avoid distorting practices in trade; while China will improve its access to the European market, particularly in renewable energies. The agreement has the potential of rebalance trade relations and investments, including more significant provisions than ever before on sustainable development, climate, environment, and labor standards.

FIFTH. It does not make sense to harm one’s own partner sovereignty principle, enshrined in United Nations’ spirit, particularly the principle invoked by Beijing on non-interference in each other’s internal affairs, fully respected by Vilnius until July 2021. Additionally, it is important not to lose sight of the fact that Lithuanian-China ties are consistent with the spirit of free trade and in line with Lithuania’s political context, as well as with its economic and entrepreneurial endeavors. In Chapter IV, article 46, the Lithuanian Constitution proclaims that “ Lithuania’s economy shall be based on

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the right of private ownership, freedom of individual economic activity and initiative. The State shall support economic efforts and initiative that are useful to society. The bilateral ties undoubtedly strengthen Lithuanian economic foundations.

SIXTH. Vilnius should consider the persistence of major world issues affecting all of us. Among many, pandemic’s persistence, European current security crisis, climate change challenges, supply chain pressures remaining well above their pre-pandemic levels. Additionally, the China-US trade war, the disabling of the WTO dispute settlement mechanism, Brexit, and a proliferation of protectionist measures mean that much of world trade patterns are less predictable than yesterday.

SEVENTH. Historically, Lithuanians have maneuvered with diplomatic skills and effort. Nevertheless, such a background seems

abruptly thrown overboard, transcending the exclusive reason of a sovereign State. In recent years EU member states have been discussing how to make their voice heard in the world in an articulated and independent manner, maintaining its transatlantic link, but with its own voice. This is especially relevant now, after so many years of solid relationship with China heralding a new chapter, as it is summarized in the CAI signed in December 2020.

EIGHTH. Finally, if we consider each of the abovementioned points, it is worth asking who is additionally supporting Lithuania’s recent diplomatic moves. Most probably the Biden administration, sometimes oblivious of principles that Washington itself subscribed exactly 50 years ago in the Shanghai communiqué which changed the world. To review recent history to follow a coherent path of action matters more than ever. l

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CARLOS PERALTA GALLEGO

— ¿Quién es?

Carlos Peralta Gallego, nacido en Melilla el 31 de Enero de 1994, con 22 años, 168 cm de altura y alrededor de 64kg de peso es nadador Internacional de la Selección Española absoluta, además de ser estudiante de 4º de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Intelectualmente se define a sí mismo como una persona muy constante, trabajadora, extrovertida, amable y social, en general, bastante diferente al resto de la gente de su edad.

— ¿A qué se dedica?

Es un joven que compatibiliza una

pasión y una vocación. En cuanto a su vocación, están sus estudios de Medicina; en su 4º curso y a falta de 2 años para terminar, no pierde el ritmo ni la constancia por estudiar. Por otro lado, como pasión, es nadador profesional, dedicado a ello gracias al apoyo de su padre y sus hermanos. Milita en las filas del Real Canoe Natación Club en Madrid, donde ha conseguido clasificarse en los 200 metros mariposa para los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro de 2016. Reconoce tener el tiempo justo, aun así el tiempo que tiene disponible lo emplea en sus amigos y en leer algún libro.

— Momentos críticos

— Reconoce haber tenido 2 momentos cruciales. El primero de ellos fue en 2012 en el Campeonato de Europa Junior, donde estuvo preparando toda la temporada para conseguir una medalla de oro y finalmente tuvo que contentarse con la cuarta posición por una centésima. Afirma que fue un momento muy duro ya que dedicó todo un año trabajando para finalmente no conseguir ese objetivo. El nadador nos expresa momentos así “te hacen pensar en que esto no merece la pena”. Otro momento crítico fue en 2015, en el Campeonato de Es-

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“Debemos cambiar la inmediatez que hay en este mundo y luchar por lo que queremos.”
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paña clasificatorio para el Mundial celebrado en Málaga. En su tierra, rodeado de su gente, lo paso bastante mal al quedarse fuera por una decima. Este momento según nos cuenta, fue un punto de inflexión. Por otro lado, un momento increíblemente bueno, fue cuando consiguió la mínima olímpica en Ámsterdam en el Open de Holanda, ya que según nos cuenta el nadador, tienen 3 oportunidades para hacer la mínima y lo consiguió a la primera, lo cual le provocó una gran emoción. También tiene buenos recuerdos de cuando consiguió el record de España en 2013 en Rusia por el esfuerzo realizado y de cuando quedo por primera vez finalista en un campeonato de Europa en 2014 en el cual hizo 3 records de España consecutivos.

— ¿Cuál es tu día a día?

“Llevo una rutina bastante dura tanto a niveles de entrenamiento como de estudio, dedicando diariamente 5h y media a la natación y 6 horas a las clases de Medicina.”

— ¿Cuál consideras que es tu papel en la sociedad?

“Al margen de lo que yo sea, creo que a nivel general todos los deportistas marcamos que hay que ser perseverantes y trabajadores para conseguir los objetivos, siendo referentes en cuanto a disciplina y sobretodo ilusión, poniendo mucha cantidad de esta última en las cosas que haces. Al margen de que puedan parecer más o menos difíciles, pienso que todo es posible y que debemos de enseñar esto al resto del mundo.”

— Objetivos y planes de futuro

— Como metas a corto plazo, tengo los Juegos Olímpicos de Rio, donde participo en la prueba de 200 mariposa en la que tengo que conseguir mi mejor marca para intentar estar lo más alto de la lista. Como planes más a futuro, plantear el siguiente ciclo olímpico hasta los juegos de Tokio en 2020, con todos los campeonatos que hay en medio hasta dicho

evento. Por último a nivel profesional, acabar mi carrera de Medicina y hacer algún máster relacionado con la fisiología deportiva.

