E D I TO R I A L
H OWA R D A N D R U E J O L
¡ Q U É B U E N P R E T E X TO ! Esta edición persigue un doble propósito. En primer lugar, debemos ser una generación de líderes que maneja saludable y bíblicamente el tema del poder dentro de la iglesia. Demasiadas son las historias de terror con relación al abuso de autoridad; muchas son las vidas heridas dentro de la comunidad restauradora del cuerpo de Cristo. Es menester aprender un mejor modelo para liderar, sin replicar los atropellos que ahora existen. En segundo lugar, necesitamos dar los pasos correctos a la hora de enfrentarnos a situaciones de esta índole, ya sea porque las estamos sufriendo en carne propia o porque alguien ha tenido la confianza de contarnos su situación en la espera de un consejo sabio.
Howard Andruejol -editor ejecutivo @hac4j Es ingeniero, pastor de Iglesia El Mensaje De Vida en ciudad de Guatemala y director del Instituto Especialidades Juveniles. Autor de «Estratégicos y Audaces», y editor general de la Biblia para el Líder de Jóvenes.
Los puestos organizacionales otorgan poder. El nombramiento dentro de la iglesia, la responsabilidad de estar a cargo de un proyecto, ministerio o equipo nos proporciona la responsabilidad de tomar decisiones. Estas afectan a las personas que nos rodean, por ende, debe ser muy bien canalizado. Pedro nos recuerda de forma clara y contundente que existe una terrible tentación que evitar a toda costa: “No sean tiranos con los que están a su cuidado.” (1 Pedro 5:3, NVI). ¿Por qué entonces vemos hoy a tantos líderes que controlan de manera enferma a los miembros de sus congregaciones? ¿Por qué muchos líderes exigen sumisión total a ciegas y se convierten en los gobernantes tiranos de las almas que los siguen? Sin lugar a dudas, puedo afirmar que se trata de un problema del corazón. Es una evidencia del dominio de la carne, la naturaleza pecaminosa, el ego no sujeto al Espíritu. Pero, la parte alarmante es la siguiente: ¿por qué no se confronta, cariñosamente, para restauración? Más bien, ¡se expande y abunda! Me parece que la justificación radica en la mala lectura (voluntariamente o no) de un pasaje bíblico. Para muchos, pareciera que el texto mismo les autoriza su tiranía. ¡Como si la Palabra de Dios se contradijera y validara tal abuso! ¡Como si ese hubiese sido el ejemplo de Jesús! De hecho, parece que estos líderes no han leído ni las instrucciones en 1 Pedro 5, ni mucho menos la reprensión en Marcos 10:42-45. Los líderes se apoyan en este pasaje, y las víctimas se ven con las manos atadas ante el mismo. Se trata de Hebreos 13:17: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos” (RV60). Esta conversación no sucede en el vacío; es decir, esta instrucción no puede leerse fuera de la conversación completa. Aunque el espacio resulta limitado para explicar más detalles, quiero destacar dos aspectos. Los receptores de Hebreos contaban con la gran dicha de ser guiados por personas ejemplares (13:7). Muy probablemente se trataba de personas al estilo de 1 Pedro 5 que se empeñaban en pastorear al rebaño. No tenían el título gerencial de pastor como se usa hoy en las iglesias, pero ejercían ese servicio a los creyentes. De hecho, leemos en el 13:17 que son personas que “velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta”. Esta afirmación habla de la motivación y la conducta amorosa que aquellos tenían, y su enfoque en Cristo, a quien rendirían cuentas (ver 1 Pedro 5:4).
Por otro lado, recordemos que los receptores de Hebreos manifestaban una clara falta de madurez (5:11-14). Si lees el libro completo, verás que no eran los más instruidos en la doctrina, ni los más santos en la práctica. Quizás, una manifestación de esta inmadurez sea el conflicto que tenían con aquellos que les lideraban; les resultaba muy difícil seguir la sana instrucción y corrección de sus líderes. En otras palabras, Hebreos 13:17 nos dice que, ya que tenemos personas que genuinamente están interesadas en cuidar nuestra vida como un pastorcito cuida a las ovejitas, deberíamos prestarles atención. La mejor respuesta a un liderazgo saludable es dejarnos persuadir, ceder, subordinarnos. No es por el puesto que ocupan, ni siquiera por su personalidad o carisma; es porque velan –se mantienen despiertos- por nuestras almas. A buenos líderes así, es importante valorarlos también. En 1 Tesalonicenses 5:12,13 aprendemos que debemos tenerlos en alta estima y amarlos. Nuevamente, la instrucción no viene por la posición organizacional que ocupan, sino por la relación amorosa con la que nos cuidan. Este pasaje recalca que el trabajo que hacen es guiarnos y amonestarnos en el Señor. No es un trabajo organizacional ni una responsabilidad laboral. Es espiritual, pues es en el Señor. Y de paso, es algo que requiere mucho esfuerzo (la expresión “arduamente” significa “hasta el cansancio”). Es un buen pretexto leer la Biblia para justificar con un pasaje nuestro problema del corazón. Y es peor cuando los demás no se dan cuenta del error. Seamos buenos líderes, al estilo 1 Pedro 5. Y si por alguna razón, estás sufriendo del abuso de uno que lo hace mal, no hay ninguna razón para seguir siendo víctima. Que Jesús, el buen pastor, el principal de los pastores, sea nuestro modelo de vida y liderazgo.
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