C O L U M N I S TA I N V I TA D O
G L O R I A VÁ Z Q U E Z
¿QUÉ CLASE DE LIDERAZGO EJERZO SOBRE LOS JÓVENES? Existen varios tipos de liderazgo que ejercemos con los jóvenes. Pero quisiera enfocarme en dos muy importantes.
Gloria Vázquez @gloriavaz Ha trabajado en el pastorado juvenil por varios años siendo parte del staff de la iglesia Amistad Cristiana, una de las congregaciones más grandes de México. En los ultimos años se ha establecido en los Estados Unidos y hoy viaja a diferentes eventos como conferencista e interprete musical. Es autora de varios libros.
LIDERAZGO DE AUTORIDAD Este es muy conocido por todos. Crecemos dentro de nuestras familias sabiendo, por lo general, quién es la autoridad en casa, quién nos dice lo que debemos y no debemos hacer, quién impone las reglas y vea que las cumplamos, quién regaña cuando no las cumplimos, quién dicta por dónde tenemos que marchar y la forma en la que debemos comportarnos, y quién imparte las consecuencias si no seguimos fielmente los estatutos, reglas y disposiciones que se establecieron en el hogar. Es una autoridad paterna, pero es una autoridad de reglas y observaciones. No es que sea mala, sencillamente es una forma. Yo recuerdo que de chica me pusieron muchas reglas. Se me dijo lo que era bueno y malo. Se me instruyó a elegir bien, a estar consiente de ciertas cosas. Se me preparó para salir con muchachos y hasta cómo empujar a algún vivo si se me acercaba demasiado cuando bailara alguna canción de las “despacitas”. Se me dieron las reglas claras, firmes y directas de cómo tenía que comportarme, a qué hora llegar a casa si salía, si tenía que despertar a mis papás o no después de cierta hora. En fin, reglas, reglas y reglas que aprendí muy bien. Pero en el momento en que no tenía la mirada de mis papás encima, yo hacía lo que quería. Sabía jugar a las reglas muy bien en casa, pero fuera de ella realmente hacía otra cosa. Después de aceptar al Señor y recibir una invitación a dar mi testimonio en un evento, tuve que sentar a mi mamá y decirle: “Tu no sabes lo que yo he hecho, te lo voy a platicar para que no te asustes de lo que vas a escuchar en mi conferencia” Mi pobre madre casi se va de espaldas. Estaba atónita de escuchar todas las cosas en las que me había metido y que ella no sabía, ni se había dado cuenta. Finalmente dijo: “¿En qué falle?” “En nada” – le dije. Simplemente yo hice mis elecciones y decidí así mi vida. Ustedes me dieron una muy buena educación. Las reglas eran buenas, en casa obedecía muy bien. Pero fuera de ella yo era dueña de mi vida, no tenía temor a nada ni a nadie e hice lo que yo quise. Fue para ella difícil pues estaba segura que yo había entendido la autoridad con la que se había manejado la casa. Desgraciadamente, para mi la autoridad no fue suficiente para convencerme de que estaba haciendo las cosas mal. Pudo más en mí la influencia de otros. Esto me lleva a la siguiente forma de ejercer un liderazgo.
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LIDERAZGO POR INFLUENCIA ¡Esta es la gloria! Si en vez de utilizar reglas, dictámenes, formas, estructuras, etc, utilizáramos la influencia, creo que cambiaría nuestro liderazgo en una forma drástica. Veríamos cambios más rápidos, constantes y firmes en los jóvenes. Si yo puedo influenciar a un joven a no repetir mis propios errores no diciéndole: “No lo hagas, te va a chupar el diablo o te va a cargar la bruja”, sino compartiendo ciertas experiencias para influenciar así su forma de ver la vida; una forma en la que la puede vivir mejor, en la que mi vida le sirve a otro de ejemplo para infundir el gozo, la paz, la maravilla y la pasión que es vivir para el Señor; creo que no tendríamos que voltearnos de cabeza para hacer que los jóvenes asistieran al grupo. Cuando la gente influye a otro, no necesitas hacer programas especiales, gastar un dineral en traer al mega predicador del momento, no necesitas estar como papá regañón exigiendo, mendigando, pidiendo. La gente automáticamente se involucra porque le gusta estar ahí. Y si ellos están ahí por convicción, entonces serán personas de influencia también. Influenciarán a otros a venir y a vivir lo que ellos viven. No en una forma de dogma, sino por convencimiento propio. Muchos líderes mandan, dictan, señalan y dirigen. Pero ellos mismos no hacen nada; no van, no se involucran, no dan el ejemplo, no se relacionan y no pueden influenciar a nadie si permanecen alejados dando órdenes y delegando. No es que esté mal, pero definitivamente más que órdenes tenemos que influenciar a otros para que existan cambios contundentes en sus vidas. La influencia tiene que ver con relación. Tenemos que relacionarnos con los jóvenes. La autoridad no se relaciona con nadie; solo manda. Dios es un Dios de relación y nosotros debemos relacionarnos con la gente, amarla, ser empáticos y ser personas que tengan contacto directo con los jóvenes. Esto tiene más peso que si alguien nos manda a hacer algo. Jesús influenció tanto a sus discípulos que el día que Pedro, al igual que Jesús, levantó de los muertos a una persona, lo hizo tal cual vio a Jesús hacerlo. Eso se llama influencia. No sólo les dio instrucción, lo hizo con el ejemplo, convivió con ellos, pasó tiempo con ellos y los amó. Para mí, la influencia te dará el éxito que necesitas para ver cambios verdaderos en tus jóvenes. ¡Inténtalo!