— ¿Cómo animarías a otros a luchar por lo que quieren, a alcanzar sus sueños?

— Tenemos que dar a entender que con mucho trabajo y perseverancia se puede conseguir todo lo que te propongas. l

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CHET BAKER, UNO DE MIS FAVORITOS

Sábado, 11 de marzo de 1988. Media España contradice a los entendidos, cayendo rendida en brazos de un nuevo programa de televisión: El Precio Justo. Batía en audiencia incluso al Real Madrid que la semana anterior eliminaba al Bayern, camino a una ansiada copa de Europa, de la que le luego apearía, injustamente, el PSV Eindhoven.

Muy pocos de esos espectadores conocían a Chet Baker y menos aún que moriría semanas después, “cayendo” desde una ventana del Hotel Prins Hendrik, un hotelucho de Amsterdam, donde algunos yonquis se metían su dosis.

Nació en Yale, Oklahoma (1929). Con 16 años, ingresa en el ejército, dejando atrás un padre guitarrista y alcohólico. En la banda de música del ejército, practicará la trompeta. Quería mejorar su formación musical, pero, al segundo año, abandona los estudios, siguiendo en la música de manera intuitiva. No necesitaba partituras. Memorizaba una canción, escuchándola solo una vez. Tenía un oído y sentido de la melodía privilegiados. En 1952, Charlie Parker le fichará para una gira. En 1953, integra el Gerry Mulligan Quartet. El primer disco del cuarteto, incluirá la famosa versión de Chet del My Funny Valentine. La detención de Mulligan (posesión de drogas), deshace el grupo y Baker comienza su carrera en solitario.

En 1954, lanza con éxito Chet Baker Sings y Chet Baker Quintet With Strings. Desde entonces, alternará trompeta y voz. Se forjaba un mito del Cool Jazz. Ese rostro de babe face, su elegancia y estilo intimista, con voz de chico triste, su frialdad de malote, atrajeron la atención incluso de Hollywood: el James Dean del jazz.

Su éxito con las mujeres era tan evidente, como su cada vez mayor adicción a la heroína. Los 50, consideraban la droga un simple “acelerador” de velocidad de ejecución e inspiración. Eso era el jazz. Y Charlie Parker era una evidencia de que “eso”, solo afectaba positivamente. En su gira, la droga circulaba a cucharadas.

Con las mujeres era encantador y manipulador (3 matrimonios y cuatro hijos, a los que no prestó atención). Desprecio, abandono, egoísmo, deudas, engaño…, eran consecuencia de su dependencia. Una enfermedad que le llevaría a la cárcel.

Para los blancos era un adicto viviendo como un negro. Para los negros, un blandengue blanquito. Una doble discriminación difícil de eludir.

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En los 60, abandona Estados Unidos por Europa, donde tenía amigos. La adicción ya afectaba seriamente su carrera. Arrestos, más cárcel, tratamientos de cura de sueño y deportaciones, se suceden. También ve la luz el magnífico: Chet is back! (1962). En esa gira, es detenido en Alemania por posesión y, tras varias expulsiones, es deportado a Estados Unidos. Una paliza, le romperá la boca, dejando de tocar temporalmente. Eso y un persistente herpes labial, le hacen modificar su forma de tocar la trompeta, incluso a cantar más y tocar menos. Aquello, inicia su declive definitivo.

En los 70, deja los escenarios, se trata con metadona y trabaja en una estación de servicio, mejorando sensiblemente. Poco después, su amigo, el trompetista Dizzy Gillespie, le anima a realizar un concierto en el Carnegie Hall, junto a Gerry Mulligan (saxo), Jon Scotfield (guitarra) y Ron Carter (batería). El éxito, le hace retomar el sueño europeo. Sin embargo, su adicción le lleva a ceder sus derechos de autor por un puñado de dólares y acepta que cualquier promotor grabe sus conciertos para editarlos. Acabaría en la miseria. Su discografía incluye 140 discos, con su grupo o como

integrante, 34 recopilaciones y decenas de grabaciones de directos aún sin editar. En los 80, es repescado por algún músico rock (Elvis Costelo) y gira intermitentemente. Su última pareja, la saxofonista Diane Vavra, le abandona en 1987, para no morir con él. Fue entonces cuando, a la pregunta de una revista sobre qué había sido lo mejor de ese año, Chet responde: “seguir vivo”.

Pero por encima de miserias, están su música y su voz. Ningún virtuosismo, voz íntima y dulce, un toque preciso, ordenado, sensible y siempre emocionante. El fondo ideal para una cena romántica. Suscribo su opinión: “la mayoría de la gente se deja impresionar solo con tres cosas: la rapidez del toque, los agudos que consigues y la fuerza y volumen que saques al instrumento. A mí, esto me resulta un tanto exasperante (…), seguramente, ni el dos por ciento del público sabe oír como es debido.” (Chet Baker, As Though I Had Wings: The Lost Memoir). La melodía y el sentimiento por encima de todo.

Aquel lejano 11 de marzo de 1988, Chet ofreció dos pases en el Colegio Mayor San Juan Evangelista, con Phillip Catherine (guitarra) y Marc Jonhson (contrabajo). Tenía 58 años y el rostro deformado de un toxicómano. La sala, atestada, aplaudió a rabiar a esa leyenda, sin saber que jamás volvería a disfrutarlo.

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“La mayoría de la gente se deja impresionar solo con tres cosas: la rapidez del toque, los agudos que consigues y la fuerza y volumen que saques al instrumento. “

MARIÚPOL

Por las noticias sabemos que existe una ciudad. Los analistas de catástrofes que dicen guerras nos hablan de ella y escriben su nombre junto a un mar que llaman Azov. En ese mapa leemos Ucrania y unas cuantas palabras más, difíciles de pronunciar, que dicen ser también ciudades cuando, en realidad, hoy solo son fantasmas.

