23 Modelo de un ingenio de laminar y acuñar moneda de la Real Casa de Moneda de Segovia Museo de Segovia FECHA DE REALIZACIÓN:
Anterior a 1868 Madera de olmo, herrajes de latón y bronce MEDIDAS: 81 x 115 x 73 cm ESCALA: 1:5 aprox. Nº DE INVENTARIO: E-917 MATERIALES:
El modelo representa con gran detalle uno de los ingenios de laminar y acuñar moneda que se instalaron en la Real Casa de Moneda de Segovia a partir de 1585 y funcionaron accionados por la energía hidráulica aportada por el río Eresma hasta 1866. Procede de la citada Casa de Moneda de Segovia y se encuentra expuesto habitualmente en el Museo de la misma ciudad. Habiendo cerrado la Casa en 1868, la Comisión de Monumentos reclamó en 1871 “...ciertos objetos que existen en el edificio que fue Casa de Moneda, a fin de evitar que de realizarse la venta no se haga la salvedad que para estos casos está prevenida; y consisten en un modelo (maqueta) de la maquina hidráulica para el estiro del metal del tiempo de Felipe II...”. El modelo representa el motor y la máquina propiamente dicha. El motor, en la parte posterior, es una rueda hidráulica de eje horizontal de palas rectas y cerradas por sus costados, su diámetro es de 795 milímetros. La máquina o ingenio consiste en una rueda central llamada linterna con 44 travesaños o bolillos y un diámetro en los dientes de 281 milímetros, que mueve dos ruedas colaterales que disponen también de 44 dientes y cuyo diámetro es de 300 milímetros. Los ejes de estas ruedas movían dos rodillos de laminar o acuñar que se encontraban instalados en la caja central de metal. El metal para elaborar monedas se introducía a mano por el hueco que se aprecia en la cara superior de esta última y tras pasar entre los rodillos de acero que lo comprimían, caía por la inferior laminado o adelgazado al espesor adecuado para las monedas si las superficies de los mencionados rodillos eran lisas, o acuñado si habían sido grabados con el anverso y reverso de las mismas monedas. Todo ello se encuentra montado sobre una estructura a la que se llamaba “telar”. Se estima que el tamaño real del ingenio era del orden de cinco veces mayor.
234