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Diciembre, 2021
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Educación en el Perú en pandemia
NIVEL EDUCATIVO
23 de diciembre N°1 Ed.1 perueduca.pe
LOS "PROFES" APRENDEN
Historias de profesores que dedican sus días a lograr que la educación persista a través de una pantalla. UNA MOCHILA PESADA
¿Qué se hará para mejorar la situación de los alumnos que no tienen recursos para estudiar? LA APP ALIADA DE TUTORAS
Dos jóvenes enseñan mediante WhatsApp a niños que viven en zonas rurales de Cajamarca y Áncash
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NIVEL EDUCATIVO
Editorial
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Han pasado casi dos años del inicio del Estado de Emergencia debido a la pandemia del Covid-19, que obligó a replantear todo el sistema educativo de nuestro país. Este difícil contexto ocasionó que los colegiales de todo el Perú reciban clases desde sus hogares a través de una laptop, celular, radio o televisión. Pero la desigualdad de oportunidades y recursos ocasionó que muchos alumnos tengan dificultades para asistir a las clases sincrónicas, descargar material o subir sus tareas. Otros simplemente abandonaron sus estudios.
La situación de los profesores no ha estado exenta de dificultades. Ellos tuvieron que ‘aprender’ una vez más a dictar clases. Improvisaron un escritorio en sus casas, aprendieron a dejar tizas y plumones para enseñar a través de una pantalla, y se conformaron con observar la imagen de los pocos alumnos que prendían su cámara durante las sesiones de Zoom. Trabajar por quien necesita apoyo es, tal vez, el ejercicio más generoso y gratificante. En medio del tortuoso contexto de pandemia, miles
de voluntarios decidieron ayudar a colegiales de todo el Perú con sus quehaceres. Sin embargo, aún quedan problemas por resolver. El Perú es uno de los tres países de América Latina donde no se ha completado el retorno de clases presenciales. Además, tres de cada diez niños en la edad de 6 y 11 años presentan algún problema de salud mental por la pandemia.
Cole-19 recoge notas, crónicas e informes que retratan la educación escolar en tiempo de pandemia.
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Sala multiusos Seis estudiantes del 4to grado de secundaria del Colegio Isabel Flores de Oliva (CIFO) y sus profesores nos explican cómo es hacer Educación Física en confinamiento. Lejos de los compañeros de promoción, han pasado de entrenar en pistas de atletismo y losas de fútbol a hacer ejercicio mirando una pantalla.
Secciones 05 Los ‘profes’ aprenden 08 Educación rural a distancia 10 Sala multiusos 13 Mi libro favorito 15 Una mochila pesada 17 WhatsApp: aliado de tutoras
Educación semipresencial
Jugar sin poder tocarse ni abrazarse, sonrisas siempre ocultas por una mascarilla y alcohol en la cartuchera: la nueva normalidad de las aulas escolares.
COLE-19 Director periodístico Aeylin Ocampo Editor central José Cayetano Redactores José Cayetano
19 Sin Tabúes
Aeylin Ocampo
20 Profebot, herramienta de
Colaboradores
Rodrigo Baquerizo
22 Educación semipresencial en un kindergarten
Ana Sofía Condemarín Bárbara Contreras Mercelo Ramírez Lorena Angulo Andrea Revilla Pamela Argomedo Mayralejandra Aguirre
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Escuela unidocencia. Helbert tiene a cargo doce estudiantes de todos los grados de primaria. PERSPECTIVA DOCENTE
Los ‘profes’ aprenden: reflexiones de las lecciones virtuales
Escribe: Rodrigo Baquerizo
Fotos: Archivo personal
Genaro y Marco Antonio llevan largo tiempo cumpliendo con su vocación como personajes anónimos, siempre presentes en la escuela. A inicios de marzo del 2020, volvieron a las aulas sin saber que pocos días después se cerrarían todos los centros educativos y, con ellos, el mundo entero. Con el virus del otro lado de la puerta, entre la incertidumbre y el dolor, estos profesores dedican sus días y noches a perseguir un objetivo casi imposible: la educación debe persistir.
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espiertan todos los días a la misma hora. Toman desayuno y se visten, pero en lugar de subir al bus para llegar a los colegios en los que cada uno trabaja, Germán Ramos, Marco Antonio Berrocal y Luisa T. se quedan en casa. La preparación para dictar clases a distancia fue precipitada; la pandemia los sorprendió y, en pocas semanas, los profesores tuvieron que aprender a utilizar distintas plataformas y dispositivos. Los nervios que sintieron fueron tan grandes como aquellos que los angustiaron años atrás, cuando eran más jóvenes e inexpertos, antes de dictar su primera clase presencial. Descubriendo todo de nuevo Durante mucho tiempo lo llamaron profesor Marco Antonio, pero cuando ingresó al colegio sanisidrino en el que enseña ahora, Marco se acostumbró a un nuevo nombre: Herr Be-
rrocal, señor Berrocal en alemán. Se siente un pez en el agua en el curso de literatura. Junto a sus alumnos, repasa nuevas formas de leer y analizar textos de ficción para después ‘destrozarlos’, criticándolos con detalle y profundidad.
Marco Antonio conoció al profesor Germán Ramos en un colegio sanborjino hace ocho años, y trabajaron juntos hasta que cada uno partió a una institución distinta. Germán se ha desempeñado varios años como profesor de historia y ahora se dedi-
Así suelen verse las clases virtuales que dicta el profesor Germán.
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INSTITUCIONES ESTATALES
Extraña rutina
La adaptación a una nueva forma de enseñar, a través de videollamadas, está marcada por la confusión y el miedo. Todo puede salir mal. La señal se puede perder, los alumnos se pueden desconcentrar. Si en el aula puedes evitar que alguien se distraiga con el teléfono o saque un táper y comience a desayunar en clases, desde una computadora es muy poco lo que se puede controlar. Por si fuera poco, en cualquier momento un alumno puede tomar una foto, o una captura de pantalla, y convertir al profesor en un meme. Durante su primer día de clases, Marco Antonio se había sentido en una vitrina, expuesto y vulnerable. Estaba seguro de que, antes de que terminara su lección, su rostro ya habría sido convertido en un sticker de Whatsapp. Cuando salió de su cuarto y su esposa le preguntó qué tal le había ido, respondió con un simple “bien”. La palabra salió con un tono leve, muy débil, como el de un niño que vuelve del colegio sabiendo que lo han reprobado. La situación le recordaba a la conversación final de un cuento de Julio Ramón Ribeyro, “El profesor suplente”: — ¿Qué tal te ha ido? ¿Dictaste tu clase? ¿Qué han dicho los alumnos? — ¡Magnífico! ¡Todo ha sido magnífico! —balbuceó — ¡me aplaudieron! Pero al sentir los brazos de su mujer que lo enlazaban del cuello y al ver en sus ojos, por primera vez, una llama de invencible orgullo, inclinó con violencia la cabeza y se echó desconsoladamente a llorar.