Fantasmas de ciudades protagonizan nuestros telediarios. Ciudades que fueron y ya no son. Que nunca podremos conocer pues ya solo existen en el pensamiento de los que allí vivieron. Un ejército de maldad destruye sistemáticamente una ciudad tras otra. Solo quedan palabras huecas en un mapa. Un país está convirtiendo a otro en una sombra. Todo nombre de ciudad provoca imágenes en quien lo pronuncia. No existe nombre que no nos traiga un recuerdo, al menos una pregu nta. ¿Quién no espera encontrar flores al llegar a Florencia? ¿Quién no piensa en un castillo al pronunciar Transilvania? ¿A quién no le ha chocado decir Puertollano al llegar a un pueblo, lejos del mar, bien adentro de Castilla?

Ante nosotros, toda nueva ciudad, abre ventanas a nuevos paisajes y gentes. Hoy, Mariúpol nos abre un mirador al abismo de la devastación. Pero Mariúpol suena a ciudad, como Sebastopol o Leópolis. Todos aprendimos en las páginas de la Historia Interminable que un niño puede impedir que la Fantasía muera, si decide nombrarla y soñar. Mariúpol es nombre de ciudad mujer. Hay que soñarla para borrar su destrucción, hay que nombrarla para que perviva.

Tony Garnier soñó y proyectó Une cité Industrielle, cuando surgió la máquina de vapor. Le Corbusier, se atrevió a redibujar París, a partir del automóvil. Quizá debamos poner en la destrucción de Mariúpol el principio de una idea que la lleve a su renacimiento. Esta columna trata de ser ventana desde donde asomarse a una Málaga mejor. Lo que aquí se escribe surge de la pasión de un urbanita por las ciudades. Desde aquí propongo que en las escuelas de arquitectura del mundo libre se reestudie Mariúpol. Que sus alumnos se planteen ejercicios primero para soñarla, después para rehacer su tejido devastado. En vez de llorar la ciudad perdida, podemos recrearla desde las escuelas y los concursos de arquitectura. Trabajar desde los colegios profesionales con proyectos urbanos. Si recordando, guardamos en vida a los que se fueron, redibujando ciudades podemos recrear lo vivido por otros y proyectarlo para un futuro próximo. Hacer renacer Mariúpol desde nuestros dibujos, como el Ave Fénix, desde sus cenizas. l

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DICTADURA, FRONTERAS, MIGRACIÓN

título: Las Fronteras de Júpiter autor: Silvia Marcu edita: Adarve, 2022 páginas: 393 precio: 19,00€

Las fronteras de Júpiter es la primera obra narrativa de Silvia Marcu. Escrita antes de la invasión rusa de Ucrania, retrata la vida de una niña y joven universitaria en la Rumanía de CeauSescu, así como su desembarco en Occidente tras la caída del muro de Berlín. En los actuales momentos trágicos de guerra y migraciones merece conocerse la profunda necesidad que los ciudadanos de las dictaduras sienten por alejarse de ellas y vivir definitivamente en el imperfecto mundo de las democracias occidentales. Gracias a esta novela el lector occidental podrá conocer la psicología, el dolor, el amor y el desamor en la intrahistoria de una dictadura comunista y de una inmigrante en una democracia capitalista. Gracias a esta encubierta autobiografía novelada de Silvia Marcu, quienes desde Occidente creyeron en la utopía comunista descubrirán nuevos detalles que sugieren el carácter distópico de aquellas sociedades así como la insolidaridad del mundo occidental.

Si en este libro Silvia Marcu se revela como una diestra novelista, ha de saberse que sus siete libros previos como investigadora científica del CSIC versan sobre la geografía política fronteriza y la inmigración del Este al Oeste, con especial incidencia a España. En estos momentos turbulentos, de transformaciones geopolíticas profundas, subrayo su último libro científico,

Geopolítica de Rusia y Europa Oriental (Síntesis, 2021), donde la autora desgrana el papel de Rusia, gigante euroasiático que busca recomponer tanto su poder, territorio e identidad en un mundo convulso, como su influencia sobre la Europa Oriental. Poco después de la aparición de esta obra, el mundo quedaba perplejo, ante el ataque de Rusia a Ucrania, que cambió de nuevo el destino geopolítico del mundo.

Con este telón de fondo, la novela de Silvia Marcu, Las Fronteras de Júpiter, aborda el universo fronterizo - real y simbólico - de la Europa del Este situado entre Rumanía, Moldavia y Ucrania. Se trata una obra nostálgica, identitaria, emotiva, catártica, en la que la autora volcó sus emociones, completando de este modo su obra científica.

Narrada en tercera persona, con tono realista y lírico a la vez, la novela afronta el mundo de la dictadura y de la inmigración: para un alma errante, la memoria cobra más intensidad aun en la tragedia, por la lejanía, por el eterno vivir entre dos o varios mundos. Y apunta que los seres situados más allá de las fronteras buscarán siempre un punto de referencia al que agarrarse, el inicial, el iniciático. Un mundo que permanece, ya que el universo de cada cual mantiene un centro giratorio situado en el corazón. Recomponer los retales de la vida y coser con san-

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gre o con lágrimas lo que se deja atrás, completan el argumento de la obra. La vida solitaria, la vida como recuerdo. Frente a las ausencias definitivas, el reto de la protagonista es revivir y compartir el transcurrir lento y doloroso de una vida en las fronteras. Las Fronteras de Júpiter cuenta la historia de una mujer, Cosmina, quien tras el fallecimiento de su madre por COVID en una residencia de mayores de una ciudad fronteriza del este de Europa, en pleno periodo de cuarentena, rememora su vida. Ante la imposibilidad de viajar para la última despedida, se enfrenta a su pasado con el propósito de superar las heridas del alma. A través de sus recuerdos, el lector tiene la oportunidad de conocer el lado humano de las dictaduras, y en tal sentido la autora diseña el retrato de la sociedad rumana. Tras recorrer el periodo de Ceaucescu, que culmina con la revolución que derrocó al dictador rumano en 1989, hace al lector testigo de la experiencia migratoria de la protagonista.

