CAMINO Y AGUA, CLAVES PARA LA GÉNESIS PASTORIL DE VALMOJADO (TOLEDO). David González Agudo
En un congreso sobre espacios fortificados de la provincia de Toledo celebrado en mayo de 2003, Jesús Rodríguez Morales y Fernando Sáez Lara presentaban una interesante comunicación en la que planteaban una coincidencia de la vieja mojonera romano-visigoda de las ciudades del Centro peninsular —Complutum, Segovia, Abula, Toletum, ¿Mantua?, ¿Titulcia?— con la situación de los grupos de atalayas andalusíes del Norte de las provincias de Madrid y Toledo1. Parece ser que en tiempos musulmanes, y con la finalidad de preservar a Toledo de posibles ataques cristianos o revueltas internas, el establecimiento de puestos defensivos en los valles del Alberche y el Guadarrama —Alamín, Canales, Olmos, ¿Batres? o Calatalifa— venía a abarcar un espacio territorial «vacío» que pudo haber pertenecido a ciudades como Mantua, Titulcia o Toletum y cuyos emplazamientos en altura pudieron no haber sido ocupados por los romanos, pero sí por civilizaciones anteriores.
La lectura de ese artículo nos sugirió una serie de cuestiones: ¿qué pudo ocurrir con la zona que quedaba «entre ríos»? ¿Qué decir de la encrucijada de vías que atraviesan estas tierras, como la Cañada Real Segoviana, el Camino Real de Madrid a Badajoz y otros caminos secundarios? ¿Cuál es el porqué de la penetración jurisdiccional de ciudades como Segovia al Sur del Sistema Central tanto en época romana como en la Edad Media? ¿Fue realmente «nueva» la fundación segoviana, en sus extremos meridionales, de una cabeza de sexmo en Casarrubios del Monte y un puerto de ganados en Valmojado? ¿Serán el encuadre estratégico del primero y los orígenes pastoriles del segundo claves para reafirmar las líneas fronterizas que diversos estudiosos hacen retrotraer a la divisoria citada? Tratar de responder a las preguntas anteriores podría hoy no ser tan arduo, si se atiende a los resultados de la búsqueda archivística más reciente sobre Val-
1. Foto aérea de Valmojado en 1930. En la parte superior derecha se puede distinguir el tránsito de la Cañada Real Segoviana por su casco.
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El Nuevo Miliario
nº 4, junio 2007