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ca también a la coordinación de este curso en el colegio en donde enseña. Sus padres, su hermana, sus sobrinas y él estaban en pleno proceso de mudanza cuando la cuarentena comenzó. Ahora, siete personas comparten el departamento desde el que dicta sus clases virtuales. Una de las primeras clases que Germán dictó de forma virtual ni siquiera correspondía a su horario habitual; le pidieron reemplazar a un compañero. Armó la clase, diseñó lo mejor que pudo las diapositivas e incluso puso música de fondo. Comenzó la videollamada y se trabó como un robot. “¿Profe, qué pasó? Profe, se corta”. Su mala conexión no le dejó otra opción que terminar la clase, grabarse explicando el tema y enviarles el video a los alumnos. Dictó frente a una pantalla vacía, como si le hablara a una pared. La adaptación a una nueva forma de enseñar, a través de videollamadas, está marcada por la confusión y el miedo. Todo puede salir mal. La señal se puede perder, los alumnos se pueden desconcentrar. Si en el aula puedes evitar que alguien se distraiga con el teléfono o saque un táper y comience a desayunar en clases, desde una computadora es muy poco lo que se puede controlar. Por si fuera poco, en cualquier momento un alumno puede tomar una foto, o una captura de pantalla, y convertir al profesor en un meme. Enseñar en cuarentena merece un constante estado de alerta. “El profesor se ha convertido en un DJ”, dice Marco. Reproduce un video, luego otro. Presenta una diapositiva, y antes de saltar a otra, un alumno quiere participar. Entonces todo el hilo de pensamientos se quiebra, y el profesor comienza a manejar los permisos de micrófono: activa a un alumno, silencia a los demás. Un ruido se cuela en la clase y no sabe de dónde viene. Un par de clicks y nada se arregla, otro par de clicks y todo vuelve al silencio. Pueden continuar. Ningún profesor reparaba en ese tipo de detalles en un salón de clase: este ya era un espacio dominado. Las computadoras y proyectores se daban por sentado; había siempre
Diciembre, 2021 una pizarra que controlar, sobre la que podían apoyarse. “Hemos sido arrojados de manera estrepitosa a la pantalla”, reconoce Marco, “hemos sido empujados al mar y tenemos que aprender a nadar, y con estilo”. Él y Germán pertenecen a una generación más acostumbrada a la tecnología, que tiene mayor facilidad para adaptarse, pero ello no elimina toda complicación. Entre profesores, encontraron formas de ayudarse, de explorar Zoom y otras plataformas virtuales: “Mira, así se configura la cuenta, así se pone la pantalla compartida. Mira, así se puede agregar un fondo virtual”. “Nunca terminas de aprender”, remarca. Pero no todos los problemas son a causa del internet o las computadoras. Los profesores pueden tener la mejor conexión y ello no quita que, al fin y al cabo, la misión diaria sea dictar una buena clase. En la despedida del aula, del espacio seguro y común, hay una interacción perdida. Extrañan la libertad para moverse en el salón, entre carpetas. Había un contacto más cercano con sus alumnos, más humano.
“Muchas veces no acabo satisfecho con las clases que doy, porque me siento limitado” Podían acercarse a los chicos, disfrutar al ver cómo todos trabajaban, reírse con ellos y ayudarlos. Había un contacto face-to-face que se ha desvanecido. Ahora tienen que encontrar nuevas formas de manejar la clase. Germán pasa lista cuando comienza el día, a veces también lo hace a la mitad de la sesión, y hace preguntas. La mayoría de los alumnos participa, pero otros se mantienen en silencio. No responden. La clase termina y esos ‘alumnos fantasma’ permanecen allí, varios minutos después de que todos se han despedido. ¿No quieren irse? Pareciera que no quieren dejar de aprender. O pareciera que no se han percatado de que la clase ha terminado, como si no se hubiesen dado cuenta siquiera de cuándo empezó.
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Es una lucha contracorriente en la que, reconocen, importa mucho la capacidad de autogestión de los alumnos. Trabajan con chicos de los últimos años de secundaria y apelan a su autonomía, pero de todas maneras hay una responsabilidad que tienen interiorizada como profesores. “Muchas veces no acabo satisfecho con las clases que doy, porque me siento limitado”, acepta Marco, “muchas veces caigo en algo que no quiero ser: el profesor que monologa”, aquel que habla y habla sin parar. Busca nuevas formas de dinamizar la clase, de hacerla divertida. Ha encontrado webs para realizar cuestionarios, ha separado lecturas en PDF para que cada alumno trabaje un capítulo distinto. Si solían leer juntos en clase y debatir después, Marco procura que esa conversación constante no se pierda. Cuando los profesores le dijeron adiós a las aulas, la enseñanza irrumpió en los demás espacios de sus vidas. “El gobierno ha limitado tu libertad para protegerte de la pandemia, pero el trabajo ha invadido tu libertad en casa”, explica Marco.
“El gobierno ha limitado tu libertad para protegerte de la pandemia, pero el trabajo ha invadido tu libertad en casa” Se organizan reuniones de profesores a las seis de la tarde o a las siete de la noche, y contestan dudas de sus alumnos por correo, que llegan a las nueve o diez. Con tanto tiempo frente a la pantalla, “acabo con los ojos peor que un vampiro”, cuenta Marco. Si hay dificultades, estas se acentúan con la pérdida de la sala de profesores. Este espacio era, para Marco, “material de consulta, un libro abierto”. “Un profesor es como el vino: mientras más añejo, mejor”, explica, recordando la cantidad de lecciones que aprendió de colegas más experimentados entre clase y clase. “En la sala de profesores, encuentras una palabra de aliento, una respuesta. Pareciera que los demás profesores
Probablemente aún en pijama, los alumnos saludan a sus profesores.
fueran tus psicólogos particulares”, reconoce. Germán también extraña este espacio: “Yo soy bastante amiguero. Siempre me ha gustado estar en lugares donde puedo compartir bastante. Conversamos, nos reímos, bromeamos y discutimos, porque somos personas”. Ese contacto falta. Dentro de todo, algo de esas relaciones puede subsistir a distancia. El profe Marco bromea con Andrés, amigo suyo, excolega y profesor de Educación Física: “Se ha cumplido tu sueño. Ahora puedes sentarte tranquilo a comer una hamburguesa en casa mientras los chicos hacen sus ejercicios”. Es extraño hablar en clase de historias ficticias como “Ensayo sobre la ceguera” cuando la pandemia ya no está en un libro, sino en las calles de nuestra ciudad. Verdaderamente, “la realidad superó a la ficción”, reconoce Marco. “Antes
uno cerraba un libro y se sentía protegido”, pero el refugio se ha perdido. Enseñar a distancia es también una oportunidad para cambiar el chip entre profesores. Para Germán es clave enganchar con sus alumnos, conectar con ellos; abrirle espacio al juego y a las dinámicas. “En esta época, creo que un profesor que no se interese por estas habilidades es un profesor que no va a tener futuro, porque su clase va a ser siempre monótona y tediosa. Tiene que tener carisma; si no la tiene, ya fue”, se sincera Germán. Me despido de ellos. Mañana tienen clases por dictar y aún quedan muchas tareas por corregir. En sus ojos cansados queda esperanza hacia su labor y lo que logre para el país a través de sus alumnos.
Marco Antonio en una clase antes de la pandemia.
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Escuela unidocencia. Helbert tiene a cargo doce estudiantes de todos los grados de primaria. EDUCACIÓN RURAL A DISTANCIA
Maestros buscan alternativas frente a débil conectividad en casa
Escribe: Ana Sofía Condemarín
Fotos: Archivo personal
Docentes de diferentes escuelas de inicial y primaria cuentan su proceso de adaptación a las clases remotas en el Perú rural: sin señal telefónica ni internet y con estudiantes que no cuentan con televisores, radios, celulares o computadoras.
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uatro maestros de Pasco y Huánuco buscan continuar con sus clases a distancia a pesar de la falta de conexión a internet y línea telefónica, e incluso ante la carencia de electrodomésticos y dispositivos tecnológicos en los hogares de sus alumnos: radio, televisor, computadora y teléfono inteligente. Dos docentes enseñan en Pasco y los otros dos, en Huánuco. Tres lo hacen en primaria y una, en inicial. Los cuatro asumen la responsabilidad de enseñar a un grupo de escolares de diferentes grados. Y deben hacerlo sin mayores apoyos. Los padres de familia no son un acompañamiento seguro para el aprendizaje de los niños y las escuelas públicas no han recibido la suficiente atención del Estado. El largo camino de la educación en Pasco Hilda Alvarado León tiene 47 años y vive en el distrito de Yanahuanca, provincia Daniel Alcides Carrión, en Pasco. Se ha dedicado a la educa-
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ción durante doce años y ahora es docente en la Institución Educativa N° 34157 del centro poblado Palca, ubicado en la parte alta de Yanahuanca. Ella tiene a cargo tres aulas: cuarto, quinto y sexto de primaria, nueve alumnos en total. En la provincia de Oxapampa, también en la región Pasco, Helbert Taipe Quispe, de 50 años, ejerce su profesión en la Institución Educativa N° 34597, ubicada en el distrito de Machicura. Se dedica a la docencia desde hace 23 años y hoy tiene a cargo doce estudiantes de todos los grados de primaria en una escuela unidocente; es decir, es el único profesor. Hilda y Helbert ponen énfasis en los problemas de conectividad que siempre han tenido, pero que se han acentuado con las clases a distancia. Como lo explica Hilda: “En Palca no hay acceso a internet ni cobertura telefónica porque no contamos con antenas parabólicas. Esto dificulta mucho los procesos de aprendizaje”. Helbert coincide y precisa cómo
“En Palca no hay acceso a internet ni cobertura telefónica. No contamos con antenas parabólicas.”