Lo más definitorio de esta obra narrativa, con tintes de ensayo, es el coreográfico enlace entre la historia de la última parte del siglo XX en una dictadura de Europa del Este -percibido con los ojos de niña, adolescente y joven- y la primera parte del siglo XXI, captada con la mirada de una adulta inmigrante llegada a Occidente, a España. El libro recorre la historia reciente de Europa y subraya la importancia de la geopolítica en la actualidad, identificando la frontera como realidad geográfica y como símbolo en la vida de las personas que se ven obligadas a cruzarla. La autora narra la humilde vida de la población durante la dictadura, la familia, las costumbres y las tradiciones – la boda y el entierro en el rito ortodoxo –, las relaciones entre las clases sociales

de la época -el (des)encuentro entre la clase baja, predominante, y la clase media-, la escasez, el machismo y el maltrato en las familias, haciendo hincapié en la década de los ochenta, los últimos años de la dictadura de CeauSescu, que coinciden con la época de universitaria de la protagonista.

La obra cuenta que gran parte de la población rumana desconocía la existencia del muro de Berlín y solo imaginaba difusamente que había otro tipo de sociedad, la occidental, más allá de las fronteras. En cuanto a su país, “pensaban que todo tenía que ser así: un mundo de palizas, golpes y escasez. Un mundo frío, como un túnel oscuro”. La autora destaca un rasgo de los estudiantes universitarios rumanos de la época, la rebeldía, como modo de enfrentarse a la escasez, falta de agua, electricidad, calefacción, comida, y la rebeldía exigiendo el fin de la dictadura. La rebeldía frente a la imposibilidad de hablar los idiomas extranjeros que aprendían y que nunca podrían practicar. La rebeldía como forma de existir y resistir. Hasta que llegó la revolución – en la que Cosmina fue partícipe - y la apertura hacia el mundo libre. La vida de estudiante está vinculada al amor y al desamor, que recorren como un hilo la obra. La autora narra con maestría y dramatismo la fugacidad del amor en su vida.

En la segunda parte de la novela, que se vincula armoniosamente a la primera, Marcu sitúa al lector en la España de comienzos de los años 90, percibida por Cosmina “como el mejor país del mundo”, donde la luz azul a principios del mes de noviembre de 1992 le penetra en el corazón “para siempre”. Llega a España ilusionada con un espejismo, como todos los inmigrantes, pero comprueba que

debe empezar desde abajo, para después renacer de sus propias cenizas, como el ave Fénix. Asistimos, pues, a la trasformación cultural de la protagonista, a su liberación del “desamor”, en una época en la que, a pesar del sufrimiento, toma las riendas de su vida y comienza a percibir los colores de la existencia. La ciudad de Madrid se convierte en el centro de su corazón, con interesantes reflexiones acerca del proceso de inmigración y superación, y sobre el carácter inclusivo del pueblo español.

Cosmina superó fronteras reales y simbólicas, las humillantes colas para los refugiados, la búsqueda de empleo, el aprendizaje de la humildad..., hasta llegar a realizarse profesionalmente. Sin embargo, la imposibilidad de la protagonista de hallar un amor que “se quedara en su vida” se relaciona con la dificultad del inmigrante sin familia. La frontera simbólica, pues, permanece en la vida de la protagonista, a pesar de haber logrado el éxito profesional.

Cosmina ha sido siempre una ciudadana “de frontera”: Júpiter se convierte en la metáfora de la obra, cuyo símbolo remite a la abundancia, la luz y la superación. Júpiter recorre el libro según los acontecimientos que ocurren, ofreciendo a Cosmina oportunidades, sin regalarle nada, pero sugiriendo una firme esperanza de integración y perdón. La autora indaga magistralmente en su identidad, en su camino hacia la madurez, en su lucha por superar incluso sus propias fronteras. Y el lector de esta novela, realista y simbólica al tiempo, recibe la impresión de la cercanía entre las circunstancias de la novela y los trágicos episodios vividos por toda la sociedad en los últimos años, la pandemia, la guerra en las fronteras de Europa, la inmigración... l

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GRIEGOS CON RUMBO A UNA ATLÁNTIDA ESPAÑOLA

documentación de griegos en indias

título: Documentación de griegos en Indias autor: J. Gil edita:Asociación Cultural HispanoHelénica [Estudios y textos de Erytheia, 12], 2021, páginas: 437.

No es fácil tasar cuánto esfuerzo exige escribir un libro. Es común a toda obra el desafío del papel en blanco; a esta de Juan Gil precede otro: los cientos de horas dedicadas por el autor en los archivos de Sevilla a descifrar “una jungla inextricable de palotes”. Gracias a ese desvelo de meses ante textos como el que ilustra la portada, nosotros disfrutamos varias horas de instructiva lectura sobre los griegos que navegaron desde el Guadalquivir al ultramar hispano. Griegos que se instalaron, ya desde el segundo viaje de Colón, en el Caribe, Nueva España, el virreinato del Perú, la Florida, cuyas peripecias son trazos de nuestra historia naval, militar, económica, religiosa, social, lingüística, riquezas custodiadas en legajos que ya pocos saben leer y poner en su contexto. “A veces, para comprender una vida, más vale leer los documentos que dejaron en las escribanías que todo un tratado erudito”, escribe Juan Gil. Y nos trae las vidas de 148 griegos (marineros, soldados, mercaderes) inscritas en cartas, testamentos, expedientes judiciales y demás Documentación de griegos en Indias, como titula su investigación, que nosotros reseñamos acomodando un verso de Rubén Darío.