Estudiante desarrollando medidas.
Diciembre, 2021 la educación se ha vuelto más compleja: “La falta de conexión es trágica, los niños no tienen señal de cable para ver el programa “Aprendo en Casa” y la transmisión radial es entrecortada”. Cada maestro ha buscado una alternativa para mitigar estas carencias. En el colegio de Palca, Hilda tiene una solución para que sus alumnos no se queden sin aprender. “Todos los días una madre de familia se encarga de caminar alrededor de una hora en las zonas de mayor altura para conseguir cobertura en su celular y descargar el material de “Aprendo en Casa”. Luego imprime las fichas en la escuela y las reparte en la casa de cada niño». El compromiso de los docentes en Huánuco Maria Cristina Ramos Huamán, de 42 años, vive en la ciudad de Huánuco y hace dieciséis años que se dedica a la educación. Ella trabaja como profesora de inicial en la Institución Educativa N° 449 “San Pedro”, en el distrito de Aparicio Pomares de la provincia de Yarowilca, en el departamento de Huánuco. Allí tiene a su cargo veintitrés niños de tres años. A tres horas y media, en la provincia de Leoncio Prado Gutiérrez, Yony Esquivel García, de 46 años, se dedica a la educación hace veintitrés años y vive en el distrito de Aucayacu. Es docente y director en la Institución Educativa N° 32536, del caserío Río Frío, en el distrito de José Crespo y Castillo, en donde tiene a cargo die-
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cinueve alumnos. Para conocer qué estrategias podrían aplicar en las clases a distancia, en abril los maestros de Huánuco hicieron un estudio con el propósito de establecer cuántos alumnos contaban en casa con los recursos tecnológicos necesarios, como televisor, computadora, radio o celular inteligente. “Hicimos una encuesta en Aparicio Pomares y el 95% de hogares no tenía computadora, televisor ni radio. Sólo el 2% de padres de familia contaba con internet ilimitado en sus celulares, el resto tenía dificultades para hacer recargas electrónicas”, indica Maria Cristina. De acuerdo con la docente, al tener en cuenta estos resultados, durante las primeras semanas enviaba a los padres de familia las actividades a desarrollar de “Aprendo en Casa” en formato PDF, a través de WhatsApp. Sin embargo, ella notó que lo padres no entendían lo que sus hijos tenían que hacer o no podían descargar los archivos debido al limitado acceso a internet. También elaboró un cronograma para planificar las videollamadas a sus alumnos vía WhatsApp. La docente los agrupa en pares y se conecta con ellos a partir de las tres de la tarde; cada sesión dura veinte minutos: “En esas clases desarrollamos cuentos con dibujos que yo hago y a los pequeños les encanta. Es una manera de unir la estrategia con la didáctica”. Aparte, ella envía videos con papelógrafos e imágenes para asegurar la enseñanza de los niños.
Maestro Yony con su estudiante en sus clases de retroalimentación.
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“Las evidencias de los resultados de aprendizaje son fotos de sus dibujos o videos de sus actividades. Los videos no deben sobrepasar el minuto, sino sería imposible enviarlos porque la conectividad es muy inestable”.
“La señal de conexión telefónica e internet es muy mala, entonces a los niños les cuesta comunicarse”. En otro rincón de Huánuco, en el caserío Río Frío, donde Yony ejerce las labores de docencia y dirección, el resultado del diagnóstico fue diferente: quince estudiantes contaban con televisor; entonces, se optó por la modalidad televisiva de “Aprendo en Casa”, la cual perdura hasta el momento. Sin embargo, para quienes se encuentran en desventaja, el maestro se encarga de resumir por escrito las clases y enviarlas vía WhatsApp a los padres de familia. Además, el profesor utiliza fichas para las actividades que va a realizar y graba audios y videos. El mayor problema para el docente es contar con conectividad: “La señal de conexión telefónica e internet es muy mala, entonces a los niños les cuesta comunicarse”. Por lo tanto, se debe encontrar con algunos de sus estudiantes una vez a la semana, siempre por las mañanas, de manera ordenada, con mascarilla y manteniendo la distancia: “No todos se reúnen porque precisamente guardamos aislamiento social. Además, yo sufro de las amígdalas y tener el cubrebocas por mucho tiempo me hace daño. Eso es lo difícil para mí”. Ambos docentes señalan que los problemas de aprendizaje desde casa se acentúan por la ausencia de los padres y las madres. “Es satisfactorio cuando te envían las evidencias de aprendizaje de sus hijos, pero es frustrante cuando ocurre lo contrario. Esto sucede por tres razones: creen que las clases de inicial no son importantes; muchas familias se enfermaron de Covid-19 y las clases pasaron a un segundo plano; y finalmente, son hogares de muy bajos recursos económicos y lo más importante para ellos es comer”, sostiene Maria Cristina.
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Entrenamientos. Momento en el que la perrita de Gabriel, Rihanna, invade el espacio en donde él hace ejercicios. EDUCACIÓN FÍSICA EN CASA
Cuando la sala de tu casa es tu cancha de entrenamiento
Escribe: Bárbara Contreras y Marcelo Ramírez
Fotos: Archivo personal
Seis estudiantes del 4to grado de secundaria del Colegio Isabel Flores de Oliva (CIFO) y sus profesores nos explican cómo es hacer Educación Física en confinamiento. Lejos de los compañeros de promoción, la pandemia ha significado pasar de entrenar en pistas de atletismo y losas de fútbol a hacer ejercicio en soledad y mirando una pantalla.
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s miércoles a las 11:30 am y Gabriel Ramírez (15) se prepara para su clase de Educación Física. Hasta hace poco más de un año, aquello hubiera implicado bajar las escaleras de su salón precipitadamente, empujándose con sus amigos de promoción para ser el primero en agarrar el balón, aquel con el que jugarían su infaltable ‘pichanga’ en el estadio de San Isidro, a pocas cuadras del colegio. El camino hacia dicho lugar habría estado lleno de gritos, ‘chongos’ y llamadas de atención por parte de los profesores, y una vez allí este alboroto habría dado lugar a unos certeros pases de pelota entre amigos y a competencias de carreras hasta agotar el aliento. Hoy, sin embargo, Gabriel solo tiene que cruzar el umbral de la puerta de su habitación y dirigirse a su sala. No lo hace apresurado, pues nadie lo acompaña. No hay balón por el cual pelearse, ni amigos con los que fas-
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tidiarse. Gabriel solo tiene que amarrarse las zapatillas, ponerse un buzo junto con un polo deportivo y prender su computadora. En lugar de una agitada caminata al estadio, le basta con desplazar su cursor y hacer click en el link de una sesión virtual en Google Teams para entrar a la clase.
Allí se encontrará con Gael López, Diego Córdova y Sebastián Calle, compañeros de su misma edad con los que solía juntarse en los salones y patios del colegio para jugar y conversar. Cada uno de ellos ha tenido que encontrar un espacio donde hacer los ejercicios correspondientes al
Espacio de la sala que Gabriel ha acomodado para realizar circuitos de la sesión.
Diciembre, 2021 curso, acomodándose en su dormitorio o en la sala. Esta vez, sin embargo, no puede verlos cara a cara. Ahora, el comienzo de la clase consiste en esperar en silencio, sentado, hasta que el profesor, Juan Pablo Lazo (38), entre a la sesión e inicie el entrenamiento. Al principio nadie se atreve a prender su cámara por ‘roche’. Es en la toma de asistencia cuando deciden encenderla.
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cos van repitiendo la lección, tomándose breves intervalos de descanso para recuperar el aliento. Una de las dinámicas también consiste en armar pequeños circuitos dentro del espacio elegido por el alumno. El profesor les pide que escojan objetos de la casa que reemplacen de manera simbólica a los instrumentos utilizados en clase presencial. No hay necesidad de adquirir uno si tenemos cosas en casa que pueden
María José practicando los pasos de baile en su sala.
Esto no solamente le permite ver el esfuerzo de los chicos, sino porque representa una forma de acompañarse entre ellos. Pero Juan Pablo no es exigente en este tema: el encender la cámara podría implicar la aparición no deseada de mamá, papá o el perrito de la familia en la pantalla. La clase inicia con un previo y corto calentamiento. Antes de la pandemia, esta implicaba desplazarse a través del césped sintético de una cancha de fútbol y darle unas cuantas vueltas a la pista atlética del estadio. Ahora, en cambio, consiste en ejercicios libres —como estiramientos de brazos y piernas— para preparar el cuerpo antes de empezar con las actividades. La sesión continúa con instrucciones de Juan Pablo acerca del tipo de ejercicios que se harán en el transcurso de la hora y media. Para cada uno, el profesor hace una breve demostración de cómo deben realizarlo: “Pega bien la espalda al suelo Diego y levanta más las rodillas, ahí está la clave en los abdominales”. Entre los primeros minutos, los chi-
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La evaluación continua que maneja Juan Pablo se divide en dos: la física, en donde usualmente divide a los chicos en grupos de cuatro para mirar su desenvolvimiento en ejercicios que implican polichinelas, planchas y abdominales; y la teórica, en la cual emplea aplicaciones como Kahoot y Jamboard para revisar el aprendizaje que tienen sus alumnos. No obstante, Juan Pablo también se preocupa en calificar de acuerdo al compromiso que el alumno demuestre.
Objetos de casa que usan para realizar ejercicios de clase.
ser empleadas”, asegura Juan Pablo. De este modo, Gabriel usa zapatillas para sustituir a los conos, Sebastián recurre a los rollos de cartón de los papeles higiénicos y Gael emplea tomatodos. Cada bimestre se trabaja entre uno y dos test físicos. “La dinámica es repetitiva, todas las clases hacemos lo mismo, pero igual lo disfruto, porque es un espacio donde nos alejamos de las clases típicas frente a la pantalla”, sostiene Diego.
“Si bien en la virtualidad no puedo ser estricto al 100% con mis estudiantes, yo valoro bastante a quienes participan desde el inicio de la clase cuando prenden su cámara. Más allá de si uno lo hace bien o mal, lo que importa es ver que el alumno al menos intenta realizar los ejercicios con los recursos que encuentra en casa. Es lo mínimo que podemos hacer los maestros en una situación tan difícil”, afirma el docente.
Miriam enseñando un circuito de entrenamiento a sus alumnas desde su sala.
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Diciembre, 2021 mos, que agarremos dos botellas de plástico y las llenemos de agua o de piedritas”, comenta María José.
Gabriel realizando sus ejercicios de Educación Física en la sala de su casa.
Del otro lado de la promoción Si algo no ha cambiado con la pandemia es la división de la promoción entre chicos y chicas a la hora de hacer Educación Física. Así, mientras que Juan Pablo se encuentra enseñándole a los varones del salón, María José Huguet (15) y Andrea Solari (15) están siendo entrenadas y guiadas por su profesora Miriam Vílchez (40). Durante años, la clase para las chicas implicaba tener que amarrarse el pelo apresuradamente y ayudar a llevar las colchonetas para los ejercicios en el estadio. Una vez en el lugar, Miriam les indicaba qué deporte practicarían aquel día, no sin antes mandarlas a hacer dos vueltas al campo como calentamiento. La mitad de las chicas solo caminaba alrededor de la pista, conversando entre ellas y acelerando un poco el paso cuando sentían la mirada de Miriam. Hoy, en cambio, es esa mirada la que las lleva a prender su cámara. A diferencia de los varones, las clases
Entre lo ganado y lo perdido Los partidos de fútbol, básquet y vóley, las carreras de corta y larga distancia, las volteretas y las aspas de molino, las caídas chistosas que estas implicaban, las olimpiadas deportivas y los bailes aeróbicos que con ellas venían; todos son recuerdos lejanos para los alumnos del CIFO. “Ya no tenemos drilles ni olimpiadas. Lo único que hicimos el año pasado fue una mañana recreativa de jue-
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de las chicas se han reinventado en la virtualidad a través del uso de la música. La sesión ahora inicia cuando Miriam suelta su pista de baile. “Empezamos con canciones suaves, como para que las chicas vayan calentando”, cuenta la profesora. Algo que rescatan María José y Andrea es que Miriam les permite elegir la música que más les agrada para hacer los ejercicios de calentamiento. “Miriam, para la próxima tráenos La Rebelión, de Joe Arroyo, una salsita”, cuenta María José que le pidió la última clase. A Andrea le gusta cuando Miriam pone Bailando de Enrique Iglesias. Después de unos dos o tres bailes de tres minutos cada uno, las chicas ya están listas para hacer sus ejercicios de fuerza. Si bien varían semana a semana, algunos de ellos son sentadillas, burpees, abdominales y planchas. “Algunos ejercicios implican el uso de pesas o mancuernas, pero Miriam siempre nos dice que si no tenemos en casa no nos preocupe-
gos tipo gymkana entre las propias promociones. Uno de los juegos era quién podía saltar la soga más veces. Y el que quería intentarlo prendía su cámara y saltaba. Los demás juegos eran competencias por Kahoot. Fueron unas olimpiadas muy aburridas”, admite María José. El retorno a las aulas del colegio, a los estadios y coliseos y a una clase de Educación Física fuera de la pantalla no tiene fecha cercana. Existe la posibilidad de que tanto
La profesora explica que, en un inicio, el hecho de que sus alumnas no tuvieran los materiales necesarios para hacer los ejercicios la preocupó mucho. “Yo no me sentía bien enseñando de esa manera porque sentía que era un engaño”, confiesa. Pero fue cuestión de usar un poco la imaginación y ahora las chicas pueden hacer los ejercicios con aquello que encuentran en casa. Lo que sigue en la clase son los test de valoración, que son claves para la calificación del curso. En ellos, las chicas deben hacer una serie de ejercicios de la parte del cuerpo que toque esa semana —brazos, piernas, abdominales, etc.— y apuntar cuántas repeticiones son capaces de hacer.
“Yo no me sentía bien enseñando de esa manera porque sentía que era un engaño”. Miriam precisa que lo que se busca con estas evaluaciones es el trabajo y esfuerzo de cada una, más allá de que el ejercicio salga bien o no. “Al principio era complicado monitorearlas porque solo podía ver a cuatro alumnas por pantalla. Ahora tengo un televisor de 32 pulgadas que me permite ver a las 35-40 chicas que tengo por clase”, destaca Miriam. Tanto Miriam como Juan Pablo consideran que su labor sigue siendo importante para los niños, más aún en tiempos de confinamiento en los que la educación debe primar.
Gabriel, Sebastián, Diego y Gael como Andrea y María José terminen el colegio sin revivir por una última vez aquellos momentos dónde lo físico era sinónimo de diversión y no de peligro. Pese a ello, los alumnos del CIFO no pierden la esperanza de volver a encontrarse más allá del mundo virtual y jugar un último partido de fútbol o echar una carrera final en la pista del estadio, aunque sea solo para despedirse.
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Durante la pandemia, la lectura alivianó los días pesados de los niños. Foto: Andina. RESEÑAS DE LIBROS
Mi libro favorito
Escribe: José Cayetano
Cinco estudiantes de 5to grado de secundaria, a puertas de terminar su vida escolar, cuentan sus experiencias durante la pandemia y la sensación que les deja la melancolía de cursar su último año, de los 11, frente a la pantalla de sus computadoras limitados por el distanciamiento. Rosangela Lopez del colegio IEP Juana Alarco de Dammert El principito Autor: Antoine de Saint-Exupéry
Valentino Chávez del Salesiano de Breña Los ojos de mi princesa
colegio
Autor: Carlos Cuauhtémoc Sánchez
Amo este libro. Nos muestra la esencia de todos los seres vivos. Nos habla de la amistad y de muchos valores, como la tolerancia, la solidaridad, la responsabilidad, el respeto y el amor. El libro se dirige al corazón de niño que todas las personas tenemos, pues es ahí donde conservamos nuestros mejores sentimientos.
Esta obra generó en mí un carrusel de emociones. Fue increíble la rapidez con la cual emprendí dicho camino de revelaciones. El autor logró que me identificara con el texto y, pese a que el final no es el más esperado, es realista y conmovedor, pues pone al lector a reflexionar acerca de las consecuencias de nuestros actos. Ideal para aficionados a las novelas románticas.