Algunas vidas ocupan bastantes líneas, como esta alegre y confiada de Juan de Candía, que relata en una larga carta de 1567 a su “Deseada mujer: Vuestra carta reçibí, en que me holgué mucho en saber cómo están todos buenos y con salud”, intentando persuadirla para que deje Sevilla y se una a él en San Martín,

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una localidad minera de Nueva España: “Si viniere, venga con su madre y traiga la muchacha; y a su cuñado, me haga la merçed de venirse con ella y él venga con su mujer, pues es casado”. Y les promete mayor bienestar que en Andalucía: “porque aquí tengo çinco y seis cauallos que mantengo, con que huelgue, y allá no podrá mantener vn borrico […] y aquí, con una çédula que envío con mi negro a la carniçería me envían quanta carne yo quiero, carnero y ternera de lo mejor”. Otras vidas, dramáticas, se condensan en dos líneas: “Un mi esclauo mulato nombrado Julián, herrado en los carrillos con una S y un clavo, de hedad de catorze años poco más o menos”, escribe Jácome de Rodas, perteneciente a una saga de grandes mercaderes (testamento de 1576).

Apenas una línea basta para este otro retrato hecho por Juan García Griego el Viejo, retrato en sentido propio: “Et me deue su hermano, el de la çeja hendida, el que tiene las cabras...” Pero hay mucho más. Testimonios de los viajes de descubrimiento, como el de Jorge Griego y su expedición por el Orinoco (1583), donde relata el encuentro, pacífico o cruento, con muy diversas tribus de indios; testimonios de la conquista: el griego Pedro de Candía se bate a las órdenes de Pizarro en la del Perú; en un momento, salta a tierra y se asoma a Túmbez y “traxo la figura de la çibdad e fortaleza en un paño pintada” (1542); más adelante, cansado, quiere regresar a España y pide licencia para “traer consigo tres indios esclauos que tiene, para se seruir d’ellos y enseñarlos en las cosas de nuestra santa fe”.

Por lo que hace a esa fe, como señala Juan Gil, “es de suponer que, cuando pisaron por primera vez suelo español, los griegos fuesen en su mayoría fieles devotos de la Iglesia ortodoxa”, pero “todos ellos cumplieron, al menos formalmente, con las obligacio-

nes del catolicismo oficial”. Lo cierto es que sus testamentos arrancan sin excepción con fórmulas como la siguiente: “En el nombre del muy alto e muy poderoso Dios, Nuestro Señor, que bibe sin comienço e reyna sin fin, e de la siempre Virgen gloriosísima señora, su bendita Madre, a quien todos los christianos tenemos por señora e abogada en todos nuestros fechos, e a honra e servicio suyo e de todos los santos e santas de la corte del çielo, quiero que sepan quantos esta carta de testamento vieren cómo yo, Jorge Griego, vezino que soy de Triana, guarda e collaçión d’esta çibdad de Sevilla, estando enfermo del cuerpo e sano de la voluntad y en todo mi juicio y entendimiento e buena e cunplida memoria, tal qual Dios, Nuestro Señor, quiso e tuvo por bien de me dar, e creyendo, como creo firme e verdaderamente, en el misterio de la Santísima Trenidad, Padre e Hijo e Espíritu Santo, tres personas vn solo Dios verdadero, y en todo lo demás que tiene, cree, pedrica y enseña e confiessa la Santa Madre Yglesia de Rroma…”. Tras esa clara profesión de fe con su católico Filioque (y alguna expresión de popular y certera teología, como “que bibe sin comienço e reyna sin fin”, digna de un Auto de Navidad), estos griegos dejan en sus mandas testamentarias dineros para misas cantadas, velas, lámparas y sepulturas en capillas, retablos, para la conversión de los indios, etc… Pero también para comprar libros: en 1594, el mercader Nicolao Griego, natural de Citera, (“muy achacoso- escribe Juan Gil- así lo prueban los vaivenes que sufrieron los trazos de su firma”), en su testamento ordena que “los mil restantes [ducados] quiero se comprem de libros y se les pongan sus cadenillas, por que estén perpetuamente en el dicho Collegio y se aprovechem d’ellos todos los monjes d’él”. En fin, fe

e historia española asoman en los pesos dejados “para redimir cautivos de tierras de moros”.

Al lector de hoy, quinientos años después, le llama la atención el gran número de circunstancias, contextos, realidades de entonces que observamos plenamente vigentes ahora en nuestro entorno, con lo que nos sentimos si no contemporáneos, al menos navegantes en la estela de aquella sociedad.

Como bien dice Juan Gil “los desafíos que tuvieron que afrontar los griegos en España y en el Nuevo Mundo”, son “en realidad, los mismos retos que se les plantean hoy a todos los emigrantes”. Así, la soledad, la separación de la familia o el envío de los hijos para que estudien en España, las remesas de los emigrantes y los pagos intercontinentales (“la pasmosa cantidad de millones que cruzaba anualmente el Atlántico en el tráfico de la carrera de Indias”), la ayuda mutua de estos griegos (como la que se prestan todavía los españoles fuera de nuestras fronteras gracias a la red de auxilios de todo tipo). Aunque, a diferencia de lo que ocurre con nuestros compatriotas en la emigración, ninguno de estos griegos “expresó alguna vez la intención de volver a su patria”, precisa Juan Gil. Si bien, uno manda dineros para el Gran Lavra, monasterio del Monte Atos.