Publicado originalmente en 1943.
Primer libro publicado en el 2004.
Lucero Ibañez del colegio Jesús el Buen Pastor La divina comedia Autor: Dante Alighieri
Hace poco comencé a leer esta obra. Al comienzo no me llamaba la atención pero luego, en el curso de Literatura, me di cuenta de que era muy distinta a como la imaginaba. Pensé que el libro tenía alguna temática graciosa (por el nombre), pero luego, cuando el profesor nos habló del argumento, quedé asombrada. Recomiendo leer este maravilloso libro y sus reflexiones sobre política, religión y filosofía, entre otros aspectos.
Obra publicada en el 1472.
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La lectura estimula el cerebro de los niños y adolescentes en formación. Foto: Andina.
Isaac Tenorio del colegio I. E. Manuel Polo Jiménez Templado Autor: Jorge Eslava
Es uno de mis libros favoritos. Inicia con un profesor de Literatura que encuentra un diario en la biblioteca del colegio. Diego, el autor, es un adolescentes que ha desaparecido misteriosamente. Él narra sus vivencias, primeros sentimientos amorosos y su pasión por la poesía. Recomendado para jóvenes románticos a quienes les partieron el corazón.
y también a la familia y a uno mismo. Cada semilla tiene una enseñanza de vida para todos los lectores. Nos hace reflexionar si realmente somos felices y exitosos.
Al final, Felipe logra darse cuenta de sus actos y ayuda a su hermano a salvarse, pues es el único que le puede donar una médula ósea. Está basado en hechos reales (Felipe es el hijo del autor). Mateo Ledgard del colegio Peruano Británico It Autor: Stephen King
Parábola de vida publicada en 2002.
Esta novela de terror es mi favorita. Es muy extensa, pero vale la pena leer cada página con detenimiento y esmero.
Mayly Julon del colegio La Trinidad Sangre de campeón Autor: Carlos Cuauhtémoc Sánchez
Cuenta la historia de Felipe, quien tras distintos sucesos y celos causa accidentes a su hermano menor. Esto le produce cáncer. Obra literaria que data del año 2004.
Inicialmente publicada en 1986.
Brigitte Polanco del colegio Fe y Alegría 3 El secreto de las siete semillas
El pueblo que vive acechado por un monstruo maligno, payaso, que adopta la figura de los miedos. Un grupo de jóvenes se junta para acabar con este ser malvado. También se narra sobre los adolescentes que participan en la historia. El mensaje de la novela es que debemos vencer nuestros miedos.
Autor: David Fishman
Lo recomiendo porque es un libro de automotivación. Mediante cada historia, hace reflexionar acerca de cómo abordar las cosas del día a día, dándole tiempo al trabajo o estudio,
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Novela publicada en 2001.
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INSTITUCIONES ESTATALES
Antes de la pandemia, solo un 7% de la población más pobre de Perú tenía acceso a internet. Foto: El País. SIN INTERNET EN CASA
La mochila pesada de no tener recursos
Escribe: José Cayetano
Fotos: Valeria Vicente
Maestros de distintos colegios públicos de Lima sostienen que muchos de sus alumnos tenían dificultades para estudiar porque no contaban con un celular, no tenían internet, o no podían ver los programas de Aprendo en casa porque sus padres vendieron el televisor para pagar deudas. Ellos terminarán este año escolar sin lograr las aptitudes mínimas de aprendizaje. ¿Qué se hará para cambiar su situación?
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l martes 12 de octubre, el profesor Ramiro Vásquez envió un nuevo mensaje por WhatsApp a la madre de Juliana. Toda la semana pasada no había asistido a clases. Vásquez se preguntaba por qué. Ramiro es profesor en un colegio de San Juan de Lurigancho. Juliana siempre se conectaba a las clases y enviaba sus tareas, hasta que en cierto momento desapareció. Él se enteró, luego, de que su madre había sufrido una parálisis facial.
Estudiar desde WhatsApp.
El lunes, finalmente, la madre respondió. Habían tenido problemas. Por falta de pago las habían desalojado de la casa en donde vivían. Ella había conseguido un trabajo y ahora tenía que llevarse el celular, el aparato por el que la pequeña se conectaba a clases. El profesor le dijo que entonces resolviera las tareas del programa Aprendo en casa. La madre le dijo que no podría hacerlo: no tienen radio y por la falta de dinero, habían tenido que vender el televisor. Vásquez dice que este podría parecer un caso extraordinario, pero que no lo es. Entre sus alumnos proliferan las historias de chicos que se quedaron sin televisor, que no tienen radio o, lo que es más frecuente, que se quedaron sin acceso al celular desde que se levantó la cuarentena y sus padres, que no pertenecen al pequeño sector de peruanos que puede darse el lujo de teletrabajar, tuvieron que salir a ganarse el pan en las calles.
Lo que ocurre en el salón de este maestro está sucediendo en muchos colegios públicos del país. La falta de conectividad era un problema que ya se había reportado en las zonas rurales, pero no se tenían evidencias de que los mismos problemas estuvieran ocurriendo en la capital (y ocurren).
Solo la mitad de las estudiantes se puede conectar a las clases sincrónicas con sus profesores. Rodolfo Zevallos, director de la Institución La Visitación De Nuestra Señora del Cercado de Lima, calcula que solo la mitad de las estudiantes se puede conectar a las clases sincrónicas con sus profesores. Hay otro grupo con el que se trabaja con la televisión y con mensajes y llamadas telefónicas. Y hay un 20% –ase-
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INSTITUCIONES PRIVADAS
gura– con las que no se han logrado contactar. Están “perdidas”. Sara Paredes, directora del colegio 541 Divino Niño Jesús de Independencia, dice que el 10% de los más de 900 alumnos que se matricularon este año no están participando en las clases. –A inicios de año los padres dejaron sus datos, sus números de teléfono, pero parece que sus teléfonos dejaron de funcionar o cambiaron de plan o algunos deben estar en provincias. No los podemos contactar– dice. Son decenas de estudiantes en cada colegio que, a causa de la pandemia, parecen haber quedado fuera del sistema educativo. Ellos son las principales víctimas de la suspensión de las clases presenciales. Sus maestros y los directores de sus instituciones educativas no tienen claro qué va a pasar con ellos a fin de año. –Están en una situación de preinicio– dice Rodolfo Zevallos. –Es como si el año escolar no hubiera comenzado para ellos. Barreras que no se derrumban Los docentes que entrevistamos calculan que, en promedio, alrededor de la mitad de sus estudiantes pueden conectarse con ellos por videollamadas y revisar la plataforma web de Aprendo en casa. La otra mitad tiene niveles de conectividad diversos: los hay que ven el programa por televi-
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sión y complementan su aprendizaje con mensajes y llamadas telefónicas de sus profesores; los que solo reciben mensajes y llamadas; los que solo contestan y hacen sus tareas los fines de semana; y los que están desconectados. Sara Paredes dice que muchos de sus alumnos tienen celulares con planes limitados de Internet, por lo que no pueden ver videos ni descargar archivos de PDF. Él tiene que convertir los archivos en imágenes y esperar que los chicos puedan leerlos. Además, debido a que los padres están trabajando todo el día, los chicos recién hacen sus tareas por las noches y las envían en el transcurso de las horas, a veces hasta de madrugada o, si no, la mañana siguiente. Algunos solo pueden enviar sus evidencias los fines de semana. Fabiola Becerra, profesora de Matemáticas del colegio Daniel Alcides Carrión, de San Juan de Lurigancho, calcula que debe hacer llamadas telefónicas al 50% de sus estudiantes –los que no pueden conectarse de forma sincrónica– para explicarles la clase de la semana, hacerles preguntas y considerar sus respuestas como parte de la evaluación. –En un salón, de 31 alumnos, tengo 11 que todavía no se pueden conectar, les he dejado mensajes y no me contestan. En algunos teléfonos, incluso, me han contestado otras personas– cuenta.
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Las brechas se mantendrán La opinión de la profesora Zambrano es la misma que tiene el experto en temas educativos Cristopher Solorzano. –El reto de la inequidad educativa, marcada por la pobreza y la desigualdad, era ya el reto más importante que teníamos que abordar. Ahora, con la pandemia, se ha hecho todavía mayor– dice el investigador, quien, a través de los docentes con los que viene trabajando un programa de educación virtual, ha podido conocer los problemas de los estudiantes para acceder a las clases virtuales. ¿Estarán los chicos que llevan clases con mensajes de WhatsApp y llamadas telefónicas en capacidad de alcanzar los logros y competencias requeridos para el grado que cursan? –Siendo honestos, tal vez un 25 o 30% estarán en condiciones de lograr sus competencias– dice Solorzano. –Y hay un 40 o 45% que están en un nivel de inicio, como empezaron el año, y no tanto por la dificultad de los contenidos ni por problemas de los docentes, sino por causa de los problemas socioeconómicos que ha traído esta pandemia. Lucero Zambrano, docente del colegio 624 Virgen del Carmen, de San Juan de Miraflores, dice que muchos de sus estudiantes vienen de asentamientos humanos donde no hay Internet y, en algunos casos, tampoco tienen televisor o radio. Él piensa que en esas zonas la estrategia probablemente llegue a solo una tercera parte de los menores en edad escolar.
Zaida Luján mira cómo su hijo Jairo asiste a una clase virtual a través del móvil.
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–Lo que vamos a ver es que aquellos alumnos que en cierto momento abandonaban la escuela, que se pasaban a la educación básica alternativa o que se dedicaban a ayudar a papá o a trabajar, van a ser cada vez más– dice. –La brecha de pobreza y la brecha de ignorancia se van a agrandar y perjudicar a quienes todavía no entienden de ambas.
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Videollamadas. Un medio por el que contactarse con alumnos desde distintas regiones del país. VOLUNTARIADO ONLINE
WhatsApp, el aliado de dos tutoras de Cajamarca y Áncash
Escribe: Lorena Angulo
Fotos: Archivo personal
Camila Vásquez y Alexandra Vasallo son dos jóvenes limeñas que se convirtieron en profesoras y tutoras de niños que viven en zonas rurales de Cajamarca y Áncash. Ellas narran las limitaciones y desafíos que enfrentan para que las clases remotas permitan a niños y adolescentes continuar con su educación durante la pandemia.
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amila tiene 25 años y es egresada de la carrera de Comunicación para el Desarrollo de la PUCP. Gracias a una convocatoria de la ONG Enseña Perú, obtuvo una vacante para formar parte de esta organización. Ella ya contaba con experiencia en la enseñanza de niños. Anteriormente había participado en el voluntariado Educa Ancón, una organización que se encarga de crear hábitos de lectura en niños de zonas alejadas de dicho distrito. El trabajo de Camila en la ONG se desarrolla en la modalidad remota. Ella es la tutora de quinto y sexto grado de primaria en una escuela rural multigrado que se ubica en el caserío La Zanja, provincia de Santa Cruz, Cajamarca. Camila tiene a su cargo siete niños de distintas edades con diferentes ritmos de aprendizaje, por lo que en determinados casos debe empezar desde cero. Algunos niños que viven en La Zanja cuentan con celulares que constantemente recargan para ingresar a las clases
vía WhatsApp. En ocasiones, sin embargo, pierden la conexión a Internet y no pueden acceder a las videollamadas programadas. Debido a estas
intermitencias en la comunicación es que suelen recibir las clases mediante mensajes de texto o de voz. Este aprendizaje se torna mucho
Camila Vásquez hace videollamadas por WhatsApp con alumnos de La Zanja.
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más difícil cuando se trata de enseñar matemáticas o se requiere el uso de gráficos. Solo dos familias cuentan con los recursos necesarios para pagar un plan de Internet y que sus hijos accedan a las clases remotas por medio de la plataforma Zoom. Distinta es la situación de otros dos alumnos que no disponen de señal en sus casas, por lo que deben caminar varios kilómetros y subir a un cerro cuya altura les permita captar la señal. A veces las clases se interrumpen por las lluvias y los niños tienen que volver corriendo a sus viviendas.
Enseña Perú “cree en el poder de la educación y confía en el potencial de todos los peruanos”. Otro factor que dificulta el proceso de enseñanza y aprendizaje, revela Camila, es que la mayor parte de niños no cuenta con un acompañamiento en casa que los pueda ayudar en su formación. Como la mayoría de los padres se dedica a la ganadería o la agricultura, generalmente no están en el hogar. Además, muchas veces el niño también apoya en el trabajo de campo. Alexandra Vasallo, profesora de la comunidad Nuevo Progreso Alexandra Vasallo, egresada de la carrera de Comunicación e Imagen Empresarial en la UPC, es tutora virtual en una escuela intercultural bilingüe de una comunidad rural llamada Nuevo Progreso, en la provincia de Huari, Áncash. Todos los estudiantes de esta escuela son quechuahablantes.
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Nivelación del año escolar Según el Ministerio de Educación, solo en julio de 2020, la deserción escolar en estudiantes de primaria aumentó del 1.3% al 3.5% (128,000 estudiantes). Y en secundaria esta tendencia subió del 3.5% al 4% (102,000 alumnos). Estos números suman 230,000 estudiantes que ya no forman parte del sistema educativo. Hugo Reynaga, director general de la Digeibira (Dirección General de Educación Básica Alternativa, Intercultural Bilingüe y de Servicios Educativos en el Ámbito Rural), sostiene que las competencias que debían alcanzar los alumnos el año pasado recién se lograron en junio de 2021, debido al atraso del año escolar de un número significativo de estudiantes que abandonaron sus estudios en medio de la crisis sanitaria. “Los profesores realizaron evaluaciones a sus alumnos en marzo de este año para saber en qué nivel del logro de la competencia se encontraban respecto a lo que debería haberse adquirido en el 2020. De acuerdo a los resultados de dicha evaluación, ellos están desarrollando con sus estudiantes un proceso de consolidación de aprendizaje correspondiente al año pasado. Este mes se hará una nueva evaluación y se procederá a enseñar los temas pertenecientes al año académico 2021”, precisa.
Diciembre, 2021 castellano fluido, idioma que ellos recién están aprendiendo. Ante este escenario, Alexandra tomó la iniciativa de brindar las clases a sus alumnos mediante la ejecución de proyectos en vez de materias. Luego, la escuela decidió adoptar ese método de enseñanza en todo el nivel primaria. Los profesores se encargan de crear en conjunto los proyectos. De ese modo, se prioriza el desarrollo de competencias que exige el Ministerio de Educación. Los alumnos desarrollan actividades en su propio entorno y buscan espacios de aprendizaje en la vida cotidiana. Por ejemplo, uno de los proyectos consiste en que el niño busque una planta medicinal que sirva para mitigar alguno de los síntomas que provoca el Covid-19. Los estudiantes investigación y, posteriormente, exponen las propiedades de esa planta por medio de un video o alguna entrevista a un familiar. Alexandra cuenta con doce estudiantes a su cargo y brinda clases individuales a seis de ellos por día durante una hora, tres veces por semana. Estas sesiones varían de acuerdo a las responsabilidades de cada niño, dado que algunos ayudan a sus padres en el trabajo de campo o en otras labores. En cuanto al acceso a Internet, Alexandra precisa que los niños recibieron tablets del Ministerio de Educación con la que vieron solucionado este tema desde cierta medida.
Alexandra recuerda que al principio de la pandemia, el gobierno decidió que los niños reciban clases mediante el espacio televisivo Aprendo en Casa, el cual fue promovido por el Ministerio de Educación. Sin embargo, desde Lima no advirtieron que el programa presentaba más de un problema. Por ejemplo, los niños no entendían las clases, ya que los temas que se enseñaban eran muy avanzados. Además, se transmitía en un
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Alexandra Vasallo con sus alumnos en un viaje que realizó a Nuevo Progreso.
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El equipo de Sin Tabués durante un taller junto a estudiantes antes de la pandemia. EDUCACIÓN SEXUAL
Sin Tabúes: la primera asociación juvenil que promueve la educación sexual de escolares
Escribe: Andrea Revilla
Foto: Archivo personal
Una iniciativa creada por alumnos de la PUCP para luchar contra la violencia de género y develar mitos y prejuicios sobre la sexualidad en jóvenes y adolescentes.