Nos hablan esos documentos de instituciones o prácticas económicas hoy vigentes como la compra de deuda pública (los juros), los bienes gananciales, las dotes matrimoniales, la decisión empresarial de no incluir en las cuentas del negocio el coste del alojamiento y la manutención de los socios. Incluso de un proyecto editorial en la estela de Aldo Manuzio.

Los inventarios de bienes de estos griegos españolizados reflejan una cierta globalización de modas y de artes decorativas, globalización marcada en parte por nuestra propia historia: “una

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tapeçerÍa de quatro paños de corte de Bruçellas”, “treinta rretratos de Flandes”, “una capa azul del paño de Londres”, “dos paños de páxaras de seda de China”, “una ropilla de gorbarán negro de China”, siguiendo, como apunta Juan Gil respecto de estos bienes de Francisco Griego, “una moda un tanto arcaizante, pues no hay en ella la más mínima muestra de pintura italiana”.

Emigración y extranjería se dan la mano cuando se prohíbe a alguno de los mercaderes griegos ejercer el comercio. Emigración y penuria, como cuando el ya citado Nicolao Griego ordena “dar, en cada vn año, a Ana de San Josefe, monja de Nuestra Señora de Belén, diez ducados para un ávito o otras necesidades que tendrá como pobre y estrangera”.

Sorprende la modernidad de la visita médica a las prisiones y de la actuación consiguiente de la justicia. Juan Gil nos narra las aventuras y desventuras de Jorge Griego, un grumete al que embarcaron en la galeaza San Pelayo, parte de la flota que llevó a la Florida en 1565 Pedro Menéndez de Avilés. Tras un motín, la nave acabó en Dinamarca. Desde allí el grumete caminó hasta Flandes y en Amberes se embarcó hacia España. Al llegar a Cádiz, acusado de amotinarse –por mucho que él adujera que durante el motín “estaba malo debaxo de cubierta”- fue a la cárcel, donde enfermó con tal gravedad que lo visitaron dos médicos (sabemos hasta sus nombres). Un mismo diagnóstico llevó al juez a dejarlo salir durante una quincena previo pago de una fianza. La demanda de paternidad tenía también entonces su curso, como testimonia este pasaje del testamento de Jorge de Rodas, nacido en Cefalonia, hecho en “esta ciudad de Ualdiuia de las provinçias de Chille” que podría hoy abrir un serial en la prensa del co-

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razón: “Yten, digo que la dicha yndia, llamada Juana, quieren decir e dizen está preñada de mí, lo qual yo no lo sé más de que podría serlo fuesse anssí. Mando que, si lo que pariere pareçiere ser mi hijo, que, con el pareçer del dicho mi albaçea Nicolao Griego, le pueda señalar y fazer una manda, husando del poder que yo le tengo dado” (12 de abril de 1566). Resulta curioso constatar cómo la rivalidad actual entre Triana y Sevilla tiene una genealogía de siglos. Así, en el testamento de un trianero militante, dice Jorge Griego: “Gasten e destribuyan de esta manera: los çient ducados de vn año en rredençión de captivos xristianos naturales e vecinos de la dicha Triana e, a falta d’ellos, de Sevilla”

Sorprende también que el grito ¡Libertad!, tan presente en la historia de aquel continente en los últimos doscientos años, se blandiera ya hace medio milenio en cualquier ocasión: un español en Cuzco “alçó bandera en nombre de la libertad” (12 de noviembre de 1553); tres años antes, otros lo hicieron en Panamá. Valga también la permanencia de los gustos gastronómicos: en Indias se consume pan, aceite, vino y jamón: “Yten, seis xamones de tocino”, “se remataron seis xamones de los ynbentariados, porqu’el otro estaua comido de perros” (Veracruz, inventario de bienes de Juan de Candía). La prosa de entonces nos trae a veces expresiones preciosas, como estas: un pedaço de olivar e tierra calma, en montaña tan bellaca, mi señor (expresión que yo recuerdo usual en mi destino quiteño, cuando le cedían a uno el paso), un rrosario de frutilla encadenado en alquimia con una llave pendiente de él, pan terciado (dos partes de trigo y una de cebada). Y este “yuso” -- “e testigos de yuso escritos” escribe un griego en su tes-

tamento- ¿no podríamos adoptarlo para nuestros correos electrónicos, esos que traen abajo una ristra de mensajes: ¡ver yuso! Expresiones que juzgamos de hoy como “una mujer de color”, entonces se decían casi así, trayéndonos además esa triste realidad de la esclavitud: “Ysabel, mi esclava de color negra”, “mi esclavo, de color negro”.

Se me permitirá que rompa una lanza por la función pública, por la administración española, según sale aquí retratada: el Rey, que todo lo despacha, la Casa de Contratación, omnipresente, las aduanas en los puertos aquí, las visitas de los oficiales de Tierra firme a las naves, la insólita maquinaria judicial, las listas de pasajeros, los calafates que van a inspeccionar los daños en los navíos, los alarifes que apean las viviendas antes de adquirirlas, el servicio de correos. Entiendo ahora aquella afirmación del gran hispanista francés Pierre Chaunu tras investigar el siglo pasado como ahora Juan Gil en la Casa Lonja del Archivo General de Indias: que la española era “la primera administración del mundo, la más eficaz y la más minuciosa”. Esa investigación pura es soledad y, por ello -como confiesa Juan Gil- no está exenta de “esos trances de dudas angustiosas que suelen asaltar al investigador en el curso de sus pesquisas”. Decimos con egoísmo que merecen la pena esos trances, pues no solo nos regalan obras como esta, sino que tienen consecuencias gratas e inesperadas como la siguiente, que tomo de un despacho de agencias: “Atenas, 25 feb (EFE) - El Buque Escuela de la Armada Española “Juan Sebastián de Elcano” recaló hoy en el puerto del Pireo de Atenas, su primera parada en el último viaje que realizará en el marco del V Centenario de la Primera Circunnavegación de la Tierra (1519-1522), cen-