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in Tabúes fue creado a mediados del año 2016 como un proyecto de Responsabilidad Social Universitaria (RSU). La iniciativa busca brindar Educación Sexual Integral (ESI) a adolescentes y jóvenes. En sus jornadas de capacitación se aborda temas sobre sexualidad, métodos anticonceptivos y violencia contra la mujer. Camila Palomino, estudiante de Derecho de la PUCP y directora de relaciones institucionales de Sin Tabúes, cuenta que el proyecto nació cuando se percataron de que la violencia de género era una problemática cada vez más extendida en el país.
en hablar a los adolescentes sobre relaciones sexuales. Es por ello que las integrantes de la asociación deben explicar con detalle a los docentes de los centros educativos los temas que van tratar y los invitan a apostar e involucrarse en este proyecto.
Ella recuerda una difícil experiencia cuando fueron a dictar una charla sobre ESI en un colegio. “Miembros del colectivo de ‘Con Mis Hijos No te Metas’ malinterpretaron en sus redes sociales una publicación nuestra sobre anticonceptivos. Se escandalizaron porque pensaban que íbamos a hablarles a los escolares únicamente sobre cómo tener relaciones sexuales. Esta disputa es constante con este movimiento. Lo que queremos es hacerles entender qué es educación sexual, qué les vamos a enseñar. Siempre vamos con un proyecto ya establecido sobre los temas a tratar y lo explicamos de la manera más amena posible”, explica la representante de Sin Tabúes. En sus charlas abordan tres dimensiones de la sexualidad: la biológica-reproductiva, la socio-afectiva y la ético-moral.
“Por eso nos planteamos: ¿Qué podemos hacer como estudiantes para combatir este problema? Parte de la Responsabilidad Social Universitaria implica analizar la importancia que tenemos como agentes de cambio en la sociedad. El proyecto nació de la indignación, frustración e impotencia de ver que estos casos no parecían importarle a un Estado que está en la obligación de proteger a las mujeres. Queríamos concientizar sobre el tema a las nuevas generaciones”, sostiene Camila.
Directora de relaciones institucionales.
La directora de relaciones institucionales de Sin Tabúes explica que uno de los mayores inconvenientes del proyecto ha sido lidiar con el mito de que la Educación Sexual Integral consiste únicamente
Camila cree que es fundamental el consentimiento y apoyo de los padres para enseñar Educación Sexual Integral, dado que, en un principio, el proyecto se enfocó sobre todo en escolares adolescentes.
Los temas que desarrollan siempre toman en cuenta los públicos a los que se dirigen. En los colegios, por ejemplo, se profundiza más en la dimensión biológica-reproductiva dado que los adolescentes viven una etapa de autoconocimiento y reconocimiento de su sexualidad. En universidades, en cambio, ahondan más en la dimensión socio-afectiva en la que tratan temas como los mitos alrededor del amor romántico o las relaciones tóxicas que pueden rodearlos.
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Chat automático que ofrece ejercicios para los diferentes cursos académicos de niños y adolescentes.
TECNOLOGÍA
ProfeChat: herramienta de WhatsApp que brinda material educativo
Escribe: Pamela Argomedo
Fotos: Pamela Argomedo
Se llama ProfeChat y ofrece contenidos de matemáticas, tutoría para estudiantes y orientación para padres de familia. El chat automático ha sido desarrollado por la asociación civil Conectar para Actuar en colaboración con docentes de zonas rurales de Piura y Cajamarca.
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l proyecto busca responder a las necesidades de estudiantes y docentes de zonas rurales, para quienes la educación a distancia ha significado un desafío aun mayor debido a la baja conectividad que presentan las comunidades del interior del país. En esta nota, las sociólogas Almendra Orbegoso (27) y Gabriela Arrunátegui (28), dos de las seis fundadoras de Conectar Para Actuar, brindan detalles de esta iniciativa que fue lanzada a fines de agosto. “Me gusta ProfeChat porque nos permite atención a cualquier hora del día, refuerza las actividades que nos brindan nuestros docentes, no se necesita de una mayor conexión y es fácil de utilizar”, cuenta un joven en uno de los videos publicados por Conectar Para Actuar en su cuenta de Instagram. Se trata de Edeimin, estudiante de secundaria de la provincia de Ayabaca (Piura), para quien ProfeChat se
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ha convertido en una alternativa de estudio en una región en la que más de 20 000 escolares de zonas rurales no pueden acceder a sus clases virtuales debido a la escasa señal de internet.
Me gusta ProfeChat porque refuerza las actividades que nos brindan nuestros docentes. El problema de la baja conectividad A principios de 2021, Conectar para actuar se encontraba promocionando en redes sociales a ‘Junior el Pelej0′, un chatbot para WhatsApp que presentaba las propuestas de los distintos partidos políticos a las poblaciones rurales de la región San Martín que tenían baja conectividad. El objetivo: garantizar que los ciudadanos ejercieran un voto informado y consciente en las elecciones generales de abril de este año. A raíz de lo anterior, Cristhian Bautista, docente de la provincia de Ayabaca, en Piura, se contactó con la organización para
presentarles la propuesta que junto a otros dos profesores deseaban implementar. “Cristhian nos comentó que sería increíble tener un chatbot para estudiantes de quinto de secundaria de las zonas rurales de Piura y Cajamarca, pues estas presentaban el mismo problema de escasa conectividad que encontramos en San Martín”, recuerda Almendra. La problemática señalada por los docentes concuerda con las cifras halladas en un estudio realizado por el INEI en el año 2020. La investigación reveló que solo el 5,9% de hogares en zonas rurales contaba con servicio a internet y que quienes podían acceder a este servicio, en su mayoría, lo hacían a través de sus teléfonos celulares. Esta fue una de las razones por las que el equipo decidió utilizar WhatsApp para llevar a cabo el proyecto, además de aprovechar que este aplicativo es uno de los más utilizados por los estudiantes en sus momentos de conectividad, según señaló el docente Amadeo Alvinez durante el lanzamiento del chatbot.
Diciembre, 2021 Gabriela, cofundadora de Conectar Para Actuar, cuenta cómo esta organización se unió al proyecto. “Cuando nos reunimos con Cristhian, Amadeo y Edilberto, y vimos cuán comprometidos estaban con su propuesta, no la pensamos mucho para involucrarnos. De esta manera formamos un equipo interdisciplinario. Mientras que los docentes se encargaban de los contenidos pedagógicos, nosotras nos hacíamos cargo de los temas de innovación. Así es como nace ProfeChat”.
ProfeBot ha procurado que su contenido vaya asociado a lo que plantea el Currículo Nacional de Educación. El equipo creador está conformado por los docentes Cristhian Bautista (Ayabaca, Piura), Amadeo Alvinez (Huancabamba, Piura) y Edilberto Rojas (Cajamarca), además de las seis fundadoras de Conectar Para Actuar: las sociólogas Almendra Orbegoso y Gabriela Arrunátegui; las comunicadoras para el desarrollo Alexa Beraún, María José Arguedas y Ana Paula Simon; y la ingeniera civil Berenice Tejada. ¿Cómo se accede a ProfeChat? Los interesados pueden acceder al chatbot escribiendo por WhatsApp al número 927 015 880. Este se encuentra disponible durante todo el día, por lo que puede adaptarse a los horarios y necesidades de cada estudiante, dado que muchos ayudan a sus familias en las tareas del hogar o en labores del campo. Respecto a las características de ProfeChat, Amadeo Alvinez resaltó lo siguiente en la presentación del proyecto: “Hemos procurado que ProfeChat vaya asociado a lo que plantea el Currículo Nacional de Educación. Por ello, se ha buscado diversificar las actividades propuestas y contextualizar las situaciones que presentan los ejercicios según la realidad del área rural. Además, el valor agregado del proyecto es que se ofrecen fichas de estudio llamativas para que los chicos se emocionen. Durante el testeo de la herramienta obtuvimos muy buenos comentarios de parte de los estudiantes. Ello nos llevó a
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continuar con esta idea, cuya misión no es reemplazar al docente, sino ser un respaldo para la labor de este”. Una vez que se escribe en el chat, este generará una serie de respuestas automáticas dentro de las cuales se encuentra un menú de opciones para que el estudiante pueda acceder al contenido que desee. Los módulos destinados a los alumnos son dos: Matemáticas y Tutoría para estudiantes. En el primero encontrarán temas de aritmética, álgebra, geometría y estadística; mientras que en el segundo, temas de desarrollo personal.