trado en homenajear a los marinos griegos que participaron en ella. El buque trajo consigo un monumento que se instalará el día 28 en el Pireo para rendir honor a los cinco marinos griegos que regresaron a España capitaneados por Juan Sebastián de Elcano, quien da nombre a la embarcación, tras realizar la primera vuelta al mundo”. Recordemos que hace casi cinco lustros, Juan Gil publicó en la revista Erytheia un artículo sobre Griegos en la expedición de Magallanes-Elcano que quizá sea la causa primera de esta reciente visita naval. En conclusión, una investigación excelente, que se suma a la ingente obra del académico de la Española, Juan Gil, que ha sido durante 35 años catedrático de Filología Latina de la Universidad de Sevilla. Recuerdo aquí los títulos de algunos de sus libros que tratan dimensiones exteriores de España y de Europa: Mitos y utopías del descubrimiento (1989, en tres tomos: Colón y su época, El Pacífico, El Dorado); Hidalgos y samuráis (1991, sobre las relaciones de España con Japón en los siglos XVI y XVII); En demanda del Gran Kan. Viajes a Mongolia en el siglo XIII, (1993); La India y el Extremo Oriente en la Sevilla del Siglo de Oro (2010) y Los chinos en Manila. Siglos XVI y XVII (2011).

Con este libro en las manos, debemos preguntarnos: ¿Dónde está nuestra riqueza? Sin duda, en los archivos y en gentes con vocación y saberes como Juan Gil para rebuscar en ellos y traernos limpios y con esplendor estos tesoros. Gracias sean dadas también a dos ilustres helenistas, Pedro Bádenas de la Peña, por incitarle a hacer este libro, y a José Manuel Floristán, por publicarlo como anejo de la revista Erytheia editada por la Asociación Cultural Hispano Helénica que dirige. l

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LA

GUERRA CULTURAL

Los enemigos internos de España y Occidente

título: La guerra kultural Los enemigos internos de España y Occidente autor: Alberto G. Ibáñez edita: Almuzara, 2020

El presente libro se adentra en el proceloso mundo de la “guerra cultural” tratando de aportar novedades al debate, tanto desde el punto de vista metodológico como del contenido. Considera que la guerra cultural supone el intento artero y mantenido en el tiempo de sustituir un modelo cultural por otro. No es indiferente a este respecto la noci ó n de “cultura” que utiliza el autor: “el conjunto de valores, principios, creencias o sobreentendidos que permean, dirigen o sustentan impl í cita o expl í citamente el funcionamiento de una sociedad”, lo que entronca con las concepciones del fundador de la antropolog í a acad é mica, Edward Burnett Tylor, o C.S. Coon o M. Harris. La particularidad de la guerra cultural actual contra España y Occidente es que el mayor enemigo lo tenemos dentro: el enemigo interno. Nos recuerda en este sentido los previos libros del autor dedicados a la leyenda negra ( La Conjura silenciada contra España y la Historia del odio a España ) al calificar a ésta como la primera guerra cultural “autónoma”, en la medida en que gracias al uso de la imprenta no se requería ya el dominio del terreno físico, como ocurría con el Imperio romano, para cambiar costumbres y creencias de una sociedad dada, a la que basta dominar en el terreno mental o psicológico. Desde entonces los instrumentos de la propaganda se han sofisticado y ampliado, llegando a su culmen con el mundo de Internet. Desde el punto de vista metodológico el libro innova al plantear un original cuádruple enfoque. En primer lugar, un análisis interdisciplinar que combina la dimensión sociol ó gica, psicol ó gica, pol í tica, econ ó mica y filosófica, sobre la base de 220 fuentes bibliográficas, un centenar de artículos citados a lo largo de las 144 notas a pie de página y el análisis de cuarenta y nueve casos reales. En segundo lugar, una aproximación transversal que intenta superar las trincheras ideológicas, la doble vara de medir, el apego al “cliché” o la “política de un solo ojo”. El debate actual está presidido por “pares opuestos” que forman un pantano

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de contradicciones que se retroalimenta hasta el infinito en una sucesión interminable de tesis y antítesis que ya no buscan ninguna síntesis sino mantener el conflicto. En este sentido, cada cap í tulo y apartados principales comienzan identificando el par de contradicciones que bloquea el debate para, tras valorarlas, proponer una conclusi ó n “relacional-integral” que relaciona e integra opuestos.

En tercer lugar, un enfoque «retrocausal» que considera que todo fenómeno complejo es multicausal por lo que debe ser analizado desde más de un punto de vista, buscando la causa/realidad implícita o subyacente que se encuentra tras la causa/realidad aparente (cfr. David Bohm) huyendo de los peligros del “singlecause approach”. El círculo metodológico se cierra con dos “ideas-fuerza”: una “constante argenta” aplicable todos los fenómenos sociales y el principio de que “no hay ética sin límites” (“ nulla ethica sine finibus” ). No podemos profundizar aquí en el contenido de estos dos planteamientos, pero una de las más relevantes aportaciones del libro es la idea que existiría una constante “argenta” (por el paralelismo con la proporción “áurea” de la naturaleza) que rige en la sociedad (20/60/20). Es una vieja, y normalmente frustrada, ambici ó n encontrar las leyes sociales, pero en este caso la propuesta resulta convincente al basarse tanto en estudios psicol ó gicos como sociol ó gicos, incluido el principio de Pareto. “Nada se da al 100%”, nos recuerda el autor, pues siempre existe como m í nimo un 20% que se resiste al cambio o a la uniformidad, tanto para bien como para mal.

En cuanto al contenido del libro, a los enemigos internos de Occidente les dedica cuatro capítulos: el proceso de deconstrucción del individuo y de la realidad (capítulo II), la creciente fragmentación política y social (capítulo III), el lado oscuro de la innovación y la tecnología (capítulo IV), y una crisis económica que amenaza con convertirse en permanente (capítulo V). Todos ellos se subdividen en varios apartados. Uno de los aspectos destacables de esta parte sería el análisis del “virus cultural posmoderno” que estaría transformando nuestras vidas por la puerta de atrás, sin el debate necesario de sus planteamientos. Otro de los aspectos a los que dedica el libro especial atención es la apuesta ciega de Occidente por la ciencia, donde se tiende a olvidar que, especialmente la tecnología, ha tenido siempre dos caras como el dios Jano: ha servido para mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida, pero también para matar más y mejor y contaminar el medio

ambiente (o tal vez incluso crear nuevos virus). En cuanto a Espa ñ a, el autor considera que el virus cultural adopta patolog í as espec í ficas que lo convierten en m á s peligroso. Los principales enemigos internos de Espa ñ a sería: el virus de la ingenuidad, divisi ó n, complejos y obsesiones (cap í tulo VI); los excesos de una Espa ñ a pendular (cap í tulo VII); el fracaso de nuestro modelo educativo (cap í tulo VIII), una ciclog é nesis explosiva que pone en peligro la supervivencia del r é gimen del 78 (cap í tulo IX) y una operaci ó n orquestada, desde dentro y desde fuera, para romper Espa ñ a y acabar con la naci ó n que nos ha unido desde hace siglos (cap í tulo X). Si se rompe España, se rompe Europa y luego el resto. Nos remitimos a su lectura. El libro acaba con un ú ltimo cap í tulo donde se propone un “nuevo renacimiento cultural”. No podemos cortar las ra í ces del á rbol civilizatorio que nos ha traído hasta aquí (filosof í a griega, derecho romano, neoescol á stica, ilustraci ó n y humanismo cristiano); mejor concentrarse en la poda y tal vez alg ú n injerto. En este sentido, destaca igualmente la propuesta de recuperar el modelo cultural de é xito olvidado de la Am é rica virreinal “injustamente borroneado” como clamaba Octavio Paz. En definitiva, un libro que no deja indiferente y que cuando menos “invita a pensar”. Como el autor señala al inicio del mismo: no asegura que guste a todos ni todo él, pues nada se da al 100%, pero sí promete que el lector no pensará lo mismo cuando acabe su lectura que cuando inició la misma. l

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XXI Tertulia Sociedad Global

duce en una desmaterialización y una datificación completa del mundo, lo cual, sin control legal que lo regule, nos lleva a un desgobierno digital. Esto pone en riesgo la desaparición de la cultura humanista conocida hasta la fecha de las democracias liberales, y la implementación del concepto del transhumanismo como sustitución de las maquinas por el hombre, con mayor capacidad de datos que el cerebro humano, y con un resultado final de una inteligencia artificial que pueda sustituir a la inteligencia humana.

El pasado 10 de mayo en la Casa Riojana de Madrid, Sociedad Global organizó la primera tertulia presencial tras la pandemia del COVID 19 a la que Global Square tuvo el honor de asistir. En ella, se contó con la presencia de dos prestigiosos invitados como lo fueron José María Lasalle, escritor, profesor y expolítico, y Leonardo Cervera, Director del Supervisor Europeo de Protección de Datos.

A comienzo del acto ambos invitados abrieron la tertulia exponiendo argumentos a raíz de sus interesantes trabajos y publicaciones sobre el tema en cuestión titulado “humanismo digital, retos para la democracia global que presenta la tecnología global”. Tras sus intervenciones se abrió el turno de participación del resto de asistentes los cuales mostraron sus preocupaciones sobre los temas tratados y se continuó con una extensa discusión muy enriquecedora.

El debate surgió en torno al importante papel que la tecnología tiene en nuestros días y cómo está cambiando el mundo en el que vivimos hasta el punto de llevarnos a un nuevo escenario donde el ser humano se encuentra amenazado. La excesiva dependencia tecnológica se tra-

La revolución digital de los smartphones nos ha llevado a la infoesfera y a la globalización tecnológica, donde es importante también hablar de los silencios sobre el consumo de energía, que pone en cuestión los modelos de sostenibilidad. Se manifiesta así por tanto el fracaso del sistema reflejado en la desgobernanza, dejando en evidencia la necesidad de un avance tecnológico con un enfoque más humanista. El riesgo de ser sustituidos como especie es real y cada vez mas cercano. La infoesfera se alimenta de los problemas actuales donde las guerras, los populismos, y la creación del malestar colectivo sirven de herramienta para la dependencia digital. Además, la gamificación, a través de la adición nos conduce a la perdida de emociones y sentimientos y la búsqueda de lo ideal. Se crea así una sociedad cada vez más plana sin capacidad de ascenso social y apenas clase media, y con un déficit democrático, con una democracia automatizada que utiliza los datos y algoritmos y sustituye al conocimiento, y que habla de usuarios y no personas, conduciéndonos hacia el metaverso, que implica una identidad quebrada sin moral. Como solución se propuso la búsqueda de la regulación del sector y del negocio en la supervisión para poner coto a los abusos de poder del ser humano. Si la Unión Europea es pionera en regulación debe serlo también en valores, y para ello se debe buscar la competencia en inteligencia y soberanía digital poniendo el énfasis en la protección de los datos europeos. La apuesta por una carta de derechos digitales es un primer paso que debe ir seguido del avance del derecho y de una imaginación jurídica del legislador. Ya lo decía Montesquieu, no hay libertad sin ley. Antes de que sea tarde, es posible y es necesario, retomar la configuración humanista, a través de la ley, para conservar la libertad humana. l

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