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Metas a futuro Almendra resalta que, en la actualidad, el equipo interdisciplinario de ProfeChat está compuesto por docentes, sociólogas y comunicadores para el desarrollo, grupo interdisciplinario. El esfuerzo de todos y de Conectar Para Actuar está centrado en ProfeChat, dados los resultados de aprendizaje que se vienen observando y los objetivos a futuro planeados por quienes conforman el proyecto y lo han visto crecer en conjunto con el público final.
“Nosotros continuamos trabajando para contribuir y ayudar a las personas más vulnerables”.
Finalmente, el tercer módulo se denomina Orientación para madres y padres. Esta sección, destinada a los padres de familia, ofrece fichas informativas sobre temas de relevancia en el desarrollo y aprendizaje de los chicos.
Ella comenta que les gustaría que esta herramienta pudiese llegar a muchas más escuelas, docentes y estudiantes de distintas partes del país.
Respecto al último módulo, Gabriela resalta lo siguiente: “En las zonas rurales muchos de los padres no han terminado la secundaria o incluso la primaria. Por ello es muy complicado que puedan ayudar a sus hijos en las tareas escolares. Hay muchas investigaciones que demuestran que los padres tienen gran incidencia en la continuidad de los estudios de sus hijos. Al ser actores claves, queríamos que ellos también pudieran involucrarse en la educación remota e informarles, a través de las fichas, por qué es importante que sus hijos continúen con sus estudios”.
“Nosotros continuamos trabajando para contribuir y ayudar a las personas más vulnerables, mujeres y niños en específico y familias que no pueden acceder a los recursos básicos, como la educación. En las zonas rurales, la educación siempre ha estado muy abandonada y olvidada, y con esta pandemia las brechas se han agudizado aún más. Entonces, si podemos apoyar a jóvenes y docentes rurales que están pidiendo ayuda, vamos a hacerlo con todo el ánimo y disposición del equipo con el llevamos el proyecto día a día”, concluye Gabriela.
Una ficha de Matemática en la que se muestra un ejercicio contextualizado.
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Miss Ale y sus colegas atienden a los niños que reciben clases presenciales por primera vez en el 2021. EDUCACIÓN INICIAL
Los primeros pasitos de la educación semipresencial
Escribe: Mayralejandra Aguirre
Fotos: Instagram @aprendiendoconmissale
Jugar sin poder tocarse ni abrazarse, sonrisas siempre ocultas por una mascarilla y alcohol en la cartuchera: la nueva normalidad de las aulas escolares en la primera infancia.
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espués de casi dos años de educación virtual, 16 colegios de la ciudad de Lima volvieron a abrir sus puertas para recibir a los alumnos de los tres niveles educativos: inicial, primaria y secundaria. En la siguiente nota, Alessandra Mitterhofer (27), licenciada en Educación inicial de la Universidad Femenina del Sagrado Corazón y actual docente de kindergarten de una de las instituciones particulares que ha empezado a brindar clases semipresenciales, nos cuenta cómo es el comportamiento y la actitud de los niños ante la nueva normalidad, así como los nuevos desafíos que afrontarán en el primer nivel educativo. El viernes 17 de septiembre, Alessandra conoció a sus alumnos de cinco años de forma presencial bajo los protocolos establecidos por la institución: distanciamiento social, lavado constante de manos y uso obligatorio de mascarilla. Se trata de un retorno voluntario donde cada padre, si decide mandar a su hijo, se compromete a que su pequeño cumpla con las medidas de bioseguridad. Este es uno de los principales mo-
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tivos por el que muchos padres no estarían de acuerdo en el retorno a las actividades escolares. Son temores comprensibles, pero se pueden disipar con una convincente explicación de las profesoras. “Los niños se adaptan a los cambios. Sí, es cierto que a algunos les choca más, pero dentro de todo logran aceptar el cambio”, sostiene la docente.
Miss Ale en clases remotas de arte.
Los alumnos del nivel inicial ya han interiorizado casi todos los protocolos sanitarios. Lo único a lo que aún no se acostumbran es al distanciamiento social. Si bien se saludan con el puño, todavía no se acostumbran a mantener distancia de sus compañeros. “Tenemos que estar atentos a que respeten la distancia porque cuando ven a sus compañeros todavía permanecen las ganas de abrazar”, cuenta la licenciada en Educación. Bajo la supervisión de sus maestras y auxiliares, los niños se están empezando a adaptar a las nuevas medidas de seguridad que definitivamente serán parte del regreso a clases en el 2022. El inicio de clases presenciales, no solo ha demostrado que los alumnos de este nivel son capaces de respetar los protocolos. También ha puesto en evidencia los cambios en la actitud y el comportamiento de los alumnos de la primera infancia. Esto como consecuencia de las clases virtuales durante un periodo tan prolongado.
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Uno de los cambios más marcados, que se va a evidenciar en las futuras promociones, es la motricidad fina, facultad que permite desarrollar la destreza manual y coordinación visomotora. Esta es necesaria para que el niño logre desarrollar tareas cotidianas como cortar, colorear o escribir. Sin embargo, debido a la virtualidad, los niños no han podido realizar la misma cantidad de ejercicios de motricidad fina que solían hacer en las aulas. Por ello, los cambios son notorios. “Ahora muchos niños ya no quieren escribir porque se cansan de hacer trazos. Incluso, algunos no saben cómo agarrar la tijera”, menciona Alessandra. De esta manera, el rendimiento académico en algunos alumnos de este nivel académico ha disminuido considerablemente. No obstante, si bien no todos han alcanzado los objetivos propuestos, se puede rescatar que los niños que han tenido el apoyo de sus padres sí pudieron superar las metas. “Una de las causas principales del bajo rendimiento académico en niños de esta etapa escolar es la falta de apoyo de los padres”, señala la entrevistada. La gran mayoría de niños no logra trabajar si no recibe ayuda u orientación, así que la presencia de un padre
Miss Ale publica en su Instagram.
Celebrando con manualidades el regreso a clases. Composición: Miss Ale.
o adulto que los acompañe y motive en el proceso de aprendizaje es muy importante. Este acompañamiento debe continuar en el progresivo retorno a clases presenciales, sobre todo en el caso de los alumnos con bajo rendimiento académico, ya que van a ser los más afectados al no estar al mismo nivel que sus demás compañeros. La estabilidad emocional es otro desafío para la educación inicial. Al igual que los adultos, los niños están estresados debido a que las clases virtuales se prolongaron durante dieciocho meses. Sin embargo, en este caso existe también un factor adicional: los padres. No todos los padres de familia tienen paciencia para ayudar a sus hijos con las tareas, por ello el proceso de aprendizaje se puede volver un poco tenso. Esto debilita la relación padre-hijo. Asimismo, puede generar trastornos de ansiedad que alteran la capacidad de los estudiantes para participar durante las clases y en los juegos que transcurren en ellas. “La educación virtual ha afectado la salud mental de los niños. Será necesario que se les brinde apoyo emocional en el colegio”, explica la profesora de kinder. Para ello, todas las instituciones educativas tienen que contar con psicólogos que puedan brindar terapias a los alumnos. En el caso de los niños, estas se dan por medio del juego, ya que es durante este espacio en el
que se sienten más cómodos para hablar sobre lo que les sucede. Las habilidades sociales también se han visto perjudicadas. Durante la primera infancia la socialización es vital, no solo porque fomenta vínculos entre los pequeños, sino que también incentiva el uso del lenguaje, el aprendizaje y a manifestar emociones.
“Una de las causas del bajo rendimiento académico en niños es la falta de apoyo de los padres.” Desgraciadamente, en las clases virtuales ellos no podían interactuar con los demás, ya que, si bien se hacían dinámicas de integración, la cantidad de alumnos no permitía que se realice de forma óptima. “Se toman turnos para que todos puedan expresarse, pero esto no reemplaza el hecho de que a esta edad es importante el juego tanto para la interacción como para el trabajo en equipo”, comenta la licenciada. Más de año y medio de educación virtual ha traído consecuencias que se están empezando a manifestar con el progresivo retorno a las aulas, como el bajo rendimiento académico o el retraso del aprendizaje. Se necesita, por eso, prestar mayor atención a la educación inicial en el Perú.
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Transformando Futuros
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